Tumor maligno surgido desde el epitelio de los CONDUCTOS BILIARES.
Tumores o cánceres de los CONDUCTOS BILIARES.
Conductos dentro del hígado que transportan la bilis. Incluye los canales hepáticos derecho e izquierdo aunque éstos podrían unirse fuera del hígado para conformar el canal hepático común.
Tumor benigno de los conductos biliares intrahepáticos.
Adenocarcinoma de la bifurcación del conducto hepático común. Estos tumores son generalmente pequeños, bien localizados, y rara vez producen metástasis. La revisión original de G. Klatskin fue de 13 casos y se publicó en 1965. Se pensó que era relativamente poco común, sin embargo, actualmente estos tumores parece que constituyen más de la mitad de los cánceres de los conductos biliares.
Vías externas hacia el higado para el transporte de las bilis. Estas incluyen el CONDUCTO BILIAR COMÚN y el CONDUCTO HEPÁTICO COMÚN.
Género de tremátodos hepáticos de la familia Opisthorchidae. Constituido por las siguientes especies: O. felineus, O. noverca (Amphimerus noverca), y O. viverrini. Los hospederos intermediarios son los caracoles, peces y ANFIBIOS.
Infección por tremátodos del género Opisthorchis.
Cualquier procedimiento quirúrgico realizado en el sistema biliar.
Conducto biliar predominantemente extrahepático que está formado por la unión de los conductos hepáticos derecho e izquierdo los cuales son predominantemente intrahepáticos y que a su vez se unen al conducto cístico para formar un conducto biliar común.
Enfermedad inflamatoria crónica del TRACTO BILIAR. Se caracteriza por fibrosis y endurecimiento de los sistemas ductal biliar intrahepático y extrahepático, dando lugar a la constricción del conducto biliar, COLESTASIS, y una eventual CIRROSIS BILIAR.
Tumores o cánceres de HÍGADO.
Extirpación completa o de una parte del hígado. (Dorland, 28a ed)
Afección caracterizada por la formación de CALCULOS y concresiones en los órganos huecos o conductos del cuerpo. Aparecen con más frecuencia en la vesícula biliar, riñón y tracto urinario bajo.
Infección de las vías biliares causada por el trematodo hepático CLONORCHIS SINENSIS que puede originar inflamación del árbol biliar, proliferación del epitelio biliar y fibrosis portal progresiva y a veces carcinoma de vías biliares; la del parénquima hepático puede dar lugar a alteraciones grasas y cirrosis. (Dorland, 28a ed)
Infección del hígada producida por gusanos parásitos del género FASCIOLA, como la FASCIOLA HEPATICA.
Canales que recogen y transportan la secreción biliar desde los CANALÍCULOS BILIARES, la rama más pequeña del TRACTO BILIAR en el HIGADO, a través de los pequeñoa conductos biliares, los conductos biliares fuera del higado y la VESÍCULA BILIAR para su almacenamiento.
Especie de helminto llamada comúnmente el tremátodo hepático de los carneros. Se encuentra en las vías biliares, hígado y vesícula biliar durante varias etapas del desarrollo. Los caracoles y la vegetación acuática son los hospederos intermediarios. Se ve ocasionalmente en el hombre, es más común en carneros y ganado vacuno.
Especie de tremátodos de la familia Opisthorchidae. Muchas autoridades consideran que este género pertenece a Opisthorchis. Es común en China y en otros países asiáticos. Los caracoles y los peces son sus hospederos intermediarios.
Anteriormente conocida como Siam, esta es una nación del sudeste asiático en el centro de la península de Indochina. Su capital es la ciudad de Bangkok.
Endoscopía por fibra óptica diseñada para la observación y canulación duodenal de la AMPOLLA DE VATER, con el propósito de visualizar el sistema de conductos pancreáticos y biliares por la inyección retrógrada de medio de contraste. Durante este procedimiento puede realizarse la papilotomía endoscópica (Vater) (ESFINCTEROTOMIA ENDOSCÓPICA).
Tumores o cánceres de la vesícula biliar.
Ictericia, la afección con coloración amarillenta de la piel y las membranas mucosas, que se debe al flujo irregular de BILIS en el SISTEMA BILIAR, como en la COLESTASIS INTRAHEPÁTICA, o la COLESTASIS EXTRAHEPÁTICA.
Inflamación del sistema ductal biliar (CONDUCTOS BILIARES) intrahepático, extrahepático o ambos.
Tumores o cánceres del SISTEMA BILIAR, incluyendo los CONDUCTOS BILIARES y la VESÍCULA BILIAR.
Una línea celular derivada de células de tumor cultivadas.
Antígeno glicosídico del grupo sanguíneo de Lewis sializado, se encuentra en muchos adenocarcinomas del tracto digestivo, especialmente en los tumores pancreáticos.
Extracción de líquidos o descargas desde el cuerpo, como desde una herida, úlcera o cavidad.
Predicción de las probables consecuencias de una enfermedad que se basa en las condiciones individuales y en el curso usual de la enfermedad que ha sido visto previamente en situaciones similares.
Carcinoma primario maligno de las células hepáticas epiteliales. Varía desde un tumor bien diferenciado con CELULAS EPITELIALES, dificil de distinguir de HEPATOCITOS normales a una neoplasia pobremente diferenciada. Las células pueden ser uniformes o marcadamente pleomórficas o pueden formar CELULAS GIGANTES. Se han sugerido varios esquemas de clasificación.
Técnica diagnóstica incruenta para la visualización de los CONDUCTOS PANCREÁTICOS y los CONDUCTOS BILIARES, en la que no se utilizan MEDIOS DE CONTRASTE inyectados ni rayos X. La resonancia magnética detecta con gran sensibilidad la diltación de los conductos, la estrechez biliar y las anomalías intraductales.
Un compuesto cristalino utlizxado como reactivo de laboratorio en lugar del SULFURO DE HIDROGENO. Es un potente carcinógeno hepático.
Estudios en los cuales los datos pertenecen a hechos del pasado.
Isótopos inestables de iridio que se descomponen o desintegran emitiendo radiación. Los átomos de iridio con pesos atómicos 182-190, 192 y 194-198, son isótopos radioactivos de iridio.
Prueba de diagnóstico por imagen del TRACTO BILIAR en la que se inyecta un medio de contraste (MEDIO RADIOOPACO) en el CONDUCTO BILIAR y se hacen radiografías.
La presencia de parásitos en alimentos y productos alimentários. Para la presencia de bacterias, virus y hongos en alimentos, MICROBIOLOGÍA DE ALIMENTOS está disponible.
La proporción de superviventes en un grupo por ejemplo de pacientes estudiados y seguidos en un dado periodo. La proporción de personas en un grupo específico de vivos al inicio de un intervalo de tiempo y que sobreviven al final del intervalo. É frecuentemente estudiado usando métodos de tablas de vida.
Productos moleculares metabolizados y segregados por el tejido neoplásico y que se caracterizan bioquímicamente en células o líquidos corporales. Son indicadores de la etapa del tumor y de su grado, así como utiles para monitorear la respuesta al tratamiento y para predecir las recurrencias. Muchos grupos químicos están representados, entre los que se incluyen hormonas, antígenos, aminoácidos y ácidos nucleicos, enzimas, poliaminas, y proteínas y lípidos específicos de las membranas celulares.
Malformación anatómica congénita de un conducto biliar, incluyendo la dilatación quística del conducto biliar extrahepático o del intrahepático. La clasificación se basa en el lugar y tipo de dilatación. El tipo I es el más común.
Vena gruesa y corta formada por la unión de la vena mesentérica superior y la vena esplénica.
Transferencia de una parte del hígado o del hígado entero de un humano o animal a otro.
Capacidad de las neoplasias de infiltrar y destruir activamente al tejido circundante.
Todos los procesos involucrados en el aumento del RECUENTO DE CELULAS. Estos procesos incluyen más que DIVISION CELULAR la cual es parte del CICLO CELULAR.
Evaluación que se hace para medir los resultados o consecuencias del manejo y procedimientos utilizados en la lucha contra la enfermedad con el fin de determinar la eficacia, efectividad, seguridad y viabilidad de estas intervenciones en casos individuales o en series.
Obras que contienen artículos de información sobre temas de cualquier campo del conocimiento, generalmente presentadas en orden alfabético, o una obra similar limitada a un campo o tema en especial.

