Trastornos mentales crónicos en los cuales ha habido un desarrollo insidioso de un sistema delirante permanente e inquebrantable (delirios persecutorios y delirios de celos), acompañados por la preservación de un pensamiento organizado y claro. Las respuestas emocionales y las conductas son consistentes con el estado delirante.
Afección en la cual personas íntimamente relacionadas, comunmente en la misma familia, comparten los mismos delirios.
Una forma crónica de esquizofrenia caracterizada primariamente por la presencia de delirios de persecusión o grandeza, frecuentemente asociados con alucinaciones.
Un trastorno de personalidad que se caracteriza por evitar la aceptación de la merecida culpa y por una visión injustificada de los otros como malévolos. Esta última se expresa por la actitud de sospecha, hipersensibilidad y desconfianza.
Una falsa creencia sobre sí mismo o sobre las personas y objetos externos, que persiste a pesar de los hechos y no es considerada sustentable por las personas que conviven con el individuo.
Conducta mostrada por individuos excesivamente desconfiados pero que no presentan la constelación de síntomas característica del trastorno de personalidad paranoide o de la esquizofrenia de tipo paranoide.
Tipo de esquizofrenia caracterizado por incoherencia frecuente; notable pérdida de la capacidad asociativa o conducta muy desorganizada y afectividad aplanada o claramente inapropriada que no alcanza los criterios del tipo catatónico; los síntomas asociados incluyen retraimiento social extremo, muecas, maneirismos, mirada de espejo, risa inapropiada y otras conductas raras. (Dorland, 28a ed)
Un tipo de esquizofrenia caracterizado por una anormalidad de la conducta motora que implica formas particulares de estupor, rigidez, excitación o postura inapropiada.
El estudio de los procesos mentales y la conducta de los esquizofrénicos.
Sensaciones experimentadas subjetivamente en ausencia de un estímulo apropiado, pero que son consideradas por el individuo como reales. Ellas pueden ser de origen orgánico o asociarse a TRASTORNOS MENTALES.
Sistema conceptual desarrollado por Freud y sus seguidores, en el cual se considera que las motivaciones inconscientes dan forma al desarrollo normal y anormal de la personalidad y la conducta.
Un mecanismo de defensa que opera inconscientemente, a través del cual aquello que es emocionalmente inaceptable como parte del "yo" es rechazado y atribuido (proyectado) a otros.
Un trastorno afectivo mayor caracterizado por grandes oscilaciones del ánimo (episodios de manía o depresión mayor) y por una tendencia a la remisión y a la recurrencia.
Trastornos mentales psicóticos orgánicos que se producen por efecto tóxico de medicamentos y productos químicos o de otras sustancias dañinas.
Proceso inconsciente utilizado por un individuo o grupo de individuos para lidiar con impulsos, ideas y sentimientos que no son aceptados a un nivel consciente; los diversos tipos incluyen formación reactiva, proyección y reversión a sí mismo.

Los trastornos paranoidees son un grupo de condiciones mentales en las que una persona experimenta una sospecha o desconfianza excesiva e injustificada hacia los demás. Estas sospechas no desaparecen incluso cuando hay evidencia clara de que no existen motivos para esas sospechas.

El trastorno paranoide más común es el trastorno paranoide de la personalidad, en el cual una persona tiene un patrón general de desconfianza y sospecha de los demás, incluso sin ninguna razón justificada. Pueden creer que otras personas están constantemente tratando de dañarlos o engañarlos.

Otro trastorno paranoide es la psicosis paranoide, una afección más grave en la que una persona pierde el contacto con la realidad y tiene delirios (creencias falsas firmemente mantenidas) sobre ser perseguido o dañado por otros.

Los trastornos paranoidees pueden causar problemas significativos en las relaciones personales, el trabajo y otras áreas de la vida. El tratamiento puede incluir terapia y medicamentos para ayudar a controlar los síntomas.

El trastorno paranoide compartido, también conocido como folie à deux en la clasificación francófona, es un raro fenómeno psiquiátrico en el que las delirantes ideas y creencias falsas se transfieren de una persona a otra. La persona que inicialmente experimenta los síntomas delirantes (la persona primaria o dominante) tiene un trastorno mental preexistente, comúnmente una psicosis, y su sistema de creencias delirantes se transmite al segundo individuo (la persona secundaria o inducida), quien acepta y asimila estas ideas como propias.

