Los trastornos fóbicos, también conocidos como trastornos de ansiedad específicos, son un tipo de afección mental que se caracteriza por una intensa y duradera miedo o avoidancia a situaciones, objetos o actividades específicas. Estas situaciones, objetos o actividades no suponen normalmente un peligro real, pero la persona con trastorno fóbico experimenta una ansiedad marcada y persistentes en su presencia o incluso a la idea de encontrarse con ellos.
Existen varios tipos de trastornos fóbicos, entre los que se incluyen:
1. Fobia específica: miedo intenso y persistente a objetos o situaciones específicas, como animales, alturas, agujas, ascensores, etc.
2. Agorafobia: miedo intenso a no poder escapar o recibir ayuda en caso de una ataque de pánico o síntomas intensos de ansiedad en lugares públicos o abarrotados, o en situaciones en las que se sienta atrapado.
3. Trastorno de ansiedad social: miedo intenso y persistente a ser humillado, avergonzado, juzgado negativamente o desempeñarse mal en situaciones sociales o actuaciones públicas.
4. Fobia situacional: miedo intenso y persistente a viajar en ciertos medios de transporte, como aviones, trenes, automóviles o barcos.
El diagnóstico de un trastorno fóbico se realiza mediante una evaluación clínica exhaustiva que incluya una entrevista detallada y la utilización de criterios establecidos en manuales diagnósticos como el DSM-5 o la CIE-10. El tratamiento suele incluir terapia cognitivo-conductual, medicamentos ansiolíticos y, en algunos casos, terapia de exposición gradual a la situación temida.