Colangiocarcinoma es un tipo de cáncer que se forma en los conductos biliares, que son tubos delgados que conectan el hígado y la vesícula biliar con el intestino delgado. Los conductos biliares dentro del hígado se llaman conductos biliares intrahepáticos, y los que están fuera del hígado se llaman conductos biliares extrahepáticos. El colangiocarcinoma puede ocurrir en cualquiera de estas ubicaciones, pero la mayoría de los casos se encuentran en los conductos biliares fuera del hígado.

Los síntomas del colangiocarcinoma pueden incluir ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal, pérdida de apetito, pérdida de peso y fatiga. El diagnóstico puede ser difícil ya que los síntomas pueden ser similares a los de otras enfermedades hepáticas y biliares. Se pueden utilizar varias pruebas para diagnosticar el colangiocarcinoma, como análisis de sangre, ecografías, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas.

El tratamiento del colangiocarcinoma depende de la ubicación y la etapa del cáncer en el momento del diagnóstico. Las opciones de tratamiento pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estos. En algunos casos, cuando el cáncer no se puede extirpar mediante cirugía, se pueden utilizar procedimientos como la colocación de stents para mantener abiertos los conductos biliares y aliviar los síntomas.

El pronóstico del colangiocarcinoma depende de varios factores, como la ubicación y etapa del cáncer en el momento del diagnóstico, la edad y el estado general de salud del paciente. En general, el colangiocarcinoma es una enfermedad grave con un pronóstico relativamente pobre, especialmente si se diagnostica en etapas avanzadas. Sin embargo, algunos pacientes pueden experimentar una remisión prolongada después del tratamiento.

Las neoplasias de los conductos biliares se refieren a un crecimiento anormal y descontrolado de células en los conductos biliares, que son tubos delgados que conectan el hígado y la vesícula biliar con el intestino delgado. Estos conductos permiten que la bilis, un líquido digestivo producido por el hígado, fluya hacia el intestino delgado para ayudar en la digestión de las grasas.

Existen dos tipos principales de neoplasias de los conductos biliares: tumores benignos y malignos (cáncer). Los tumores benignos, como los adenomas y los papilomas, suelen ser menos comunes y generalmente no representan un riesgo inmediato para la vida. Sin embargo, pueden causar problemas si crecen lo suficiente como para bloquear el flujo de bilis o causar hemorragias internas.

Por otro lado, los tumores malignos o cánceres de los conductos biliares son más graves y potencialmente letales. Estos se dividen en dos categorías: carcinoma intrahepático de los conductos biliares (CIHCB) y colangiocarcinoma extrahepático (CEC). El CIHCB se origina en los conductos biliares dentro del hígado, mientras que el CEC se desarrolla en los conductos biliares fuera del hígado.

El cáncer de los conductos biliares puede ser difícil de diagnosticar y tratar debido a su localización y a la falta de síntomas específicos en las etapas iniciales. El tratamiento dependerá del tipo y del estadio del cáncer, pero puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia.

Los conductos biliares intrahepáticos son pequeños tubos dentro del hígado que recolectan la bilis, un líquido producido por el hígado que ayuda a descomponer las grasas en los alimentos. Estos conductos se unen para formar los conductos hepáticos derecho e izquierdo más grandes, los cuales luego se combinan para formar el conducto biliar común. La bilis fluye entonces a través del conducto biliar común y el duodeno (la primera parte del intestino delgado) donde ayuda en la digestión de las grasas. Los problemas con los conductos biliares intrahepáticos pueden causar ictericia, dolor abdominal y otros síntomas relacionados con la enfermedad del hígado o vías biliares.

Un adenoma de los conductos biliares es un tipo raro de tumor benigno (no canceroso) que se desarrolla en los conductos biliares, que son pequeños tubos que conectan el hígado y la vesícula biliar y permiten que la bilis fluya desde el hígado hasta el intestino delgado. Este tipo de tumor está compuesto por células glandulares anormales que se multiplican de manera descontrolada y forman un crecimiento anormal en los conductos biliares.

Aunque la mayoría de los adenomas de los conductos biliares no causan síntomas, algunos pueden crecer lo suficiente como para bloquear el flujo de bilis, lo que puede provocar ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal, náuseas y vómitos. En casos raros, un adenoma de conducto biliar puede convertirse en canceroso si no se trata.

El diagnóstico de un adenoma de conducto biliar generalmente se realiza mediante una combinación de estudios de imágenes, como ecografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas, y pruebas de función hepática. El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica del tumor y los conductos biliares afectados.

El tumor de Klatskin, también conocido como colangiocarcinoma perihilar, es un tipo específico de cáncer que se desarrolla en el sistema biliar. Más concretamente, se forma en la unión donde los conductos hepáticos derecho e izquierdo se juntan para formar el conducto colédoco común, justo antes de desembocar en el duodeno.

Este tipo de cáncer puede bloquear el flujo de bilis desde el hígado al intestino delgado, lo que puede provocar ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), picazón en la piel, orina oscura y heces de color claro. Los síntomas adicionales pueden incluir dolor abdominal, pérdida de apetito y peso, y fatiga.

El tumor de Klatskin es difícil de tratar debido a su localización anatómica y a menudo se diagnostica en etapas avanzadas. El tratamiento puede incluir cirugía para extirpar el tumor, quimioterapia y radioterapia. Sin embargo, la tasa de supervivencia a largo plazo sigue siendo baja, incluso después del tratamiento.

Los conductos biliares extrahepáticos son parte del sistema biliar, que se encarga de transportar la bilis desde el hígado y la vesícula biliar hacia el intestino delgado. Estos conductos están situados fuera del hígado (de ahí su nombre "extrahepáticos") y desempeñan un papel crucial en la digestión de las grasas.

Existen dos conductos biliares extrahepáticos principales:

1. El conducto colédoco: Es el conducto más grande y transporta la bilis desde el hígado y la vesícula biliar hacia el duodeno, que es la primera parte del intestino delgado.
2. El conducto cístico: Es un conducto más pequeño que se conecta a la vesícula biliar, almacenando y concentrando la bilis antes de ser liberada hacia el conducto colédoco durante la digestión.

Ambos conductos se unen para formar el conducto hepatopancreático común, que desemboca en el duodeno a través del esfínter de Oddi, una válvula muscular que regula el flujo de bilis y jugos pancreáticos hacia el intestino delgado.

La disfunción o enfermedad de los conductos biliares extrahepáticos puede causar diversos problemas de salud, como ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal, náuseas, vómitos e incluso infecciones. Algunas condiciones que pueden afectar a estos conductos incluyen colelitiasis (piedras en la vesícula biliar), colangitis (inflamación de los conductos biliares), cáncer de vesícula biliar o cáncer de conducto biliar.

Opisthorchis es un género de trematodos, o gusanos planos, que se clasifican dentro del grupo de los digéneos. Estos parásitos suelen infectar el hígado y las vías biliares de varios animales, incluyendo a los humanos. Las especies más comunes son Opisthorchis viverrini y Opisthorchis felineus.

