Neoplasia benigna del tejido muscular. (Stedman, 25a ed)
Tumor benigno derivado del tejido muscular liso, conocido también como tumor fibroide. Raramente aparecen fuera del ÚTERO y del TRACTO GASTROINTESTINAL pero pueden desarrollarse en la PIEL y en el TEJIDO SUBCUTÁNEO, originandose en estos tejidos probablemente a partir del músculo liso de los vasos sanguíneos pequeños.
Tumores o cánceres del ÚTERO.
Sangramiento uterino excesivo durante la MENSTRUACIÓN.
El período transicional antes y después de la MENOPAUSIA. Los síntomas perimenopáusicos están relacionados con CICLO MENSTRUAL irregular y niveles hormonales muy fluctuantes. Pueden aparecer 6 años antes de la menopausia y persistir 2 a 5 años después dela menopausia.
Examen endoscópico, terapéutico o quirúrgico del interior del útero.
Cirugía que se realiza en los genitales femeninos.
Procedimientos utilizados para objeto de destrucción del revestimiento de la membrana mucosa de la cavidad uterina.
Estado en el que se encuentran numerosos leiomiomas en todo el cuerpo. (Stedman, 25a ed)
La extirpación quirúrgica de un LEIOMIOMA del ÚTERO.
Coaparición de embarazo y NEOPLASIAS. La enfermedad neoplásica puede preceder o seguir a la FERTILIZACIÓN.
Masa anormal discreta de tejido que sobresale en la luz del TRACTO DIGESTIVO o del SISTEMA RESPIRATORIO. Los pólipos pueden ser estructuras esferoidales, hemiesferoidales o en forma de montículos irregulares, pegadas a la MEMBRANA MUCOSA de la pared de la luz por un pedúnculo o una base amplia.
Hemorragia de los vasos sanguíneos del ÚTERO, que en ocasiones se manifiesta como sangramiento vaginal.
Capa muscular lisa del útero que constituye la masa principal del órgano.
Procesos patológicos que implican a cualquier parte del ÚTERO.
Procedimiento en el que un laparoscopio (LAPAROSCOPIOS) es insertado mediante una pequeña incisión cerca del ombligo para examinar los órganos abdominales y pélvicos de la CAVIDAD PERITONEAL. Si está indicado, puede llevarse a cabo una biopsia o cirugia durante la laparoscopia.
Procedimientos mínimamente invasivos guiados con la ayuda de imágenes de resonancia magnética para visualizar estructuras del tejido.
El uso de ondas sonoras de alta frecuencia enfocadas para destruir el tejido. A veces se usa en conjunción pero es distinta de la ULTRASONOGRAFÍA INTERVENCIONISTA.
Remoción del útero a través de la vagina.
Órgano muscular abovedado de gruesa pared en la PELVIS de la mujer. Está formado por el fundus (el cuerpo) que es el lugar de la IMPLANTACIÓN DEL EMBRIÓN y del DESARROLLO FETAL. Después del itsmo en el extremo peritoneal del fundus está el CUELLO UTERINO abierto a la VAGINA. Después del itsmo en el extremo superior abdominal del fundus se encuentran las TROMPAS DE FALOPIO.
Afección en la que el tejido endometrial tiene la aparicencia del ÚTERO. Generalmente se circunscribe a la PELVIS incluyendo al OVARIO, los ligamentos,la cavidad y el peritoneo uterovesical.
Capacidad disminuida o ausente de una mujer de lograr la concepción.
Extirpación del útero.
Presencia de aire o gas en los tejidos subcutáneos del cuerpo.
Radiografía del útero y de las trompas de falopio luego de la inyección de un medio de contraste.
Extracción de tejidos por vaporización, abrasión, o destrucción. Los métodos empleados incluyen la calefacción de tejidos por líquidos calientes o calor térmico por microondas, congelación (CRIOABLACIÓN),ablación química, y fotoablacion con RAYOS LASER.
Exceso de pérdida de sangre por sangramiento uterino asociado a TRABAJO DE PARTO o NACIMIENTO. Se define como pérdida de sangre mayor a 500 ml o una cantidad que afecta adversamente a la fisiología materna, como la PRESIÓN SANGUÍNEA y el HEMATÓCRITO. La hemorragia posparto se divide en dos categorías: inmediata (dentro de las primeras 24 horas del nacimiento) o retrasada (después de las 24 horas del posparto).
Separación completa o desgarro de la pared del ÚTERO, con o sin expulsión del FETO. Puede deberse a lesiones, embarazos múltiples, fetos grandes, cicatrices previas u obstrucción.

