Bruxismo del Sueño
Oclusión Dental Traumática
Atrición Dental
Síndrome de la Disfunción de Articulación Temporomandibular
Músculos Masticadores
Sistema Estomatognático
Oclusión Dental
Prótesis Dental
Hábito de Comerse las Uñas
Ferulas Oclusales
Trastornos de la Articulación Temporomandibular
Hidroxizina
Abrasión de los Dientes
Estereognosis
Dolor Facial
Respiración por la Boca
Diente Primario
El bruxismo es un trastorno neuromuscular que involucra el rechinar o apretar los dientes de forma involuntaria y excesiva, especialmente durante el sueño. Puede causar desgaste y sensibilidad en los dientes, dolor de mandíbula, dolores de cabeza y trastornos del sueño. Las causas pueden ser diversas, incluyendo factores psicológicos como estrés y ansiedad, así como también problemas dentales o desalineaciones en la mordida. El diagnóstico generalmente se realiza mediante un examen oral y la historia clínica del paciente. El tratamiento puede incluir técnicas de relajación, dispositivos bucales protectores y, en algunos casos, medicamentos para aliviar los síntomas y prevenir daños mayores.
El bruxismo del sueño, también conocido como bruxismo nocturno, es un trastorno dental que involucra rechinar y apretar los dientes mientras una persona duerme. Este hábito puede ser causado por factores como el estrés, los problemas dentales o los trastornos del sueño, y a menudo pasa desapercibido hasta que se presentan síntomas como dolor de cabeza, dolor de mandíbula, sensibilidad dental o desgaste excesivo de los dientes.
El bruxismo del sueño puede ser tratado mediante técnicas de relajación, cambios en el estilo de vida y el uso de dispositivos dentales especiales que previenen el contacto entre los dientes durante el sueño. En algunos casos, también pueden ser necesarios otros tratamientos, como la terapia del sueño o la cirugía dental.
Es importante buscar atención médica si se sospecha de bruxismo del sueño, ya que este hábito puede causar daños graves a los dientes y a la articulación temporomandibular (ATM), lo que puede llevar a problemas de salud más graves en el futuro.
El desgaste de los dientes, también conocido como bruxismo o attrition en términos dentales, se refiere a la pérdida gradual y progresiva del esmalte dental y, en algunos casos, la dentina como resultado de procesos mecánicos. Esto suele deberse a movimientos involuntarios o repetitivos de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante el sueño, aunque también puede ocurrir durante las horas de vigilia.
El desgaste dental es diferente a la caries dental, que es una destrucción localizada del tejido dental causada por ácidos producidos por bacterias. El desgaste se produce por el contacto directo entre los dientes superiores e inferiores y puede resultar en dientes planos, sensibilidad dental, fisuras o incluso fracturas dentales en casos graves e inhabilitación de la masticación normal.
El diagnóstico generalmente se realiza mediante un examen oral completo donde el odontólogo puede identificar los signos característicos del desgaste. En ocasiones, se pueden utilizar radiografías u otras pruebas adicionales para evaluar la gravedad del daño. El tratamiento puede incluir técnicas de relajación, cambios en los hábitos de sueño, uso de protectores bucales nocturnos y, en algunos casos, intervenciones restaurativas dentales.
La oclusión dental traumática se refiere a una condición dental donde hay un desalineamiento o contacto anormal entre las superficies de mordida de los dientes superior e inferior, lo que resulta en una interferencia en el patrón normal de la masticación y movimiento de la mandíbula. Esta situación puede ser causada por varios factores, incluyendo traumatismos dentales, bruxismo (rechinar o apretar los dientes), desgaste dental, restauraciones dentales mal ajustadas o dientes con tamaño o forma anormal.
La oclusión dental traumática puede conducir a una variedad de problemas dentales y articulares temporomandibulares (ATM), como dolor de muelas, sensibilidad dental, dolores de cabeza, dolor facial, desgaste excesivo de los dientes, fracturas dentales, movimiento o luxación de los dientes y problemas en la articulación temporomandibular. El tratamiento de la oclusión dental traumática generalmente implica la corrección del problema subyacente a través de diversos procedimientos dentales, como la odontología restauradora, la ortodoncia o la cirugía oral y maxilofacial.