La infección por estos parásitos se produce al ingerir alimentos o agua contaminados con sus cistos (formas de resistencia) presentes en peces de agua dulce crudos o mal cocidos. Una vez dentro del organismo humano, las larvas se desprenden de los cistos y migra hacia el hígado a través de la vía digestiva, donde se desarrollan y alcanzan su forma adulta en las vías biliares.

La infección por Opisthorchis puede causar una variedad de síntomas, como dolor abdominal, diarrea, náuseas, pérdida de apetito y, en casos graves, puede provocar complicaciones como cirrosis hepática, cáncer de vías biliares o pancreatitis. El diagnóstico se realiza mediante la detección de huevos del parásito en las heces, y el tratamiento suele implicar la administración de medicamentos antiparasitarios como praziquantel o albendazol.

La prevención de la infección por Opisthorchis se puede lograr mediante la mejora de las prácticas de saneamiento y la higiene, evitando el consumo de peces crus o mal cocidos, especialmente en áreas donde estos parásitos son endémicos.

La opistorquiasis es una infección parasitaria causada por tremátodos (gusanos planos) del género Opisthorchis, que incluyen especies como Opisthorchis viverrini y Opisthorchis felineus. Estos parásitos suelen habitar en los conductos biliares de humanos y otros animales vertebrados, particularmente peces carnívoros de agua dulce.

La infección generalmente ocurre después del consumo de pescado crudo o mal cocido que contiene metacercarias (larvas infectivas) de Opisthorchis. Una vez ingeridas, las larvas se liberan en el intestino del huésped, migran hacia los conductos biliares y se desarrollan en adultos, donde pueden producir huevos que posteriormente son eliminados a través de las heces.

Los síntomas de la opistorquiasis pueden variar desde asintomáticos hasta graves, dependiendo del número de parásitos presentes y la duración de la infección. Los síntomas más comunes incluyen: dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y pérdida de peso. Las infecciones crónicas pueden conducir a complicaciones más graves, como la inflamación del hígado (hepatitis), fibrosis hepática, cáncer de vesícula biliar o páncreas.

El diagnóstico se realiza mediante el examen microscópico de las heces en busca de huevos de Opisthorchis. En algunos casos, se pueden utilizar pruebas de imagenología como ultrasonidos o tomografías computarizadas para detectar la presencia de parásitos en los conductos biliares.

El tratamiento recomendado para la opistorquiasis es la administración de medicamentos antiparasitarios, como el praziquantel o el albendazol, bajo la supervisión médica. Además, se recomienda mejorar la higiene personal y alimentaria para prevenir nuevas infecciones.

Los procedimientos quirúrgicos del sistema biliar se refieren a diversos tipos de intervenciones quirúrgicas que se realizan en el sistema biliar, que es un conjunto de órganos y conductos que participan en la producción, almacenamiento y transporte de la bilis, una sustancia digestiva importante.

Algunos de los procedimientos quirúrgicos más comunes del sistema biliar incluyen:

1. Colangiografía retrógrada endoscópica (CRE): Es un procedimiento mínimamente invasivo que se utiliza para diagnosticar y tratar problemas en el conducto biliar. Durante la CRE, un endoscopio flexible se inserta a través de la boca y se avanza hasta el conducto biliar para inyectar un tinte y tomar imágenes del sistema biliar.
2. Litotripsia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): Se utiliza para tratar cálculos biliares grandes que no pueden ser eliminados mediante procedimientos menos invasivos. Durante la LEOC, ondas de choque son utilizadas para romper los cálculos en fragmentos más pequeños que puedan ser posteriormente eliminados del cuerpo.
3. Cirugía laparoscópica de vesícula biliar (colecistectomía): Es una cirugía mínimamente invasiva para extirpar la vesícula biliar, que es el órgano donde se almacena la bilis. Durante la cirugía, pequeñas incisiones son hechas en el abdomen y una cámara y herramientas quirúrgicas especiales son insertadas a través de ellas para extirpar la vesícula biliar.
4. Colangiojojunostomía: Es un procedimiento quirúrgico que se utiliza para crear una conexión directa entre el conducto biliar y el intestino delgado, lo que permite que la bilis fluya directamente al intestino en lugar de acumularse en la vesícula biliar.
5. Drenaje percutáneo: Se utiliza para drenar líquidos o pus que se han acumulado en el hígado o en los conductos biliares. Durante el procedimiento, una aguja fina es insertada a través de la piel y guiada hacia el área afectada para drenar el líquido o el pus.

Estos son solo algunos ejemplos de los muchos procedimientos y cirugías que se pueden realizar para tratar enfermedades y afecciones relacionadas con la vesícula biliar, los conductos biliares y el hígado. El tratamiento específico que se recomienda dependerá de la gravedad de la afección y de otros factores como la edad y el estado de salud general del paciente.

El conducto hepático común es una estructura anatómica en el sistema digestivo. Es un tubo que drena la bilis desde el hígado y la vesícula biliar hacia el intestino delgado. La bilis es un líquido producido por el hígado que ayuda a descomponer las grasas en los alimentos para que puedan ser absorbidos más fácilmente.

El conducto hepático común se forma cuando el conducto hepático derecho, que drena la bilis del lóbulo derecho del hígado y la vesícula biliar, se une con el conducto hepático izquierdo, que drena la bilis del lóbulo izquierdo del hígado. Después de la unión, el conducto hepático común continúa hacia abajo y se une al conducto cístico (que drena la vesícula biliar) para formar el conducto colédoco, que desemboca en el duodeno, la primera parte del intestino delgado.

Es importante mantener la permeabilidad y funcionalidad adecuadas del conducto hepático común, ya que cualquier obstrucción puede llevar a una acumulación de bilis en el hígado, lo que puede causar ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal, náuseas y vómitos. Las causas comunes de obstrucción del conducto hepático común incluyen cálculos biliares, tumores o inflamación de los tejidos circundantes.

La colangitis esclerosante es una afección inflamatoria y progressive del sistema biliar, que se caracteriza por la inflamación, cicatrización (fibrosis) y engrosamiento de los conductos biliares dentro y fuera del hígado. Esta enfermedad puede conducir a la formación de estrecheces o estenosis en los conductos biliares, lo que puede obstruir el flujo de bilis desde la vesícula biliar y el hígado al intestino delgado.

La colangitis esclerosante puede ser primaria (PCC) o secundaria (SCC). La PCC, también conocida como colangitis esclerosante primaria, es una enfermedad rara que afecta principalmente a los conductos biliares pequeños dentro del hígado. Por otro lado, la SCC se asocia con otras afecciones, como enfermedades inflamatorias intestinales (como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn), infecciones, traumas o reacciones a ciertos medicamentos.

Los síntomas de la colangitis esclerosante pueden variar y pueden incluir picazón en la piel, fatiga, pérdida de apetito, pérdida de peso, dolor abdominal, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), infecciones recurrentes del tracto biliar y, finalmente, insuficiencia hepática. El diagnóstico de colangitis esclerosante se realiza mediante pruebas de imagen, como resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC), y pruebas de función hepática.

El tratamiento de la colangitis esclerosante generalmente implica el uso de medicamentos para controlar los síntomas y prevenir complicaciones, como antibióticos para tratar infecciones y antiinflamatorios para reducir la inflamación. En algunos casos, se pueden realizar procedimientos invasivos, como drenaje de las vías biliares o colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. En etapas avanzadas de la enfermedad, puede ser necesario un trasplante de hígado.

Las neoplasias hepáticas se refieren a un crecimiento anormal o tumoración en el hígado. Pueden ser benignas (no cancerosas) o malignas (cancerosas).