Un mioma es un tumor benigno que se desarrolla en la musculatura lisa del útero. También se les conoce como leiomiomas o fibromas uterinos. Estos crecimientos pueden variar en tamaño, desde pequeños puntos casi microscópicos hasta tumores del tamaño de un melón. A menudo, los miomas no causan síntomas y no necesitan tratamiento. Sin embargo, algunas mujeres pueden experimentar sangrado menstrual abundante, dolor pélvico o dificultad para quedar embarazada. El crecimiento de los miomas a veces se detiene y puede incluso encogerse espontáneamente después de la menopausia. Los factores de riesgo incluyen edad (los miomas son más comunes en mujeres entre las edades de 30 y 50), antecedentes familiares y raza (las mujeres negras tienen un mayor riesgo). El diagnóstico generalmente se realiza mediante una exploración pélvica o una ecografía. El tratamiento puede incluir medicamentos para aliviar los síntomas, procedimientos que destruyen el tejido del mioma o, en casos graves, la extirpación quirúrgica del útero (histerectomía).

El leiomioma es un tipo de tumor benigno que se origina en el músculo liso, el cual es un tipo de músculo involuntario encontrado en paredes de órganos huecos como el útero, el intestino delgado y la vesícula biliar.

El leiomioma uterino, también conocido como mioma uterino, es el tipo más común y afecta a aproximadamente el 20-30% de las mujeres en algún momento de su vida. Estos crecen en las paredes del útero y pueden variar en tamaño desde pequeños hasta tan grandes como un melón. Aunque generalmente no presentan síntomas, los leiomiomas más grandes pueden causar menstruaciones abundantes, dolor pélvico, presión en la vejiga o el recto, y problemas durante las relaciones sexuales.

Los leiomiomas también pueden ocurrir en otras partes del cuerpo, como los vasos sanguíneos, el tracto gastrointestinal y la piel, aunque son mucho menos comunes en estas áreas. El tratamiento de los leiomiomas depende de su tamaño, ubicación y síntomas asociados, y puede incluir medicamentos, terapia hormonal o cirugía.

La definición médica de 'Neoplasias Uterinas' se refiere al crecimiento anormal y desregulado de células en el útero, lo que resulta en la formación de tumores. Estos tumores pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Las neoplasias uterinas más comunes son miomas uterinos (tumores benignos del músculo liso uterino), adenomiosis (crecimiento anormal del tejido endometrial dentro del músculo uterino) y cáncer de útero o cérvix. Los factores de riesgo para el desarrollo de neoplasias uterinas incluyen menopausia tardía, obesidad, tabaquismo, uso de terapia hormonal sustitutiva y antecedentes familiares de cáncer. El diagnóstico puede incluir exámenes pélvicos, ultrasonidos, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas, y biopsias del endometrio. El tratamiento depende del tipo y grado de la neoplasia uterina y puede incluir vigilancia activa, cirugía, radioterapia o quimioterapia.

La menorragia es un término médico que se utiliza para describir sangrados menstruales abundantes y excesivos. Se define como la pérdida de más de 80 mililitros de sangre durante cada ciclo menstrual o sangrados que duran más de siete días. También puede caracterizarse por el uso de tampones o compresas sanitarias muy frecuentemente, como cada hora, durante varias horas seguidas.

La menorragia puede tener diversas causas, entre las que se incluyen desequilibrios hormonales, trastornos de la coagulación sanguínea, enfermedades del útero (como pólipos o fibromas), trastornos inflamatorios pélvicos y, en algunos casos, cáncer de útero.

Los síntomas asociados a la menorragia pueden incluir dolor abdominal intenso, fatiga, anemia, náuseas, mareos e incluso dificultad para realizar las actividades diarias normales. El tratamiento de la menorragia dependerá de la causa subyacente y puede incluir medicamentos, terapias hormonales o, en casos graves, cirugía.

Es importante buscar atención médica si se presentan síntomas de menorragia para determinar la causa subyacente y recibir un tratamiento adecuado.

La perimenopausia es un término médico que se refiere al período previo a la menopausia, caracterizado por cambios hormonales naturales en el cuerpo de una mujer. Durante este tiempo, las fluctuaciones en los niveles de estrógeno y progesterona pueden causar una variedad de síntomas. La perimenopausia generalmente comienza en la cuarta década de vida de una mujer, aunque puede comenzar hasta una década antes del inicio de la menopausia.

Los signos y síntomas comunes de la perimenopausia incluyen:

1. Irregularidades menstruales: Los ciclos menstruales pueden ser más cortos o más largos, con períodos más abundantes o más ligeros. Algunas mujeres también pueden experimentar sangrado entre periodos.

2. Sochos y sudoraciones nocturnas: Las fluctuaciones hormonales pueden causar sochos y sudoraciones nocturnas, especialmente durante el sueño.

3. Cambios de humor: Los cambios hormonales también pueden afectar los niveles de serotonina en el cerebro, lo que puede provocar cambios de humor, irritabilidad e incluso depresión.

4. Sequedad vaginal: La disminución de estrógeno puede causar sequedad vaginal, picazón y dolor durante las relaciones sexuales.

5. Dificultad para dormir: Muchas mujeres en la perimenopausia tienen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidas durante la noche.

6. Disminución de la libido: Los cambios hormonales también pueden afectar el deseo sexual de una mujer.

7. Dolores de cabeza y migrañas: Algunas mujeres experimentan dolores de cabeza y migrañas más frecuentes durante la perimenopausia.