La atrición dental es un término utilizado en odontología para describir el desgaste natural y gradual del esmalte y la dentina de los dientes como resultado de las fuerzas de fricción que ocurren durante la masticación y el cepillado dental. También puede ser causada por el bruxismo, que es el hábito de apretar o rechinar los dientes, especialmente durante el sueño.
La atrición dental se diferencia del desgaste dental, que es el resultado de fuerzas externas como el uso de cepillos de dientes demasiado duros, la mordida de objetos duros o el hábito de morder lápices o uñas.
El desgaste dental excesivo y anormal puede causar sensibilidad dental, dolor, cambios en la apariencia de los dientes y problemas en la articulación temporomandibular (ATM). El tratamiento de la atrición dental depende de su causa y gravedad, y puede incluir el uso de protectores bucales, coronas dentales o endodoncia si el daño es severo.
El Síndrome de la Disfunción de Articulación Temporomandibular (TMD, por sus siglas en inglés) es un trastorno que afecta la articulación temporomandibular (la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo) y los músculos circundantes. De acuerdo a la Asociación Americana de Cirujanos Maxilofaciales, los síntomas comunes del TMD incluyen dolor o rigidez en la mandíbula, chasquear o clickear al abrir o cerrar la boca, limitaciones en el movimiento de la mandíbula, y dolores de cabeza o dolores en los oídos que pueden ser confundidos con otitis media (inflamación del oído medio).
La causa exacta del TMD no se conoce completamente, pero se cree que puede ser el resultado de una combinación de factores, como el estrés, los hábitos posturales deficientes, lesiones en la mandíbula o el cráneo, y problemas con los dientes o mordidas. El tratamiento del TMD varía dependiendo de la gravedad de los síntomas e incluye métodos conservadores como ejercicios de relajación y estiramiento, cambios en la dieta para reducir la cantidad de masticación necesaria, y el uso de dispositivos orales para ayudar a corregir la alineación de los dientes. En casos más severos, el tratamiento puede involucrar cirugía o procedimientos médicos invasivos.
El músculo masetero, en términos médicos, es un músculo potente y amplio localizado en la región lateral de la cara humana. Es el músculo más fuerte de la masticación y su función principal es la elevación de la mandíbula durante el proceso de masticar. Se origina en la cara interna del arco cigomático (hueso que forma la parte inferior de la órbita ocular) y se inserta en la superficie lateral de la rama de la mandíbula y en el proceso coronoides del mismo hueso.
El músculo masetero tiene dos porciones: la porción superficial y la porción profunda. La porción superficial es la más grande y se palpa fácilmente como una prominencia muscular cuando se aprieta los dientes o se muerde algo. Mientras que la porción profunda está ubicada debajo de la porción superficial y se inserta en la cara interna de la rama de la mandíbula.
Es importante tener en cuenta que el músculo masetero, al igual que otros músculos esqueléticos, puede verse afectado por diversas patologías como contracturas, espasmos, inflamación o dolor, los cuales pueden restringir su movimiento y causar trastornos en la masticación y articulación temporomandibular.
En términos médicos, un hábito se refiere a un comportamiento o actividad repetitiva y regular que una persona realiza, generalmente sin siquiera pensarlo conscientemente. Los hábitos pueden ser tanto físicos como mentales y pueden variar desde cosas simples, como cepillarse los dientes o morderse las uñas, hasta comportamientos más complejos, como fumar o beber en exceso.
Los hábitos a menudo se forman como resultado de la repetición constante de una acción hasta que se convierte en algo automático y subconsciente. Esto puede ocurrir debido a varios factores, incluyendo el entorno, las experiencias pasadas, los estados emocionales y los procesos cognitivos.
Desde la perspectiva médica, es importante tener en cuenta que algunos hábitos pueden ser perjudiciales para la salud y bienestar general de una persona. Por ejemplo, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son hábitos nocivos que pueden aumentar el riesgo de desarrollar diversas afecciones de salud, como enfermedades cardíacas, cáncer y trastornos mentales.
