La flumetasona es un glucocorticoide sintético potente que se utiliza en aplicaciones dermatológicas para tratar diversas afecciones inflamatorias y alérgicas de la piel, como eczema, dermatitis y psoriasis. Pertenece a la clase de corticosteroides con una actividad glucocorticoide relativamente alta y una actividad mineralocorticoide baja.
La flumetasona actúa reduciendo la inflamación, las reacciones alérgicas y la proliferación de células cutáneas mediante el bloqueo de la síntesis de mediadores químicos inflamatorios, como las prostaglandinas y los leucotrienos. Esto ayuda a aliviar los síntomas asociados con las afecciones cutáneas, como enrojecimiento, picazón, hinchazón e irritación.
La flumetasona generalmente se presenta en forma de crema, ungüento o loción y se aplica tópicamente en la piel afectada una o dos veces al día, según lo prescrito por un médico. Es importante seguir las instrucciones de dosificación cuidadosamente para minimizar los efectos secundarios y maximizar los beneficios terapéuticos. Los posibles efectos adversos de la flumetasona pueden incluir sequedad, ardor o irritación en el sitio de aplicación, adelgazamiento de la piel y aumento de vello corporal.
En casos raros, el uso prolongado o excesivo de flumetasona puede dar lugar a efectos sistémicos, como supresión del sistema inmunológico, glaucoma, cataratas y trastornos del crecimiento en niños. Por lo tanto, se recomienda utilizar este medicamento bajo la supervisión de un profesional médico y evitar su uso en niños pequeños, mujeres embarazadas o madres que están amamantando, a menos que sea absolutamente necesario.