La persona secundaria generalmente tiene una relación cercana y dependiente con la persona primaria, lo que facilita la transferencia de las creencias delirantes. El trastorno paranoide compartido puede disolverse si se interrumpe el contacto entre las dos personas o si la persona secundaria recibe tratamiento psiquiátrico adecuado.

Es importante tener en cuenta que este diagnóstico solo debe considerarse después de excluir otras causas médicas y psiquiátricas para los síntomas delirantes, como trastornos cerebrales orgánicos o intoxicaciones. Además, el trastorno paranoide compartido es una entidad clínica infrecuente y controvertida, y algunos profesionales de la salud mental prefieren no utilizar esta clasificación diagnóstica.

La esquizofrenia paranoide es un subtipo específico de esquizofrenia, un trastorno mental grave y crónico. Se caracteriza predominantemente por la presencia de alucinaciones auditivas y delirios de persecución o grandiosidad durante un mes continuo. Los delirios son creencias falsas y fijas que no se ajustan a la realidad, incluso cuando hay evidencia en contra de ellas. En la esquizofrenia paranoide, estos delirios a menudo involucran temas de persecución o grandiosidad.

Las personas con este trastorno pueden tener dificultad para distinguir entre lo real y lo imaginario. Pueden experimentar alucinaciones, que son percepciones sensoriales en ausencia de estímulos externos correspondientes. Por ejemplo, pueden escuchar voces que no existen realmente.

El aislamiento social, la falta de expresión emocional, el habla desorganizado y el comportamiento extraño o inapropiado también pueden ser características de esta afección. Sin embargo, estos síntomas no son tan prominentes como los delirios y las alucinaciones en la esquizofrenia paranoide.

Es importante recordar que la esquizofrenia, incluidos sus subtipos like the paranoid schizophrenia, no se refiere a una personalidad dividida o múltiples personalidades. Esa condición se conoce como trastorno de identidad disociativo.

El Trastorno de Personalidad Paranoide, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, se caracteriza por una sospecha generalizada e intensa de que otras personas tienen intenciones hostiles o maliciosas. Las personas con este trastorno suelen interpretar las acciones y palabras de los demás como amenazantes o despectivas, sin justificación real.

Los individuos con trastorno de personalidad paranoide a menudo evitan la intimidad por temor a que sean explotados, se muestran fríos e inaccesibles emocionalmente y tienen dificultad para perdonar los insultos, injurias o amenazas, reales o imaginarias.

Para ser diagnosticado con este trastorno, estos patrones de comportamiento deben comenzar a manifestarse en la edad adulta temprana y estar presentes en diversos contextos y situaciones, causando un deterioro clínicamente significativo en las relaciones sociales, laborales o otras áreas importantes de la vida.

Es importante destacar que estos pensamientos paranoides no deben ser atribuibles a los efectos fisiológicos directos de una sustancia o a otra condición médica.

En realidad, "delusiones" no es un término médico específico en sí mismo. Sin embargo, la palabra "delusión" se utiliza en el campo de la psiquiatría y la psicología clínica para referirse a un tipo de síntoma que ocurre en ciertos trastornos mentales.

Una delusión es una creencia firmemente arraigada y fija que es inamovible a pesar de las evidencias contrarias y que es claramente desconectada de la realidad. Las delusiones pueden ser simples (por ejemplo, la creencia de que alguien está persiguiendo o observando a la persona) o complejas (por ejemplo, la creencia de que una persona importante está enamorada de la persona y le envía mensajes secretos).

Las delusiones son un síntoma común de trastornos mentales como la esquizofrenia, el trastorno delirante, la depresión psicótica y algunos tipos de trastorno bipolar. También pueden ocurrir en otras afecciones médicas o neurológicas, como los trastornos cerebrovasculares o las enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.

Es importante tener en cuenta que una creencia errónea o infundada no siempre se considera una delusión. Para ser considerada como tal, la creencia debe ser claramente desconectada de la realidad y resistir a la evidencia contraria.

La conducta paranoide se refiere a un patrón persistente y prolongado de desconfianza extrema e ideas irracionales de que otras personas tienen intenciones hostiles o maliciosas. Esta conducta es comúnmente asociada con el trastorno de personalidad paranoide, pero también puede ser un síntoma presente en otros trastornos mentales como la esquizofrenia.