Por otro lado, también existen hábitos saludables que pueden promover la buena salud y prevenir enfermedades. Algunos ejemplos de hábitos saludables incluyen una dieta equilibrada y nutritiva, realizar ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y mantener relaciones sociales saludables.
En resumen, los hábitos son comportamientos o actividades repetitivas y regulares que pueden tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de una persona. Desde la perspectiva médica, es importante promover hábitos saludables y abordar aquellos que puedan ser perjudiciales para la salud.
Los músculos masticadores son un grupo de cuatro músculos esqueléticos que se encargan de la función masticatoria, es decir, mover la mandíbula durante la masticación de los alimentos. Estos músculos incluyen:
1. Masetero: Este músculo es el más potente de los masticadores. Se encuentra en las mejillas y se encarga de elevar la mandíbula e incluso realizar movimientos laterales.
2. Temporal: Ubicado en la frente y en la parte superior de la cabeza, este músculo permite elevar la mandíbula y realizar movimientos retrusivos (movimiento hacia atrás).
3. Pterigoideo medial: Se encuentra dentro del cráneo, junto a los lados de la cavidad nasal. Este músculo ayuda a realizar movimientos protrusivos (movimiento hacia adelante) y laterales de la mandíbula.
4. Pterigoideo lateral: También localizado dentro del cráneo, este músculo contribuye a los movimientos laterales de la mandíbula, así como a la apertura y cierre de la boca.
Estos músculos trabajan en conjunto para permitir la masticación eficaz de los alimentos, preparándolos para su digestión. Cualquier disfunción o trastorno en estos músculos puede provocar problemas al masticar, dolor de mandíbula o incluso dolores de cabeza.
El sistema estomatognático es un término médico que se refiere al complejo sistema integrado de órganos y tejidos involucrados en la ingesta, procesamiento y digestión de alimentos, así como en la comunicación verbal. Este sistema incluye la boca (cavidad oral o estomatognathic space), los dientes, las encías, la lengua, el paladar, las glándulas salivales, los músculos que controlan la masticación y deglución, y los nervios y vasos sanguíneos que suministran estas estructuras.
El sistema estomatognático desempeña un papel crucial en la función oral, como la masticación, la deglución, el habla y la respiración. También desempeña un papel importante en la salud general, ya que está involucrado en la absorción de nutrientes y la prevención de enfermedades orales y sistémicas. Los trastornos del sistema estomatognático pueden incluir problemas dentales, enfermedades periodontales, trastornos musculoesqueléticos de la articulación temporomandibular (ATM), disfunción de la deglución y el habla, y cáncer oral.
La oclusión dental, en términos médicos y dentales, se refiere a la relación espacial y funcional entre las superficies de mordida de los dientes superior e inferior cuando la boca está cerrada. Es el contacto y la forma en que los dientes superiores e inferiores interactúan durante el proceso de masticación, la fonación (habla) y la deglución (proceso de swallowing).
Una oclusión dental adecuada es aquella en la que los dientes superiores e inferiores se alinean correctamente, lo que permite una mordida equilibrada, una masticación eficiente y una buena salud oral general. Por otro lado, una oclusión dental inadecuada, también conocida como maloclusión, puede provocar diversos problemas, como desgaste excesivo de los dientes, dolores de cabeza, dolor de mandíbula, problemas temporomandibulares (ATM) y trastornos de la articulación temporomandibular, así como aumentar el riesgo de caries dental y enfermedad de las encías.
La corrección de la maloclusión dental puede requerir diversos tratamientos, como la ortodoncia, la odontología restauradora o, en casos graves, la cirugía maxilofacial. El objetivo del tratamiento es alinear adecuadamente los dientes y mejorar su función y estética, lo que contribuye a una buena salud oral general y a una mayor calidad de vida.