Las neoplasias hepáticas benignas más comunes incluyen hemangiomas, que son tumores formados por vasos sanguíneos, y adenomas hepáticos, que se desarrollan a partir de células hepáticas. Estos tipos de tumores suelen ser asintomáticos y no representan un peligro inmediato para la salud, aunque en algunos casos pueden causar complicaciones si crecen demasiado o se rompen.

Por otro lado, las neoplasias hepáticas malignas más frecuentes son el carcinoma hepatocelular (CHC) y el colangiocarcinoma. El CHC se origina a partir de células hepáticas dañadas, especialmente en presencia de cirrosis o hepatitis viral crónica. El colangiocarcinoma se desarrolla en los conductos biliares dentro o fuera del hígado. Ambos tipos de cáncer son potencialmente letales y requieren tratamiento agresivo, que puede incluir cirugía, quimioterapia o radioterapia.

La detección temprana de estas neoplasias es crucial para mejorar el pronóstico del paciente. Por lo tanto, se recomienda realizar exámenes periódicos, especialmente en personas con factores de riesgo como la infección por virus de la hepatitis B o C, el consumo excesivo de alcohol, la obesidad y la exposición a sustancias químicas tóxicas.

La hepatectomía es un término médico que se refiere al procedimiento quirúrgico en el que se extirpa parte o la totalidad del hígado. Puede ser clasificada como hepatectomía parcial, cuando se extirpa una porción específica del hígado, o hepatectomía total (o también llamada liverectomía), cuando se extirpa el órgano en su totalidad.

Este tipo de cirugías son realizadas con fines terapéuticos, comúnmente en el tratamiento del cáncer de hígado (hepatocarcinoma) u otros tumores malignos que se han extendido al hígado desde otras partes del cuerpo. También puede ser indicada en casos de graves traumatismos hepáticos, infecciones o quistes hepáticos grandes y complicados.

La hepatectomía es una cirugía compleja y de alto riesgo, dado que el hígado tiene una gran vascularización y regenera rápidamente su tejido. Por lo tanto, requiere de un equipo quirúrgico altamente especializado y entrenado en este tipo de procedimientos. Además, los pacientes deben ser evaluados cuidadosamente antes de la cirugía para determinar si son candidatos adecuados para el procedimiento.

Litiasis es un término médico que se refiere a la formación de cálculos o piedras en los órganos huecos del cuerpo. Estos cálculos generalmente se forman cuando las sustancias presentes en los líquidos corporales, como el oxalato de calcio, fosfato y uratos, se concentran y solidifican. Las piedras o cálculos pueden desarrollarse en varios órganos, incluyendo los riñones (nefrolitiasis), vesícula biliar (colelitiasis), páncreas (pancreatolitiasis) y vejiga urinaria (vesiculitis).

Los síntomas de la litiasis varían dependiendo del tamaño y ubicación de los cálculos. Algunos cálculos pequeños pueden pasar sin causar dolor o incomodidad, mientras que otros más grandes pueden bloquear el flujo de líquidos corporales, lo que provoca cólicos nefríticos (dolor intenso en la parte inferior de la espalda), náuseas, vómitos y fiebre. El tratamiento depende del tamaño, número y localización de los cálculos, y puede incluir medidas conservadoras, como hidratación y medicamentos para aliviar el dolor, o procedimientos médicos invasivos, como la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) o la cirugía.

La clonorquiasis es una infección parasitaria causada por el gusano plano Clonorchis sinensis, también conocido como el gusano de la bilis chino. Este parásito se encuentra predominantemente en aguas dulces en Asia Oriental, particularmente en China, Corea, Taiwán y Vietnam.

La infección generalmente ocurre cuando una persona consume pescado o mariscos de agua dulce crudos o mal cocidos que están infectados con los metacercarios (larvas) del parásito. Después de la ingestión, los metacercarios se liberan en el intestino delgado y migran hacia el hígado a través del conducto biliar. Una vez dentro del hígado, los metacercarios se convierten en adultos y comienzan a producir huevos después de aproximadamente un mes.

Los síntomas de la clonorquiasis pueden variar desde leves hasta graves y dependen de la cantidad de parásitos presentes y la duración de la infección. Los síntomas más comunes incluyen dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y pérdida de apetito. En casos graves, la clonorquiasis puede causar inflamación del hígado, fibrosis del conducto biliar, cáncer de vesícula biliar o páncreas, y otras complicaciones.

El diagnóstico de clonorquiasis generalmente se realiza mediante el examen microscópico de heces para detectar los huevos del parásito. También se pueden utilizar pruebas de anticuerpos séricos y técnicas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para confirmar el diagnóstico.

El tratamiento de clonorquiasis generalmente implica el uso de medicamentos anthelminticos, como praziquantel o albendazol, que pueden ayudar a eliminar los parásitos del cuerpo. En casos graves, se puede requerir hospitalización y tratamiento adicional. La prevención de la clonorquiasis implica evitar el consumo de alimentos crudos o mal cocidos, especialmente mariscos, en áreas donde la infección es común.

La fascioliasis es una helmintiasis (infección parasitaria) causada por tremátodos planos (gusanos plano) del género Fasciola, principalmente Fasciola hepatica y menos comúnmente Fasciola gigantica. Estos parásitos suelen encontrarse en animales como ovejas, ganado y caballos, pero también pueden infectar a los humanos.

El ciclo de vida de estos parásitos implica un huésped intermedio, usualmente un caracol de agua dulce. Los humanos se infectan al ingerir vegetales o agua contaminados con metacercarias, la forma infectante del parásito, que se adhieren a las plantas después de ser excretadas por el caracol intermedio.

Después de la ingestión, las metacercarias se excavan a través de la pared intestinal y viajan hacia el hígado, donde se convierten en adultos y comienzan a producir huevos después de aproximadamente 3 meses. Los huevos son eliminados del cuerpo a través de las heces y eclosionan en el agua, liberando miracidios que infectan a los caracoles intermedios, completando así el ciclo de vida del parásito.

Los síntomas de la fascioliasis pueden variar dependiendo del estadio de la infección. Durante las primeras semanas o meses después de la infección, los individuos pueden experimentar dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y fiebre. A medida que la infección avanza, los síntomas pueden incluir ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), hepatoesplenomegalia (agrandamiento del hígado y el bazo) e inflamación de los conductos biliares. En casos graves, la infección puede causar insuficiencia hepática y cirrosis.

El diagnóstico de la fascioliasis se realiza mediante la identificación de los huevos del parásito en las heces o en el líquido biliar obtenido durante una endoscopia. El tratamiento recomendado es la administración de triclabendazole, un medicamento anthelmíntico que mata a los gusanos adultos y juveniles. La prevención de la fascioliasis implica evitar el consumo de agua o alimentos contaminados con los miracidios u huevos del parásito, así como reducir la exposición al agua contaminada durante actividades recreativas o laborales.

Los conductos biliares son tubos que conectan la vesícula biliar y el hígado con el intestino delgado. Su función principal es transportar la bilis, una sustancia producida por el hígado que ayuda a descomponer las grasas en los alimentos que se consumen.

Hay dos tipos principales de conductos biliares:

1. El conducto biliar común: Es el conducto más grande y transporta la bilis desde la vesícula biliar y el conducto colédoco hasta el intestino delgado.
2. El conducto colédoco: Es un conducto más pequeño que se une al conducto biliar común y transporta la bilis desde el hígado hasta el conducto biliar común.

La bilis contiene sales biliares, colesterol, fosfolipidos, pigmentos biliares y otras sustancias. Cuando la bilis llega al intestino delgado, las sales biliares ayudan a descomponer las grasas en pequeñas gotitas que pueden ser absorbidas fácilmente por el cuerpo. Los pigmentos biliares dan a las heces su color característico marrón.

