Trastornos Somatoformes
Trastornos Fingidos
Trastornos de Conversión
Sociología
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
Trastornos Mentales
Clasificación Internacional de Enfermedades
Trastorno Depresivo
Histeria
Trastornos Disociativos
Comorbilidad
Atención Primaria de Salud
Prevalencia
Índice de Severidad de la Enfermedad
Trastornos Psicofisiológicos
Los Trastornos Somatoformes son un grupo de trastornos mentales que se caracterizan por la presencia de síntomas físicos que causan angustia o deterioro en el funcionamiento diario, pero que no pueden ser explicados completamente por una enfermedad médica generalmente aceptada, ni mejor explicados por otro trastorno mental y no son intencionalmente producidos o fingidos. Los síntomas físicos (como dolor, fatiga, náuseas o molestias gastrointestinales) pueden ser tan graves que el individuo tiene dificultad para funcionar normalmente.
Existen varios tipos de trastornos somatoformes, incluyendo:
1. Trastorno Somatomorfo Indiferenciado: Este es el más común y se diagnostica cuando un individuo presenta uno o más síntomas físicos que no pueden ser explicados completamente por una enfermedad médica o otro trastorno mental durante al menos seis meses.
2. Trastorno de Síntoma Somático: Se diagnostica cuando un individuo experimenta uno o más síntomas físicos persistentes que no pueden ser explicados completamente por una enfermedad médica o otro trastorno mental durante al menos seis meses, y que causa clínicamente significativa angustia o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de funcionamiento.
3. Trastorno de Conversión: Se diagnostica cuando un individuo sufre la pérdida repentina de una función corporal normal (como la vista, el oído o la capacidad de movimiento) que no puede ser explicada completamente por una enfermedad médica o trastorno mental y parece haberse desarrollado para aliviar el estrés o conflicto emocional.
4. Trastorno Somatoforme Psicógeno No de otro Tipo: Se diagnostica cuando un individuo presenta síntomas físicos que no pueden ser explicados completamente por una enfermedad médica o trastorno mental y causan clínicamente significativa angustia o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de funcionamiento.
5. Trastorno Facticio: Se diagnostica cuando un individuo finge o produce deliberadamente síntomas físicos o mentales con el fin de asumir el papel de enfermo y obtener atención médica o evitar responsabilidades.
El tratamiento de los trastornos somatomorfos generalmente implica una combinación de terapia cognitivo-conductual, medicamentos para tratar síntomas específicos y manejo del estrés. La educación del paciente sobre su condición también es importante para ayudarlo a comprender sus síntomas y cómo manejarlos.
Los Trastornos Fingidos, también conocidos como Trastornos Somatomorfos Facticios en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se refieren a un grupo de trastornos mentales donde el individuo simula o exagera síntomas físicos con la intención de asumir el papel de enfermo. A diferencia de los trastornos somatomorfos, donde las personas realmente experimentan síntomas que no pueden ser explicados médicamente, en los trastornos fingidos, los síntomas son fabricados intencionalmente o se inventan completamente.
Existen varios subtipos de trastornos fingidos, incluyendo el Trastorno Facticio, donde la persona finge o produce deliberadamente síntomas físicos; el Trastorno Facticio con Síntomas Somáticos Prevalentes, en el que la persona también produce síntomas físicos pero además tiene una enfermedad médica subyacente; y el Trastorno de Simulación, donde la persona finge tener una enfermedad mental o trastorno del comportamiento con el fin de evitar obligaciones o obtener algún beneficio.
Es importante destacar que estos trastornos pueden ser graves y requieren atención médica y psicológica especializada, ya que la simulación o exageración de síntomas puede llevar a un sobretratamiento médico innecesario y a complicaciones físicas reales. Además, los trastornos fingidos pueden ser difíciles de diagnosticar y requieren una evaluación cuidadosa y detallada para diferenciarlos de otras enfermedades médicas o mentales verdaderas.