Una prótesis dental es un dispositivo artificial utilizado en odontología para reemplazar dientes ausentes, parcial o totalmente, y mejorar así la función masticatoria, la estética facial y la fonación del paciente. Está diseñada para ser colocada en la boca y adaptarse a los tejidos bucales, como las encías y los dientes adyacentes.
Las prótesis dentales se clasifican en dos categorías principales: fijas y removibles. Las prótesis fijas están permanentemente unidas a los dientes o implantes vecinos, mientras que las prótesis removibles pueden ser retiradas por el propio paciente para su limpieza y mantenimiento.
Las prótesis dentales removibles se dividen en dos grupos: las prótesis completas (también conocidas como "dentaduras postizas") y las prótesis parciales. Las prótesis completas son utilizadas cuando el paciente ha perdido todos sus dientes en un arco dental (superior o inferior), mientras que las prótesis parciales se emplean cuando quedan uno o más dientes naturales en el arco dental.
Los materiales empleados en la fabricación de prótesis dentales incluyen resinas acrílicas, metales como el cromo-cobalto y oro, y cerámicas avanzadas. La elección del material dependerá del tipo de prótesis, las preferencias del paciente y las recomendaciones del odontólogo o protésico dental.
El hábito de comerse las uñas, también conocido como onicofagia, es un trastorno del control de los impulsos que involucra el morder o roer las uñas de las manos y a veces incluso las cutículas y la piel alrededor de ellas. Este hábito puede resultar en uñas dañadas, desfiguradas o descoloridas, así como en infecciones en la piel alrededor de las uñas. La onicofagia a menudo se asocia con el estrés, la ansiedad o el aburrimiento y puede ser difícil de superar sin intervención médica o terapéutica. En algunos casos, este hábito puede considerarse una forma de trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Es importante buscar atención médica si el hábito de comerse las uñas está causando daño significativo o distress emocional. El tratamiento puede incluir terapia conductual, medicamentos y técnicas de relajación.
Las ferulas oclusales, también conocidas como placas oclusales o férulas dentales, son dispositivos protésicos removibles que se utilizan en odontología para cubrir y proteger los dientes y las articulaciones temporomandibulares (ATM). Están hechas generalmente de resina termoendurecible o acrílico transparente y se adaptan a la forma de los dientes superiores o inferiores.
Las ferulas oclusales se utilizan con diversos fines terapéuticos, como:
1. Prevenir el desgaste dental: Ayudan a proteger los dientes de los pacientes que rechinan o aprietan los dientes (bruxismo) durante el sueño o en momentos de estrés, evitando así su desgaste excesivo y posibles fracturas.
2. Aliviar el dolor de ATM: Ayudan a reducir la tensión en las articulaciones temporomandibulares y los músculos masticatorios, aliviando síntomas como dolor de mandíbula, dolores de cabeza y rigidez en el cuello.
3. Estabilizar la oclusión: Ayudan a establecer una relación adecuada entre los dientes superiores e inferiores, lo que puede ser útil en casos de dientes desalineados, pérdida de dientes o después de tratamientos dentales extensos.
4. Proporcionar protección: Se utilizan durante la práctica de deportes de contacto para proteger los dientes de posibles lesiones o traumatismos.
5. Ayudar en el proceso de rehabilitación oral: Pueden ser útiles en pacientes con problemas articulatorios y musculares complejos, como parte de un plan de tratamiento integral que involucre a especialistas en odontología y fisioterapia.
Las ferulas oclusales deben ser fabricadas por un profesional dental calificado, como un protésico dental o un dentista, utilizando materiales adecuados y siguiendo las normas y recomendaciones establecidas por las organizaciones odontológicas pertinentes. El uso correcto y el mantenimiento regular de la ferula oclusal son esenciales para garantizar su eficacia y durabilidad a largo plazo.
Los Trastornos de la Articulación Temporomandibular (TMD, por sus siglas en inglés) se refieren a un grupo de condiciones que afectan la articulación temporomandibular (la conexión entre la mandíbula y el cráneo) y los músculos circundantes. Estos trastornos pueden causar dolor, rigidez, chasquido o bloqueo en la movimiento de la mandíbula, así como también dolores de cabeza, mareos y zumbidos en los oídos.