Si los conductos biliares se bloquean o se dañan, puede causar problemas de salud como colecistitis (inflamación de la vesícula biliar), coledocolitiasis (piedras en el conducto colédoco), pancreatitis (inflamación del páncreas) o ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).

"Fasciola hepatica" es un gusano plano parasitario, también conocido como duela del hígado. Es un parásito que afecta principalmente a los rumiantes (como ovejas, vacas y cabras), pero también puede infectar a humanos. El ciclo de vida complejo de este parásito implica varios anfitriones intermedios, generalmente caracoles de agua dulce.

La infección en humanos ocurre cuando se ingieren accidentalmente metacercarias (la etapa infectiva del parásito) presentes en vegetales acuáticos crudos o mal lavados. Después de la ingestión, las metacercarias se excavan a través de la pared intestinal y viajan hacia el hígado, donde se desarrollan en adultos maduros. Estos parásitos adultos viven en los conductos biliares del hígado y comen tejido hepático, lo que puede causar diversos síntomas clínicos, como dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea o ictericia.

La fascioliasis, la enfermedad causada por Fasciola hepatica, es una enfermedad tropical desatendida y representa un problema de salud pública en áreas donde las prácticas agrícolas deficientes y el acceso limitado al agua potable limpia facilitan la propagación del parásito.

Clonorchis sinensis es un tipo de gusano plano parásito que pertenece al grupo de los trematodos y se encuentra en aguas dulces. Este parásito es la causa de una infección conocida como clonorquiasis, que afecta principalmente al hígado y las vías biliares de los humanos y otros mamíferos.

La infección se produce cuando el humano consume accidentalmente crustáceos dulceacuícolas infectados con metacercarias (la etapa larvaria del parásito) presentes en pescados o mariscos crudos, mal cocidos o fermentados. Una vez dentro del cuerpo humano, las metacercarias se convierten en adultos y se alojan en el sistema biliar, donde pueden sobrevivir durante décadas.

La clonorquiasis puede causar una variedad de síntomas, como dolor abdominal, náuseas, vómitos, pérdida de apetito y pérdida de peso. En casos graves o crónicos, la infección puede provocar cirrosis hepática, cáncer de hígado e insuficiencia hepática. El tratamiento suele implicar el uso de medicamentos antiparasitarios como praziquantel o albendazol para eliminar la infección.

La prevención es fundamental en la lucha contra la clonorquiasis, y se puede lograr mediante la mejora de las prácticas de saneamiento y higiene, especialmente en áreas donde el parásito es endémico. La educación sobre los riesgos asociados con el consumo de pescado o marisco crudo o mal cocido también puede ayudar a prevenir la infección.

Lo siento por la confusión, pero "Tailandia" no es un término médico. Es el nombre de un país ubicado en el sudeste asiático, cuyo nombre oficial es Reino de Tailandia. A veces también se le conoce como "tierra de libertad", ya que es la única nación del sudeste asiático que no fue colonizada por potencias europeas.

Si está buscando información médica, podría estar relacionada con alguna afección o enfermedad específica. Si puede proporcionar más detalles, estaré encantado de ayudarlo.

La pancreatocolangiografía retrógrada endoscópica (ERCP, por sus siglas en inglés) es un procedimiento médico combinado que incluye la endoscopia y la fluoroscopia. Se utiliza principalmente para diagnosticar y tratar condiciones relacionadas con el tracto biliar y pancreático.

Durante el procedimiento, se inserta un endoscopio flexible a través de la boca y se avanza hasta llegar al duodeno, que es la primera parte del intestino delgado. Luego, se introduce un catéter a través del endoscopio hasta alcanzar el conducto biliar o pancreático. A continuación, se inyecta un contraste de rayos X para permitir la visualización de estos conductos en la fluoroscopia.

La ERCP puede utilizarse para diagnosticar diversas afecciones, como cálculos biliares, inflamación del páncreas, tumores o estrechamiento de los conductos biliares o pancreáticos. Además, también se pueden realizar procedimientos terapéuticos durante la ERCP, como la extracción de cálculos biliares, el drenaje de líquidos infectados o la colocación de stents para mantener abiertos los conductos obstruidos.

Sin embargo, es importante señalar que la ERCP es un procedimiento invasivo y conlleva ciertos riesgos, como pancreatitis, infección, sangrado o perforación intestinal. Por lo tanto, generalmente se recomienda solo en situaciones en las que los beneficios potenciales del diagnóstico o el tratamiento superan los posibles riesgos.

Las neoplasias (tumores) de la vesícula biliar se refieren a crecimientos anormales en las células que recubren el interior de la vesícula biliar. La mayoría de estos tumores son adenomas, que son generalmente benignos (no cancerosos). Sin embargo, aproximadamente el 10-20% de los adenomas pueden convertirse en adenocarcinomas, un tipo de cáncer.

El adenocarcinoma es el tipo más común de cáncer de vesícula biliar. Comienza en las células glandulares que recubren el interior de la vesícula biliar. Otros tipos menos comunes de cáncer de vesícula biliar incluyen carcinoides, sarcomas y tumores mixtos.

Los síntomas de un tumor en la vesícula biliar pueden incluir dolor abdominal superior derecho, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), náuseas, vómitos y pérdida de apetito. El diagnóstico generalmente se realiza mediante pruebas de imagenología como ultrasonido, tomografía computada o resonancia magnética. La confirmación del diagnóstico y el tipo de cáncer suelen requerir una biopsia o un examen microscópico de tejidos extraídos durante la cirugía.

El tratamiento depende del tipo y estadio del tumor. Por lo general, implica la extirpación quirúrgica de la vesícula biliar (colectomía) y posiblemente parte del hígado adyacente (hepatectomía). La radioterapia y la quimioterapia también pueden ser recomendadas en algunos casos. El pronóstico depende de la etapa del cáncer en el momento del diagnóstico; los cánceres diagnosticados en etapas más tempranas suelen tener mejores resultados.

La ictericia obstructiva es un tipo de ictericia (coloración amarillenta de la piel, mucosas y conjuntivas) que ocurre como resultado de una obstrucción en el flujo de bilis desde la vesícula biliar o los conductos biliares hacia el intestino delgado. La bilis contiene pigmentos como la bilirrubina, que se convierte en ictericia cuando se acumula en la sangre.

La causa más común de ictericia obstructiva es un cálculo biliar (piedra en la vesícula biliar) que obstruye el conducto biliar común. Otras causas pueden incluir tumores, inflamación o estenosis (estrechamiento) de los conductos biliares.

Los síntomas adicionales de ictericia obstructiva pueden incluir dolor abdominal, orina oscura, heces pálidas o arcillosas, picazón en la piel y pérdida de apetito. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio y estudios de imágenes, como ecografías o tomografías computarizadas. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede incluir cirugía para eliminar la obstrucción.

La colangitis es una afección médica que se caracteriza por la inflamación de los conductos biliares, que son los pequeños tubos dentro y alrededor del hígado que transportan la bilis desde el hígado hasta el intestino delgado. La bilis es un líquido producido por el hígado que ayuda a descomponer las grasas en los alimentos para que puedan ser absorbidos más fácilmente.

La colangitis puede ocurrir como resultado de una infección, una lesión o una obstrucción en los conductos biliares. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal, fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos. El tratamiento depende de la causa subyacente de la afección y puede incluir antibióticos para tratar una infección o procedimientos quirúrgicos para eliminar una obstrucción.