8. Pérdida de memoria y dificultad para concentrarse: Los cambios hormonales también pueden afectar la memoria y la capacidad de concentración de una mujer.

Aunque estos síntomas pueden ser incómodos, la mayoría de ellos desaparecen después de que una mujer entra en la menopausia. Sin embargo, si los síntomas son graves o interfieren con la vida diaria, es recomendable consultar a un médico para obtener tratamiento y alivio.

La histeroscopía es un procedimiento diagnóstico y terapéutico que involucra el uso de un histeroscopio, un instrumento delgado y luminoso, para examinar el interior del útero (matriz). A través de esta técnica, los médicos pueden detectar anomalías uterinas como pólipos, fibromas, adherencias o malformaciones. Además, la histeroscopía también se utiliza en el tratamiento de ciertas condiciones, como la eliminación de pólipos o fibromas pequeños, el restablecimiento de la permeabilidad de las trompas de Falopio y la colocación de dispositivos intrauterinos (DIU). El procedimiento se realiza generalmente en una clínica u hospital, con anestesia local o general, dependiendo de la naturaleza del procedimiento y la preferencia del paciente.

Los procedimientos quirúrgicos ginecológicos se refieren a los diferentes tipos de operaciones y cirugías realizadas en el sistema reproductivo femenino. Esto incluye órganos como el útero, los ovarios, las trompas de Falopio, el cuello uterino y la vagina.

Algunos ejemplos comunes de procedimientos quirúrgicos ginecológicos son:

1. Histerectomía: Es la extirpación quirúrgica total o parcial del útero. Puede ser realizada por diversas razones, como fibromas uterinos grandes, sangrado menstrual abundante, endometriosis severa, cáncer de útero o cuello uterino.

2. Miomectomía: Es la extirpación quirúrgica de uno o más fibromas uterinos sin quitar el útero completo. Se realiza en mujeres que desean preservar su capacidad reproductiva.

3. Ooforectomía: Es la extirpación quirúrgica de uno o ambos ovarios. Puede ser realizada para tratar cánceres ováricos, quistes ováricos grandes y dolorosos, o endometriosis severa.

4. Salpingectomía: Es la extirpación quirúrgica de una o ambas trompas de Falopio. Se realiza a menudo como parte del tratamiento para enfermedades inflamatorias pélvicas crónicas, endometriosis severa o cáncer de trompa de Falopio.

5. Colposcopia: No es una cirugía en sí misma, sino un procedimiento diagnóstico que utiliza un instrumento especial llamado colposcopio para examinar el cuello uterino y la vagina en busca de células anormales. Si se encuentran células anormales, pueden ser tratadas mediante cirugía como una conización o escisión del cuello uterino.

6. Histerectomía: Es la extirpación quirúrgica del útero y, a veces, los ovarios y las trompas de Falopio. Se realiza para tratar diversas condiciones, como cánceres uterinos o ováricos, fibromas uterinos grandes y dolorosos, hemorragias uterinas anormales e infecciones pélvicas recurrentes.

Las técnicas de ablación endometrial son procedimientos médicos que se utilizan para destruir el revestimiento del útero (endometrio) sin necesidad de realizar una histerectomía (cirugía para extirpar el útero). Estos procedimientos se realizan generalmente en mujeres que experimentan sangrados menstruales abundantes y pesados (menorragia), y que no han respondido a otros tratamientos, como medicamentos hormonales o dispositivos intrauterinos.

Existen diferentes técnicas de ablación endometrial, entre las que se incluyen:

1. Ablación por radiofrecuencia: utiliza energía de radiofrecuencia para destruir el revestimiento del útero.
2. Ablación láser: utiliza un haz de luz láser para quemar y destruir el endometrio.
3. Ablación por crioterapia: utiliza frío extremo (-70°C) para congelar y destruir las células del revestimiento uterino.
4. Ablación por vaporización: utiliza vapor de agua a alta temperatura (100°C) para destruir el endometrio.
5. Ablación por corriente eléctrica: utiliza una sonda que conduce una corriente eléctrica para destruir las células del revestimiento uterino.

Estos procedimientos suelen realizarse en un centro médico o hospital, y pueden requerir anestesia general o local. La recuperación varía según la técnica utilizada, pero por lo general, las mujeres pueden regresar a sus actividades normales en unos pocos días. Los efectos secundarios pueden incluir sangrado vaginal leve, dolor pélvico y calambres.

La ablación endometrial no es un procedimiento reversible y puede reducir la capacidad de las mujeres para quedar embarazadas. Además, existe el riesgo de que las células cancerosas permanezcan en el útero después del procedimiento, por lo que se recomienda a las mujeres con antecedentes de cáncer uterino o endometrial que consulten con su médico antes de someterse a la ablación.

Leiomiomatosis es un término médico que se refiere a un crecimiento benigno (no canceroso) de las células musculares lisas. Estas células se encuentran en los músculos involuntarios de nuestro cuerpo, como el tracto gastrointestinal, la pared uterina y los vasos sanguíneos.

