Absceso Periodontal
Absceso
Absceso Encefálico
Absceso Hepático
Absceso Abdominal
Absceso Pulmonar
Absceso Epidural
Absceso del Psoas
Absceso Hepático Amebiano
Absceso Piógeno Hepático
Enfermedades Periapicales
Enciclopedias como Asunto
Periodontitis Periapical
Tejido Periapical
Granuloma Periapical
Absceso Periapical
Un absceso periodontal es una acumulación de pus que se forma en los tejidos profundos que rodean y soportan los dientes, conocidos como el periodonto. Este tipo de infección suele ser causada por bacterias que se introducen en el periodonto a través de caries profundas o fisuras en los dientes, o bien, como consecuencia de una enfermedad de las encías (periodontitis).
Los síntomas más comunes del absceso periodontal incluyen dolor intenso y continuo en la zona afectada, sensibilidad al tacto y al calor, encía roja e hinchada, mal sabor o mal aliento, y, en algunos casos, fiebre y ganglios linfáticos inflamados. El tratamiento suele consistir en la eliminación de la infección mediante una limpieza dental profunda y, si es necesario, la extracción del diente afectado. También se pueden recetar antibióticos para ayudar a combatir la infección. Es importante tratar el absceso periodontal de manera oportuna y adecuada para prevenir daños mayores en los tejidos que soportan los dientes y evitar la propagación de la infección a otras partes del cuerpo.
Un absceso es una acumulación de pus que se forma en respuesta a una infección bacteriana, por lo general como resultado de la multiplicación y diseminación de bacterias en el tejido. Se caracteriza por tener un centro necrótico rodeado de glóbulos blancos inflamatorios, especialmente neutrófilos, y una pared formada por tejido conectivo y epitelio.
Los abscesos pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en la piel y los tejidos blandos. Los síntomas pueden incluir enrojecimiento, hinchazón, dolor e inflamación localizados, fiebre y malestar general.
El tratamiento de un absceso suele requerir drenaje quirúrgico o mediante incisión y drenaje, seguido de antibióticos para tratar la infección subyacente. En algunos casos, el absceso puede resolverse por sí solo sin tratamiento médico si el sistema inmunológico del cuerpo es capaz de combatir la infección y drenar el pus. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el tratamiento médico es necesario para prevenir complicaciones y promover una recuperación más rápida.
Un absceso encefálico es una acumulación localizada de pus dentro del tejido cerebral, causada generalmente por la infección y multiplicación de bacterias u hongos en el cerebro. Esto puede ocurrir como resultado de una infección que se disemina desde otra parte del cuerpo o como consecuencia de una infección directa en el cerebro, por ejemplo, después de una lesión traumática o quirúrgica.
Los síntomas más comunes incluyen dolor de cabeza, fiebre, confusión, convulsiones, debilidad en un lado del cuerpo y trastornos visuales. El tratamiento generalmente implica antibióticos o antifúngicos para eliminar la infección, junto con procedimientos quirúrgicos para drenar el pus acumulado. Si no se trata a tiempo, un absceso encefálico puede causar daño cerebral severo e incluso la muerte.
Un absceso hepático es una acumulación de pus en el hígado, generalmente como resultado de una infección. Puede ser causado por bacterias, parásitos o incluso por la propagación de una infección desde otra parte del cuerpo. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos. El diagnóstico generalmente se realiza mediante análisis de sangre, ecografías o tomografías computarizadas. El tratamiento suele implicar antibióticos para combatir la infección y posiblemente drenaje quirúrgico del absceso. Es importante buscar atención médica si se sospecha un absceso hepático, ya que puede causar complicaciones graves si no se trata adecuadamente.
Un absceso abdominal es una acumulación de pus que se forma en el abdomen como resultado de una infección. Se produce cuando los tejidos se infectan y mueren, lo que atrae a las células blancas de la sangre (glóbulos blancos) para combatir la infección. Con el tiempo, estas células muertas y los fluidos corporales forman una masa enferma llena de pus.
Los abscesos abdominales pueden ocurrir en cualquier parte del abdomen y pueden variar en tamaño desde pequeños a grandes. Pueden ser superficiales, cerca de la pared abdominal, o profundos, dentro de los órganos abdominales o en el espacio entre ellos.