Las personas con este tipo de comportamiento pueden ser extremadamente suspicaces y sospechosas, leen significados negativos o amenazantes en las acciones e intenciones de los demás que normalmente se considerarían inocuas. Pueden tener dificultades para confiar en otras personas, incluso en aquellas con las que tienen relaciones cercanas y duraderas.

Este tipo de conducta puede llevar a aislarse socialmente, ya que la persona evita las interacciones sociales por miedo a ser lastimada o traicionada. También pueden presentar comportamientos como recelos, hostilidad, resentimiento y una tendencia a confrontar o atacar verbalmente a los demás sin una causa justificada.

Es importante diferenciar la conducta paranoide de la simple desconfianza usted sano. La conducta paranoide es un patrón persistente y generalizado de comportamiento, mientras que la desconfianza ocasional es una respuesta normal a situaciones específicas. Además, las ideas y creencias paranoides suelen ser irracionales e infundadas, a diferencia de la desconfianza basada en experiencias pasadas negativas o en información lógica y razonable.

La esquizofrenia hebefrénica es un subtipo de esquizofrenia, un trastorno mental grave y crónico. Se caracteriza por el inicio temprano de la enfermedad, generalmente antes de los 18-20 años, y por la presencia predominante de síntomas afectivos (como risa o llanto inapropiado, histeria, irritabilidad) y síntomas negativos (como pobreza de expresión facial, monotonía vocal, abulia, anhedonia), en lugar de los clásicos síntomas positivos como alucinaciones o delirios. Los pacientes con esquizofrenia hebefrénica a menudo tienen dificultades para mantener una conversación coherente y lógica, y pueden mostrar un comportamiento extraño o desorganizado. A diferencia de otros subtipos de esquizofrenia, la esquizofrenia hebefrénica no se asocia con un deterioro cognitivo significativo. Sin embargo, el pronóstico a largo plazo para este subtipo de esquizofrenia suele ser peor que para otros subtipos, ya que los síntomas suelen ser más graves y persistentes.

La esquizofrenia catatónica es un subtipo de esquizofrenia que se caracteriza por síntomas específicos de rigidez muscular, inexpresividad facial, posturas rígidas e inusuales, negativismo (resistencia a todas las formas de movimiento), estupor (inmovilidad extrema y falta de reacción al entorno) o agitación extrema. Los pacientes pueden repetir acciones o palabras sin propósito (estereotipia) y mostrar inmunidad a la sugestión externa. También puede haber un aumento en la actividad motora, con movimientos rápidos y repetitivos. Este estado catatónico puede alternar con períodos de excitación o agitación. La esquizofrenia catatónica puede ser una condición grave que requiere tratamiento inmediato, generalmente con medicamentos antipsicóticos y, en algunos casos, terapia electroconvulsiva (TEC).

La psicología del esquizofrénico se refiere al estudio y comprensión del funcionamiento cognitivo, emocional y comportamental en personas con esquizofrenia. La esquizofrenia es un trastorno mental grave y crónico que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se comporta.

Las personas con esquizofrenia pueden experimentar alucinaciones (percepciones sensoriales falsas, como escuchar voces), ilusiones (creencias falsas), desorganización del pensamiento y trastornos emocionales. Pueden tener dificultades para procesar la información, organizar sus pensamientos y comportarse de manera apropiada en las situaciones sociales.

La psicología del esquizofrénico implica el estudio de los procesos cognitivos y emocionales subyacentes a estos síntomas, incluyendo la atención, la memoria, el aprendizaje, la percepción y las emociones. El objetivo es entender cómo funciona el cerebro en la esquizofrenia y cómo se pueden desarrollar intervenciones terapéuticas efectivas para mejorar los síntomas y la calidad de vida de las personas afectadas.

La investigación en psicología del esquizofrénico utiliza una variedad de métodos, incluyendo la observación clínica, los tests neuropsicológicos, la neuroimagen y la estimulación cerebral no invasiva. Los resultados de estas investigaciones han llevado al desarrollo de nuevas terapias, como la rehabilitación cognitiva y la terapia cognitivo-conductual, que se han demostrado eficaces en el tratamiento de los síntomas de la esquizofrenia.