Existen diferentes tipos de leiomiomatosis dependiendo de su localización en el cuerpo. Por ejemplo:

1. Leiomiomatosis gastrointestinal es una afección en la que ocurren múltiples crecimientos benignos en los músculos lisos del tracto gastrointestinal.
2. La leiomiomatosis cutánea y subcutánea se refiere al desarrollo de tumores benignos en la piel o directamente debajo de ella.
3. La leiomiomatosis genital femenina se presenta como múltiples nódulos en los genitales externos e internos de la mujer.

Estas lesiones generalmente no causan síntomas, pero dependiendo de su tamaño y localización, pueden provocar problemas como dolor, sangrado o dificultad para defecar o orinar. El tratamiento suele implicar la extirpación quirúrgica del tumor, aunque en algunos casos se puede monitorear su crecimiento si no causa molestias o problemas de salud.

La miomectomía uterina es un procedimiento quirúrgico en el que se extirpan los miomas (fibromas uterinos) del útero, manteniendo intacta la estructura del útero. Este procedimiento se realiza a menudo en mujeres que desean preservar su fertilidad o en aquellas para las que el embarazo es una opción futura. Los miomas son tumores benignos comunes que se desarrollan en el músculo liso del útero. Pueden variar en tamaño, desde tan pequeños como un guisante hasta tan grandes como un melón. Los síntomas de los miomas uterinos pueden incluir sangrado menstrual abundante, dolor pélvico, presión en la pelvis y problemas para orinar si los miomas están cerca de la vejiga. La miomectomía uterina se puede realizar a través de una incisión abdominal (miomectomía abierta), por laparoscopia o por histeroscopia, dependiendo del tamaño, el número y la ubicación de los miomas.

Las complicaciones neoplásicas del embarazo se refieren al desarrollo de cáncer en una mujer durante el embarazo o el período posparto inmediato. El embarazo puede dificultar el diagnóstico y el tratamiento del cáncer, y viceversa. Algunos tipos comunes de cáncer que pueden desarrollarse durante el embarazo incluyen carcinoma de mama, carcinoma del cuello uterino y linfomas.

El tratamiento de las complicaciones neoplásicas del embarazo depende del tipo y el estadio del cáncer, así como de la edad gestacional de la mujer. En algunos casos, el tratamiento puede posponerse hasta después del parto para minimizar los riesgos para el feto. Sin embargo, en otros casos, el tratamiento puede ser necesario de inmediato para garantizar la supervivencia de la madre.

Las complicaciones neoplásicas del embarazo pueden ser graves y potencialmente mortales tanto para la madre como para el feto. Por lo tanto, es importante que las mujeres embarazadas informen a su proveedor de atención médica sobre cualquier síntoma o signo inusual que experimenten y que reciban atención médica oportuna y adecuada si se sospecha la presencia de cáncer.

Los pólipos son crecimientos anormales que se desarrollan en la superficie interna de los órganos huecos o cavidades del cuerpo, tales como el revestimiento del intestino grueso (colon), el recto, el estómago, la nariz o los senos paranasales. La mayoría de los pólipos son benignos (no cancerosos) y no presentan síntomas, aunque algunos pueden convertirse en malignos con el tiempo.

Los pólipos intestinales suelen ser pequeños, pero pueden crecer hasta varios centímetros de tamaño. Pueden haber uno o más pólipos y pueden aparecer en cualquier parte del revestimiento interno del colon o el recto. Los pólipos nasales suelen desarrollarse en las membranas mucosas que recubren el interior de la nariz y los senos paranasales.

El crecimiento de pólipos puede ser causado por diversos factores, como la inflamación crónica, mutaciones genéticas o el envejecimiento. Algunas afecciones médicas, como la poliposis adenomatosa familiar (una enfermedad hereditaria rara) y la colitis ulcerosa, aumentan el riesgo de desarrollar pólipos.

El diagnóstico de pólipos generalmente se realiza mediante una colonoscopia o una sigmoidoscopia, que permiten al médico examinar directamente el revestimiento interno del intestino grueso y detectar la presencia de pólipos. El tratamiento suele consistir en la extirpación quirúrgica de los pólipos durante una colonoscopia o sigmoidoscopia, seguida de un control periódico para detectar la aparición de nuevos pólipos.

La hemorragia uterina es un término médico que se refiere a cualquier tipo de sangrado anormal procedente del útero. Esto puede incluir sangrados entre períodos menstruales (sangrado intermenstrual), sangrados después del parto o del aborto, y sangrados postmenopáusicos. La hemorragia uterina anormal también puede presentarse como un ciclo menstrual irregular con sangrados más abundantes o prolongados de lo normal (sangrado menorrágico) o períodos menstruales que se repiten en intervalos de menos de 21 días (polimenorrea).

La causa más común de la hemorragia uterina anormal es el desequilibrio hormonal. Durante la etapa fértil de una mujer, los ovarios producen tanto estrógeno como progesterona para regular el ciclo menstrual. Sin embargo, a veces los ovarios no producen suficiente progesterona para equilibrar los niveles de estrógeno, lo que puede provocar un engrosamiento excesivo del revestimiento uterino (endometrio) y, posteriormente, un sangrado más abundante durante la menstruación.