Los síntomas de los TMD pueden variar desde leves a graves e incluso llegar a ser discapacitantes en algunos casos. Las causas más comunes de estos trastornos son el bruxismo (apretar o rechinar los dientes), lesiones en la mandíbula, desalineación de los dientes o de la articulación temporomandibular, y factores de estrés emocional y físico.
El tratamiento de los TMD depende de la gravedad y la causa subyacente del trastorno. Puede incluir terapias de relajación, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos de la mandíbula, uso de férulas o dispositivos orales, medicamentos para el dolor y la inflamación, y en casos más graves, cirugía o procedimientos invasivos. Es importante buscar atención médica si se experimentan síntomas persistentes o graves relacionados con los TMD, ya que un diagnóstico y tratamiento precoces pueden ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.
La hidroxizina es un fármaco antihistamínico H1, introducido en la práctica clínica en la década de 1950. Pertenece a la clase de los compuestos dibenzotiazepínicos y tiene propiedades sedantes, ansiolíticas, antieméticas y anticolinérgicas.
Se utiliza principalmente en el tratamiento del síndrome de ansiedad, con o sin episodios de ataques de pánico. También se emplea como medicamento coadyuvante en el tratamiento de las náuseas y los vómitos, especialmente aquellos asociados con la quimioterapia oncológica.
En el contexto médico, la hidroxizina actúa bloqueando los receptores H1 de la histamina en el sistema nervioso central, lo que produce sedación y relajación muscular. También inhibe los receptores 5-HT2A del neurotransmisor serotonina, lo que contribuye a su efecto ansiolítico.
Al igual que con otros antihistamínicos, la hidroxizina puede causar somnolencia, mareos, boca seca y otros efectos secundarios anticolinérgicos. Es importante tener precaución al administrarla a pacientes de edad avanzada o con enfermedades cardiovasculares, ya que puede prolongar el intervalo QT y provocar arritmias cardíacas.
En resumen, la hidroxizina es un fármaco antihistamínico con propiedades sedantes, ansiolíticas y antieméticas, utilizado en el tratamiento de la ansiedad y las náuseas. Su uso requiere precaución debido a sus posibles efectos secundarios anticolinérgicos y cardiovasculares.
La abrasión dental se refiere a la pérdida de estructura dental debido a fuerzas mecánicas externas, en lugar de procesos decayentes o erosivos. Se produce cuando hay un desgaste físico de los dientes, comúnmente por el roce excesivo y prolongado con objetos duros.
Las causas más comunes de la abrasión dental incluyen:
1. Cepillado demasiado fuerte o con cepillo de cerdas duras: El cepillado vigoroso o el uso de cepillos de dientes con cerdas duras pueden dañar el esmalte y el dentina, especialmente en las áreas donde los dientes se tocan entre sí.
2. Uso de pasta dental muy abrasiva: Algunas pastas dentales contienen granos abrasivos que, cuando se usan con demasiada frecuencia o durante un tiempo prolongado, pueden desgastar el esmalte y la dentina.
3. Usar limpiadores dentales o palillos de dientes de metal: Estos objetos duros pueden rayar el esmalte y provocar abrasión dental si se usan con demasiada fuerza o durante mucho tiempo.
4. Morder objetos duros regularmente: Morder lápices, bolígrafos, uñas o incluso comer alimentos muy duros con frecuencia puede provocar abrasión dental.
5. Bruxismo o apretamiento de los dientes: El rechinar y apretar los dientes, especialmente durante el sueño, puede causar desgaste gradual en las superficies de mordida de los dientes.
6. Factores ocupacionales: Algunas profesiones que implican trabajar con materiales abrasivos, como la joyería o la metalurgia, pueden aumentar el riesgo de sufrir abrasión dental.
Los síntomas de la abrasión dental incluyen sensibilidad dental, especialmente al contacto con alimentos y bebidas calientes o frías, así como cambios en la apariencia de los dientes, como superficies irregulares, manchas o decoloración. El tratamiento de la abrasión dental depende del grado de daño y puede incluir el uso de protectores nocturnos para evitar el bruxismo, restauraciones dentales, como coronas o empastes, o cambios en los hábitos diarios, como dejar de morder objetos duros o usar limpiadores dentales más suaves.