La etnopsicología es una subdisciplina de la psicología y la antropología que se ocupa del estudio de las diferencias mentales y culturales entre grupos étnicos. Se centra en cómo los factores culturales, sociales y étnicos influyen en el pensamiento, la percepción, el aprendizaje, la memoria, la afectividad y la personalidad. También examina cómo las creencias, valores y prácticas de un grupo étnico específico moldean su salud mental y sus comportamientos relacionados con la salud. Los etnopsicólogos a menudo trabajan en colaboración con profesionales de la salud mental para proporcionar atención culturalmente sensible y apropiada a los pacientes de diferentes orígenes étnicos y culturales.
Los Trastornos de Conversión, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se definen como la presencia de síntomas o déficits neurológicos reversibles que sugieren una afectación del sistema nervioso somático, que no pueden ser mejor explicados por otra afección médica o mental y que suponen una notable disminución del funcionamiento en áreas sociales, laborales o de otras importantes actividades.
Estos síntomas o déficits neurológicos pueden manifestarse como debilidad o parálisis, falta de coordinación o rigidez, problemas con el habla o la visión, sordera u otros déficits sensoriales, y ataques o convulsiones. Es importante notar que estos síntomas no son intencionales ni fingidos, sino que surgen como resultado de una manifestación inconsciente del conflicto emocional o estrés personal extremo.
Para ser diagnosticados con Trastornos de Conversión, los individuos deben presentar uno o más síntomas que sugieran un problema neurológico y que no puedan ser explicados por una afección médica o mental conocida. Además, estos síntomas deben causar una clara disfunción en el individuo y no ser atribuibles a otro trastorno mental como el Trastorno Facticio o el Trastorno Somatomorfo Indiferenciado.
La sociología, en un contexto médico o de salud pública, se refiere al estudio científico de la sociedad, las instituciones sociales y los procesos sociales relacionados con la salud, la enfermedad y el cuidado de la salud. Implica el análisis de cómo los factores sociales, económicos y políticos influyen en la distribución y prevalencia de la enfermedad, el acceso a los servicios de salud y los resultados de salud. También examina las interacciones entre los proveedores de atención médica y los pacientes, así como las normas y valores que influyen en el comportamiento relacionado con la salud. La sociología puede informar sobre las políticas y prácticas de salud pública al proporcionar una comprensión más profunda de los determinantes sociales de la salud y la equidad en la atención médica.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es un manual publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) que contiene una clasificación y descripción de los trastornos mentales. Es utilizado ampliamente por profesionales de la salud mental en Estados Unidos y en todo el mundo como guía para el diagnóstico clínico y la comunicación entre proveedores de atención médica.
La última versión del DSM es la quinta edición (DSM-5), publicada en 2013. El DSM-5 incluye criterios diagnósticos para más de 300 trastornos mentales, organizados en varias categorías, como trastornos del estado de ánimo, trastornos de la ansiedad, trastornos esquizoafectivos, trastornos neurocognitivos, trastornos de la personalidad, y otros.
Cada trastorno mental se describe en términos de criterios diagnósticos específicos que incluyen síntomas, duración, frecuencia e impacto en el funcionamiento diario. Además, el manual proporciona información sobre los criterios de exclusión, los cursos y pronósticos posibles, y las consideraciones culturales y de género que pueden ser relevantes para el diagnóstico y tratamiento adecuados.
El DSM es un recurso importante en la práctica clínica y también ha desempeñado un papel fundamental en la investigación sobre los trastornos mentales, ya que permite a los investigadores comparar de manera estandarizada los resultados de diferentes estudios. Sin embargo, el DSM no es una herramienta infalible y está sujeto a revisiones y actualizaciones periódicas para reflejar los avances en el conocimiento y la comprensión de los trastornos mentales.
Los Trastornos Mentales se definen en el ámbito médico como síndromes clínicamente significativos que involucran disfunciones cognitivas, conaciónes (procesos mentales que conllevan a la acción), emocionales, o comportamentales. Estos síndromes se asocian generalmente con distress subjectivo o deterioro en uno o más aspectos importantes de la vida diaria de la persona.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos mentales abarcan una amplia gama de problemas, incluyendo pero no limitados a: ansiedad disorders, trastornos depresivos, esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, trastornos de la personalidad, trastornos del humor, trastornos del aprendizaje, trastornos de la conducta y trastornos relacionados con sustancias.