Otras posibles causas de hemorragia uterina anormal incluyen:

- Adenomiosis: un crecimiento benigno del revestimiento uterino en el músculo uterino (miometrio)
- Fibromas uterinos: tumores no cancerosos que se desarrollan en el útero
- Pólipos endometriales: crecimientos benignos que se desarrollan en el revestimiento del útero
- Desprendimiento de la placenta durante el embarazo
- Trastornos de coagulación sanguínea
- Cáncer uterino o cervical
- Uso de anticonceptivos hormonales o dispositivos intrauterinos (DIU)
- Estrés emocional o físico intenso
- Enfermedades inflamatorias pélvicas (EIP)

El tratamiento de la hemorragia uterina anormal depende de la causa subyacente. Si los niveles hormonales son la causa, el médico puede recetar terapia de reemplazo hormonal o anticonceptivos orales para regular los ciclos menstruales e inhibir el sangrado excesivo. En casos más graves, se pueden considerar procedimientos quirúrgicos como la dilatación y curetaje (D&C) o la histerectomía.

Si la hemorragia uterina anormal es causada por un problema estructural, como fibromas o pólipos, el tratamiento puede incluir cirugía para extirparlos. En casos de cáncer uterino o cervical, el tratamiento dependerá del estadio y la extensión de la enfermedad y puede incluir cirugía, radioterapia o quimioterapia.

En general, es importante buscar atención médica si se experimenta sangrado menstrual abundante o prolongado, especialmente si está acompañado de dolor abdominal intenso, fiebre o síntomas sistémicos como fatiga o debilidad. Un diagnóstico y tratamiento precoces pueden ayudar a prevenir complicaciones graves y mejorar el pronóstico a largo plazo.

El miometrio es la capa muscular gruesa y poderosa del útero en los mamíferos. Es el tejido más extenso del útero y está compuesto por músculo liso, lo que significa que se contrae de manera involuntaria. El miometrio es responsable de las contracciones uterinas durante el parto para ayudar a expulsar al feto. También desempeña un papel en la menstruación, donde sus contracciones ayudan a expulsar el revestimiento del útero que se ha desprendido. El miometrio también participa en la regulación de la circulación sanguínea dentro del útero. Una condición médica llamada miomatosis uterina se produce cuando hay crecimientos benignos (fibromas) en el miometrio.

Las enfermedades uterinas se refieren a diversas condiciones médicas que afectan el útero, un órgano hueco y muscular en la pelvis femenina donde se desarrolla el feto durante el embarazo. Algunos ejemplos comunes de enfermedades uterinas incluyen:

1. Endometriosis: una condición en la que el tejido que normalmente l recubre el útero crece fuera de él, lo que puede causar dolor, sangrado irregular y dificultad para quedar embarazada.
2. Fibromas uterinos: tumores no cancerosos que se desarrollan en el músculo liso del útero, que pueden causar síntomas como sangrado menstrual abundante, dolor pélvico y presión.
3. Adenomiosis: una afección en la que el tejido endometrial crece hacia el músculo uterino, lo que puede causar dolor menstrual intenso, sangrado abundante y dificultad para quedar embarazada.
4. Endometritis: inflamación del revestimiento uterino, a menudo causada por una infección bacteriana.
5. Pólipos endometriales: crecimientos benignos que se desarrollan en el revestimiento uterino y pueden causar sangrado irregular y dificultad para quedar embarazada.
6. Cancer de útero o cuello uterino: crecimientos anormales de células que pueden invadir y destruir los tejidos cercanos.

El tratamiento de las enfermedades uterinas varía dependiendo de la afección específica, pero puede incluir medicamentos, terapia hormonal, cirugía o radioterapia. Si experimenta síntomas como sangrado menstrual abundante, dolor pélvico intenso o dificultad para quedar embarazada, debe consultar a un profesional médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

La laparoscopia es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que utiliza una técnica de visualización directa para inspeccionar y operar en el abdomen o la pelvis. Es realizada por cirujanos especialistas en diferentes campos, como cirugía general, ginecología, urología y otras especialidades.

En una laparoscopia, se hace una pequeña incisión (generalmente de aproximadamente 1 cm) cerca del ombligo, a través de la cual se inserta un tubo delgado y flexible con una cámara diminuta en su extremo, llamada laparoscopio. El laparoscopio transmite imágenes a un monitor, lo que permite al cirujano ver los órganos y tejidos internos en detalle.

Se pueden realizar otras incisiones adicionales (generalmente de 5-10 mm) para insertar instrumentos quirúrgicos especializados que ayuden al cirujano a realizar diversos procedimientos, como biopsias, resecciones de tejidos, ligaduras y desvíos vasculares, o incluso extirpaciones completas de órganos.

La laparoscopia ofrece varias ventajas en comparación con la cirugía abierta tradicional, como una menor pérdida de sangre, menos dolor postoperatorio, reducción del riesgo de infección, cicatrices más pequeñas y una recuperación más rápida. Sin embargo, también tiene limitaciones y desafíos técnicos que requieren entrenamiento especializado y experiencia en su práctica clínica.