Existen diferentes tipos de colangitis, incluyendo:

* Colangitis aguda: se refiere a la inflamación repentina y grave de los conductos biliares. Puede ser causada por una infección o una obstrucción en los conductos biliares. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal intenso, fiebre alta, escalofríos y confusión.
* Colangitis crónica: se refiere a la inflamación prolongada de los conductos biliares. Puede ser causada por una enfermedad subyacente como la cirrosis o la pancreatitis crónica. Los síntomas pueden incluir picazón en la piel, fatiga y coloración oscura de la orina o las heces.
* Colangitis esclerosante primaria: es una enfermedad rara que causa cicatrización y endurecimiento de los conductos biliares. Los síntomas pueden incluir picazón en la piel, fatiga, coloración oscura de la orina o las heces y dolor abdominal.
* Colangitis supurativa: es una complicación grave de la colangitis aguda que puede causar fiebre alta, escalofríos, confusión y shock séptico. Requiere tratamiento inmediato en un hospital.

Las neoplasias del sistema biliar se refieren a crecimientos anormales y no controlados de células en el sistema biliar. Este sistema consiste en una serie de tubos que transportan la bilis, un líquido digestivo producido por el hígado, desde el hígado hasta el intestino delgado.

Hay dos tipos principales de neoplasias del sistema biliar: benignas y malignas (cáncer).

1. Neoplasias Benignas: Estas son crecimientos no cancerosos que raramente se diseminan a otras partes del cuerpo. Incluyen tumores como el adenoma, el hemangioma y la hiperplasia nodular. Aunque no sean cancerosos, pueden causar problemas si crecen lo suficiente como para bloquear el flujo de bilis.

2. Neoplasias Malignas: También conocidos como cánceres del sistema biliar, son los crecimientos cancerosos que se diseminan a otras partes del cuerpo. Los tipos más comunes de cáncer del sistema biliar incluyen el carcinoma de la vía biliar (también llamado colangiocarcinoma), el carcinoma de células hepáticas y el carcinoma de las glándulas de mucina. Estos cánceres suelen ser agresivos y difíciles de tratar, especialmente en etapas avanzadas.

Los factores de riesgo para desarrollar neoplasias del sistema biliar incluyen la edad avanzada, ciertas afecciones médicas como la colangitis esclerosante primaria y la cirrosis biliar primaria, y la exposición a sustancias químicas tóxicas. Los síntomas pueden variar dependiendo del tipo y la ubicación de la neoplasia, pero pueden incluir ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal, pérdida de apetito y peso, y fatiga. El diagnóstico generalmente se realiza mediante pruebas de imagenología como TC o RMN, seguidas de una biopsia para confirmar el tipo de neoplasia. El tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia y radioterapia, dependiendo del tipo y la etapa de la neoplasia.

Una línea celular tumoral es una población homogénea y estable de células cancerosas que se han aislado de un tejido tumoral original y se cultivan en condiciones controladas en un laboratorio. Estas líneas celulares se utilizan ampliamente en la investigación oncológica para estudiar los procesos biológicos del cáncer, probar fármacos y desarrollar terapias antitumorales. Las células de una línea celular tumoral tienen la capacidad de dividirse indefinidamente en cultivo y mantener las características moleculares y fenotípicas del tumor original, lo que permite a los científicos realizar experimentos reproducibles y comparar resultados entre diferentes estudios. Las líneas celulares tumorales se obtienen mediante diversas técnicas, como la biopsia, la cirugía o la autopsia, y posteriormente se adaptan a las condiciones de cultivo en el laboratorio.

El antígeno CA-19-9 es un marcador tumoral, lo que significa que su presencia en la sangre puede indicar la existencia de ciertos tipos de cáncer. En particular, se asocia con el cáncer de páncreas y, en menor medida, con otros cánceres como el de colon, pulmón o hígado.

El CA-19-9 es un tipo de antígeno carbohidrato (un azúcar unido a una proteína) que se produce normalmente en pequeñas cantidades en el revestimiento del tracto digestivo. Sin embargo, su nivel puede aumentar significativamente en presencia de cáncer, especialmente en el cáncer de páncreas avanzado.

Es importante señalar que aunque un nivel elevado de CA-19-9 puede sugerir la presencia de cáncer, no es específico de este, ya que también puede elevarse en otras condiciones no cancerosas, como la pancreatitis o las enfermedades hepáticas. Por lo tanto, los médicos suelen utilizarlo junto con otros exámenes y pruebas diagnósticas para confirmar un diagnóstico de cáncer.

También se utiliza como herramienta de seguimiento del tratamiento del cáncer, ya que una disminución en los niveles de CA-19-9 puede indicar una respuesta positiva al tratamiento. Sin embargo, no se recomienda su uso rutinario para el cribado del cáncer de páncreas en personas sin síntomas, ya que su falta de especificidad podría llevar a falsos positivos y a procedimientos innecesarios.

En el contexto médico, el término "drenaje" se refiere al proceso de eliminar líquidos o materiales extraños acumulados en un cuerpo humano, como ser pus, sangre, fluido seroso o linfa, de una cavidad, órgano o tejido dañado o infectado. Esto se realiza generalmente mediante la colocación de un catéter o tubo de drenaje para facilitar la salida del líquido no deseado y promover la curación.

El objetivo principal del drenaje es prevenir la acumulación de líquidos, que de otro modo podrían causar inflamación, infección o daño adicional a los tejidos circundantes. Además, el análisis del líquido drenado puede proporcionar información valiosa sobre la naturaleza y el grado de la lesión o enfermedad subyacente, guiando así el plan de tratamiento apropiado.

Existen diferentes tipos de procedimientos de drenaje, como el drenaje quirúrgico, que implica la incisión quirúrgica para eliminar los líquidos acumulados; drenaje percutáneo, que involucra la inserción de agujas finas o catéteres para drenar líquidos de cavidades corporales; y drenaje de fistula, donde se crea una conexión artificial entre un órgano o tejido hueco y la superficie de la piel para permitir que el líquido drene espontáneamente.

El término 'pronóstico' se utiliza en el ámbito médico para describir la previsión o expectativa sobre el curso probable de una enfermedad, su respuesta al tratamiento y la posibilidad de recuperación o supervivencia del paciente. Es una evaluación clínica que tiene en cuenta diversos factores como el tipo y gravedad de la enfermedad, la respuesta previa a los tratamientos, los factores genéticos y ambientales, la salud general del paciente y su edad, entre otros. El pronóstico puede ayudar a los médicos a tomar decisiones informadas sobre el plan de tratamiento más adecuado y a los pacientes a comprender mejor su estado de salud y a prepararse para lo que pueda venir. Es importante señalar que un pronóstico no es una garantía, sino una estimación basada en la probabilidad y las estadísticas médicas disponibles.

El carcinoma hepatocelular (HCC) es el tipo más común de cáncer primario del hígado en adultos. Se desarrolla a partir de las células hepáticas, también conocidas como hepatocitos. La mayoría de los casos de HCC están asociados con la cirrosis, una enfermedad crónica del hígado que da lugar a la formación de tejido cicatricial y puede ser causada por diversos factores, como el consumo excesivo de alcohol, la infección por virus de la hepatitis B o C, y la esteatohepatitis no alcohólica.

El HCC suele presentarse sin síntomas en las etapas iniciales, pero a medida que el tumor crece, pueden aparecer síntomas como dolor abdominal superior derecho, pérdida de apetito, pérdida de peso, náuseas y vómitos. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen, como la ecografía, la tomografía computarizada o la resonancia magnética, y se confirma con una biopsia del tejido hepático.

El tratamiento del HCC depende del tamaño y la localización del tumor, así como de la función hepática del paciente. Las opciones de tratamiento incluyen la cirugía para extirpar el tumor o el trasplante de hígado, la ablación con radiofrecuencia o la quimioembolización transarterial, que consiste en inyectar fármacos antineoplásicos directamente en el tumor a través de los vasos sanguíneos. En algunos casos, también se puede utilizar la terapia sistémica con fármacos dirigidos o inmunoterapia.