Las alucinaciones son percepciones sensoriales falsas que ocurren en la ausencia de un estímulo externo correspondiente. Pueden afectar a cualquiera de los sentidos, pero las más comunes son las visuales y auditivas. Una persona que experimenta alucinaciones puede ver, oír, saborear, oler o sentir cosas que no existen en realidad.

Las alucinaciones pueden ser causadas por una variedad de factores, incluyendo trastornos mentales como esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión grave y demencia; uso o abstinencia de drogas y alcohol; privación del sueño; estrés intenso; fiebre alta; y enfermedades neurológicas como epilepsia o tumores cerebrales.

El tratamiento para las alucinaciones depende de la causa subyacente. Puede incluir medicamentos, terapia psicológica o cambios en el estilo de vida. En casos graves, una hospitalización puede ser necesaria para garantizar la seguridad del paciente.

La Teoría Psicoanalítica es un marco conceptual en psicología y psiquiatría desarrollado principalmente por Sigmund Freud. Aunque ha evolucionado desde sus orígenes, los conceptos básicos incluyen la estructura de la mente dividida en el inconsciente, consciente y preconsciente; los procesos primarios y secundarios; y los conflictos entre las instancias de la mente: el ello (id), yo (ego) y superyó (superego).

La teoría también destaca la importancia de los impulsos instintivos, particularmente los relacionados con el sexo y la agresión, y cómo estos son gestionados o malgestionados por los mecanismos de defensa del ego. Otra área clave es la teoría del desarrollo psicosexual, que propone que las experiencias en etapas críticas de la infancia pueden dar lugar a rasgos de personalidad y trastornos mentales.

Finalmente, el psicoanálisis también implica una metodología terapéutica, donde el paciente es animado a hablar libremente sobre sus pensamientos y sentimientos para revelar los conflictos inconscientes y así facilitar la curación.

En términos médicos, una proyección se refiere al proceso por el cual los individuos atribuyen sus propios sentimientos, motivaciones o rasgos a otras personas. También puede implicar predecir o anticipar eventos o resultados basándose en la información disponible. Es un fenómeno psicológico que puede influir en la percepción y el juicio de los demás.

La proyección puede ser una forma de defensa psicológica, en la que las personas desvían sus sentimientos negativos o inaceptables hacia otras personas u objetos externos. Esto les ayuda a evitar el malestar emocional asociado con esos sentimientos y mantener una imagen positiva de sí mismas.

Sin embargo, la proyección también puede ser fuente de sesgos y errores en la percepción y el juicio de otras personas. Puede llevar a conclusiones erróneas y comportamientos inapropiados si no se reconoce y se gestiona adecuadamente. Por lo tanto, es importante que las personas estén conscientes de este fenómeno y trabajen en desarrollar una comprensión más objetiva y precisa de sí mismas y de los demás.

El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar o simplemente "maniaco-depresivo", es un trastorno mental caracterizado por episodios recurrentes de cambios extremos en el estado de ánimo, el comportamiento, la energía y la actividad que interfieren significativamente con la capacidad del individuo para funcionar en su vida diaria.

Existen diferentes tipos de trastorno bipolar, pero los dos más comunes son:

1. Trastorno bipolar I: Se caracteriza por al menos un episodio maníaco que dura una semana o más, o episodios mixtos (que combinan síntomas maníacos y depresivos) que duran al menos una semana. Los episodios hipomaníacos (menos graves que los maníacos) o los episodios depresivos mayores también pueden estar presentes.

2. Trastorno bipolar II: Se caracteriza por la presencia de al menos un episodio hipomaníaco y al menos un episodio depresivo mayor, pero no hay historial de episodios maníacos.

Los síntomas de los episodios maníacos pueden incluir:
- Un estado de ánimo anormalmente elevado, expansivo o irritable durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos una semana (o menos si el episodio es grave).
- Aumento significativo en la energía, actividad o agitación.
- Necesidad mucho menos sueño que lo normal.
- Pensamientos acelerados y/o ideas de gran alcance.
- Mayor autoestima o sentimientos exagerados de grandeza o importancia.
- Más hablador de lo habitual o presta atención a la charla rápida.
- Distraibilidad fácil.
- Participación en actividades más arriesgadas de lo normal, como gastos excesivos o comportamiento sexual inapropiado.