La Imagen por Resonancia Magnética Intervencional (IRMI) es un procedimiento médico combinado que involucra el uso de la tecnología de resonancia magnética (RM) para guiar intervenciones mínimamente invasivas. La IRMI permite a los médicos realizar diagnósticos más precisos y, al mismo tiempo, realizar procedimientos terapéuticos o quirúrgicos con mayor seguridad y eficacia.

Durante un procedimiento de IRMI, el paciente es introducido en el interior del fuerte campo magnético de la máquina de RM. Las ondas de radio y los campos magnéticos se utilizan para producir imágenes detalladas de las estructuras internas del cuerpo. Estas imágenes en tiempo real ayudan al médico a guiar instrumentos especiales, como agujas, catéteres o sondas, hacia el área objetivo dentro del cuerpo.

La IRMI se utiliza con frecuencia para biopsias guiadas por imágenes, ablaciones tumorales, inyecciones de fármacos en articulaciones u otros tejidos y una variedad de otras aplicaciones terapéuticas e intervencionistas. La ventaja principal de la IRMI sobre los métodos tradicionales de cirugía abierta o incluso de cirugía asistida por video es su naturaleza menos invasiva, lo que puede resultar en una recuperación más rápida, menos complicaciones y un menor riesgo de infección.

En resumen, la Imagen por Resonancia Magnética Intervencional (IRMI) es una técnica médica combinada que utiliza imágenes de resonancia magnética para guiar procedimientos mínimamente invasivos, mejorando así la precisión diagnóstica y terapéutica.

El Ultrasonido Focal de Alta Intensidad de Ablación (HIFU, por sus siglas en inglés) es una tecnología médica no invasiva que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para generar calor y destruir tejidos anormales en el cuerpo. Durante el procedimiento, se dirige un haz preciso de ultrasonido hacia la zona objetivo, lo que hace que las células se calienten y mueran.

La HIFU se utiliza principalmente para tratar tumores sólidos, como los de próstata, mama, hígado, riñón, páncreas, tiroides y tejidos blandos. También se ha investigado su uso en el tratamiento del dolor crónico y otras afecciones no cancerosas.

La precisión de la HIFU permite que el procedimiento se realice con un mínimo daño a los tejidos circundantes, lo que reduce el riesgo de complicaciones y promueve una rápida recuperación. Además, la HIFU puede repetirse si es necesario, ya que no utiliza radiación como otras formas de tratamiento.

Aunque la HIFU se ha utilizado en otros países durante varios años, recién está ganando aceptación en los Estados Unidos y sigue siendo un campo de investigación activo. Los estudios clínicos continúan evaluando su eficacia y seguridad en comparación con otras opciones de tratamiento disponibles.

La histerectomía vaginal es un procedimiento quirúrgico en el cual el útero (matriz) se extirpa a través de la vagina. No deja cicatrices visibles porque no hay incisiones externas. Esta cirugía se realiza generalmente para tratar problemas ginecológicos graves, como:

- Cáncer o tumores uterinos
- Fibromas uterinos grandes y/o abundantes que causan sangrado abundante, dolor pélvico o problemas intestinales
- Prolapso genital, una condición en la cual los órganos pélvicos se desplazan de su posición normal y sobresalen a través de la vagina
- Endometriosis severa que no ha respondido al tratamiento médico o quirúrgico previo
- Sangrado uterino anormal que no ha mejorado con otros tipos de tratamiento

Después de una histerectomía vaginal, la mujer ya no podrá quedar embarazada y ya no tendrá períodos menstruales. También pueden eliminarse los ovarios y las trompas de Falopio durante este procedimiento, lo que se conoce como salpingooforectomía. La extirpación de los ovarios puede provocar la aparición de síntomas relacionados con la menopausia en mujeres que aún no han experimentado la menopausia.

Como cualquier cirugía, la histerectomía vaginal conlleva riesgos, como infección, hemorragia y lesiones en los órganos circundantes. Además, algunas mujeres pueden experimentar dolor crónico, disfunción sexual o vejiga después de la cirugía. Es importante discutir todos los posibles riesgos y beneficios con el médico antes de decidir someterse a una histerectomía vaginal.

El útero, también conocido como matriz en términos coloquiales, es un órgano hueco, muscular y flexible en los mamíferos del sexo femenino. En los seres humanos, se encuentra dentro de la pelvis, entre la vejiga y el recto. Tiene forma aproximadamente de pera y mide alrededor de 7,6 cm (3 pulgadas) de largo y 4,5 cm (2 pulgadas) de ancho en las mujeres no embarazadas.

El útero desempeña un papel fundamental en el sistema reproductivo femenino. Durante la ovulación, un óvulo fertilizado viaja desde uno de los ovarios a través de la trompa de Falopio hasta el útero. Una vez allí, el óvulo fecundado se implanta en la pared interior del útero, comenzando así el proceso de embarazo.