El pronóstico del HCC depende del estadio y la extensión del tumor en el momento del diagnóstico, así como de la función hepática del paciente. Los pacientes con tumores pequeños y una buena función hepática tienen un mejor pronóstico que aquellos con tumores más grandes o una función hepática deteriorada.

La pancreatocolangiografía por resonancia magnética (MRCP, por sus siglas en inglés) es una técnica no invasiva de imagenología médica que utiliza ondas de radio y campos magnéticos para producir detalladas imágenes tridimensionales de los conductos pancreáticos y biliares. Esta prueba diagnóstica se realiza como una variante especial de la resonancia magnética abdominal y permite a los médicos evaluar condiciones que afectan al hígado, vesícula biliar, páncreas y vías biliares, como cálculos biliares, inflamación, infección o tumores. A diferencia de otras técnicas de imagenología, como la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) o la colangiografía percutánea transhepática (PTC), la MRCP no requiere la inserción de catéteres ni el uso de radiocontraste. Por lo tanto, es una opción menos invasiva y potencialmente más segura para los pacientes. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario complementar la MRCP con procedimientos invasivos para obtener muestras de tejido o realizar intervenciones terapéuticas.

La tioacetamida es un compuesto químico con la fórmula CH3CSNH2. En toxicología y farmacología, a veces se utiliza como un agente experimental para estudiar los efectos de sustancias tóxicas que contienen azufre en el hígado, ya que bajo ciertas condiciones metabólicas, se convierte en un compuesto similar al azufre conocido como tioacetato, que es tóxico y puede causar lesiones hepáticas.

La tioacetamida no tiene uses médicos significativos, pero a veces se utiliza en pruebas de detección de drogas en orina, ya que reacciona con varios compuestos presentes en la orina para producir un precipitado visible.

Es importante tener en cuenta que la tioacetamida es una sustancia peligrosa y su manipulación y almacenamiento deben realizarse bajo estrictas precauciones de seguridad, ya que puede causar irritación en los ojos, la piel y las vías respiratorias, y su inhalación o ingestión pueden ser perjudiciales para la salud.

Los estudios retrospectivos, también conocidos como estudios de cohortes retrospectivas o estudios de casos y controles, son un tipo de investigación médica o epidemiológica en la que se examina y analiza información previamente recopilada para investigar una hipótesis específica. En estos estudios, los investigadores revisan registros médicos, historiales clínicos, datos de laboratorio o cualquier otra fuente de información disponible para identificar y comparar grupos de pacientes que han experimentado un resultado de salud particular (cohorte de casos) con aquellos que no lo han hecho (cohorte de controles).

La diferencia entre los dos grupos se analiza en relación con diversas variables de exposición o factores de riesgo previamente identificados, con el objetivo de determinar si existe una asociación estadísticamente significativa entre esos factores y el resultado de salud en estudio. Los estudios retrospectivos pueden ser útiles para investigar eventos raros o poco frecuentes, evaluar la efectividad de intervenciones terapéuticas o preventivas y analizar tendencias temporales en la prevalencia y distribución de enfermedades.

Sin embargo, los estudios retrospectivos también presentan limitaciones inherentes, como la posibilidad de sesgos de selección, información y recuerdo, así como la dificultad para establecer causalidad debido a la naturaleza observacional de este tipo de investigación. Por lo tanto, los resultados de estudios retrospectivos suelen requerir validación adicional mediante estudios prospectivos adicionales antes de que se puedan extraer conclusiones firmes y definitivas sobre las relaciones causales entre los factores de riesgo y los resultados de salud en estudio.

Los radioisótopos de iridio son formas radiactivas del elemento químico iridio. El iridio es un elemento transuránico, lo que significa que se encuentra más allá del uranio en la tabla periódica y tiene números atómicos superiores a 92. Los isótopos de iridio más comunes son Ir-191, Ir-192 e Ir-193, aunque ninguno de ellos ocurre naturalmente y todos se producen artificialmente mediante procesos de irradiación en reactores nucleares o aceleradores de partículas.

Ir-191 es un isótopo con una vida media relativamente corta de 4,926 días (aproximadamente 13,5 años). Se produce mediante la irradiación de platino natural y se utiliza en aplicaciones médicas, como el tratamiento del cáncer.

Ir-192 es un isótopo con una vida media más corta de 74,1 días. Se produce por la descomposición beta del isótopo de paladio Pd-192 y se utiliza en aplicaciones médicas e industriales, como el tratamiento del cáncer y los ensayos no destructivos de materiales.

Ir-193 es un isótopo con una vida media muy larga de 7,34 × 10^14 años (aproximadamente 2,3 mil millones de veces la edad del universo). Se produce por la irradiación de platino natural y se utiliza en investigaciones científicas.

Debido a su radiactividad, los radioisótopos de iridio requieren manipulación cuidadosa y precauciones especiales para garantizar la seguridad y proteger el medio ambiente.

La colangiografía es una prueba de diagnóstico por imágenes que se utiliza para visualizar el sistema biliar, que incluye los conductos biliares dentro y fuera del hígado (los conductos hepáticos intrahepáticos y extrahepáticos). Existen diferentes tipos de colangiografía, pero en general, implican la inyección de un medio de contraste en los conductos biliares para que puedan ser vistos y evaluados en una radiografía o tomografía computarizada.

Esta prueba puede ayudar a diagnosticar diversas condiciones que afectan al sistema biliar, como cálculos biliares, inflamación, infección, tumores o anomalías congénitas. La colangiografía retrógrada endoscópica (ERCP, por sus siglas en inglés) es un tipo común de colangiografía que se realiza durante una endoscopia. Durante este procedimiento, el médico inserta un endoscopio a través de la boca y el estómago hasta llegar al conducto biliar común, donde inyecta el medio de contraste y toma imágenes del sistema biliar.

La parasitología de alimentos es una subdisciplina específica tanto de la parasitología, que es el estudio de los parásitos y sus efectos sobre los organismos huéspedes, como de la ciencia de los alimentos, que se ocupa del estudio de los alimentos, su procesamiento, empaque, almacenamiento, distribución y preparación.

En este contexto, la parasitología de alimentos se enfoca en el estudio de los parásitos que pueden transmitirse a través de los alimentos o del medio ambiente alimentario, lo que incluye los parásitos que se encuentran en los alimentos mismos, como también aquellos que infectan a los animales productores de alimentos y a los humanos que manipulan estos alimentos.

El objetivo principal de la parasitología de alimentos es identificar, controlar y prevenir las infecciones y enfermedades causadas por parásitos en el contexto de la producción, procesamiento, distribución y consumo de alimentos. Esto implica el estudio de los ciclos vitales de los parásitos, sus hábitats, su ecología, su epidemiología y su patogénesis, así como también el desarrollo y evaluación de métodos para detectar y controlar la contaminación parasitaria en los alimentos.

La parasitología de alimentos es una disciplina importante en la salud pública y en la seguridad alimentaria, ya que las infecciones parasitarias transmitidas por los alimentos pueden causar graves problemas de salud, especialmente en poblaciones vulnerables como niños, ancianos, personas con sistemas inmunológicos debilitados y viajeros internacionales.

La tasa de supervivencia es un término médico que se utiliza para describir la proporción de personas que siguen vivas durante un período determinado después del diagnóstico o tratamiento de una enfermedad grave, como el cáncer. Se calcula dividiendo el número de personas que sobreviven por el total de personas a las que se les diagnosticó la enfermedad durante un período específico. La tasa de supervivencia puede ser expresada como un porcentaje o una proporción.

Por ejemplo, si se diagnostican 100 personas con cáncer de mama en un año y cinco años después 60 de ellas siguen vivas, la tasa de supervivencia a los cinco años sería del 60% (60 sobrevividos / 100 diagnosticados).

