Incremento anormal del tono muscular en los músculos esqueléticos o lisos. La hipertonicidad de los músculos esqueléticos puede asociarse con lesiones del TRACTO PIRAMIDAL o con ENFERMEDADES DE LOS GANGLIOS BASALES.
Forma de hipertonía muscular asociada con una ENFERMEDAD DE LA NEURONA MOTORA superior. La resistencia al estiramiento pasivo de un músculo espástico produce una resistencia inicial mínima (un "intervalo libre") seguido por un incremento progresivo en el tono muscular. El tono se incrementa en proporción a la velocidad de estiramiento. La espasticidad usualmente se acompaña de HIPERREFLEXIA y de grados variables de DEBILIDAD MUSCULAR.
Cambios degenerativos de la RETINA debido a la HIPERTENSIÓN.
Las enfermedades de la retina se refieren a un grupo diverso de trastornos oculares que afectan la estructura y función de la retina, potencialmente causando pérdida visual parcial o total.
Especialidad quirúrgica que se ocupa de la estructura y función del ojo y de los tratamientos médicos y quirúrgicos de sus defectos y enfermedades.
Situación de PRESIÓN SANGUÍNEA marcadamente elevada con PRESIÓN DIASTÓLICA generalmente mayor a 120 mm Hg. La hipertensión maligna se caracteriza por un extenso daño vascular, PAPILEDEMA, retinopatía, ENCEFALOPATÍA HIPERTENSIVA y disfunción renal.
PRESIÓN SANGUÍNEA arterial sistémica persistentemente elevada. En base a múltiples lecturas (DETERMINACIÓN DE LA PRESIÓN SANGUÍNEA), habitualmente se considera hipertensión cuando la PRESIÓN SISTÓLICA es mucho mayor a 140 mm Hg o cuando la presión diastólica (PRESIÓN SANGUÍNEA) es de 90 mm Hg o mas.
Subdivisión más pequeña de las arterias localizadas entre las arterias musculares y los capilares.
Región cóncava interior del ojo, que está formada por la retina, la coroides, la esclera, el disco óptico y los vasos sanguíneos, y que se observa a través de oftalmoscopio.

La hipertonía muscular se refiere a un estado de aumento del tono muscular, lo que significa que los músculos permanecen constantemente contraídos o rígidos. Es importante notar que no es lo mismo que tener músculos tensos después de un entrenamiento físico intenso; la hipertonía muscular es una afección neurológica en la que el sistema nervioso envía señales incorrectas o excesivas a los músculos, haciendo que éstos permanezcan contraídos.

Esto puede resultar en dificultad para realizar movimientos suaves y controlados, rigidez articular y, en casos graves, contracturas musculares dolorosas y limitación del rango de movimiento. La hipertonía muscular es un síntoma común en varias afecciones neurológicas como la parálisis cerebral, lesión cerebral traumática, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson y derrame cerebral. El tratamiento puede incluir terapia física, medicamentos para relajar los músculos o cirugía ortopédica en casos severos.

La espasticidad muscular es un trastorno del tono y la contractura muscular que se caracteriza por aumento del tono muscular en reposo y un patrón anormal de reflejos musculares, conocido como hiperreflexia. Esto resulta en movimientos involuntarios e impredecibles, especialmente durante el inicio de un movimiento voluntario. La espasticidad es comúnmente asociada con lesiones de la médula espinal o trastornos neurológicos como esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, derrame cerebral y parálisis cerebral. Puede causar rigidez articular, dolor y limitación funcional. El tratamiento puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional, medicamentos que relajan los músculos (como baclofeno, diazepam o tizanidina) e inyecciones de toxina botulínica en los músculos afectados. En casos graves, se puede considerar la cirugía para alargar los tendones o transferir músculos.

La retinopatía hipertensiva es un término médico que se refiere a los cambios en la retina (la capa más interna del ojo) causados por la hipertensión arterial, o presión arterial alta. La presión arterial alta puede dañar los pequeños vasos sanguíneos que suministran sangre a la retina, lo que lleva a una variedad de cambios estructurales en la retina y el nervio óptico.

Los síntomas iniciales de la retinopatía hipertensiva pueden ser leves o incluso ausentes, pero con el tiempo, la enfermedad puede avanzar y causar daño permanente a la visión. Los signos tempranos de la retinopatía hipertensiva incluyen hinchazón y engrosamiento de las capas de la retina, hemorragias (sangrado) en el ojo y exudados (depósitos de grasa) en la retina.

Si la enfermedad avanza, se pueden desarrollar nuevos vasos sanguíneos anormales en la retina, lo que puede aumentar el riesgo de hemorragias adicionales y formación de tejido cicatricial. En casos graves, esto puede conducir a desprendimiento de retina o glaucoma neovascular, ambas condiciones que pueden causar pérdida permanente de la visión.