La pared muscular del útero, llamada miometrio, se engrosa durante el embarazo para acomodar al feto en crecimiento. Después del parto, este tejido se contrae y vuelve a su estado normal. El revestimiento interior del útero, llamado endometrio, también cambia durante el ciclo menstrual y se desprende cada mes si no hay un embarazo en curso, lo que resulta en la menstruación.

El cuello uterino es la parte inferior del útero que se abre a la vagina. Durante el parto, el bebé pasa a través del cuello uterino y la vagina para nacer. El útero es un órgano vital y dinámico que desempeña un papel crucial en la reproducción y el desarrollo fetal.

La endometriosis es una afección médica común en la que el tejido que normalmente l recubre el interior del útero, llamado endometrio, crece fuera de él. Este tejido se adhiere y puede invadir otros órganos pélvicos circundantes como los ovarios, las trompas de Falopio, el intestino delgado y el revestimiento de la pelvis.

La endometriosis causa inflamación crónica y crea lesiones y cicatrices en los tejidos afectados. Durante cada ciclo menstrual, este tejido exógeno también sufre cambios hormonales y sangra, lo que provoca moretones, inflamación y dolor.

Los síntomas más comunes son dolor pélvico intenso e incapacitante, especialmente durante la menstruación; relaciones sexuales dolorosas; dolor al orinar o defecar, en particular durante la menstruación; sangrado menstrual abundante o irregular; y dificultad para quedar embarazada.

El diagnóstico de endometriosis generalmente se realiza mediante una laparoscopia, una cirugía mínimamente invasiva que permite al médico observar directamente los órganos pélvicos y tomar muestras de tejido para su análisis. No existe cura conocida para la endometriosis, pero el tratamiento puede ayudar a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Los tratamientos pueden incluir medicamentos para el dolor, terapia hormonal y cirugía.

La infertilidad femenina se define como la incapacidad de una mujer en edad fértil para establecer una gestación después de 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin uso de anticoncepción. Esta dificultad puede ser causada por varios factores, incluyendo problemas con la ovulación, la producción y maduración de los óvulos; problemas en las trompas de Falopio que impidan el paso del óvulo hasta el útero o la fecundación; problemas en el útero como fibromas o pólipos que dificulten la implantación del embrión; y factores relacionados con la edad, como una disminución en la cantidad y calidad de los óvulos.

También existen otros factores que pueden contribuir a la infertilidad femenina, como enfermedades de transmisión sexual previas, trastornos hormonales, obesidad, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y exposición ambiental a tóxicos. En algunos casos, la causa de la infertilidad puede no ser identificable.

El tratamiento para la infertilidad femenina depende de la causa subyacente y puede incluir medicamentos para estimular la ovulación, cirugía para corregir anomalías anatómicas, inseminación artificial o fertilización in vitro. En algunos casos, el uso de donantes de óvulos o suplementos hormonales también puede ser considerado.

La histerectomía es un procedimiento quirúrgico en el que el útero (matriz) se extirpa parcial o totalmente. Puede incluir la extracción del cuello uterino y, a veces, los ovarios y las trompas de Falopio. Las razones para realizar una histerectomía varían, pero incluyen cánceres ginecológicos, trastornos menstruales graves, prolapso uterino y fibromas uterinos grandes o recurrentes. También se puede realizar en casos de endometriosis grave, infecciones pélvicas persistentes o como parte del tratamiento para algunos tipos de cáncer. La histerectomía es una intervención quirúrgica mayor y tiene consecuencias importantes, como la incapacidad de quedar embarazada y la necesidad de administración hormonal en caso de extirparse también los ovarios.

El enfisema subcutáneo es una afección médica en la que se acumula gas o aire en el tejido blando justo bajo la piel (tejido subcutáneo). Esta afección puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero es más común en áreas donde hay huesos prominentes, como los brazos, las piernas y el abdomen.

El enfisema subcutáneo puede ser causado por varios factores, incluyendo traumatismos, procedimientos médicos invasivos, infecciones bacterianas o fúngicas, y enfermedades pulmonares subyacentes que causan la fuga de aire desde los pulmones hacia los tejidos circundantes.

Los síntomas del enfisema subcutáneo pueden variar dependiendo de su gravedad y extensión. Pueden incluir hinchazón, moretones, dolor o sensibilidad en el área afectada, y crepitación (un sonido crujiente o chasqueante que se produce cuando se presiona suavemente sobre la piel afectada). En casos graves, el enfisema subcutáneo puede causar dificultad para respirar, taquicardia y otros problemas cardiovasculares.

El tratamiento del enfisema subcutáneo depende de su causa subyacente. Puede incluir la extracción del aire acumulado mediante agujas o sondas, antibióticos para tratar infecciones, oxigenoterapia para ayudar a la respiración, y el tratamiento de cualquier enfermedad pulmonar subyacente. En casos graves, la cirugía puede ser necesaria para drenar el exceso de aire y reparar los tejidos dañados.