Los síntomas del episodio depresivo pueden incluir:
- Estado de ánimo triste, vacío, desesperanzado o irritable durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
- Disminución marcada del interés o placer en todas o casi todas las actividades.
- Pérdida de peso o aumento de peso sin intentarlo (más de un 5 % del peso corporal en un mes).
- Insomnio o hipersomnia nearly every day.
- Agitación o retraso psicomotor nearly every day.
- Fatiga o pérdida de energía nearly every day.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesivos o inapropiados nearly every day.
- Disminución marcada en la capacidad para pensar, concentrarse o tomar decisiones nearly every day.
- Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), recurrente ideación suicida sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para cometer suicidio.

El trastorno bipolar I se caracteriza por episodios maniacales y/o mixtos que pueden estar acompañados de episodios depresivos mayores. El trastorno bipolar II se caracteriza por episodios hipomaníacos y episodios depresivos mayores.

El diagnóstico diferencial incluye el trastorno esquizoafectivo, la intoxicación por cocaína o anfetaminas, el síndrome de abstinencia de cocaína o anfetaminas y el trastorno delirante.

El tratamiento puede incluir estabilizadores del estado de ánimo como litio, valproato, lamotrigina o carbamazepina; antipsicóticos atípicos como olanzapina, risperidona, quetiapina o aripiprazol; y/o terapia cognitivo-conductual.

El pronóstico depende de la gravedad de los síntomas, el cumplimiento del tratamiento y la presencia de comorbilidades. La tasa de recaída es alta, especialmente si no se sigue un tratamiento adecuado.

La psicosis inducida por sustancias, también conocida como psicosis droga-inducida o intoxicación psicótica, se refiere a un trastorno mental caracterizado por la presencia de alucinaciones, delirios y pensamiento desorganizado, directamente causados por el uso o abuso de sustancias químicas, incluyendo drogas ilícitas, medicamentos recetados en exceso o combinaciones adversas de fármacos.

Este tipo de psicosis puede presentarse durante el estado de intoxicación aguda o como un efecto prolongado del consumo crónico de ciertas sustancias. Algunas drogas asociadas con este trastorno son la cocaína, anfetaminas, LSD, cannabis con alto contenido de THC, alcohol, inhalantes y algunos medicamentos psicotrópicos.

Los síntomas suelen desaparecer una vez que la sustancia ha sido eliminada del organismo, aunque en casos de consumo crónico o a dosis altas, los episodios psicóticos pueden persistir incluso después de haber abandonado el uso de la droga, lo que se conoce como un trastorno persistente de psicosis inducida por sustancias. El tratamiento generalmente implica la interrupción del uso de la sustancia, acompañada de terapia de apoyo y, en ocasiones, medicación antipsicótica para controlar los síntomas.

En psicología y psiquiatría, los mecanismos de defensa son procesos mentales involuntarios que protegen al individuo de la ansiedad y el estrés generados por acontecimientos internos o externos que son demasiado difíciles de manejar. Estos mecanismos ayudan a distorsionar la realidad de manera que sea menos amenazante o dolorosa.

Existen varios tipos de mecanismos de defensa, incluyendo:

1. Negación: Rechazar la existencia o importancia de una experiencia traumática o un pensamiento desagradable.
2. Desplazamiento: Redirigir sentimientos negativos hacia alguien o algo que no esté relacionado con la fuente original del conflicto.
3. Racionalización: Crear racionalizaciones o excusas para justificar comportamientos o decisiones cuestionables.
4. Proyección: Atribuir a otros sentimientos, pensamientos u impulsos propios que se consideran inaceptables o vergonzosos.
5. Introyección: Incorporar los deseos, creencias o actitudes de otra persona como propios.
6. Regresión: Volver a comportamientos o formas de pensar anteriores en respuesta al estrés o la ansiedad.
7. Reacción en forma opuesta: Actuar en contra de cómo uno realmente se siente o piensa sobre algo para evitar el malestar emocional.
8. Compensación: Equilibrar debilidades o deficiencias en una área a través del éxito en otra.
9. Aislamiento: Separar pensamientos y sentimientos de la realidad para evitar la angustia emocional.
10. Sublimación: Redirigir impulsos negativos hacia actividades creativas o productivas.

Aunque los mecanismos de defensa pueden ser útiles en situaciones de estrés, su uso excesivo o inadecuado puede llevar a problemas emocionales y de salud mental.

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