El tratamiento de la retinopatía hipertensiva generalmente se centra en el control de la presión arterial y la detección y tratamiento tempranos de los cambios en la retina. La fotocoagulación con láser, la terapia con medicamentos anti-VEGF y la cirugía pueden ser opciones de tratamiento para algunos pacientes con retinopatía hipertensiva avanzada.

Las enfermedades de la retina se refieren a un grupo de trastornos o condiciones que afectan la estructura y función anatómica de la retina, una membrana nerviosa sensible a la luz en la parte posterior del ojo. La retina es responsable de convertir las señales luminosas en impulsos eléctricos que viajan al cerebro a través del nervio óptico, donde se interpretan como vision.

Existen diversas enfermedades de la retina, entre ellas:

1. Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE): Es una enfermedad ocular progresiva que afecta el centro de la retina, llamada mácula. Puede causar pérdida de visión central y distorsiones en las líneas rectas. Existen dos tipos: seca (atrofia) y húmeda (exudativa).

2. Retinosis Pigmentaria: Es una enfermedad hereditaria que afecta los bastones y conos de la retina, causando pérdida gradual de visión periférica y visión nocturna.

3. Desprendimiento de Retina: Ocurre cuando el líquido del humor vítreo se acumula detrás de la retina, haciendo que se desprenda de su capa pigmentaria subyacente y cause pérdida de visión.

4. Degeneración Coroidal: Es una enfermedad degenerativa que afecta la coroides, una capa vascular entre la retina y el blanco del ojo. Puede causar pérdida de visión central y periférica.

5. Oclusiones Vasculares Retinianas: Son bloqueos en las arterias o venas que suministran sangre a la retina, lo que puede provocar daño isquémico y hemorragia en la retina.

6. Edema Macular Diabético: Ocurre cuando el exceso de glucosa en la sangre daña los vasos sanguíneos de la retina, causando hinchazón y pérdida de visión central.

7. Queratopatía Serosa: Es una enfermedad degenerativa que afecta la córnea, causando opacidad y pérdida de visión.

8. Distrofia Macular: Son enfermedades hereditarias que afectan el centro de la retina (la mácula), causando pérdida gradual de visión central.

9. Uveítis: Es una inflamación del iris, cuerpo ciliar y coroides, lo que puede causar daño en la retina y pérdida de visión.

10. Coloboma Retinal: Es un defecto congénito en el desarrollo de la retina, causando una abertura o agujero en la retina y pérdida de visión periférica.

La oftalmología es una rama especializada de la medicina y la cirugía que se ocupa del diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades y afecciones relacionadas con el ojo y el sistema visual. Un oftalmólogo es un médico calificado que ha completado estudios universitarios, cuatro años de facultad de medicina, un año de internado y al menos tres años de residencia especializada en oftalmología.

La oftalmología cubre una amplia gama de problemas oculares, desde afecciones relativamente menores como el ojo rojo y la conjuntivitis hasta condiciones más graves que pueden conducir a la pérdida total de la visión, como el glaucoma, la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE) y los desprendimientos de retina. Los oftalmólogos también están capacitados para realizar procedimientos quirúrgicos complejos en el ojo, como cataratas, cirugía refractiva (como LASIK), reparación de daños traumáticos y corrección de problemas estructurales.

Además del tratamiento clínico y quirúrgico directo de los trastornos oculares, la oftalmología también involucra la evaluación y el manejo de las afecciones sistémicas que pueden afectar la visión o ser manifestadas por síntomas oculares. Esto puede incluir enfermedades como diabetes, hipertensión arterial y esclerosis múltiple. Los oftalmólogos también desempeñan un papel importante en la detección temprana de enfermedades sistémicas mediante el examen del fondo del ojo (oftalmoscopia), ya que muchas afecciones graves pueden manifestarse primero con cambios visibles en la retina.

La hipertensión maligna es una afección médica grave y potencialmente mortal que se caracteriza por una presión arterial extremadamente alta, con niveles sistólicos superiores a 180 mmHg y diastólicos superiores a 120 mmHg. Sin embargo, no se define únicamente por la elevación de la presión arterial, sino también por la presencia de daño orgánico agudo en órganos vitales como el cerebro, el corazón, los riñones y los ojos.

Esta forma de hipertensión se asocia con una serie de complicaciones graves, incluyendo edema pulmonar, insuficiencia cardíaca congestiva, disfunción renal aguda, hemorragia intracraneal y convulsiones. La hipertensión maligna puede desarrollarse rápidamente en individuos con hipertensión previamente no complicada o puede presentarse como una complicación de la hipertensión secundaria a otras afecciones médicas subyacentes, como el feocromocitoma o la glomerulonefritis.

