Una afección ortopédica donde el cartílago de crecimiento en el hueso largo se desprende, generalmente debido a un trauma o esfuerzo físico excesivo, especialmente común en niños y adolescentes activos.
Terminaciones articulares dilatadas de los huesos largos, desarrolladas desde un centro de osificación secundario que mientras dura el período de crecimiento es cartilaginoso o está separada de la diáfisis por el cartílago epifisiario. (Dorland, 27th ed)
Deformidad del desarrollo en la que la metáfisis del FÉMUR se mueve en sentido proximal y anterior lejos de la CABEZA FEMORAL (epífisis) en la PLACA DE CRECIMIENTO superior. Es más común en los varones adolescentes y se asocia con un mayor riesgo de OSTEOARTRITIS precoz de la cadera.
Superfície articular hemisférica en el extremo superior del fémur o hueso femoral o del muslo. (Stedman, 25a ed)
Hueso mayor y más largo del esqueleto, está situado entre la cadera y la rodilla.
Tipo particular de NECROSIS DE LA CABEZA DEL FÉMUR que ocurre en niños, principalmente varones, con un curso más o menos de cuatro años.
Necrosis aséptica o avascular de la cabeza del fémur. Los tipos principales son idiopática (primaria), como complicación de fracturas o dislocaciones, y la ENFERMEDAD DE LEGG-CALVE-PERTHES.
Area entre la EPÍFISIS y la DIÁFISIS en la que tiene lugar el crecimiento del hueso.
Unión que está formada por la cabeza del FÉMUR y el ACETÁBULO de la PELVIS.
Segundo hueso más largo del esqueleto. Se localiza en la porción media de la extremidad inferior, se articula lateralmente con el PERONÉ o FÍBULA, distalmente con el ASTRÁLAGO, y proximalmente con el FÉMUR.
Establecimiento de la edad de un individuo mediante el examen de su estructura ósea.
Hueso en los seres humanos y los primates que se extienden desde la ARTICULACIÓN DEL HOMBRO para la ARTICULACIÓN DEL CODO.
Corte quirúrgico de un hueso. (Dorland, 28a ed)
Porción alargada y cilíndrica de los huesos largos, entre las terminaciones o las extremidades (EPIFISIS) que generalmente son articulares y más amplias que las diáfisis; ésta consiste en un tubo de hueso compacto que encierra a la cavidad medular. (Dorland, 27th ed)
Proceso mecánico patológico que puede conducir a falla de la cadera. Es causada por anomalías del ACETÁBULO y/o FÉMUR en combinación con un movimiento rígido de la cadera, llevando a repetidas fricciones que dañan las estructuras de los tejidos blandos.
Porción delgada del extremo superior del fémur entre la cabeza femoral y los trocánteres mayor y menor.
Desarrollo anormal de cartílagos y huesos.
Gran desarrollo de los huesos desde el feto al adulto. Incluye la OSTEOGÉNESIS, que está restringida a la formación y desarrollo del hueso a partir de células indiferenciadas de las capas germinales del embrión. No incluye la OSTEOINTEGRACIÓN.
Forma no vascular de tejido conjuntivo compuesta por CONDROCITOS. que se encuentra dentro de una matriz de SULFATOS DE CONDROITINA y varios tipos de COLÁGENOS FIBRILARES. Hay tres tipos principales: CARTÍLAGO HIALINO, FIBROCARTÍLAGO y CARTÍLAGO ELÁSTICO.
Bastones de hueso, metal, o de otro material utilizado para fijar los fragmentos o extremos de los huesos fracturados.
Inflamación de un hueso y su CARTÍLAGO.
'Enfermedades del Desarrollo Óseo' se refiere a un grupo diverso de trastornos que afectan el crecimiento y desarrollo normal de los huesos, resultando en anomalías estructurales o funcionales.
Dispositivos especializados utilizados en CIRUGÍA ORTOPÉDICA para reparar fracturas de huesos.
TEJIDO CONJUNTIVO especializado que es el principal constituyente del ESQUELETO. El componente celular principal del hueso está formado por OSTEOBLASTOS, OSTEOCITOS y OSTEOCLASTOS, mientras que los COLÁGENOS FIBRILARES y los cristales de hidroxiapatita forman la MATRIZ ÓSEA.
Desplazamiento del fémur de su posición normal en la ARTICULACIÓN DE LA CADERA.
Formación defectuosa de los huesos en la que participan huesos individuales o en combinación.
Unión de los fragmentos de un hueso fracturado en una posición defectuosa o anormal. Si dos huesos paralelos entre sí se unen por tejido óseo, el resultado es una unión cruzada.
Hipertrofia benigna que se proyecta hacia afuera de la superficie ósea, a menudo contiene un componente cartilaginoso.
Recubiertas hechas de fibras de vidrio, plástico, o vendajes impregnados con emplastos de paris utilizados para inmovilizar varias partes del cuerpo en casos de fracturas, dislocaciones, y heridas infectadas. En comparación con los moldes de emplastos, los moldes hechos de fibras de vidrio o de plástico son más ligeros, radiolúcidos, capaces de soportar la humedad, y menos rígidos.
Movimientos manuales, planeados y manejados cuidadosamente, del sistema musculoesquelético, extremidades, y columna vertebral para producir un incremento de los movimientos. El término se usa a veces para denotar una secuencia precisa de movimientos de una articulación para determinar la presencia de enfermedades o para reducir una dislocación. En el caso de las fracturas, la manipulación ortopédica puede producir mejor posición y alineamiento de la fractura.
Trauma mecánico o anóxico que sufre un recién nacido durante el parto o el nacimiento.
Alteraciones o desviaciones de la forma o tamaño normal que produce una desfiguración de la mano que ocurre antes o durante el nacimiento.
Cinco huesos cilíndricos del METACARPO que se articulan con los HUESOS DEL CARPO proximalmente y con las FALANGES DE LOS DEDOS DE LA MANO distalmente.
Hueso de la extremidad inferior, lateral a la tibia y más pequeño que ésta. En relación con su longitud, es el más delgado de los huesos largos.
Procedimientos que se usan para tratar y corregir deformaciones, enfermedades y lesiones del SISTEMA MUSCULOESQUELÉTICO, sus articulaciones y estructuras asociadas.
Administración de un medicamento o fluído a través de una aguja, directamente en la médula ósea. La técnica es especialmente útil en las urgencias pediátricas cuando el acceso intravenoso a la circulación sistémica es difícil.
La distancia y dirección a que una articulación ósea puede extenderse. El rango de movimiento es función de la condición de las articulaciones, músculos y tejidos conectivos involucrados. La flexibilidad puede ser mejorada a través de EJERCICIOS DE ESTIRAMIENTO MUSCULAR.
El hueso mas interno y grande del antebrazo.
Alambres de acero, que a menudo atraviesan la piel, tejidos blandos, y huesos, utilizados para fijar huesos fracturados. Los alambres Kirschner o los aparatos incluyen también la aplicación de tracción a los huesos en consolidación a través de los alambres.
Consiste en halar un miembro o una parte de éste. La tracción cutánea (tracción indirecta) se aplica, cuando se requiere una tracción ligera, empleando un vendaje para halar la piel y la fascia. La tracción esquelética (traccion directa), sin embargo, hace uso de pines o cables insertados en los huesos y atados a pesas, poleas y cuerdas.
Tumor generalmente benigno que consiste en células que provienen de condroblastos o de sus precursores y que tienden a diferenciarse en células de cartílago. Se observa principalmente en las epífisis de adolescentes. Es relativamente raro y representa menos del 2 por ciento de los tumores óseos primarios. La incidencia máxima se produce en la segunda década de la vida. Es aproximadamente dos veces más frecuente en los varones que en las mujeres. (Traducción libre del original: Dorland, 27th ed; Holland et al., Cancer Medicine, 3d ed, p. 1846)
Parte de la pelvis que comprende la fosa pélvica donde la cabeza del FÉMUR se une para formar la ARTICULACIÓN DE LA CADERA (articulación acetabulofemoral).
Procesos patológicos de las GLÁNDULAS ENDOCRINAS y enfermedades resultantes del nivel anormal de HORMONAS disponibles.
Proceso de formación del hueso. Histogénesis del hueso incluyendo la osificación.
Neoplasia benigna de la región hipofisaria que se origina de la bolsa de Rathke. Los dos subtipos principales, histológicos y clínicos, son craneofaringioma adamantino (o clásico) y craneofaringioma papilar. La forma adamantina se presenta en niños y adolescentes como una formación quística que se expande en la región hipofisaria. La cavidad quística se llena con una sustancia negra y viscosa e histológicamente el tumor está compuesto de epitelio adamantinomatoso y áreas de calcificación y necrosis. Los craneofaringiomas papilares se presentan en adultos, y su característica histológica es la de un epitelio escamoso con papilas.
Infección piógena de un hueso. (Diccionario Espasa de Medicina, ed. electrónica 2000)
Accesorio de un hueso en el que su cabeza y cuello gira excesivamente hacia atrás.
Afección en la cual una de las piernas no alcanza igual longitud que la otra, lo que puede producirse como resultado de una lesión o de una intervención quirúrgica.
Tipo de CARTÍLAGO caracterizado por una matriz amorfa, homogénea, que contiene predominantemente COLÁGENO TIPO II y sustancia fundamental. El cartílago hialino se encuentra en el CARTÍLAGO ARTICULAR, CARTÍLAGO COSTAL, CARTÍLAGOS LARÍNGEOS y el TABIQUE NASAL.
Dislocación congénita de la cadera que incluye generalmente la subluxación de la cabeza del fémur, displasia acetabular, y dislocación completa de la cabeza del fémur del acetábulo verdadero. Esta enfermedad ocurre en aproximadamente 1 en 1000 nacidos vivos y es más común en mujeres que en hombres.
Fracturas del húmero proximal, incluye la cabeza, cuellos anatómico y quirúrgico, y tuberosidades.
Procesos patológicos que involucran el tejido condral (CARTÍLAGO).
Aumento de la dimensión más larga de un hueso para corregir deficiencias anatómicas, congénitas, traumáticas o derivadas de una enfermedad. El alargamiento no está restringido a los huesos largos. Los métodos quirúrgicos usuales son la fijación y la distracción internas.