Es importante tener en cuenta que la tasa de supervivencia no siempre refleja las posibilidades de curación completa, especialmente en enfermedades crónicas o degenerativas. Además, la tasa de supervivencia puede variar dependiendo de factores como la edad, el estado de salud general y la etapa en que se diagnostique la enfermedad.

Los marcadores biológicos de tumores, también conocidos como marcadores tumorales, son sustancias que se encuentran en el cuerpo y pueden indicar la presencia de cáncer. La mayoría de los marcadores tumorales son proteínas producidas por células cancerosas o por otras células del cuerpo en respuesta al cáncer.

Los marcadores tumorales se utilizan más comúnmente como una herramienta auxiliar en el diagnóstico, pronóstico y monitoreo del tratamiento del cáncer. Sin embargo, no se utilizan como pruebas definitivas de cáncer, ya que otros procesos médicos o condiciones de salud también pueden causar niveles elevados de marcadores tumorales.

Algunos ejemplos comunes de marcadores tumorales incluyen el antígeno prostático específico (PSA) para el cáncer de próstata, la alfa-fetoproteína (AFP) para el cáncer de hígado y el CA-125 para el cáncer de ovario. Es importante destacar que los niveles de marcadores tumorales pueden aumentar y disminuir con el tiempo, por lo que es necesario realizar pruebas repetidas en intervalos regulares para evaluar su comportamiento.

Además, los marcadores tumorales también se utilizan en la investigación oncológica para desarrollar nuevas terapias y tratamientos contra el cáncer. La identificación de nuevos marcadores tumorales puede ayudar a detectar el cáncer en etapas más tempranas, monitorizar la eficacia del tratamiento y predecir la recurrencia del cáncer.

Un quiste del colédoco, también conocido como quiste de la vía biliar, es una saca llena de líquido que se forma en el conducto colédoco. El conducto colédoco es un tubo que transporta la bilis desde el hígado y el conducto pancreático hasta la segunda parte del duodeno (una porción del intestino delgado) donde la bilis ayuda en la digestión de las grasas.

Los quistes del colédoco pueden ser congénitos (presentes desde el nacimiento) o adquiridos (desarrollados más tarde en la vida). Los quistes congénitos son raros y generalmente no causan síntomas hasta la edad adulta. Por otro lado, los quistes adquiridos pueden desarrollarse como resultado de una infección, inflamación o trauma en el conducto colédoco.

Los síntomas de un quiste del colédoco pueden incluir dolor abdominal superior derecho, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), náuseas, vómitos, fiebre y pérdida de apetito. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de imagen como ecografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas. El tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste.

La vena porta es un término médico que se refiere a una vena grande en el cuerpo humano. Es formada por la unión de la vena splénica y la vena mesentérica inferior en el borde izquierdo del hígado. La vena porta transporta sangre rica en nutrientes y oxígeno desde el sistema digestivo y el bazo hacia el hígado.

Esta sangre contiene los productos de desecho resultantes de la digestión, como las moléculas de glucosa, aminoácidos, ácidos grasos y vitaminas, que se absorben en el intestino delgado. La vena porta distribuye esta sangre a los sinusoides hepáticos en el hígado, donde las células hepáticas (hepatocitos) la procesan y eliminan los desechos metabólicos.

La vena porta es una estructura anatómica importante porque desempeña un papel clave en el metabolismo de nutrientes y fármacos, así como en la detoxificación del cuerpo. Cualquier alteración o daño en la vena porta puede afectar negativamente a la función hepática y al estado general de salud del individuo.

Un trasplante de hígado es un procedimiento quirúrgico en el que un hígado o parte de un hígado dañado o enfermo se reemplaza por un hígado sano de un donante. Los donantes pueden ser vivos, lo que significa que solo donan una parte de su hígado, o fallecidos, en cuyo caso todo el hígado se utiliza para el trasplante.

Este procedimiento se realiza generalmente cuando las terapias médicas y quirúrgicas convencionales han fallado o no son viables para tratar enfermedades hepáticas avanzadas, como la cirrosis, la insuficiencia hepática aguda o el cáncer de hígado. Después del trasplante, los pacientes necesitarán tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para prevenir el rechazo del nuevo órgano.

El éxito de un trasplante de hígado depende de varios factores, incluyendo la edad y salud general del paciente, el tipo y gravedad de la enfermedad hepática, la compatibilidad entre el donante y el receptor, y la atención postoperatoria y seguimiento cuidadosos. Aunque el trasplante de hígado es una opción de tratamiento efectiva para muchas personas con enfermedades hepáticas graves, también conlleva riesgos significativos, como infecciones, sangrados, coágulos sanguíneos y rechazo del órgano trasplantado.

La invasividad neoplásica es un término médico que se refiere a la capacidad de un tumor o crecimiento anormal (neoplasia) para invadir tejidos circundantes y destruirlos. Esto sucede cuando las células cancerosas se diseminan más allá del sitio original del tumor, atravesando las membranas que normalmente mantienen a las células en su lugar. La invasividad neoplásica es una característica común de muchos tipos de cáncer y puede conducir al desarrollo de metástasis, lo que significa que el cáncer se propaga a otras partes del cuerpo. Cuanto más invasivo sea un tumor, mayor será el riesgo de que se disemine y cause daño adicional a los tejidos y órganos circundantes.

La proliferación celular es un proceso biológico en el que las células se dividen y aumentan su número. Este proceso está regulado por factores de crecimiento y otras moléculas de señalización, y desempeña un papel crucial en procesos fisiológicos normales, como el desarrollo embrionario, la cicatrización de heridas y el crecimiento durante la infancia.

Sin embargo, la proliferación celular descontrolada también puede contribuir al crecimiento y propagación de tumores malignos o cancerosos. En tales casos, las células cancerosas evaden los mecanismos normales de control del crecimiento y continúan dividiéndose sin detenerse, lo que lleva a la formación de un tumor.

La capacidad de una célula para proliferar se mide a menudo mediante el conteo de células o por la determinación de la tasa de crecimiento celular, que se expresa como el número de células que se dividen en un período de tiempo determinado. Estas medidas pueden ser importantes en la investigación médica y clínica, ya que proporcionan información sobre los efectos de diferentes tratamientos o condiciones experimentales sobre el crecimiento celular.

El término 'Resultado del Tratamiento' se refiere al desenlace o consecuencia que experimenta un paciente luego de recibir algún tipo de intervención médica, cirugía o terapia. Puede ser medido en términos de mejoras clínicas, reducción de síntomas, ausencia de efectos adversos, necesidad de nuevas intervenciones o fallecimiento. Es un concepto fundamental en la evaluación de la eficacia y calidad de los cuidados de salud provistos a los pacientes. La medición de los resultados del tratamiento puede involucrar diversos parámetros como la supervivencia, la calidad de vida relacionada con la salud, la función física o mental, y la satisfacción del paciente. Estos resultados pueden ser evaluados a corto, mediano o largo plazo.

No existe una definición médica específica para "Enciclopedias como Asunto" ya que esta frase parece ser una expresión coloquial o un título en lugar de un término médico. Sin embargo, si nos referimos al término "enciclopedia" desde un punto de vista educativo o del conocimiento, podríamos decir que se trata de una obra de consulta que contiene información sistemática sobre diversas áreas del conocimiento, organizadas alfabética o temáticamente.

Si "Enciclopedias como Asunto" se refiere a un asunto médico en particular, podría interpretarse como el estudio o la investigación de diferentes aspectos relacionados con las enciclopedias médicas, como su historia, desarrollo, contenido, estructura, impacto en la práctica clínica y la educación médica, entre otros.

Sin un contexto más específico, es difícil proporcionar una definición médica precisa de "Enciclopedias como Asunto".

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