La Histerosalpingografía es un procedimiento diagnóstico utilizado en medicina que combina la histerosalpingografía y la histerografía. Implica el uso de fluoroscopia y un medio de contraste para obtener imágenes de los órganos reproductivos femeninos.

Durante el procedimiento, se introduce un medio de contraste a través del cuello uterino hasta el útero y las trompas de Falopio. Luego, se utilizan rayos X para obtener imágenes en tiempo real mientras el líquido fluye a través de estas estructuras. Esta técnica permite al médico evaluar la forma y tamaño del útero y las trompas de Falopio, detectar anomalías como bloqueos o obstrucciones, y determinar si hay conexiones anormales entre estas estructuras y otras áreas del cuerpo.

La histerosalpingografía se utiliza a menudo para investigar infertilidad femenina, dolor pélvico crónico o después de una cirugía pélvica previa para verificar si las trompas de Falopio están abiertas y funcionando correctamente. Sin embargo, como implica la exposición a radiación, se considera un procedimiento invasivo y solo se realiza cuando es absolutamente necesario después de que otros métodos diagnósticos menos invasivos hayan sido considerados.

Las técnicas de ablación en el contexto médico se refieren a procedimientos destinados a eliminar o destruir tejidos anormales o dañinos dentro del cuerpo, a menudo mediante el uso de energía especializada. Estos métodos se utilizan a menudo como alternativas menos invasivas a la cirugía tradicional en una variedad de especialidades médicas, incluyendo cardiología, neurología, oncología y oftalmología.

Existen diferentes tipos de técnicas de ablación, que incluyen:

1. Ablación por radiofrecuencia (RFA): Este método utiliza energía de radiofrecuencia para generar calor y destruir tejidos anormales. Se coloca una aguja especial en el tejido objetivo, que transmite la energía de radiofrecuencia, elevando así la temperatura local y destruyendo las células.

2. Ablación por láser: La ablación por láser utiliza un haz de luz concentrado para generar calor y vaporizar o descomponer el tejido objetivo. Se introduce un delgado haz de luz a través de una fibra óptica en el cuerpo hasta el sitio de tratamiento.

3. Ablación criogénica: En lugar de utilizar calor, la ablación criogénica emplea frío extremo para destruir tejidos anormales. Se inserta una sonda especial que enfría rápidamente el tejido circundante, lo que lleva a la formación de hielo y daña las células.

4. Ablación química: En este método, se inyectan sustancias químicas directamente en el tejido objetivo para destruirlo o reducir su tamaño. Las sustancias utilizadas pueden incluir alcohol, fenol o ácido tricloroacético.

5. Ablación por microondas: La ablación por microondas utiliza energía de microondas para generar calor y destruir el tejido objetivo. Se introduce una sonda especial en el cuerpo hasta el sitio de tratamiento, donde produce ondas electromagnéticas que calientan y dañan las células.

Estos métodos se utilizan en diversas aplicaciones clínicas, como el tratamiento del cáncer, la reducción de arritmias cardíacas y la eliminación de tejido cicatricial o anormal. La elección del método depende de varios factores, como la ubicación y el tamaño del tejido objetivo, las preferencias del paciente y el juicio clínico del médico tratante.

La hemorragia posparto es un sangrado vaginal abundante que ocurre dentro de las primeras 24 horas después del parto y se define médicamente como la pérdida de 500 ml o más de sangre durante el primer día posterior al parto. También puede haber hemorragias posparto tardías, definidas como aquellas que ocurren entre las 24 horas y las 6 semanas posteriores al parto.

La hemorragia posparto puede ser causada por varios factores, incluyendo:

1. Retención de tejido placentario en el útero.
2. Trauma vaginal o cervical durante el parto.
3. Coagulopatías (trastornos de la coagulación sanguínea).
4. Infecciones del tracto genital.
5. Atonía uterina, que es una condición en la que el útero no se contrae adecuadamente después del parto.

La hemorragia posparto puede ser una emergencia médica y requiere atención inmediata para prevenir complicaciones graves, como shock hipovolémico o insuficiencia cardíaca. El tratamiento puede incluir medicamentos para contraer el útero, reemplazo de líquidos y sangre, y en algunos casos, cirugía.

La rotura uterina se define como la ruptura o desgarro en la pared muscular del útero, lo que puede ocurrir durante el embarazo o el parto. Esta condición es una emergencia médica grave y potencialmente letal para la madre y el feto. Las roturas uterinas suelen producirse en úteros previamente dañados o escarificados, como resultado de cesáreas anteriores, partos complicados o procedimientos quirúrgicos uterinos previos. Los síntomas pueden incluir dolor abdominal intenso y repentino, hemorragia vaginal abundante y repentina, cambios en los patrones de frecuencia cardíaca fetal y signos de shock. El tratamiento generalmente implica una cirugía de emergencia para reparar o extirpar el útero y controlar la hemorragia. Las mujeres con antecedentes de cesáreas o procedimientos quirúrgicos uterinos previos corren un mayor riesgo de sufrir una rotura uterina y pueden necesitar un seguimiento más estrecho durante el embarazo y el parto.

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