La epífisis desprendida, también conocida como luxación epifisiaria o lesión de Salter-Harris, es una afección ortopédica en la que el cartílago de crecimiento en el extremo de un hueso largo se separa del resto del hueso. Esto suele ocurrir como resultado de una lesión traumática, especialmente en niños y adolescentes porque aún tienen tejidos growth plate activos. La localización más común es la epífisis superior del húmero (hueso del brazo) y la epífisis distal de la tibia y el peroné (huesos de la pierna). Los síntomas pueden incluir dolor, hinchazón, moretones e incapacidad para mover el miembro afectado. El tratamiento generalmente implica inmovilización con un yeso o férula y, en algunos casos, puede requerir cirugía. Si no se trata, una epífisis desprendida puede resultar en crecimiento anormal del hueso, deformidad permanente o pérdida de función.

La epífisis, en anatomía y medicina, se refiere al extremo distal o superior de un hueso largo en el esqueleto de un vertebrado. Más específicamente, es la región ósea que se articula con otro hueso a través de una articulación sinovial, también conocida como articulación diartrosis. La epífisis está compuesta principalmente de tejido esponjoso y contiene células especializadas llamadas condrocitos, que producen y mantienen el cartílago articular.

En los seres humanos, las epífisis se encuentran en huesos largos como el fémur, la tibia, el peroné, el radio, el cúbito y los huesos de los dedos. Durante el desarrollo esquelético, las placas de crecimiento o fisis se localizan entre la epífisis y la diáfisis (el cuerpo principal del hueso largo). Las plaquetas de crecimiento son responsables del crecimiento en longitud del hueso, mientras que las epífisis contribuyen al aumento del grosor del hueso.

Una vez que el individuo alcanza la edad adulta y el crecimiento óseo ha cesado, las placas de crecimiento se fusionan con la epífisis y la diáfisis, formando un hueso continuo y sólido. Después de este proceso, la epífisis sigue siendo una parte importante del hueso, ya que proporciona soporte estructural, protege los extremos de los huesos y permite el movimiento articular a través de las articulaciones sinoviales.

La epífisis desprendida de la cabeza femoral (EDCF) es una afección ortopédica en la cual la epífisis, o extremo superior redondeado, del fémur (hueso del muslo) se desprende de su lugar. Esta condición suele ocurrir como resultado de un traumatismo importante o una lesión en niños y adolescentes que aún no han alcanzado la madurez esquelética completa, ya que el crecimiento continúa en la zona conocida como placa de crecimiento. La EDCF es más común en niños entre los 10 y 16 años de edad.

En una EDCF, el ligamento redondo del fémur, que conecta la cabeza femoral con el trocánter mayor (protuberancia en el lado superior del fémur), puede romperse o estirarse, lo que provoca el desprendimiento de la epífisis. Esto puede resultar en dolor intenso, incapacidad para mover la articulación y, en algunos casos, una cojera notable.

Existen diferentes grados de EDCF, dependiendo del daño causado a los tejidos circundantes y la cantidad de desplazamiento de la epífisis. El tratamiento suele implicar cirugía para reposicionar la epífisis en su lugar y estabilizarla con tornillos o alambres. La fisioterapia y la rehabilitación también son importantes para ayudar a restaurar el rango de movimiento y la fuerza muscular después del tratamiento.

Es fundamental buscar atención médica inmediata si se sospecha una EDCF, ya que un diagnóstico y tratamiento tempranos pueden mejorar las posibilidades de una recuperación completa y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo, como artrosis o displasia de cadera.

La cabeza femoral se refiere a la porción esférica y más grande en la extremidad superior del fémur o hueso del muslo. Esta parte esférica encaja en la cavidad acetabular de la pelvis para formar la articulación de la cadera. La cabeza femoral está compuesta principalmente de tejido óseo y está recubierta por cartílago articular, el cual proporciona una superficie lisa y resistente al desgaste para el movimiento fluido de la articulación de la cadera.

El fémur es el hueso más largo y fuerte del cuerpo humano, que forma parte del miembro inferior o extremidad inferior. Se articula con la pelvis en su extremo superior (formando la cadera) y con la rodilla en su extremo inferior. El fémur presenta una cabeza femoral, un cuello, un cuerpo o diáfisis y dos extremos o epífisis: la epífisis superior o próximal y la epífisis inferior o distal. La cabeza femoral se articula con el acetábulo de la pelvis a través del ligamento redondo, mientras que las epífisis se unen a los huesos de la pierna (la tibia y el peroné) mediante las articulaciones de la rodilla. El fémur desempeña un papel crucial en la movilidad y soporte del cuerpo, ya que participa en movimientos como la flexión, extensión, rotación interna y externa e inclinación lateral de la pierna.

En términos médicos, el fémur se describe como un hueso largo, compuesto principalmente de tejido óseo denso y resistente, con una estructura interior esponjosa que contiene médula ósea roja (en la diáfisis) y amarilla (en las epífisis). El fémur también presenta varias líneas de crecimiento, márgenes y superficies distintas que permiten su identificación y descripción anatómica precisa. Además, el fémur está sujeto a diversas enfermedades y trastornos ortopédicos, como fracturas, luxaciones, displasia de cadera, osteoartritis, osteoporosis y cáncer óseo, entre otros.

La enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, también conocida como necrosis avascular de la cabeza femoral, es una afección ortopédica en la que hay una interrupción del suministro de sangre a la articulación de la cadera, lo que lleva a la muerte del tejido óseo (necrosis) en la parte superior del fémur o muslo (cabeza femoral). Esto puede resultar en daño articular y eventual degeneración de la articulación de la cadera.

La causa exacta no se conoce, pero generalmente afecta a niños entre los 4 y 10 años de edad, especialmente a los varones en una proporción de cuatro a uno en comparación con las niñas. Los síntomas pueden incluir cojera, dolor o rigidez en la cadera, limitación del rango de movimiento y dolor referido en la rodilla.

El diagnóstico se realiza mediante radiografías, resonancia magnética u otras pruebas de imagenología. El tratamiento puede incluir reposo, medicamentos contra el dolor, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía para ayudar a mantener la articulación de la cadera en su lugar mientras sana. El pronóstico depende de la gravedad de la enfermedad y del tratamiento temprano y adecuado. Algunos niños pueden desarrollar artrosis de cadera en la edad adulta.

La necrosis avascular de la cabeza femoral, también conocida como osteonecrosis de la cabeza femoral, es una afección médica en la cual el suministro de sangre a la articulación de la cadera se interrumpe o se reduce, lo que causa la muerte del tejido óseo (necrosis). La cabeza femoral es la parte redonda en la extremidad superior del fémur (hueso del muslo) que forma la articulación de la cadera.

La necrosis avascular de la cabeza femoral puede ocurrir como resultado de una lesión, trauma o como complicación de ciertas enfermedades y afecciones médicas subyacentes, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la embolia grasa, la enfermedad de Caisson (enfermedad de descompresión), el uso prolongado de corticosteroides y el consumo excesivo de alcohol.

Los síntomas de la necrosis avascular de la cabeza femoral pueden incluir dolor en la articulación de la cadera, rigidez y limitación del movimiento articular. A medida que la afección progresa, el hueso se debilita y puede colapsar, lo que lleva a la degeneración articular y la artritis de la cadera. El tratamiento temprano puede incluir medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE), terapia física y modificación del estilo de vida. Sin embargo, en etapas más avanzadas, el tratamiento puede requerir cirugía, como una artroplastia total de cadera para reemplazar la articulación dañada con una artificial.

La placa de crecimiento, también conocida como cartílago de crecimiento o fisis, es una zona específica de tejido cartilaginoso que se encuentra en los huesos largos de los niños y adolescentes. Se localiza cerca de los extremos de los huesos, en las epífisis, y es el sitio donde ocurre el crecimiento óseo.

Durante el proceso de crecimiento, las células del cartílago de crecimiento, llamadas condrocitos, se dividen y producen nuevas células y matriz extracelular. A medida que estas células maduran, se convierten en tejido óseo, lo que provoca el alargamiento y engrosamiento del hueso.

La placa de crecimiento desaparece gradualmente durante la adolescencia, cuando el crecimiento óseo finaliza. En condiciones normales, la fusión completa de las placas de crecimiento generalmente ocurre alrededor de los 18 a 20 años de edad en las mujeres y entre los 20 y 25 años en los hombres. Sin embargo, este proceso puede variar según la persona.

Es importante mencionar que las placas de crecimiento son vulnerables a lesiones y trastornos que pueden afectar el crecimiento y desarrollo normal de los huesos, como las enfermedades de las articulaciones, infecciones, tumores y traumatismos.

La articulación de la cadera, también conocida como articulación coxofemoral, es una articulación esférica o sinartrosis en la que el extremo superior del fémur (cabeza femoral) se une con la cavidad acetabular de la pelvis. Esta articulación está compuesta por el cartílago articular, los ligamentos de refuerzo y la cápsula articular. La articulación de la cadera permite movimientos de flexión, extensión, abducción, aducción, rotación interna y externa, lo que facilita la marcha, la postura erguida y las actividades físicas. Es una de las articulaciones más importantes y más sometidas a desgaste en el cuerpo humano.

La tibia, en términos médicos, se refiere al hueso largo de la pierna que se encuentra justo debajo del fémur y por encima del tobillo. Es el segundo hueso más largo del cuerpo humano y es parte del sistema musculoesquelético inferior. La tibia se articula con el fémur en la rodilla y con el peroné, otro hueso de la pierna, a través de un ligamento interóseo. También forma parte de la articulación del tobillo, donde se une al talus.

La tibia es un hueso con una forma prismática triangular y presenta tres superficies: anterior, lateral y posterior. La superficie anterior, también conocida como cara anterior o frente de la tibia, es lisa y convexa, mientras que las superficies lateral y posterior son rugosas y articulares.