Cada trastorno mental tiene criterios diagnósticos específicos que ayudan a los profesionales médicos a determinar si un individuo cumple con los requisitos para esa clasificación en particular. Es importante notar que el diagnóstico de un trastorno mental se basa en una combinación de síntomas, duración, historia clínica y evaluaciones funcionales, así como también la exclusión de otras posibles causas médicas o sustancias que puedan explicar los síntomas.
La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) es un sistema de clasificación médica desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La CIE proporciona códigos alfabéticos y numéricos para designar categorías de enfermedades, trastornos, procesos morbiosos y otras condiciones de salud.
Este sistema se utiliza internacionalmente para fines estadísticos, investigación epidemiológica, planificación de servicios de salud, gestión de sistemas de salud, reclamaciones de seguros de salud y recopilación de datos de mortalidad. La CIE también incluye categorías para lesiones, envenenamientos, causas externas de morbilidad y mortalidad, factores ambientales y estilos de vida que influyen en la salud.
La décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) se publicó en 1992 y está actualmente en uso en muchos países. La undécima revisión (CIE-11) entrará en vigor el 1 de enero de 2022, y será la versión más reciente del sistema de clasificación médica desarrollado por la OMS.
El Trastorno Depresivo, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por la presencia de episodios depresivos.
Un episodio depresivo se define como un período continuo de al menos dos semanas en el que una persona experimenta un humor deprimido la mayor parte del día, casi cada día, junto con una pérdida de interés o placer en todas o casi todas las actividades. Durante este tiempo, la persona también puede experimentar varios síntomas adicionales, como disminución o aumento de apetito o peso, insomnio o hipersomnia, agitación o retardo psicomotor, fatiga o pérdida de energía, sentimientos excesivos de culpa o inutilidad, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida.
Para ser diagnosticado con trastorno depresivo, estos síntomas no deben ser causados por sustancias (como drogas o medicamentos) ni por otra afección médica. Además, el episodio depresivo debe representar un cambio significativo con respecto al anterior funcionamiento del individuo y causar una disfunción clínicamente significativa en las áreas social, laboral u otras importantes para la vida diaria.
Existen diferentes tipos de trastorno depresivo, incluyendo el episodio depresivo mayor, el episodio depresivo persistente (también conocido como distimia), y otros trastornos depresivos especificados y no especificados.
En la medicina moderna, el término "histeria" ya no se utiliza como un diagnóstico formal. Anteriormente, se utilizaba para describir a un paciente que mostrara síntomas físicos sin una causa médica aparente, especialmente aquellos que involucraran un exceso de emoción o dramatismo.
El término ha sido objeto de controversia y estigmatización a lo largo de la historia, asociándose a menudo con mujeres y estereotipos de género. Hoy en día, los profesionales médicos y psicológicos prefieren describir los síntomas específicos en lugar de etiquetar al paciente con un término como "histeria". Si alguien presenta síntomas que antes podrían haber sido diagnosticados como histeria, a menudo se les diagnostica actualmente un trastorno de conversión o un trastorno somatomorfo.
Los Trastornos Disociativos son un grupo de condiciones mentales en las que el individuo experimenta una alteración o interrupción en la conciencia, la memoria, la identidad o la percepción del entorno. Estas experiencias disruptivas no pueden ser mejor explicadas por otros trastornos mentales u otras condiciones médicas generales.
La disociación es un mecanismo de defensa psicológico que ayuda a proteger al individuo de experiencias traumáticas o extremadamente estresantes. Sin embargo, en los trastornos disociativos, este mecanismo se sobreutiliza y puede resultar en síntomas debilitantes que interfieren con la vida cotidiana.
Existen varios tipos de trastornos disociativos, incluyendo:
1. Trastorno de Identidad Disociativo (TID): Anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple, en este trastorno, el individuo experimenta dos o más identidades distintas que controlan su comportamiento en diferentes momentos. Cada una de estas identidades tiene su propio patrón de pensamientos, sentimientos y recuerdos.
