Cálculos de la Vejiga Urinaria
Vejiga Urinaria
Obras Médicas de Referencia
Cálculos
Obstrucción del Cuello de la Vejiga Urinaria
Cálculos Urinarios
Urología
Procedimientos Quirúrgicos Urológicos
Cálculos Ureterales
Cálculos Renales
Cálculos Dentales
Enfermedades Metabólicas
Los cálculos de la vejiga urinaria, también conocidos como litiasis vesical, se refieren a la formación y acumulación de cálculos o piedras en la vejiga urinaria. La vejiga es un órgano hueco situado en la pelvis que almacena la orina antes de ser excretada del cuerpo. Los cálculos pueden formarse a partir de sales minerales y ácidos en la orina que se cristalizan y endurecen con el tiempo.
Los cálculos de la vejiga pueden causar diversos síntomas, como dolor o ardor al orinar, micción frecuente o urgente, sangre en la orina, dolor pélvico o abdominal bajo, y dificultad para vaciar por completo la vejiga. En algunos casos, los cálculos pueden ser asintomáticos y descubrirse durante exámenes de rutina.
El tratamiento de los cálculos de la vejiga depende del tamaño, número y localización de las piedras, así como de la gravedad de los síntomas. En algunos casos, se pueden eliminar mediante procedimientos no quirúrgicos, como el uso de ondas de choque o litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC). Sin embargo, si las piedras son demasiado grandes o causan complicaciones, puede ser necesaria una cirugía para extraerlas.
Es importante recibir atención médica si se sospecha la presencia de cálculos en la vejiga urinaria, ya que pueden aumentar el riesgo de infecciones del tracto urinario y causar daños a los riñones o a la vejiga si no se tratan adecuadamente. Además, es recomendable beber suficiente agua y mantener una dieta saludable para prevenir la formación de cálculos en el futuro.
La vejiga urinaria, en términos médicos, es un órgano hueco muscular flexible localizado en la pelvis. Es parte del sistema urinario y su función principal es almacenar la orina producida por los riñones hasta que sea apropiado orinar. La vejiga tiene una capacidad variable, pero típicamente puede contener hasta aproximadamente 500 ml de orina. Cuando se llena, envía señales al cerebro a través de nervios para indicar que es hora de vaciarla, lo que ocurre mediante un proceso llamado micción. Durante la micción, los músculos de la vejiga se contraen para expulsar la orina mientras los músculos del esfínter uretral se relajan para permitir el flujo de orina hacia afuera a través de la uretra.
Las Obras Médicas de Referencia (OMR) se definen como "una colección de información autorizada y extensamente revisada sobre los estados de salud y enfermedad, las prácticas clínicas y los procedimientos quirúrgicos, los exámenes diagnósticos, los fármacos y otros agentes terapéuticos, y los factores de riesgo y pronóstico". Estas obras son utilizadas por profesionales médicos para tomar decisiones clínicas informadas y brindar atención médica de alta calidad a sus pacientes.
Las OMR suelen ser compilaciones en línea o impresas de artículos médicos, revisiones sistemáticas, directrices clínicas, estudios de investigación y otros recursos confiables y basados en evidencia. Algunos ejemplos comunes de OMR incluyen la Biblioteca Cochrane de Revisiones Sistemáticas, los Lineamientos Clínicos y las Directrices de Práctica Clínica del Instituto Nacional para la Excelencia en Salud y Atención (NICE), y el Manual Merck de Medicina Interna.
Las OMR son importantes porque ayudan a garantizar que los profesionales médicos estén utilizando las últimas pruebas y evidencias disponibles para informar sus decisiones clínicas. También pueden ayudar a reducir la variabilidad en la atención médica, mejorar la calidad de la atención y promover mejores resultados para los pacientes.
En la medicina, los cálculos son depósitos sólidos y generalmente pequeños de minerales y sales que se forman en los tejidos y fluidos del cuerpo. También se les conoce como "piedras" o "concreciones". Se pueden desarrollar en varios órganos, incluyendo los riñones (cálculos renales), la vejiga (cálculos vesicales), las vías biliares (cálculos biliares) y la vesícula biliar (cálculos vesiculares).