La tibia es un hueso importante en el apoyo del peso corporal y en la movilidad de la pierna, ya que forma parte de varias articulaciones importantes y sirve como punto de inserción para músculos cruciales de la pierna.

En resumen, la tibia es un hueso largo ubicado en la pierna que desempeña un papel fundamental en el soporte del peso corporal y en la movilidad de la extremidad inferior.

La determinación de la edad por el esqueleto, también conocida como estimación de la edad esquelética, es un proceso utilizado en antropología forense y medicina legal para estimar la edad aproximada de un individuo en el momento de su fallecimiento o en etapas de desarrollo, basándose en el análisis de los huesos y las estructuras esqueléticas.

Este método se utiliza comúnmente cuando no hay registros dentales o dentales disponibles, especialmente en esqueletos más antiguos o en situaciones donde la identidad de la persona es desconocida. La determinación de la edad por el esqueleto implica el examen de diferentes partes del esqueleto, como las articulaciones, los huesos largos y los dientes, ya que cada uno tiene un patrón de maduración y degeneración único asociado con la edad.

Existen diversas técnicas y enfoques para determinar la edad por el esqueleto, algunos de los cuales incluyen:

1. Análisis de la sutura craneal: las suturas entre los huesos del cráneo se cierran gradualmente con la edad, lo que permite una estimación aproximada de la edad en individuos subadultos y adultos jóvenes.

2. Desgaste dental: el desgaste y la pérdida de dientes están relacionados con la edad, y los patrones de desgaste se pueden utilizar para estimar la edad en individuos subadultos y adultos.

3. Cambios en las articulaciones: los cambios degenerativos en las articulaciones, como la formación de osteofitos y la pérdida de espacio articular, están relacionados con la edad y se pueden utilizar para estimar la edad en adultos mayores.

4. Análisis de hueso largo: el engrosamiento del tejido óseo y la remodelación esquelética cambian con la edad, y los análisis de huesos largos, como el fémur o el humero, pueden proporcionar estimaciones de edad en adultos mayores.

Es importante tener en cuenta que estas técnicas no siempre brindan resultados precisos y que la determinación de la edad por el esqueleto debe considerarse una aproximación, ya que factores como el sexo, la genética, los hábitos de vida y las enfermedades pueden influir en los cambios asociados con la edad.

El húmero es un hueso largo que forma parte del cinturón superior o axial del esqueleto y del miembro superior o apendicular. Concretamente, el húmero es el hueso más grande y proximal de la extremidad superior, articulándose por un extremo con la escápula (omóplato) en la articulación glenohumeral (hombro) y por el otro extremo con los huesos del antebrazo, el radio y la ulna, en la articulación del codo.

La diáfisis o parte central del húmero es prismática triangular en sección transversal, mientras que sus extremos son más anchos y aplanados. El extremo proximal presenta una cabeza humeral, que es la porción articular y redondeada del hueso, la cual se articula con la cavidad glenoidea de la escápula. La cabeza está unida al resto del húmero mediante el cuello anatómico, una zona estrecha y vulnerable a las fracturas.

El extremo distal del húmero tiene dos prominencias óseas: el cóndilo humeral, que se divide en dos partes (el cóndilo lateral y el cóndilo medial) y se articula con los huesos del antebrazo; y la epicóndila, una cresta ósea situada en la cara posterior del extremo distal, que sirve como punto de inserción para músculos y ligamentos.

El húmero es un hueso fundamental para el movimiento y la funcionalidad del miembro superior, ya que interviene en los movimientos de flexión, extensión, rotación y abducción del brazo.

La osteotomía es un procedimiento quirúrgico ortopédico en el que se corta o se secciona un hueso en un punto específico. Esto se realiza con el objetivo de corregir deformidades óseas o alteraciones del alineamiento, como las producidas por artrosis, displasia de cadera o rodilla vara. Después de la osteotomía, el hueso se fija en la nueva posición deseada utilizando diferentes técnicas, como placas, clavos o tornillos, hasta que cicatriza y se solidifica (un proceso conocido como consolidadción). La osteotomía puede realizarse en diversas partes del esqueleto, dependiendo de la afección que se esté tratando.

La diáfisis, en anatomía, se refiere a la parte central larga y tubular de un hueso largo. Es la porción entre las extremidades proximales (cerca del cuerpo) y distales (lejos del cuerpo) del hueso, donde se encuentran las epífisis. La diáfisis está compuesta principalmente de tejido óseo compacto y contiene la cavidad medular llena de médula roja y amarilla. En esta región también se encuentran el conducto vascular nutricio y los canales de Havers y Volkmann, que transportan sangre y nervios a través del hueso.

El pinzamiento femoroacetabular, también conocido como síndrome de pinzamiento o displasia del labrum acetabular, es una afección ortopédica que afecta la articulación de la cadera. Se caracteriza por un contacto anormal entre el fémur (hueso del muslo) y el acetábulo (cavidad de la pelvis donde se une la cadera), lo que resulta en una compresión o "pinzamiento" de los tejidos blandos circundantes, incluyendo el cartílago y el labrum de la cadera. Esta condición puede causar dolor, rigidez y limitación del movimiento en la articulación de la cadera. El pinzamiento femoroacetabular puede ser causado por una variedad de factores, incluyendo anomalías estructurales, lesiones y procesos degenerativos. El tratamiento puede incluir fisioterapia, medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación, inyecciones de corticosteroides o cirugía en casos graves.

El cuello femoral es una porción del fémur o hueso del muslo que se encuentra justo encima de la cabeza del fémur, donde se une con la articulación de la cadera. Es un área común de fracturas, especialmente en personas mayores, debido a su vulnerabilidad a los impactos y a la fragilidad ósea asociada con la osteoporosis. Estas fracturas pueden ser causadas por caídas o traumatismos y pueden requerir intervención quirúrgica para su tratamiento. La debilidad en el cuello femoral también puede contribuir al desarrollo de artrosis de cadera.

Las osteocondrodisplasias son un grupo heterogéneo de trastornos esqueléticos congénitos que afectan el crecimiento y desarrollo del hueso y el cartílago. Estos trastornos están asociados con anomalías en la diferenciación y función de los condrocitos, las células responsables del crecimiento y mantenimiento del tejido cartilaginoso. La mayoría de las osteocondrodisplasias se heredan de forma autosómica dominante o recesiva.

Las manifestaciones clínicas de estas enfermedades varían desde leves a graves y pueden incluir displasia esquelética, disostosis (malformación ósea), enanismo, trastornos de la columna vertebral, luxaciones congénitas de caderas, deformidades articulares, y anomalías faciales y craneales. Algunos tipos de osteocondrodisplasias también pueden presentar problemas respiratorios, cardíacos o neurológicos.

Existen más de 450 tipos diferentes de osteocondrodisplasias, cada uno con características específicas y patrones hereditarios distintivos. Algunos ejemplos comunes incluyen la acondroplasia, el síndrome de Down, el síndrome de Turner, la displasia espondiloepifisaria congénita y la enfermedad de Morquio. El diagnóstico se realiza mediante una combinación de examen físico, radiografías, pruebas genéticas y, en algunos casos, biopsia del tejido óseo o cartilaginoso.

El tratamiento de las osteocondrodisplasias depende del tipo específico y la gravedad de los síntomas. Puede incluir fisioterapia, ortopedia, cirugía correctiva y, en casos graves, cuidados paliativos. El pronóstico varía ampliamente según el tipo de osteocondrodisplasia; algunos tipos tienen un curso benigno con una esperanza de vida normal, mientras que otros pueden causar discapacidades graves y reducir la esperanza de vida.

El desarrollo óseo es un proceso biológico que implica el crecimiento y la remodelación de los huesos en el cuerpo humano. Comienza durante la etapa embrionaria y fetal, y continúa hasta la edad adulta. El desarrollo óseo se divide generalmente en dos fases: intrauterino y posnatal.

La fase intrauterina comienza a las cuatro semanas de gestación, cuando los primeros tejidos esqueléticos, llamados mesénquima, se condensan para formar un modelo del futuro esqueleto. Luego, estos tejidos se transforman en cartílago hialino, que actúa como un marco temporal para el desarrollo óseo. A medida que el feto crece, los osteoblastos, las células responsables de la formación del hueso, comienzan a depositar cristales de hidroxiapatita y una matriz proteica en el cartílago, reemplazándolo gradualmente por tejido óseo verdadero. Este proceso se denomina osificación endocondral y es el tipo más común de desarrollo óseo.

La fase posnatal del desarrollo óseo está marcada por un crecimiento continuo en longitud y grosor de los huesos. La longitud de los huesos largos aumenta en sus extremos a través de un proceso llamado crecimiento epifisario, donde el cartílago de crecimiento en las placas epifisiarias se convierte gradualmente en hueso por osificación endocondral. El grosor del hueso aumenta mediante la adición continua de nuevas capas de matriz ósea y cristales de hidroxiapatita al perímetro exterior del hueso, un proceso llamado modelado óseo.

El desarrollo óseo está controlado por una compleja interacción de factores genéticos, hormonales y mecánicos. Las hormonas como el crecimiento, la parathormona, la calcitonina y las glucocorticoides desempeñan un papel crucial en el control del desarrollo óseo, al igual que los factores de crecimiento locales, como el factor de crecimiento fibroblástico y el factor de crecimiento transformante beta. La actividad física y la carga mecánica también influyen en el desarrollo óseo, promoviendo un mayor grosor y densidad mineral ósea.

El desarrollo óseo se completa alcanzando la madurez esquelética, que generalmente ocurre durante la adolescencia o principios de la edad adulta. En este punto, el crecimiento longitudinal ha cesado y el hueso ha alcanzado su máxima densidad mineral ósea. Sin embargo, el mantenimiento del tejido óseo a lo largo de la vida requiere un equilibrio continuo entre la formación y la resorción ósea, procesos regulados por células especializadas llamadas osteoblastos y osteoclastos. Con la edad, este equilibrio puede verse alterado, lo que lleva a una pérdida de masa ósea y un mayor riesgo de fracturas y osteoporosis.