2. Amnesia Disociativa: Es la incapacidad de recordar información importante sobre uno mismo o los acontecimientos de la vida, más allá de lo que se esperaría como resultado de una lesión cerebral u otra enfermedad médica. Puede haber amnesia localizada (relacionada con un evento específico o período de tiempo) o amnesia generalizada (pérdida de memoria autobiográfica y no autobiográfica).
3. Trastorno de Despersonalización/Desrealización: En este trastorno, el individuo experimenta sentimientos de desconexión o distanciamiento de su propio cuerpo o mente (despersonalización) o del entorno que les rodea (desrealización). Pueden sentirse como si estuvieran en un sueño o fuera de su cuerpo.
4. Trastorno de Identidad Disociativo no especificado: Este diagnóstico se utiliza cuando los síntomas no cumplen con los criterios de ninguno de los otros trastornos disociativos pero aún causan una angustia clínicamente significativa o deterioro en las áreas sociales, laborales u otras importantes del funcionamiento.
Los trastornos disociativos suelen desarrollarse como respuesta a un trauma grave, como abuso físico, sexual o emocional durante la infancia. El tratamiento suele implicar una combinación de terapia y medicamentos para ayudar a controlar los síntomas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una forma comúnmente utilizada de terapia que ayuda al individuo a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos relacionados con el trauma. Los medicamentos, como los antidepresivos, pueden recetarse para tratar síntomas como la ansiedad o la depresión asociada con el trastorno disociativo. En algunos casos, la hospitalización puede ser necesaria si los síntomas son graves y ponen en peligro la vida del individuo.
La comorbilidad es la presencia simultánea de dos o más condiciones médicas o trastornos psicológicos en un individuo. Estas afecciones adicionales, diferentes a la enfermedad principal, pueden influir y interactuar entre sí, aumentando la complejidad del cuidado clínico, afectando el pronóstico y los resultados de salud, así como también incrementando el uso de recursos sanitarios. La comorbilidad es especialmente frecuente en pacientes con enfermedades crónicas y trastornos mentales graves. Los ejemplos comunes incluyen diabetes con enfermedad cardiovascular o depresión con ansiedad. El manejo de la comorbilidad requiere un enfoque integral, abordando todas las afecciones subyacentes y promoviendo estrategias de autocuidado y prevención.
La Atención Primaria de Salud (APS) es el primer nivel de contacto del individuo, la familia y la comunidad con el sistema de salud, que provee servicios de salud integrales, continuos y accesibles a la población, centrados en las necesidades de la persona y su familia, en lugar de las enfermedades. La APS está a cargo de profesionales capacitados para brindar atención promocional, preventiva, curativa y rehabilitadora, y es el nivel donde se establecen relaciones continuas con los usuarios del sistema. Además, desempeña un papel fundamental en la coordinación de los servicios de salud y otros servicios sociales, así como en la promoción de la equidad en el acceso a los mismos. La APS es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el pilar fundamental de un sistema de salud sostenible, eficiente y centrado en las personas.
Los Trastornos de Ansiedad son un grupo de condiciones mentales que se caracterizan por sentimientos excesivos y persistentes de ansiedad, preocupación o miedo. De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos de ansiedad incluyen:
1. Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG): Caracterizado por una ansiedad excesiva y preocupación persistente sobre varios eventos o actividades durante un período de al menos seis meses.
2. Trastorno de Pánico: Se define por la experiencia recurrente e inesperada de ataques de pánico, junto con al menos un mes de preocupación persistente por el significado o las consecuencias de los ataques.
3. Agorafobia: Un miedo intenso y duradero a estar en lugares o situaciones de los que sería difícil escapar o en los que no se podría obtener ayuda inmediata en caso de presentarse un ataque de pánico o síntomas semejantes.
4. Fobia Específica o Trastorno de Ansiedad de Separación: Un miedo intenso y duradero a objetos o situaciones específicas que conllevan a un comportamiento evitativo marcado. El trastorno de ansiedad de separación se refiere al miedo excesivo a la separación de una persona u objeto particularmente significativo.