La formación de cálculos puede ocurrir como resultado de una variedad de factores, incluyendo desequilibrios químicos en el cuerpo, infecciones, dieta inadecuada, estilo de vida sedentario y anomalías congénitas. Los síntomas asociados con los cálculos pueden variar dependiendo del tamaño y la ubicación del cálculo, pero generalmente incluyen dolor intenso e intermitente en el costado o la parte inferior del abdomen, náuseas, vómitos y micciones frecuentes o dolorosas.
El tratamiento de los cálculos depende del tamaño, la ubicación y los síntomas asociados con ellos. Los cálculos más pequeños pueden pasar naturalmente a través del sistema urinario o digestivo sin causar daño. Sin embargo, los cálculos más grandes o problemáticos pueden requerir procedimientos médicos invasivos, como la litotripsia (ondas de choque que se utilizan para descomponer el cálculo en fragmentos más pequeños) o la cirugía.
La prevención de los cálculos puede implicar cambios en la dieta y el estilo de vida, como beber mucha agua, limitar el consumo de alimentos altos en oxalatos (como las espinacas y las nueces), reducir el consumo de sal y grasas saturadas y aumentar la actividad física.
Lo siento, pero "Historia Medieval" no es un término médico. La Historia Medieval se refiere a un período histórico que abarca desde el final del Imperio Romano de Occidente, usualmente fechado en 476 d. C., hasta el comienzo del Renacimiento a fines del siglo XV. También es conocido como la Edad Media. No hay ninguna relación con el campo médico o la práctica clínica.
La obstrucción del cuello de la vejiga urinaria, también conocida como estenosis del cuello vesical, es una afección médica en la cual el lumen o conducto de salida de la vejiga urinaria se estrecha o bloquea. Esta condición puede ser congénita o adquirida. La causa más común de obstrucción del cuello vesical adquirido es el resultado de una inflamación, cicatrización o crecimiento anormal del tejido que rodea la vejiga, como resultado de una cirugía previa, radioterapia, infecciones recurrentes o enfermedades como cáncer.
Los síntomas pueden incluir dificultad para orinar, flujo urinario débil o intermitente, micción frecuente, dolor o ardor al orinar, incontinencia urinaria y, en casos graves, insuficiencia renal. El diagnóstico generalmente se realiza mediante una evaluación urológica que puede incluir ecografías, radiografías, uretrografía retrograda o citoscopias. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir medicamentos, dilataciones o cirugía para corregir el estrechamiento.
Los cálculos urinarios, también conocidos como piedras en el riñón o nefrolitiasis, son depósitos sólidos de sales y minerales que se forman en uno o más sitios del sistema urinario, que incluye los riñones, uréteres, vejiga e uretra.
Estos depósitos pueden variar en tamaño, desde pequeños granos de arena hasta piedras del tamaño de una pelota de golf. Los cálculos se forman cuando hay un exceso de ciertas sustancias en la orina, como el oxalato, calcio, ácido úrico o fosfato. Estas sustancias pueden cristalizar y unirse para formar una piedra.
Los síntomas más comunes de los cálculos urinarios incluyen dolor intenso en la espalda baja o en el costado, náuseas, vómitos, fiebre y escalofríos, sangre en la orina y micción frecuente o urgente. El tratamiento depende del tamaño y la ubicación de los cálculos. Los cálculos pequeños pueden pasar por sí solos con el aumento de la ingesta de agua y el uso de medicamentos para aliviar el dolor. Sin embargo, los cálculos más grandes pueden requerir cirugía o procedimientos médicos no quirúrgicos para su eliminación.
La prevención de los cálculos urinarios implica beber mucha agua, mantener una dieta saludable y equilibrada, limitar el consumo de alimentos altos en oxalato y sodio, y tomar medidas para reducir el riesgo de infecciones del tracto urinario. Si tiene antecedentes de cálculos urinarios, es importante seguir las recomendaciones de su médico para prevenir la recurrencia.
Las neoplasias de la vejiga urinaria se refieren a crecimientos anormales y no controlados de células en la vejiga, un órgano hueco del sistema urinario que almacena la orina antes de ser excretada del cuerpo. Estos crecimientos pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos).