El cartílago es un tejido conectivo flexible pero resistente que se encuentra en varias partes del cuerpo humano. Es avascular, lo que significa que no tiene suministro sanguíneo propio, y su principal componente estructural es la proteoglicana, una molécula formada por un complejo de proteínas y glúcidos unidos a grandes cantidades de agua.

Existen tres tipos principales de cartílago en el cuerpo humano:

1. Hialino: Es el tipo más común y se encuentra en las articulaciones, la tráquea, el tabique nasal y los extremos de los huesos largos. Tiene una matriz transparente y fibras colágenas finas que le dan resistencia y flexibilidad.
2. Elástico: Se encuentra en las orejas y la epiglotis, y tiene una mayor cantidad de fibras elásticas que permiten que se estire y regrese a su forma original.
3. Fibro: Es el menos flexible y más denso de los tres tipos, y se encuentra en los discos intervertebrales y entre las membranas que recubren los huesos del esqueleto. Tiene una mayor cantidad de fibras colágenas gruesas que le dan resistencia y soporte.

El cartílago desempeña varias funciones importantes en el cuerpo humano, como proporcionar estructura y soporte a las articulaciones, permitir el movimiento suave y la amortiguación de los impactos, y servir como tejido de crecimiento en los huesos largos durante el desarrollo fetal y la infancia.

Los clavos ortopédicos son un tipo de implante utilizado en cirugía ortopédica para estabilizar fracturas óseas. Se trata de varillas delgadas y largas, generalmente hechas de acero inoxidable o titanio, que se introducen a través de la piel y los tejidos blandos hasta alcanzar el hueso roto. Una vez dentro del hueso, los clavos ortopédicos se utilizan para mantener los fragmentos óseos juntos mientras sanan.

Existen diferentes tipos de clavos ortopédicos, como por ejemplo:

* Clavos intramedularres: son los más comunes y se introducen a través del centro del hueso roto. Una vez dentro, se fijan al hueso con tornillos o espigas para mantenerlos en su lugar.
* Clavos externos: se utilizan cuando no es posible insertar el clavo intramedularmente, ya sea porque el hueso está demasiado dañado o porque la fractura es muy compleja. Los clavos externos se colocan en el exterior del cuerpo y se unen al hueso con tornillos o placas.
* Clavos canulados: son una variante de los clavos intramedularres que tienen un orificio central a través del cual se puede pasar un alambre para ayudar a mantener el hueso en su lugar.

La elección del tipo de clavo ortopédico dependerá del tipo y localización de la fractura, así como de las condiciones generales del paciente. La colocación de los clavos ortopédicos requiere una intervención quirúrgica, que se realiza bajo anestesia general o regional. Después de la cirugía, es necesario un periodo de reposo y rehabilitación para permitir que el hueso sane correctamente.

La osteocondritis es una afección en la que el tejido cartilaginoso y el hueso subcondral (el tejido esponjoso justo debajo del cartílago) en una articulación se inflaman y mueren. A veces, un fragmento de hueso o cartílago se desprende, quedando suelto dentro del espacio articular. Esta afección a menudo ocurre en articulaciones que soportan peso, como la rodilla o el tobillo.

La osteocondritis puede ser causada por una lesión aguda o repetitiva en una articulación, una disminución del flujo sanguíneo a un área del hueso o una combinación de factores. Los síntomas pueden incluir dolor e hinchazón en la articulación afectada, rigidez y limitación del movimiento, y bloqueos articulares ocasionales. El tratamiento puede incluir descanso, inmovilización, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía.

Las Enfermedades del Desarrollo Óseo (EDO) son un grupo de trastornos que afectan el crecimiento y desarrollo normal de los huesos. Estas condiciones pueden ser presentes desde el nacimiento o adquirirse más tarde en la vida, y pueden ser causadas por una variedad de factores, incluyendo genéticos, hormonales, nutricionales y ambientales.

Las EDO se caracterizan por anomalías en la forma, tamaño, densidad y fuerza de los huesos. Pueden afectar a uno o más huesos y pueden causar una variedad de síntomas, dependiendo de la gravedad y la ubicación de la afección. Algunos de los síntomas más comunes incluyen dolor óseo, deformidades esqueléticas, crecimiento anormal, fracturas espontáneas o repetidas, y discapacidad física.

Algunos ejemplos de EDO incluyen la enfermedad de Paget del hueso, la osteogénesis imperfecta, la displasia fibrosa poliestóptica, el síndrome de Marfan, y el síndrome de Hurler. El tratamiento de estas condiciones depende del tipo y la gravedad de la afección, pero puede incluir medicamentos, terapia física, cirugía ortopédica y cambios en el estilo de vida.

Los tornillos óseos, en términos médicos, se refieren a los dispositivos médicos utilizados en procedimientos quirúrgicos ortopédicos. Estos pequeños tornillos son generalmente hechos de metal, como el titanio o acero inoxidable, y se utilizan para mantener juntas fragmentadas o fisuradas partes del hueso durante el proceso de curación.

Existen diferentes tipos de tornillos óseos, tales como tornillos canulados, tornillos cortos y largos, tornillos de bloqueo, etc., cada uno diseñado para su uso específico en diversas situaciones clínicas. Por ejemplo, los tornillos canulados son huecos en el centro, lo que permite la introducción de alambres o cables a través de ellos, mientras que los tornillos de bloqueo tienen una cabeza que se atornilla firmemente sobre el hueso, evitando así que el tornillo se afloje con el tiempo.

La colocación de tornillos óseos generalmente requiere cirugía, donde el cirujano drila un orificio en el hueso y luego inserta cuidadosamente el tornillo en su lugar. Una vez que el hueso ha sanado completamente, a menudo se puede quitar el tornillo si es necesario.

Es importante señalar que, aunque los tornillos óseos son generalmente seguros y eficaces, como cualquier procedimiento quirúrgico, están asociados con ciertos riesgos y complicaciones potenciales, incluyendo infección, daño a los tejidos circundantes, y reacciones alérgicas al material del tornillo.

Los huesos son estructuras rígidas, resistentes y porosas que forman el esqueleto del cuerpo humano. Están compuestos principalmente de tejido conectivo duro llamado tejido óseo. Los huesos tienen varias funciones importantes, incluyendo el apoyo estructural, la protección de órganos vitales, la facilitación del movimiento al servir como punto de unión para los músculos y tendones, y la producción de células sanguíneas en la médula ósea.

El tejido óseo está compuesto por una matriz mineral inorgánica rica en calcio y fosfato, que le da a los huesos su rigidez y resistencia, así como por fibras de colágeno orgánicas, que proporcionan flexibilidad y elástico. Los huesos también contienen células vivas llamadas osteoblastos, osteoclastos y osteocitos, que participan en la remodelación continua del tejido óseo a medida que el cuerpo crece y se repara después de lesiones.

Hay 206 huesos en el esqueleto humano adulto, divididos en dos categorías principales: huesos largos, cortos, planos y curvados. Los huesos largos, como los femures y los tibias, son más largos que anchos y tienen un eje central largo. Los huesos cortos, como los huesos del carpo y el tarso, son relativamente pequeños y de forma cúbica o esférica. Los huesos planos, como las costillas y el cráneo, son delgados y anchos, y proporcionan protección a órganos vitales como los pulmones y el cerebro. Finalmente, los huesos curvados, como la columna vertebral y el esternón, tienen una forma curva que les permite soportar cargas pesadas y proporcionar flexibilidad al cuerpo.

La luxación de cadera es una condición ortopédica en la cual el extremo superior del fémur (hueso del muslo) se desconecta de la cavidad acetabular (socket) de la pelvis. Normalmente, el extremo del fémur se conecta a la cavidad acetabular formando una articulación esférica, permitiendo un amplio rango de movimiento. Sin embargo, en una luxación de cadera, esta conexión se interrumpe, lo que hace que el fémur se desplace fuera de su posición normal.

Esta afección puede ocurrir como resultado de un trauma directo o indirecto, como por ejemplo, un accidente automovilístico, una caída o una dislocación congénita presente al nacer. Los síntomas pueden incluir dolor intenso en la articulación de la cadera, incapacidad para mover la pierna, moretones y hematomas visibles en el área afectada, y en algunos casos, la pierna puede aparecer más corta o rotada hacia afuera.

El tratamiento inmediato de una luxación de cadera suele requerir reducción, que implica manipular cuidadosamente el fémur de vuelta a su posición normal dentro de la cavidad acetabular. Después de la reducción, se puede necesitar inmovilizar la articulación con un yeso o una férula durante varias semanas para permitir que los tejidos dañados sanen correctamente. En algunos casos, la cirugía y la fisioterapia pueden ser necesarias para restaurar el movimiento y la función completa de la cadera.

La disostosis es un término médico que se refiere a un grupo de trastornos congénitos caracterizados por una anomalía en el desarrollo y crecimiento del tejido esquelético. Estos trastornos están asociados con defectos en la formación o mineralización del cartílago, lo que resulta en huesos anormales y a menudo deformes.

Existen varios tipos de disostosis, cada uno con sus propias características y patrones de herencia. Algunos ejemplos incluyen la displasia cleidocraneal, la síndrome de Larsen, y la enfermedad de Paget del hueso, entre otros. Los síntomas y signos varían dependiendo del tipo específico de disostosis, pero pueden incluir retraso en el crecimiento, anomalías faciales, problemas de columna vertebral, displasia de caderas, y articulaciones dolorosas o rígidas.

El tratamiento de la disostosis depende del tipo específico y de la gravedad de los síntomas. Puede incluir fisioterapia, ortopedia, medicamentos para aliviar el dolor o reducir la inflamación, y en algunos casos, cirugía. El pronóstico también varía dependiendo del tipo y gravedad de la disostosis, pero muchas personas con estos trastornos pueden llevar una vida relativamente normal con el tratamiento adecuado.