Los síntomas más comunes de un absceso abdominal incluyen dolor abdominal intenso y repentino, fiebre alta, náuseas, vómitos y pérdida de apetito. El tratamiento generalmente implica cirugía para drenar el absceso y antibióticos para tratar la infección subyacente. Si no se trata, un absceso abdominal puede ser una afección grave y potencialmente mortal.
Un absceso pulmonar es una acumulación de pus en el tejido pulmonar, generalmente como resultado de una infección bacteriana. Se forma cuando las glándulas blancas, conocidas como leucocitos, combaten la infección y causan inflamación en los alvéolos (los sacos de aire en los pulmones donde ocurre el intercambio de gases). Esta inflamación puede causar la formación de tejido necrótico (muerto) que se llena de líquido y células muertas, formando un absceso.
Los síntomas más comunes de un absceso pulmonar incluyen tos productiva con flema amarillenta o verdosa, fiebre, sudoración nocturna, dolor en el pecho, dificultad para respirar y pérdida de apetito y peso. El diagnóstico generalmente se realiza mediante una radiografía de tórax o una tomografía computarizada (TC) del tórax.
El tratamiento suele implicar la administración de antibióticos para tratar la infección subyacente, y en algunos casos, se puede requerir drenaje quirúrgico del absceso. La fisioterapia respiratoria también puede ser útil para ayudar a expandir los pulmones y eliminar las secreciones.
Los factores de riesgo para desarrollar un absceso pulmonar incluyen el tabaquismo, el consumo de alcohol en exceso, la enfermedad pulmonar crónica, la aspiración de contenido gástrico y la inmunosupresión.
Un absceso epidural es una complicación médica grave que involucra la formación de una acumulación de pus (un absceso) en el espacio epidural, que es el área entre la duramadre, la membrana más externa que rodea el cerebro y la médula espinal, y el hueso del cráneo o de la columna vertebral.
Este espacio contiene tejido graso, vasos sanguíneos y nervios raquídeos. Cuando se forma un absceso en este espacio, puede comprimir los nervios raquídeos y las estructuras vasculares circundantes, lo que puede causar dolor intenso, debilidad muscular, parálisis, pérdida de sensibilidad y, en casos graves, insuficiencia respiratoria o septicemia.
Los abscesos epidurales pueden ser causados por bacterias que ingresan al espacio epidural a través de una infección en la piel, los huesos o los tejidos blandos circundantes, o por la diseminación hematógena (por vía sanguínea) desde otra parte del cuerpo. Los factores de riesgo incluyen procedimientos quirúrgicos espinales recientes, infecciones sistémicas, uso de drogas intravenosas y trastornos del sistema inmunológico.
El tratamiento suele requerir cirugía para drenar el absceso y antibióticos para tratar la infección subyacente. El pronóstico depende de la gravedad de la infección, la ubicación del absceso y la rapidez con que se reciba el tratamiento. Si no se trata a tiempo, un absceso epidural puede causar daño permanente a los nervios raquídeos y otras estructuras circundantes, e incluso poner en peligro la vida del paciente.
Un absceso del psoas, también conocido como absceso retroperitoneal iliopsoas, es una acumulación de pus que ocurre en el músculo iliopsoas, que se encuentra en la región posterior del abdomen. Este tipo de absceso puede ser causado por diversas afecciones, como infecciones bacterianas que se diseminan desde los tejidos vecinos, como la vejiga, el intestino grueso o el hígado, o por la propagación de bacterias desde una fuente más distante, como endocarditis o pulmonía.
Los síntomas del absceso del psoas pueden incluir dolor abdominal o lumbar intenso y prolongado, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos. La presencia de un absceso del psoas puede llevar a complicaciones graves, como la sepsis o la diseminación de la infección a otras partes del cuerpo.
El diagnóstico de un absceso del psoas generalmente se realiza mediante estudios de imagenología avanzada, como tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. El tratamiento suele requerir la drenaje quirúrgico del absceso y la administración de antibióticos para tratar la infección subyacente. En algunos casos, se puede realizar un drenaje percutáneo con aguja guiada por imagenología en lugar de una cirugía abierta.
Es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha la presencia de un absceso del psoas, ya que el retraso en el tratamiento puede llevar a complicaciones graves y potencialmente mortales.