5. Trastorno de Ansiedad Social: Caracterizado por una fuerte ansiedad o temor intensos en situaciones sociales o performativas, donde la persona está expuesta al posible escrutinio de sus pares.
6. Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT): Ocurre después de experimentar o presenciar un evento traumático grave y puede incluir síntomas como flashbacks, pesadillas, ansiedad intensa, evitación y cambios en la personalidad.
7. Trastorno de Ansiedad Inducida por Sustancias: Se desarrolla después del uso o abstinencia de medicamentos, toxinas u otras sustancias.
8. Trastorno de Ansiedad No Especificada: Este diagnóstico se utiliza cuando los síntomas de ansiedad no cumplen con los criterios de ninguno de los trastornos específicos mencionados anteriormente.
En el contexto médico, un cuestionario se refiere a un conjunto estandarizado de preguntas desarrolladas con el propósito de recopilar información específica sobre los síntomas, historial clínico, factores de riesgo, comportamientos de salud y otros aspectos relevantes de la situación o condición de un paciente. Los cuestionarios se utilizan a menudo en la evaluación inicial y el seguimiento de los pacientes, ya que proporcionan una forma estructurada y sistemática de adquirir datos clínicamente relevantes. Pueden ser administrados por profesionales médicos, personal de enfermería o incluso autoadministrados por el propio paciente. Los cuestionarios pueden ayudar a identificar problemas de salud, medir la gravedad de los síntomas, monitorear el progreso de un tratamiento y evaluar la calidad de vida relacionada con la salud. Ejemplos comunes de cuestionarios médicos incluyen encuestas de depresión, cuestionarios de dolor, escalas de discapacidad y formularios de historial médico.
En medicina y epidemiología, la prevalencia se refiere al número total de casos de una enfermedad o condición particular que existen en una población en un momento dado o durante un período específico. Es una medida de frecuencia que describe la proporción de individuos en los que se encuentra la enfermedad en un momento determinado o en un intervalo de tiempo.
La prevalencia se calcula como el número total de casos existentes de la enfermedad en un momento dado (puntual) o durante un período de tiempo (periódica), dividido por el tamaño de la población en riesgo en ese mismo momento o período. Se expresa generalmente como una proporción, porcentaje o razón.
Prevalencia = Número total de casos existentes / Tamaño de la población en riesgo
La prevalencia puede ser útil para estimar la carga de enfermedad en una población y planificar los recursos de salud necesarios para abordarla. Además, permite identificar grupos específicos dentro de una población que pueden tener un riesgo más alto de padecer la enfermedad o condición en estudio.
El Índice de Severidad de la Enfermedad (ISD) es una herramienta de medición clínica utilizada para evaluar el grado de afectación o discapacidad de un paciente en relación con una determinada enfermedad o condición. Este índice se calcula mediante la combinación de varios factores, como los síntomas presentados, el impacto funcional en la vida diaria del paciente, los resultados de pruebas diagnósticas y la evolución clínica de la enfermedad.
La puntuación obtenida en el ISD permite a los profesionales sanitarios clasificar a los pacientes en diferentes grados de gravedad, desde leve hasta grave o extremadamente grave. Esto facilita la toma de decisiones clínicas, como la elección del tratamiento más adecuado, el seguimiento y control de la evolución de la enfermedad, y la predicción del pronóstico.
Cada especialidad médica tiene su propio ISD adaptado a las características específicas de cada patología. Algunos ejemplos son el Índice de Severidad de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (IPF), el Índice de Gravedad de la Insuficiencia Cardiaca (IGIC) o el Índice de Actividad de la Artritis Reumatoide (IAR).
En definitiva, el Índice de Severidad de la Enfermedad es una herramienta objetiva y estandarizada que ayuda a los profesionales sanitarios a evaluar, monitorizar y gestionar el estado clínico de sus pacientes, mejorando así la calidad asistencial y el pronóstico de las enfermedades.
Los trastornos psicofisiológicos son afecciones en las que existe una interacción y conexión significativa entre procesos mentales (psicológicos) y respuestas físicas (fisiológicas). Estos trastornos se manifiestan con síntomas tanto mentales como físicos, donde factores emocionales o estresantes desencadenan una respuesta corporal anormal o excesiva.