Las neoplasias benignas de la vejiga incluyen, entre otras, los pólipos adenomatosos y los leiomiomas. Por lo general, no invaden los tejidos circundantes ni se diseminan a otras partes del cuerpo, aunque pueden causar problemas si crecen lo suficiente como para obstruir el flujo de orina o irritar la vejiga.
Las neoplasias malignas de la vejiga, por otro lado, se conocen comúnmente como cánceres de vejiga y pueden ser de varios tipos, siendo el carcinoma urotelial (o transicional celular) el más frecuente. Este tipo de cáncer se desarrolla a partir de las células que recubren el interior de la vejiga. Otras formas menos comunes de cáncer de vejiga incluyen carcinoma de células escamosas, adenocarcinoma y sarcoma.
El cáncer de vejiga puede ser superficial (confinado a la capa más interna de la vejiga) o invasivo (extendiéndose a través de las paredes de la vejiga hasta llegar a los tejidos circundantes y, potencialmente, diseminándose a otros órganos). El pronóstico y el tratamiento dependen del tipo y grado de cáncer, así como de si se ha extendido más allá de la vejiga.
Los factores de riesgo asociados con el desarrollo de neoplasias malignas de la vejiga incluyen el tabaquismo, la exposición a ciertos productos químicos en el lugar de trabajo, una dieta rica en grasas y pobre en frutas y verduras, y la historia de infecciones del tracto urinario. Las personas con antecedentes familiares de cáncer de vejiga también pueden tener un riesgo ligeramente mayor de desarrollar esta afección.
La urología es una rama de la medicina que se especializa en el diagnóstico, tratamiento y manejo de las enfermedades del sistema urinario tanto en hombres como en mujeres. También se ocupa de los órganos reproductivos masculinos. Los órganos y estructuras que abarca incluyen los riñones, los uréteres, la vejiga, la uretra, el cuello de la vejiga, la próstata, los testículos, los epidídimos, los vasos dérmicos y los músculos esqueléticos del piso pélvico.
Las condiciones comunes tratadas por un urólogo incluyen cálculos renales, infecciones del tracto urinario, hipertrofia de la próstata, cáncer de vejiga, riñón o próstata, y trastornos de la función sexual. Los procedimientos comunes realizados por los urólogos incluyen cirugías para extirpar tumores, realizar reconstrucciones urológicas, colocar stents y catéteres, y realizar biopsias prostáticas.
La formación de un urólogo generalmente implica cuatro años de escuela de medicina seguidos de una residencia de seis años en cirugía general y urología. Algunos urólogos pueden optar por especializarse aún más con una beca adicional en áreas como oncología urológica, reconstrucción urológica o andrología.
Los procedimientos quirúrgicos urológicos se refieren a los diferentes tipos de cirugías realizadas en el sistema urinario y los órganos reproductivos masculinos. Estos procedimientos pueden variar desde procesos mínimamente invasivos hasta intervenciones más extensas, y son realizados por urólogos u otros especialistas médicos.
Algunos ejemplos de procedimientos quirúrgicos urológicos incluyen:
1. La cirugía de próstata, como la prostatectomía radical, que se utiliza para tratar el cáncer de próstata.
2. La cirugía renal, como la nefrectomía parcial o total, que se realiza para extirpar tumores o tejido renal dañado.
3. La cirugía de vejiga, como la cistectomía, que se utiliza para tratar el cáncer de vejiga.
4. La cirugía de riñón transplantado, que es necesaria para colocar un riñón donado en un paciente con insuficiencia renal.
5. La cirugía uretral, como la uretroplastia, que se realiza para corregir estrechamientos o lesiones en la uretra.
6. La cirugía de pene, como la circuncisión, que se realiza para extirpar el prepucio del pene.
7. La cirugía de testículos, como la orquiectomía, que se realiza para extirpar un testículo afectado por cáncer o trauma.
Estos procedimientos pueden ser realizados utilizando diferentes técnicas quirúrgicas, incluyendo cirugía abierta, laparoscópica y robótica asistida. La elección de la técnica dependerá del tipo de procedimiento, la gravedad de la afección y las preferencias del paciente y del médico.