Un absceso hepático amebiano es una complicación médica causada por la invasión y destrucción de tejidos del parásito Entamoeba histolytica en el hígado. Este parásito normalmente vive en el intestino, pero en algunos casos puede invadir los tejidos circundantes y causar infecciones graves.
El absceso hepático amebiano se presenta como una masa dolorosa y suave en el hígado, llena de pus. Los síntomas pueden incluir fiebre alta, dolor abdominal intenso, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y sudoración excesiva. En casos graves, el paciente puede presentar ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) y anemia.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagenología como ecografías o tomografías computarizadas, así como análisis de sangre y heces para detectar la presencia del parásito. El tratamiento suele incluir medicamentos antibióticos y antiamebianos, así como drenaje quirúrgico del absceso en casos graves o cuando no responde al tratamiento médico.
Es importante mencionar que la infección por Entamoeba histolytica se adquiere principalmente a través de la ingesta de agua o alimentos contaminados con heces humanas, especialmente en países en desarrollo con malas condiciones sanitarias. Por lo tanto, es fundamental mantener una buena higiene personal y alimentaria para prevenir esta infección.
Un absceso piógeno hepático es una acumulación de pus en el hígado, generalmente como resultado de una infección. Estos abscesos pueden ser causados por bacterias, parásitos o, raramente, por hongos. Los abscesos piógenos hepáticos pueden variar en tamaño y número, y suelen presentarse con síntomas no específicos como dolor abdominal, fiebre, náuseas, vómitos y pérdida de apetito. El diagnóstico se realiza mediante estudios de imagen, como ecografías o tomografías computarizadas, y análisis de laboratorio. El tratamiento suele incluir antibióticos y drenaje del absceso, que puede realizarse mediante procedimientos invasivos o guiados por imagen. Si no se trata, un absceso piógeno hepático puede causar complicaciones graves, como septicemia o insuficiencia hepática.
Las enfermedades periapicales son condiciones patológicas que afectan los tejidos periapicales, que son los tejidos situados alrededor del ápice de la raíz de un diente. Estos tejidos incluyen el ligamento periodontal, el hueso alveolar y el cemento.
Hay dos tipos principales de enfermedades periapicales: la periodontitis apical crónica y la periodontitis apical aguda.
La periodontitis apical crónica es una inflamación lenta y gradual de los tejidos periapicales, a menudo como resultado de una infección bacteriana que se ha extendido desde la pulpa dental necrosada (el tejido blando dentro del diente) hasta el ápice de la raíz. Los síntomas pueden ser leves o incluso ausentes durante mucho tiempo, pero con el tiempo puede producirse una lesión quística o granulomatosa en el hueso alveolar.
Por otro lado, la periodontitis apical aguda es una inflamación aguda y dolorosa de los tejidos periapicales que suele ser el resultado de una infección bacteriana reciente o una irritación traumática. Los síntomas pueden incluir dolor intenso, hinchazón, sensibilidad al tacto y fiebre leve.
El tratamiento de las enfermedades periapicales generalmente implica la endodoncia (tratamiento de conducto) del diente afectado, que implica la eliminación de los tejidos necróticos y la desinfección del sistema de conductos radiculares. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía endodóntica adicional para eliminar la lesión periapical y promover la curación de los tejidos.
No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.
Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.
Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".
La periodontitis periapical es una enfermedad inflamatoria destructiva que afecta los tejidos periapicales (los tejidos alrededor del ápice de la raíz del diente), generalmente como resultado de una infección bacteriana originada en la pulpa dental necrosada. Es un tipo de periodontitis que se desarrolla a partir de una endodoncia no tratada o mal manejada, donde las bacterias y sus productos tóxicos migran desde el sistema de conductos radiculares hacia los tejidos periapicales.
La inflamación puede causar la destrucción del ligamento periodontal y hueso alveolar circundante, resultando en un gran defecto periodontal conocido como granuloma o granuloma apical y, en etapas más avanzadas, un quiste apical. Los síntomas pueden incluir dolor dental, sensibilidad al tacto y a los estímulos térmicos, así como la formación de un absceso dental con hinchazón y supuración en casos graves. El tratamiento generalmente implica la terapia de conductos radiculares (endodoncia) para eliminar la infección y, en algunos casos, la cirugía periodontal si hay defectos extensos en los tejidos periapicales.