Las fracturas mal unidas, también conocidas como pseudarthrosis o falla en la consolidación ósea, se refieren a una complicación ortopédica donde un hueso roto no logra curarse y unirse correctamente durante el proceso de curación. Esto puede resultar en un movimiento anormal entre los fragmentos de hueso, debilidad estructural, dolor continuo y, en algunos casos, deformidades.

Las causas más comunes de las fracturas mal unidas incluyen:

1. Fracturas desplazadas o abiertas: Cuando los extremos de los huesos se separan significativamente o sobresalen a través de la piel, aumenta el riesgo de una mala unión.
2. Infección en el sitio de la fractura: La presencia de una infección puede interferir con el proceso natural de curación y provocar una falta de consolidación ósea.
3. Mala alineación durante la reducción de la fractura: Si los fragmentos de hueso no se alinean correctamente antes de inmovilizarlos, existe un mayor riesgo de que las superficies óseas no crezcan juntas adecuadamente.
4. Movimiento excesivo en el sitio de la fractura: Un movimiento o desplazamiento continuo en el sitio de la fractura puede impedir que los extremos de los huesos se unan correctamente.
5. Factores sistémicos: La presencia de ciertas afecciones médicas, como diabetes, enfermedad renal crónica o deficiencias nutricionales, pueden afectar la capacidad del cuerpo para curar las fracturas y aumentar el riesgo de mala unión.
6. Tratamiento inadecuado: El uso incorrecto de férulas, yesos u otros dispositivos de inmovilización puede provocar una mala unión si no proporcionan suficiente soporte o permiten demasiado movimiento en el sitio de la fractura.

El tratamiento de una mala unión dependerá de la gravedad y la ubicación de la lesión. En algunos casos, puede ser posible realinear los fragmentos de hueso mediante una cirugía llamada osteotomía, seguida de una nueva fijación con placas, tornillos u otros dispositivos ortopédicos. Otras opciones de tratamiento pueden incluir injertos óseos para estimular el crecimiento óseo o la fusión de las superficies articulares afectadas en casos graves. La fisioterapia y la rehabilitación también desempeñan un papel importante en el proceso de curación y recuperación después del tratamiento de una mala unión.

La exostosis es un crecimiento anormal y benigno (no canceroso) de hueso que se produce en la superficie del hueso existente, típicamente donde el hueso se encuentra con el tejido conjuntivo. Por lo general, se desarrolla como una respuesta al estrés repetitivo o a la irritación. Las exostosis pueden ocurrir en cualquier hueso del cuerpo, pero son más comunes en los huesos largos y planos, como los de las extremidades y la pelvis.

Existen dos tipos principales de exostosis:

1. Exostosis de sobrecarga o inducida por esfuerzo: Este tipo se desarrolla en respuesta al estrés repetitivo o a la sobrecarga mecánica, como consecuencia de una actividad física intensa y prolongada. Por ejemplo, los corredores de larga distancia o los bailarines pueden desarrollar exostosis en sus piernas o pies.

2. Exostosis adquirida o idiopática: Este tipo no tiene una causa clara y puede desarrollarse espontáneamente o como resultado de una lesión previa, infección o enfermedad ósea subyacente. La exostosis adquirida es más común en adultos mayores de 40 años.

En la mayoría de los casos, las exostosis no causan síntomas y no requieren tratamiento. Sin embargo, si una exostosis crece lo suficiente como para comprimir nervios, vasos sanguíneos o tejidos circundantes, puede provocar dolor, entumecimiento, debilidad o pérdida de movimiento en la zona afectada. En estas situaciones, el tratamiento puede incluir cirugía para extirpar la exostosis y aliviar los síntomas asociados.

Los moldes quirúrgicos, también conocidos como moldes protésicos o férulas quirúrgicas, son dispositivos médicos personalizados utilizados durante y después de procedimientos quirúrgicos para mantener en su lugar, proteger, comprimir o inmovilizar tejidos blandos y estructuras óseas. Estos moldes se fabrican a medida de las características anatómicas únicas del paciente, a menudo mediante el proceso de impresión en 3D o por otros métodos de diseño asistido por computadora y fabricación.

Los moldes quirúrgicos se emplean en una variedad de especialidades médicas, incluyendo la cirugía ortopédica, la neurocirugía, la cirugía plástica y reconstructiva, y la cirugía oral y maxilofacial. Algunos ejemplos de su uso incluyen:

1. Fijación ósea y reducción de fracturas: Los moldes quirúrgicos se utilizan para mantener los huesos alineados correctamente después de una fractura o cirugía de reconstrucción ósea, como la osteotomía o la artrodesis.
2. Inmovilización postquirúrgica: Después de ciertas intervenciones quirúrgicas, como la cirugía de columna vertebral o la reparación de ligamentos, se utilizan moldes quirúrgicos para inmovilizar las estructuras afectadas y promover una curación adecuada.
3. Protección de tejidos blandos: En procedimientos que involucran tejidos blandos, como la cirugía plástica o reconstructiva, los moldes quirúrgicos ayudan a proteger las áreas vulnerables y minimizar el riesgo de complicaciones, como la formación de cicatrices excesivas.
4. Reposicionamiento de tejidos: Durante la cirugía reconstructiva, los moldes quirúrgicos pueden ayudar a reposicionar los tejidos en su lugar correcto y garantizar una apariencia estética adecuada.
5. Prevención de luxaciones o subluxaciones: En pacientes con riesgo de desalineación articular, como aquellos con enfermedades neurológicas o musculoesqueléticas, los moldes quirúrgicos pueden ayudar a mantener las articulaciones en su lugar y prevenir luxaciones o subluxaciones.

En resumen, los moldes quirúrgicos son dispositivos personalizados que desempeñan un papel crucial en diversas intervenciones quirúrgicas, proporcionando soporte estructural, alineación y protección a las áreas tratadas. Estos dispositivos contribuyen a una curación adecuada, minimizan el riesgo de complicaciones y mejoran los resultados estéticos y funcionales del paciente.

La manipulación ortopédica es un tratamiento médico que implica el uso de maniobras manuales específicas y precisas para movilizar, ajustar o corregir articulaciones, tejidos musculoesqueléticos, tendones, ligamentos y otros tejidos blandos en el cuerpo. Los profesionales médicos calificados, como quiroprácticos, fisioterapeutas u osteópatas, suelen realizar estas técnicas con el objetivo de aliviar el dolor, restaurar la movilidad articular y mejorar la función física.

Existen diferentes tipos de manipulaciones ortopédicas, dependiendo del área a tratar y del profesional que las realice. Algunas de ellas incluyen:

1. Manipulación quiropráctica o adjuste quiropráctico: Consiste en una rápida y precisa maniobra que se utiliza principalmente en la columna vertebral para corregir subluxaciones (desalineamientos articulares) y mejorar la movilidad y función de las vértebras afectadas.

2. Movilizaciones articulares: Son técnicas más suaves y lentas que se utilizan para tratar articulaciones rígidas o con limitaciones de movimiento. Estas maniobras implican un mayor grado de elongación y deslizamiento de los tejidos blandos circundantes, lo que ayuda a restaurar la amplitud de movimiento articular.

3. Técnicas de liberación miofascial: Se utilizan para aliviar la tensión y el dolor en los músculos y los tejidos conectivos circundantes, como los ligamentos y los tendones. Estas técnicas implican aplicar presión o tracción sobre los tejidos restrictivos para aflojar las adherencias y mejorar la movilidad y el flujo sanguíneo.

4. Masaje terapéutico: Es una forma de masaje que se utiliza para aliviar el dolor, reducir la tensión muscular y mejorar la circulación sanguínea. El terapeuta utiliza diferentes técnicas de manipulación de tejidos blandos, como amasamiento, fricción, vibración y compresión, para relajar los músculos y aliviar el estrés.

5. Estiramientos pasivos: Son técnicas en las que el terapeuta ayuda a estirar un músculo o una articulación más allá de su rango normal de movimiento, manteniéndola en esa posición durante un período de tiempo específico. Esto ayuda a mejorar la flexibilidad y la amplitud de movimiento articular.

6. Terapia manual: Es una forma de tratamiento que implica el uso de las manos para evaluar, diagnosticar y tratar problemas del sistema musculoesquelético. La terapia manual puede incluir técnicas como masaje, estiramientos, movilizaciones articulares y manipulaciones.

7. Movilización neural: Es una técnica de tratamiento que se utiliza para aliviar la compresión o irritación de los nervios. El terapeuta utiliza diferentes maniobras para deslizar, mover y estirar el nervio afectado, lo que ayuda a reducir el dolor, la rigidez y la pérdida de movilidad.

8. Tracción: Es una técnica en la que se aplica una fuerza de tracción o estiramiento a una articulación para aliviar la presión sobre los nervios y los tejidos blandos circundantes. Esto puede ayudar a mejorar la movilidad articular, reducir el dolor y promover la curación.

9. Terapia con calor o frío: El uso de calor o frío puede ser beneficioso para aliviar el dolor y la inflamación en las articulaciones y los músculos. El calor ayuda a relajar los músculos y aumentar el flujo sanguíneo, mientras que el frío reduce la hinchazón y numera el área afectada.

10. Ejercicios terapéuticos: Los ejercicios terapéuticos pueden ayudar a mejorar la fuerza, la flexibilidad y la movilidad de las articulaciones. Estos ejercicios se personalizan según las necesidades y capacidades del paciente y pueden incluir estiramientos, fortalecimiento muscular, equilibrio y coordinación.

En resumen, existen diversas técnicas y tratamientos que pueden ayudar a aliviar el dolor y mejorar la movilidad de las articulaciones. Es importante consultar con un profesional de la salud capacitado para determinar cuál es el tratamiento más adecuado para cada caso en particular. Además, mantener una vida activa y practicar ejercicios regulares puede ayudar a prevenir problemas articulares en el futuro.

Los traumatismos del nacimiento se refieren a lesiones físicas que un bebé puede sufrir durante el proceso de parto. Estas lesiones pueden ser causadas por diversos factores, como la presentación anormal del feto, el uso de instrumentos médicos durante el parto o por un parto particularmente difícil o prolongado.