Un ejemplo común de un trastorno psicofisiológico es el trastorno de ansiedad por rendimiento, en el que el miedo o la preocupación extrema sobre el desempeño en una situación específica (por ejemplo, hablar en público) provoca síntomas físicos como taquicardia, sudoración excesiva, temblores o náuseas. Otro ejemplo sería la dermatitis por estrés, donde factores emocionales desencadenan una respuesta inflamatoria en la piel que resulta en erupciones cutáneas o sarpullidos.
Es importante tener en cuenta que el diagnóstico y tratamiento de los trastornos psicofisiológicos requieren una evaluación médica completa, ya que a menudo presentan síntomas similares a otras afecciones médicas. La intervención terapéutica puede incluir técnicas de relajación, terapia cognitivo-conductual y, en algunos casos, medicamentos recetados para ayudar a controlar los síntomas físicos y mentales asociados con estos trastornos.
El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar o simplemente "maniaco-depresivo", es un trastorno mental caracterizado por episodios recurrentes de cambios extremos en el estado de ánimo, el comportamiento, la energía y la actividad que interfieren significativamente con la capacidad del individuo para funcionar en su vida diaria.
Existen diferentes tipos de trastorno bipolar, pero los dos más comunes son:
1. Trastorno bipolar I: Se caracteriza por al menos un episodio maníaco que dura una semana o más, o episodios mixtos (que combinan síntomas maníacos y depresivos) que duran al menos una semana. Los episodios hipomaníacos (menos graves que los maníacos) o los episodios depresivos mayores también pueden estar presentes.
2. Trastorno bipolar II: Se caracteriza por la presencia de al menos un episodio hipomaníaco y al menos un episodio depresivo mayor, pero no hay historial de episodios maníacos.
Los síntomas de los episodios maníacos pueden incluir:
- Un estado de ánimo anormalmente elevado, expansivo o irritable durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos una semana (o menos si el episodio es grave).
- Aumento significativo en la energía, actividad o agitación.
- Necesidad mucho menos sueño que lo normal.
- Pensamientos acelerados y/o ideas de gran alcance.
- Mayor autoestima o sentimientos exagerados de grandeza o importancia.
- Más hablador de lo habitual o presta atención a la charla rápida.
- Distraibilidad fácil.
- Participación en actividades más arriesgadas de lo normal, como gastos excesivos o comportamiento sexual inapropiado.
Los síntomas del episodio depresivo pueden incluir:
- Estado de ánimo triste, vacío, desesperanzado o irritable durante la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
- Disminución marcada del interés o placer en todas o casi todas las actividades.
- Pérdida de peso o aumento de peso sin intentarlo (más de un 5 % del peso corporal en un mes).
- Insomnio o hipersomnia nearly every day.
- Agitación o retraso psicomotor nearly every day.
- Fatiga o pérdida de energía nearly every day.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesivos o inapropiados nearly every day.
- Disminución marcada en la capacidad para pensar, concentrarse o tomar decisiones nearly every day.
- Pensamientos recurrentes de muerte (no solo temor a la muerte), recurrente ideación suicida sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para cometer suicidio.
El trastorno bipolar I se caracteriza por episodios maniacales y/o mixtos que pueden estar acompañados de episodios depresivos mayores. El trastorno bipolar II se caracteriza por episodios hipomaníacos y episodios depresivos mayores.
El diagnóstico diferencial incluye el trastorno esquizoafectivo, la intoxicación por cocaína o anfetaminas, el síndrome de abstinencia de cocaína o anfetaminas y el trastorno delirante.
El tratamiento puede incluir estabilizadores del estado de ánimo como litio, valproato, lamotrigina o carbamazepina; antipsicóticos atípicos como olanzapina, risperidona, quetiapina o aripiprazol; y/o terapia cognitivo-conductual.
El pronóstico depende de la gravedad de los síntomas, el cumplimiento del tratamiento y la presencia de comorbilidades. La tasa de recaída es alta, especialmente si no se sigue un tratamiento adecuado.