El tejido periapical en medicina dental se refiere al tejido situado alrededor del ápice o punta de la raíz de un diente. Más específicamente, incluye el ligamento periodontal, el hueso alveolar y el cemento adyacente a la raíz del diente. La inflamación o infección de este tejido se conoce como periodontitis apical o granuloma periapical, lo que puede llevar a la formación de un absceso dental si no se trata.
Un granuloma periapical es una lesión inflamatoria crónica que se forma en el tejido periapical (el tejido que rodea la punta de la raíz del diente) como resultado de una infección bacteriana que se ha extendido desde la pulpa dental necrosada (el tejido blando dentro del diente). Se caracteriza por la presencia de granulomas, pequeñas masas de tejido conectivo crónicamente inflamado que contienen células inmunes y depósitos de tejido cicatricial.
La formación de un granuloma periapical comienza cuando las bacterias presentes en la pulpa dental necrosada invaden los tejidos circundantes, lo que provoca una respuesta inflamatoria del sistema inmune. Las células inmunes, como los neutrófilos y los macrófagos, se acumulan en el sitio de la infección y liberan citocinas proinflamatorias, lo que lleva a la formación de granulomas.
Los síntomas del granuloma periapical pueden incluir dolor dental leve o agudo, sensibilidad al calor o al frío, e hinchazón o absceso en los tejidos circundantes. El tratamiento suele implicar la endodoncia, un procedimiento que elimina la pulpa dental necrosada y desinfecta el conducto radicular, seguido de un relleno del conducto con un material biocompatible para evitar una nueva infección. En algunos casos, puede ser necesaria la extracción del diente afectado.
Un absceso periapical es una complicación dental que ocurre cuando hay una infección en el tejido blando alrededor del extremo de la raíz de un diente. Esta condición generalmente se desarrolla como resultado de una caries dental profunda no tratada, que permite que las bacterias invadan el interior del diente (la pulpa) y cause una infección.
La infección puede propagarse desde la pulpa hasta el tejido periapical que rodea la raíz del diente, lo que provoca inflamación y la acumulación de pus, formando un absceso. Los síntomas comunes de un absceso periapical incluyen dolor dental intenso y persistente, sensibilidad al calor o al frío, hinchazón y enrojecimiento de las encías, mal sabor en la boca y fiebre leve.
El tratamiento de un absceso periapical generalmente implica la eliminación de la infección a través de un procedimiento llamado endodoncia o tratamiento de conducto, que consiste en eliminar el tejido pulpar infectado, desinfectar y sellar el conducto radicular del diente. En algunos casos, es posible que se necesite la extracción del diente si la infección es extensa o el daño es irreversible. El uso de antibióticos también puede ser necesario para tratar la infección y prevenir su propagación a otras partes del cuerpo.
Los Trastornos Relacionados con Sustancias, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se definen como patrones de uso de sustancias que implican malestar o deterioro clínicamente significativo en áreas sociales, laborales u otras áreas importantes de función. Estos trastornos pueden involucrar diferentes tipos de sustancias, como: alcohol, cáñamo, cafeína, fencyclidina (PCP), hallucinógenos, inhalantes, opioides, sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, estupefacientes, tabaco, estimulantes (anfetaminas, metanfetamina, cocaína, etc.), y otras sustancias o medicamentos.
Los trastornos relacionados con sustancias se clasifican en dos grupos: trastornos por intoxicación y trastornos por uso de sustancias. Los trastornos por intoxicación se refieren al desarrollo de síntomas clínicamente significativos debido directamente a la absorción de una sustancia durante o poco después del uso. Los trastornos por uso de sustancias incluyen trastornos por uso, trastornos por uso en el contexto de otros trastornos mentales, y trastornos relacionados con polisustancias.
Estos trastornos se caracterizan por diversos patrones de comportamiento, como uso continuado a pesar del daño físico o psicológico, aumento de la tolerancia, abstinencia, uso recurrente a pesar de los problemas sociales y/o laborales, y esfuerzos infructuosos por controlar o reducir el consumo. El diagnóstico se basa en una combinación de criterios conductuales, fenomenológicos y laboratorio.