El tratamiento de la hipertensión maligna requiere atención médica inmediata y agresiva, que puede incluir medicamentos para reducir rápidamente la presión arterial, como fenilefrina, nitroprusiato o nicardipina, así como medidas de apoyo adicionales, como oxígeno suplementario, fluidoterapia y monitoreo continuo de la función cardiovascular y renal. La identificación y el tratamiento de las causas subyacentes también son esenciales para prevenir recurrencias y complicaciones a largo plazo.

La hipertensión, también conocida como presión arterial alta, es una afección médica en la que las fuerzas contra las paredes de las arterias son consistentemente más altas que lo normal. La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg) y consta de dos números:

1. La presión arterial sistólica, que es la fuerza a la que tu corazón bombea sangre hacia tus arterias. Normalmente, este valor se encuentra en el rango de 120 mmHg o por debajo.
2. La presión arterial diastólica, que es la resistencia de las arterias a la circulación de la sangre cuando tu corazón está en reposo entre latidos. Normalmente, este valor se encuentra en el rango de 80 mmHg o por debajo.

La hipertensión se define como una presión arterial sistólica igual o superior a 130 mmHg y/o una presión arterial diastólica igual o superior a 80 mmHg, de acuerdo con los Lineamientos de la Sociedad Americana de Hipertensión (ASH), la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) en 2017.

Existen diferentes grados o categorías de hipertensión, como:

- Etapa 1: Presión arterial sistólica entre 130-139 mmHg o presión arterial diastólica entre 80-89 mmHg.
- Etapa 2: Presión arterial sistólica de 140 mmHg o más alta o presión arterial diastólica de 90 mmHg o más alta.
- Hipertensión de emergencia: Presión arterial sistólica mayor o igual a 180 mmHg y/o presión arterial diastólica mayor o igual a 120 mmHg, que requiere atención médica inmediata.

La hipertensión es un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidentes cerebrovasculares, por lo que su detección temprana y control adecuado son cruciales para prevenir complicaciones graves.

Las arteriolas son pequeñas ramas musculares de los vasos sanguíneos que se originan a partir de las arterias más pequeñas llamadasarterias precapilares. Las arteriolas desempeñan un papel crucial en el control del flujo sanguíneo y la regulación de la presión arterial en todo el cuerpo.

Las paredes de las arteriolas están compuestas por una capa de músculo liso que se puede contraer o relajar para controlar el diámetro del vaso sanguíneo y, por lo tanto, el flujo de sangre. Cuando las células musculares lisas de la pared arteriolar se contraen, el diámetro del vaso disminuye y se reduce el flujo sanguíneo. Por otro lado, cuando las células musculares lisas se relajan, el diámetro del vaso aumenta y el flujo sanguíneo mejora.

Las arteriolas también desempeñan un papel importante en la regulación de la presión arterial al actuar como resistencia al flujo sanguíneo. Cuanta más resistencia haya en las arteriolas, mayor será la presión necesaria para que la sangre fluya a través de ellas. Por lo tanto, el tono muscular de las arteriolas puede influir en la presión arterial sistémica.

Las arteriolas también participan en la regulación de la temperatura corporal al dilatarse o contraerse en respuesta a los cambios de temperatura ambiente. Cuando el cuerpo está expuesto al frío, las arteriolas se contraen para conservar el calor y reducir la pérdida de calor a través de la piel. Por otro lado, cuando el cuerpo está expuesto al calor, las arteriolas se dilatan para permitir que más sangre fluya hacia la superficie de la piel, lo que ayuda a disipar el exceso de calor.

El fondo de ojo, también conocido como examen del fondo de ojo, es un procedimiento médico en oftalmología y optometría que implica el uso de un instrumento especial, llamado oftalmoscopio, para observar la estructura interna del ojo. Específicamente, este examen permite al profesional de la visión mirar directamente a la parte posterior del ojo, incluyendo la retina, el disco óptico (donde se une la nervio óptico a la retina), los vasos sanguíneos y la mácula (zona central de la retina responsable de la visión aguda).

El fondo de ojo puede ayudar a diagnosticar diversas condiciones oftalmológicas y sistémicas, como:

1. Degeneración macular relacionada con la edad
2. Desprendimiento de retina
3. Glaucoma
4. Hipertensión arterial
5. Diabetes mellitus
6. Enfermedades vasculares y otras afecciones sistémicas

Este procedimiento es indoloro y no invasivo, aunque el paciente puede experimentar una leve molestia o sensación de presión durante su realización. Es recomendable realizar exámenes periódicos del fondo de ojo para mantener un seguimiento adecuado de la salud ocular y detectar posibles problemas a tiempo.

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