Los tipos más comunes de traumatismos del nacimiento incluyen:

1. Hematomas subdurales y subgaleales: Son colecciones de sangre en el espacio entre el cráneo y el cerebro. Los moretones subdurales son menos comunes y más graves, ya que implican daño a los vasos sanguíneos del cerebro.

2. Fracturas de clavícula y húmero: Las fracturas de clavícula son las más comunes en los recién nacidos, especialmente en aquellos que han tenido partos difíciles o presentaciones anómalas. Las fracturas de húmero pueden ocurrir cuando se utiliza fuerza excesiva al extraer al bebé.

3. Lesiones nerviosas: El plexo braquial, un grupo de nervios que controlan los movimientos del brazo y la mano, puede resultar dañado durante el parto, especialmente en nacimientos difíciles o cuando se utilizan fórceps o ventosa. Esto puede causar parálisis temporal o permanente del brazo afectado.

4. Luxaciones de cadera: Ocurren cuando la cabeza del fémur se desliza fuera de su cavidad en la pelvis. Pueden ser congénitas o adquiridas durante el parto.

5. Contusiones y laceraciones: Las contusiones son moretones que pueden ocurrir cuando el bebé es comprimido durante el parto. Las laceraciones son cortes o rasguños en la piel del bebé, generalmente causadas por instrumentos médicos utilizados durante el parto.

La mayoría de estas lesiones suelen ser leves y desaparecen por sí solas después de un tiempo. Sin embargo, algunas pueden requerir tratamiento médico y, en casos raros, pueden causar daños permanentes o discapacidades. Los padres deben estar atentos a cualquier signo de lesión durante las primeras semanas después del nacimiento y consultar a un médico si tienen alguna preocupación.

Las deformidades congénitas de la mano se refieren a un grupo diverso de anomalías estructurales y funcionales presentes en el nacimiento que afectan la morfología y función de la mano. Estas condiciones pueden variar desde leves a graves, y pueden afectar a uno o ambos lados.

Las causas de las deformidades congénitas de la mano pueden ser genéticas, adquiridas o debido a factores ambientales durante el desarrollo fetal. Algunas de estas condiciones pueden estar asociadas con síndromes o trastornos genéticos más amplios.

Los ejemplos comunes de deformidades congénitas de la mano incluyen: polidactilia (dedos adicionales), sindactilia (dedos fusionados), braquidactilia (dedos cortos), clinodactilia (curvatura anormal de los dedos), hipoplasia (bajo desarrollo) o aplasia (ausencia) de parte o todo el esqueleto de la mano, y anomalías en la posición o alineación de los huesos y articulaciones de la mano.

El tratamiento de las deformidades congénitas de la mano depende del tipo y gravedad de la afección. Puede incluir observación, terapia ocupacional, fisioterapia, ortesis o dispositivos de asistencia, y en algunos casos, cirugía reconstructiva. El objetivo del tratamiento es mejorar la función y apariencia estética de la mano, así como prevenir complicaciones futuras.

Los huesos del metacarpo, en términos médicos, se refieren a los cinco huesos largos y tubulares que forman la parte central o palmar de la mano, situados entre los huesos del carpo (muñeca) y los huesos falanges de los dedos. Cada uno de estos huesos se articula proximinalmente con los huesos del carpo y distalmente con las falanges proximales de los dedos, formando las articulaciones metacarpofalángicas.

Cada hueso del metacarpo tiene una cabeza, un cuello y un cuerpo. La cabeza es la porción más distal y se articula con la falange proximal; el cuello es la región estrecha que conecta la cabeza con el cuerpo; y el cuerpo es la porción más larga y robusta, que presenta una superficie dorsal convexa y una superficie palmar cóncava.

Estos huesos son importantes para la funcionalidad de la mano, ya que proporcionan soporte estructural y permiten la transmisión de fuerzas desde los músculos de la antebrazo a los dedos, lo que facilita la flexión, extensión, aducción y abducción de los mismos. Además, también desempeñan un papel protector de los vasos sanguíneos y nervios que atraviesan la mano.

El peroné, también conocido como fíbula, es un hueso largo y delgado que se encuentra en la pierna humana. Es uno de los dos huesos principales de la parte inferior de la pierna, el otro siendo el tibia. El peroné se localiza en el lado lateral de la pierna y es más pequeño que la tibia.

Este hueso se extiende desde la parte inferior del muslo (donde se articula con el cóndilo lateral del fémur) hasta el tobillo (donde se articula con los huesos del tarso). El peroné sirve como punto de inserción para varios músculos y ligamentos, y desempeña un papel importante en la estabilidad y movimiento de la pierna y el pie.

En términos médicos, se puede referir a lesiones o trastornos que involucran al peroné, como fracturas, esguinces o tendinitis. Estas condiciones pueden causar dolor, hinchazón e incapacidad para soportar peso en la pierna afectada. El tratamiento de estas afecciones dependerá de su gravedad y puede incluir desde el reposo y la aplicación de hielo hasta la cirugía y la fisioterapia.

Los procedimientos ortopédicos son intervenciones quirúrgicas o no quirúrgicas que se llevan a cabo para corregir, restaurar, o mejorar la función y el alineamiento de las estructuras del sistema musculoesquelético. Estos procedimientos pueden incluir:

1. Cirugía artroscópica: una técnica mínimamente invasiva que utiliza una cámara pequeña y herramientas especiales para diagnosticar y tratar problemas en las articulaciones, como lesiones de menisco o rotura del ligamento cruzado anterior.

2. Cirugía de columna vertebral: se realiza para aliviar el dolor de espalda, corregir deformidades y estabilizar la columna vertebral en casos de escoliosis, estenosis espinal o hernias discales.

3. Cirugía de reemplazo articular: se utiliza para reemplazar una articulación dañada o artrítica, como la cadera o la rodilla, con una prótesis artificial.

4. Cirugía de fracturas y luxaciones: se realiza para estabilizar y alinear los huesos rotos o las articulaciones dislocadas.

5. Cirugía de corrección de deformidades: como la cirugía de piernas torcidas (gamba valga o vara), pies planos, o dedos en garra.

6. Cirugía de tumores óseos y tejidos blandos: se realiza para extirpar los tumores benignos o malignos que afectan al sistema musculoesquelético.

7. Terapia física y rehabilitación ortopédica: tratamientos no quirúrgicos que incluyen ejercicios, terapias manuales, calor, frío, electricidad y otros métodos para mejorar la fuerza, el rango de movimiento y la función después de una lesión o cirugía.

El objetivo del tratamiento ortopédico es restaurar la función, aliviar el dolor y corregir las deformidades asociadas con problemas musculoesqueléticos. Esto puede implicar el uso de medicamentos, terapia física, dispositivos de apoyo, cirugía o una combinación de estos enfoques. El especialista en ortopedia trabajará en colaboración con el paciente para determinar el mejor plan de tratamiento individualizado en función de sus necesidades y preferencias.

Las infusiones intraóseas (II) se refieren a un procedimiento médico de emergencia en el que se administra líquido, medicamentos o contraste directamente en el hueso. Este método se utiliza comúnmente cuando no es posible acceder a las venas periféricas o centrales de una persona, ya sea porque están demasiado colapsadas, dañadas o simplemente son difíciles de encontrar. El hueso más frecuentemente utilizado para este propósito es el hueso del cuerpo superior del fémur, aunque también se pueden usar otros huesos largos como la tibia o el húmero.

La II proporciona una vía rápida y fiable para la administración de fluidos y medicamentos, especialmente en situaciones críticas donde cada minuto cuenta, como durante paradas cardiorrespiratorias, shock séptico o hipovolémico, intoxicaciones graves, convulsiones prolongadas o incluso en cirugías extensas. Aunque no es una técnica preferida debido al riesgo potencial de dañar el tejido óseo y los vasos sanguíneos cercanos, puede ser vital en escenarios donde otras opciones no están disponibles.

Tras la inserción del catéter especialmente diseñado para este fin dentro del espacio medular del hueso, se puede verificar el correcto posicionamiento mediante radiografía o ecografía antes de comenzar la infusión. Una vez confirmada la correcta colocación, se inicia el flujo de líquidos o fármacos a través del catéter. Es importante monitorizar continuamente la presión y el flujo para garantizar la seguridad y eficacia del tratamiento. Tras finalizar el procedimiento, el catéter debe retirarse cuidadosamente para minimizar el riesgo de complicaciones.

El rango del movimiento articular, también conocido como amplitud de movimiento, se refiere a la máxima extensión y flexibilidad que permite una articulación o un segmento corporal en su conjunto para realizar movimientos en diferentes direcciones. Estos rangos varían según la articulación y el individuo, dependiendo de factores como la edad, el sexo, la actividad física y la presencia de patologías o lesiones.

La medición del rango de movimiento articular es una herramienta importante en la evaluación clínica, ya que puede ayudar a diagnosticar problemas musculoesqueléticos, medir el progreso terapéutico y determinar la eficacia de los tratamientos. Se mide en grados utilizando diferentes técnicas y equipos especializados, como los goniómetros, los podómetros o los sistemas de medición electrónicos.

Es importante mantener un rango adecuado de movimiento articular para preservar la funcionalidad, la independencia y la calidad de vida, especialmente en edades avanzadas o tras sufrir una lesión o cirugía. Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento regularmente, mantener una postura correcta y adoptar hábitos saludables contribuyen al mantenimiento y mejora del rango de movimiento articular.

En terminología anatómica, el cúbito se refiere al hueso largo del antebrazo que se encuentra en la parte medial o interior del brazo. Es uno de los dos huesos del antebrazo, siendo el otro el radio. El cúbito es más grande y más fuerte que el radio y se extiende desde la parte superior del brazo cerca del hombro hasta la muñeca. Su extremo superior, conocido como olecranon, forma la protuberancia notable en la parte posterior del codo, mientras que su extremo inferior ayuda a formar la articulación de la muñeca. La función principal del cúbito es proporcionar un punto de unión para los músculos y ligamentos del antebrazo y soportar el peso y los movimientos del brazo y la mano. Cualquier lesión, inflamación o enfermedad que afecte al cúbito puede causar dolor, rigidez e incapacidad funcional en el antebrazo y la mano.