Los cálculos ureterales son depósitos sólidos y duros que se forman en el interior del uréter, el tubo que conecta los riñones con la vejiga. Estos depósitos están compuestos de sales y minerales que se han cristalizado en el tracto urinario. Pueden variar en tamaño, desde pequeños granos como la arena hasta guisantes o incluso más grandes.
La formación de cálculos ureterales puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo una infección del tracto urinario, deshidratación, dietas altas en proteínas y sodio, y trastornos genéticos que afectan al metabolismo de los minerales. Los síntomas más comunes asociados con los cálculos ureterales incluyen dolor intenso e intermitente en la espalda baja o en el costado, náuseas y vómitos, micción frecuente y dolorosa, y sangre en la orina.
El tratamiento de los cálculos ureterales depende del tamaño y la ubicación del cálculo, así como de la gravedad de los síntomas. En algunos casos, se pueden pasar naturalmente a través del tracto urinario con la ingesta de líquidos adicionales y el uso de medicamentos para aliviar el dolor. Sin embargo, si el cálculo es grande o no puede pasar por sí solo, pueden ser necesarios procedimientos médicos o quirúrgicos, como la litotripsia extracorpórea por ondas de choque (LEC), la ureteroscopia o la nefrolitotomía percutánea.
Los cálculos renales, también conocidos como nefrolitiasis o piedras en el riñón, son pequeños depósitos sólidos compuestos de minerales y sales que se forman en uno o ambos riñones. La mayoría de los cálculos renales están compuestos de calcio, generalmente en combinación con oxalato o fosfato. Otros tipos de cálculos renales pueden contener ácido úrico, estruvita o cistina.
La formación de cálculos renales puede ocurrir cuando hay un exceso de sustancias en la orina que favorecen su formación, como el calcio, oxalato y ácido úrico, o cuando la orina está demasiado concentrada, lo que facilita la unión de estas sustancias. Los cálculos renales pueden variar en tamaño, desde pequeños granos de arena hasta pelotas del tamaño de una cereza o incluso mayor.
Los síntomas más comunes de los cálculos renales incluyen dolor intenso y repentino en la parte inferior del abdomen, el costado o la espalda, que puede irradiarse a la ingle o los genitales; náuseas y vómitos; micción frecuente y dolorosa; y hematuria (sangre en la orina). En algunos casos, los cálculos renales pueden pasar sin causar síntomas graves, pero en otros casos pueden requerir tratamiento médico, como terapia con ondas de choque o cirugía.
La prevención de los cálculos renales puede incluir beber suficiente agua para mantener la orina diluida, reducir el consumo de alimentos altos en oxalato y sodio, y evitar el uso de medicamentos que aumenten el riesgo de formación de cálculos renales. En algunos casos, se pueden recetar medicamentos para reducir el riesgo de recurrencia de los cálculos renales.
Las Enfermedades de la Vejiga Urinaria (EVU) se refieren a un grupo diverso de trastornos y condiciones que afectan la vejiga urinaria, una estructura hueca muscular del sistema urinario que almacena la orina antes de ser excretada del cuerpo. Las EVU pueden variar desde infecciones simples hasta afecciones más complejas que involucran anomalías congénitas, enfermedades inflamatorias, trastornos neurológicos y cánceres.
Algunas de las condiciones comunes que se consideran EVU incluyen:
1. Infecciones de la vejiga (Cistitis): Son infecciones bacterianas de la vejiga urinaria. Los síntomas pueden incluir dolor o ardor al orinar, micción frecuente y urgencia urinaria.
2. Piedras en la vejiga: Se forman cuando los minerales en la orina se concentran y cristalizan, formando pequeños guijarros duros dentro de la vejiga. Los síntomas pueden incluir dolor intenso en la parte inferior del abdomen, micción frecuente y dolor al orinar.
3. Cáncer de vejiga: Es un crecimiento anormal y descontrolado de células cancerosas en la vejiga urinaria. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor o ardor al orinar y micción frecuente.
4. Incontinencia urinaria: Es la pérdida involuntaria de orina. Puede ser causada por diversos factores, incluyendo debilidad muscular, daño nervioso o problemas estructurales en la vejiga y los músculos circundantes.
5. Síndrome de vejiga hiperactiva: Es una afección en la que los músculos de la vejiga se contraen con más frecuencia de lo normal, lo que provoca la necesidad urgente y repentina de orinar. Los síntomas pueden incluir micción frecuente, urgencia urinaria y orinar con poca cantidad.
6. Prolapso de vejiga: Ocurre cuando los músculos y ligamentos que sostienen la vejiga se debilitan o se estiran, lo que hace que la vejiga descienda desde su posición normal en la pelvis. Los síntomas pueden incluir sensación de presión o pesadez en la parte inferior del abdomen, dolor durante las relaciones sexuales y dificultad para orinar.
7. Infección urinaria: Es una infección que afecta al sistema urinario, incluyendo los riñones, la vejiga y los uréteres. Los síntomas pueden incluir dolor o ardor al orinar, micción frecuente y orina con mal olor.
8. Enfermedad intersticial de la vejiga: Es una afección crónica que causa inflamación e irritación en la vejiga, lo que provoca dolor y necesidad urgente de orinar. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal o pélvico, micción frecuente y dificultad para retener la orina.
9. Cistitis química: Ocurre cuando los productos químicos presentes en algunos alimentos, bebidas o medicamentos irritan la vejiga, lo que provoca dolor y necesidad urgente de orinar. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal o pélvico, micción frecuente y dificultad para retener la orina.
10. Tumores de vejiga: Son crecimientos anormales que se desarrollan en la vejiga y pueden ser benignos o malignos. Los síntomas pueden incluir sangre en la orina, dolor abdominal o pélvico y dificultad para orinar.
Los cálculos dentales, también conocidos como "tarro" o "sarro", son depósitos duros y porosos de sales minerales que se endurecen y adhieren a la superficie dental. Están compuestos principalmente por calcificaciones de placa bacteriana y pueden contener restos orgánicos, como células epiteliales desprendidas y glóbulos blancos.
Se forman cuando los minerales presentes en la saliva, como el calcio y el fósforo, se depositan sobre la placa dental que no ha sido eliminada adecuadamente mediante el cepillado y el uso de hilo dental. La acumulación de cálculos dentales puede provocar enfermedades periodontales, como la gingivitis y la periodontitis, ya que las bacterias que se esconden detrás de ellos producen toxinas que inflaman y dañan las encías y el tejido de soporte de los dientes.
El tratamiento de los cálculos dentales generalmente implica una limpieza profesional por parte de un dentista o higienista dental, quien utiliza instrumentos especiales para eliminar los depósitos. Para prevenir la formación de cálculos dentales, es importante mantener una buena higiene oral, cepillarse los dientes al menos dos veces al día, usar hilo dental diariamente y realizar visitas regulares al dentista para revisiones y limpiezas profesionales.
Las enfermedades metabólicas son un grupo diverso de trastornos causados por defectos genéticos o adquiridos en los procesos moleculares y bioquímicos que subyacen al metabolismo. Estos procesos incluyen la digestión y absorción de nutrientes, su transporte a través de las membranas celulares, el almacenamiento, la síntesis y descomposición de moléculas complejas, y la eliminación de los productos de desecho.
Las enfermedades metabólicas pueden afectar cualquiera de los sistemas corporales, incluyendo el sistema nervioso, el sistema cardiovascular, el sistema gastrointestinal, y el sistema endocrino. Algunos ejemplos comunes de enfermedades metabólicas son la diabetes, la enfermedad celíaca, la fenilcetonuria (PKU), y la fibrosis quística.
Estas condiciones pueden causar una variedad de síntomas, dependiendo del sistema corporal afectado. Por ejemplo, las personas con diabetes pueden experimentar aumentos en los niveles de glucosa en la sangre, mientras que aquellos con fibrosis quística pueden tener dificultades para respirar y digestionar alimentos.
El tratamiento de las enfermedades metabólicas generalmente implica una combinación de cambios en el estilo de vida, como una dieta especial y ejercicio regular, y medicamentos para controlar los síntomas y managing los trastornos subyacentes. En algunos casos, puede ser necesario un trasplante de órganos.