Los Hilos Ortopédicos, también conocidos como suturas ortopédicas o alambres quirúrgicos, son un tipo específico de suturas utilizadas en procedimientos quirúrgicos ortopédicos. Están diseñados para proporcionar una fuerza de tensión y resistencia a la tracción, lo que los hace adecuados para su uso en la reparación y fijación de tejidos duros como huesos y ligamentos.

Los hilos ortopédicos pueden ser de diferentes materiales, pero los más comunes incluyen acero inoxidable, titanio y poliéster. Cada uno tiene sus propias ventajas e inconvenientes en términos de fuerza, flexibilidad, resistencia a la corrosión y facilidad de manejo.

El diámetro de los hilos ortopédicos varía dependiendo del uso previsto. Los de mayor diámetro suelen utilizarse en cirugías donde se necesita una fuerza de tensión más alta, como en la fijación de fracturas complejas. Por otro lado, los de menor diámetro se usan generalmente en procedimientos que requieren menos tensión, como las reparaciones de ligamentos o tendones.

Después de su uso, los hilos ortopédicos pueden dejarse dentro del cuerpo sin causar daño, ya que la mayoría son biocompatibles e inertes. Sin embargo, en algunos casos, especialmente si hay complicaciones postoperatorias como infección o movimiento anormal del implante, es posible que se necesite una segunda cirugía para retirarlos.

En resumen, los hilos ortopédicos son un componente crucial en muchas intervenciones quirúrgicas ortopédicas, ofreciendo soporte y estabilidad a los tejidos dañados durante el proceso de curación.

La tracción, en el contexto médico, se refiere a la acción de tirar o jalar un objeto o tejido del cuerpo con el fin de alinear correctamente las estructuras, reducir una dislocación o fractura, o aliviar la tensión y dolor en los músculos y tendones. Se utiliza a menudo después de lesiones graves o cirugías ortopédicas. La tracción puede ser manual o mecánica, y se aplica mediante el uso de cintas, poleas, pesos y aparatos especiales. También se puede usar en terapia física para mejorar el rango de movimiento y la flexibilidad.

El condroblastoma es un tipo raro de tumor benigno (no canceroso) que se forma en el cartílago, generalmente en los huesos largos cerca de las articulaciones. El cartílago es el tejido suave y flexible que forma la mayor parte del esqueleto de un feto en desarrollo y reviste las superficies articulares en los adultos.

Los condroblastomas generalmente ocurren en personas menores de 20 años, aunque pueden presentarse a cualquier edad. Afectan con mayor frecuencia el húmero (hueso del brazo superior), el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la pierna inferior). Los síntomas pueden incluir dolor, hinchazón e impotencia funcional en la articulación afectada.

El diagnóstico de condroblastoma generalmente se realiza mediante radiografías y una biopsia, que es un procedimiento para extraer una pequeña muestra de tejido del tumor para su examen bajo un microscopio. El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica del tumor, seguida a veces por la reconstrucción del hueso afectado. En algunos casos, la radioterapia también puede ser una opción de tratamiento.

Aunque el condroblastoma es en general un tumor benigno, tiene el potencial de convertirse en maligno (canceroso) y diseminarse a otras partes del cuerpo. Por lo tanto, es importante que los pacientes con condroblastoma sean monitoreados cuidadosamente por un equipo médico experimentado en el tratamiento de tumores óseos.

El acetábulo es la cavidad o fosa de la pelvis donde se une el fémur para formar la articulación de la cadera. También se conoce como cotilo. La forma y profundidad del acetábulo permite un amplio rango de movimiento en la articulación de la cadera, incluyendo flexión, extensión, abducción, aducción, rotación interna y externa. La superficie articular del acetábulo está recubierta por cartílago hialino, el cual ayuda a reducir la fricción durante el movimiento de la articulación.

El sistema endocrino es un complejo sistema de glándulas y órganos que segregan hormonas directamente en el torrente sanguíneo. Las enfermedades del sistema endocrino se refieren a una variedad de trastornos que ocurren cuando este sistema no funciona correctamente.

Estas enfermedades pueden resultar de sobreproducción o subproducción de las hormonas (lo que se conoce como trastornos hiposecretorios o hipersecretorios), respuesta anormal a las hormonas, o tumores benignos o malignos de las glándulas endocrinas.

Algunos ejemplos comunes de enfermedades del sistema endocrino incluyen diabetes (tipo 1 y tipo 2), hipotiroidismo, hipertiroidismo, enfermedad de Cushing, acromegalia, síndrome poliquístico del ovario, y cánceres de tiroides, glándulas suprarrenales y páncreas.

Los síntomas varían ampliamente dependiendo de la glándula afectada y el tipo de trastorno. Pueden incluir fatiga, aumento o pérdida de peso, incremento del apetito, sed excesiva, micción frecuente, intolerancia al frío o calor, crecimiento anormal, debilidad muscular, sequedad de la piel, cambios en el estado de ánimo y fertilidad disminuida.

El tratamiento depende del tipo específico de enfermedad y puede incluir medicamentos para regular los niveles hormonales, cirugía para extirpar tumores o glándulas afectadas, radioterapia y quimioterapia.

La osteogénesis es un proceso biológico en el que se forma hueso nuevo. Es un término médico que literalmente significa "generación ósea". Se refiere a la formación y desarrollo del tejido óseo, un proceso complejo que involucra la proliferación y diferenciación de células madre mesenquimales en osteoblastos, las células responsables de la síntesis y mineralización de la matriz ósea.

Existen dos tipos principales de osteogénesis: intramembranosa y endocondral. La osteogénesis intramembranosa es un proceso en el que las células mesenquimales se diferencian directamente en osteoblastos, y la matriz ósea se forma dentro de una membrana fibrosa. Este tipo de osteogénesis es responsable de la formación de los huesos planos del cráneo y las clavículas.

Por otro lado, la osteogénesis endocondral es un proceso en el que se forma primero un cartílago templado, que luego se reemplaza por tejido óseo. Este tipo de osteogénesis es responsable de la formación de los huesos largos y planos del cuerpo humano.

La osteogénesis también puede referirse a un grupo de trastornos genéticos que afectan el desarrollo óseo, como la osteogénesis imperfecta, una enfermedad hereditaria que se caracteriza por huesos frágiles y propensos a fracturas.

Un craneofaringioma es un tipo raro de tumor cerebral que se desarrolla en la base del cráneo, en la región de la glándula pituitaria y el hipotálamo. Este tipo de tumor se origina en los restos embriológicos de la glándula pituitaria y afecta tanto a niños como a adultos, aunque es más común en la edad pediátrica.

Los craneofaringiomas suelen crecer lentamente y no suelen diseminarse o invadir tejidos cercanos, pero pueden causar problemas debido a la compresión de estructuras vitales en la región de la base del cráneo. Los síntomas más comunes incluyen trastornos visuales, como visión doble o pérdida de visión, y deficiencias hormonales, como crecimiento lento en niños o menstruaciones irregulares en mujeres.

El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica del tumor, aunque en algunos casos se puede considerar la radioterapia si el tumor no se puede extirpar completamente o si hay un riesgo elevado de dañar estructuras vitales durante la cirugía. A pesar del tratamiento, los craneofaringiomas pueden reaparecer en algunos casos, por lo que es importante realizar un seguimiento a largo plazo con pruebas de imagen periódicas.

La osteomielitis es una infección de los tejidos óseos que puede involucrar el hueso en sí, el tejido circundante y el suministro de sangre al hueso. Puede ser causada por bacterias u hongos. La forma más común es la osteomielitis supurativa aguda, generalmente causada por estafilococos o streptococci. Otras formas incluyen la osteomielitis crónica y la osteomielitis vertebral.

Los síntomas pueden incluir dolor e hinchazón en el área afectada, fiebre, fatiga y malestar general. El diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre, radiografías, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas. El tratamiento suele incluir antibióticos o antifúngicos, dependiendo de la causa subyacente, y posiblemente cirugía para eliminar el tejido infectado. La complicación más grave es que la infección puede diseminarse a otras partes del cuerpo.

La retroversión ósea es un término utilizado en medicina y especialmente en ortopedia y traumatología para describir una condición anormal donde un hueso se ha desplazado o volteado hacia atrás, en dirección a la parte posterior del cuerpo. Este desplazamiento puede ocurrir en cualquier hueso, pero es más comúnmente utilizado para referirse al fémur (hueso del muslo) o la tibia (hueso de la pierna inferior).

En el caso del fémur, una retroversión ósea puede resultar en un desalineamiento de la cadera y el fémur, lo que podría causar dolor e inestabilidad. Esta condición a menudo es congénita (presente desde el nacimiento) o puede ser el resultado de una lesión o enfermedad degenerativa.

En el caso de la tibia, una retroversión ósea puede causar un desplazamiento anormal del pie y la pierna, lo que podría conducir a problemas de marcha y dolor. Esta condición también puede ser congénita o adquirida.

El tratamiento para la retroversión ósea depende de su causa y gravedad. En casos leves, el tratamiento puede incluir fisioterapia y medicamentos para aliviar el dolor. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesaria una cirugía correctiva.

La diferencia de longitud de las piernas (DLP) se refiere a la variación en la longitud entre las extremidades inferiores de un individuo. Esta asimetría puede ser congénita o adquirida, y generalmente se mide como la discrepancia en la longitud desde la cresta ilíaca hasta el suelo (medida conocida como longitud de la pierna órtesis) o desde la parte superior del fémur hasta el suelo (medida llamada longitud de la extremidad inferior).

Las diferencias en la longitud de las piernas mayores a 2 cm pueden causar desalineaciones posturales y problemas biomecánicos, lo que podría conducir a dolor de espalda, cadera o rodilla. La DLP también se asocia con un mayor riesgo de padecer osteoartritis en las articulaciones load-bearing (articulaciones que soportan el peso del cuerpo).

El tratamiento para la diferencia de longitud de las piernas depende de su causa y gravedad. En casos leves, el uso de plantillas ortopédicas o zapatos especiales puede ayudar a equilibrar la carga en ambas extremidades inferiores. Sin embargo, en casos más severos, se pueden considerar opciones quirúrgicas como la epifisiodesis (un procedimiento que restringe el crecimiento selectivo de los huesos) o la cirugía correctiva del miembro inferior.

El cartílago hialino es un tipo de tejido cartilaginoso que se encuentra en el cuerpo humano. Es translúcido, suave y resistente al desgaste, lo que lo hace adecuado para soportar cargas y movimientos repetitivos. Se compone principalmente de células llamadas condrocitos incrustados en una matriz extracelular rica en fibrillas de colágeno y proteoglicanos.

Este tipo de cartílago se encuentra en varias partes del cuerpo, incluyendo las articulaciones, el tabique nasal, los anillos traqueales y los discos intervertebrales. En las articulaciones, el cartílago hialino recubre las superficies opuestas de los huesos, permitiendo un movimiento suave y reduciendo la fricción entre ellos.

Sin embargo, a diferencia de otros tejidos, el cartílago hialino no tiene vasos sanguíneos, nervios o linfáticos, lo que dificulta su capacidad de regenerarse y repararse a sí mismo después de un daño. Las enfermedades degenerativas como la artrosis pueden causar el deterioro del cartílago hialino, llevando a dolor e incapacidad funcional.

La luxación congénita de la cadera, también conocida como displasia del desarrollo de la hancha o enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, es una afección en la cual el extremo superior del fémur (hueso del muslo) no encaja correctamente en la cavidad de la pelvis (socket). En condiciones normales, el extremo del fémur se conecta perfectamente con la cavidad de la pelvis formando una articulación esférica. Sin embargo, en la luxación congénita de la cadera, esta articulación no se forma correctamente desde el nacimiento o durante los primeros meses de vida.

Esta afección puede causar que el niño camine con una cojera o mantenga una postura anormal. Si no se trata, la luxación congénita de la cadera puede provocar dolor y problemas de movilidad en la edad adulta. El tratamiento temprano es fundamental para prevenir complicaciones a largo plazo y garantizar un desarrollo normal del niño. Los métodos de tratamiento pueden incluir el uso de férulas, dispositivos ortopédicos o, en casos graves, cirugía.

Las fracturas del hombro se refieren a las roturas o fracturas de los huesos que forman la articulación del hombro, incluyendo la clavícula, el húmero (brazo superior) y la escápula (omóplato). Las fracturas más comunes en el hombro son:

1. Fractura de clavícula: Por lo general, se produce como resultado de un traumatismo directo, como una caída sobre el hombro o un golpe fuerte en el hombro. Puede causar dolor intenso, hinchazón y hematomas en el área afectada.

2. Fractura del extremo superior del húmero (cabeza humeral): Sucede con frecuencia como resultado de una caída o un accidente que provoca una fuerte tensión en el hombro. Los síntomas incluyen dolor severo, limitación del movimiento y posible hinchazón o moretones en la zona afectada.

3. Fractura de escápula: A menudo se asocia con traumatismos graves, como accidentes automovilísticos o caídas desde alturas considerables. Los síntomas pueden incluir dolor, moretones, inflamación y dificultad para mover el brazo o el hombro.

El tratamiento de las fracturas del hombro dependerá del tipo y gravedad de la lesión. Puede incluir inmovilización con un cabestrillo o férula, terapia física, medicamentos para aliviar el dolor y, en algunos casos, cirugía para estabilizar los huesos fracturados. La rehabilitación completa puede llevar varias semanas o meses, según la gravedad de la lesión y la respuesta al tratamiento.

Las enfermedades del cartílago se refieren a un grupo diverso de trastornos que afectan la salud y el funcionamiento del cartílago, un tejido conectivo flexible pero resistente que protege las articulaciones al permitir su movimiento sin fricción. El cartílago también se encuentra en otras partes del cuerpo, como la nariz, los oídos y el tórax.

Existen varias enfermedades que pueden afectar el cartílago. Algunas de las más comunes incluyen:

1. Artrosis: También conocida como osteoartrosis, es la forma más común de enfermedad articular y afecta principalmente al cartílago articular. Con el tiempo, el cartílago se desgasta y se daña, lo que puede causar dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones afectadas.

2. Artritis reumatoide: Es una enfermedad autoinmune que causa inflamación en las articulaciones y los tejidos circundantes. La artritis reumatoide puede dañar el cartílago articular, lo que lleva a la pérdida de movimiento y función articular.

3. Condrocalcinosis: Es una afección en la cual se depositan cristales de calcio en el cartílago y los tejidos circundantes. Esto puede causar inflamación, dolor e hinchazón en las articulaciones afectadas.

4. Condromalacia: Se refiere al desgaste o daño del cartílago detrás de la rótula (la parte frontal de la rodilla). Puede causar dolor y rigidez en la rodilla, especialmente al subir o bajar escaleras.

5. Osteocondrosis: Es una afección que afecta el crecimiento y desarrollo del cartílago y el hueso en los niños y adolescentes. Puede causar dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones afectadas.

6. Enfermedad de Paget: Es una afección que causa crecimiento anormal del hueso y puede dañar el cartílago articular. Puede causar dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones afectadas.

El tratamiento de estas afecciones depende de la gravedad y la causa subyacente del problema. El tratamiento puede incluir medicamentos, fisioterapia, cambios en el estilo de vida y, en algunos casos, cirugía. Si tiene dolor o rigidez articular crónica, es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

El alargamiento óseo es un procedimiento quirúrgico que se realiza para aumentar la longitud de un hueso. Esto puede ser necesario en algunas situaciones clínicas, como por ejemplo en el caso de personas con miembros cortos a causa de una enfermedad congénita o traumática.

Existen diferentes técnicas para realizar este procedimiento, pero la más común consiste en cortar el hueso en dos partes y luego separarlas gradualmente durante un período de tiempo, lo que permite que el cuerpo produzca nuevo tejido óseo en la brecha. Durante este proceso, se utiliza una fijación externa para mantener las dos partes del hueso en la posición correcta y asegurar una correcta alineación.

El proceso de alargamiento óseo puede ser doloroso y requiere un período de rehabilitación prolongado, pero puede mejorar significativamente la calidad de vida de algunas personas con miembros cortos. Es importante que este procedimiento sea realizado por un cirujano ortopédico experimentado y que se sigan todas las instrucciones y recomendaciones médicas durante el proceso de recuperación.

La epífisis desprendida,[1]​ epifisis femoral proximal deslizada,[2]​ deslizamiento epifisario de la cabeza de fémur,[3]​ o ... OMS,OPS (ed.). «Epífisis desprendida». Biblioteca virtual de salud-Descriptores en Ciencias de la Salud (BVS,DeCS). Filippini, ... epifisis femoral capital) con el cuello femoral. Como la fisis aún está abierta, el flujo de sangre a la epífisis debe ... el término epífisis capitel femoral deslizada es una denominación inexacta, ya que la epífisis (parte final de un hueso) ...
La epífisis desprendida,[1]​ epifisis femoral proximal deslizada,[2]​ deslizamiento epifisario de la cabeza de fémur,[3]​ o ... OMS,OPS (ed.). «Epífisis desprendida». Biblioteca virtual de salud-Descriptores en Ciencias de la Salud (BVS,DeCS). Filippini, ... epifisis femoral capital) con el cuello femoral. Como la fisis aún está abierta, el flujo de sangre a la epífisis debe ... el término epífisis capitel femoral deslizada es una denominación inexacta, ya que la epífisis (parte final de un hueso) ...
Epífisis Desprendida [C05.116.425] Epífisis Desprendida * Genu Valgum [C05.116.482] Genu Valgum ...
Epífisis Desprendida de Cabeza Femoral/complicaciones , Epífisis Desprendida de Cabeza Femoral/diagnóstico por imagen ...
Epífisis Desprendida - Concepto preferido UI del concepto. M0007593. Nota de alcance. Separación completa o parcial de las ... Separación completa o parcial de las EPÍFISIS de las DIÁFISIS.. Calificadores permitidos:. BL sangre. CF líquido ... Epífisis Desprendida de Cabeza Femoral [C05.116.425.500] Epífisis Desprendida de Cabeza Femoral ...
... epífisis), o la enfermedad de Legg-Calve-Perthes. ... causado por afecciones como el deslizamiento de la epífisis de ...
  • De hecho, el término epífisis capitel femoral deslizada es una denominación inexacta, ya que la epífisis (parte final de un hueso) permanece en su posición anatómica normal en el acetábulo de la cadera. (wikipedia.org)
  • Normalmente, la posición y alineación en la SCFE se describe haciendo referencia a la relación del fragmento proximal (epifisis femoral capital) con el cuello femoral. (wikipedia.org)
  • Como la fisis aún está abierta, el flujo de sangre a la epífisis debe desviarse del cuello femoral. (wikipedia.org)
  • 8]​[13]​[4]​ La SCFE es una fractura Salter-Harris de tipo 1 a través del cartílago de crecimiento femoral proximal. (wikipedia.org)
  • El dolor en la cadera, en el muslo o en la rodilla de un niño mayor o de un adolescente podría estar causado por afecciones como el deslizamiento de la epífisis de la cabeza femoral , donde el extremo superior del hueso del muslo (fémur) se desliza en la placa de crecimiento (epífisis), o la enfermedad de Legg-Calve-Perthes. (healthwise.net)
  • Si se fractura esta placa de crecimiento, el área situada sobre ella es dolorosa y está inflamada, y el niño tiene problemas para mover el miembro afectado. (wikipedia.org)
  • 5]​ La desripción de cómo se desarrolla el proceso, de qué forma las causas producen, en la cabeza del fémur, la aparición de la enfermedad es la patogenia de la SCFE. (wikipedia.org)

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