La estereognosis es la capacidad de identificar y distinguir objetos sin verlos, únicamente mediante el tacto y la exploración movil de las manos. Implica la percepción consciente de las formas y los tamaños de los objetos, así como su comprensión espacial, gracias a la integración de las señales sensoriales provenientes de los receptores táctiles y propioceptivos localizados en la piel y en los músculos, tendones y articulaciones de las manos. La estereognosis está mediada por el sistema nervioso central, específicamente por las áreas somatosensoriales del cerebro, y desempeña un papel fundamental en la capacidad de manipular objetos con destreza y precisión, así como en la exploración y reconocimiento táctil de estímulos complejos. La disminución o pérdida de esta función, conocida como esterognosia, puede ser el resultado de diversas afecciones neurológicas o traumatismos que afecten al sistema nervioso periférico o central.
El término 'Dolor Facial' se refiere a una experiencia sensorial desagradable que se percibe en la cara, causada por un estímulo nocivo real o potencial, o descrita en términos de tal estímulo. Puede ser agudo o crónico y puede originarse en cualquiera de los diversos tejidos y estructuras de la región facial, incluyendo piel, mucosas, músculos, huesos, articulaciones, nervios, vasos sanguíneos y órganos sensoriales especializados.
El dolor facial puede ser primario, cuando es el síntoma principal de una afección subyacente específica, como la neuralgia del trigémino o la sinusitis; o secundario, cuando es consecuencia de una enfermedad sistémica o de un proceso patológico que afecta a otras regiones del cuerpo y se irradia o refleja en el rostro.
El diagnóstico y manejo del dolor facial requieren una cuidadosa evaluación clínica e instrumental, con énfasis en la identificación de la causa subyacente y en la implementación de un plan terapéutico individualizado y multimodal que aborde los aspectos periféricos y centrales del proceso nociceptivo.
La respiración por la boca, también conocida como respiración bucal, se refiere a un patrón anormal de respiración en el que una persona inhala o exhala aire predominantemente a través de la boca en lugar de la nariz. Esta forma de respiración puede ocurrir durante el sueño (respiración bucal del sueño) o mientras está despierto.
La respiración nasal es el método normal y preferido de respiración, ya que los pelos diminutos en las fosas nasales ayudan a filtrar el polvo, los gérmenes y otros contaminantes del aire. Además, la nariz humidifica, calienta o enfría el aire según sea necesario antes de que llegue a los pulmones. La respiración por la boca puede privar al cuerpo de estos beneficios naturales y conducir a diversas complicaciones de salud, como sequedad de boca, mal aliento, problemas dentales, trastornos del sueño y aumento del riesgo de infecciones respiratorias.
La respiración por la boca puede deberse a varios factores subyacentes, como obstrucción nasal (debido a alergias, sinusitis o desviaciones del tabique nasal), amígdalas agrandadas, frenillo lingual corto, apnea obstructiva del sueño u otros problemas médicos. En algunos casos, la respiración por la boca puede convertirse en una costumbre o hábito inconsciente que sea difícil de romper, especialmente durante el sueño. Si experimenta síntomas relacionados con la respiración por la boca, consulte a un profesional médico para determinar la causa subyacente y recibir recomendaciones de tratamiento apropiadas.
La masticación es un proceso fisiológico que involucra el movimiento coordinado de los músculos maxilares y la acción de los dientes para triturar, desgarrar o moler los alimentos sólidos en partículas más pequeñas y manejables. Este proceso mecánico facilita la deglución (swallowing) y la digestión posterior de los nutrientes. La masticación es una función importante de los sistemas musculoesquelético y gastrointestinal, y su correcto funcionamiento contribuye a una buena salud oral y general. Los trastornos en la masticación pueden derivar en problemas como la disfagia (dificultad para deglutir), la malnutrición o el dolor articular y muscular.
Los dientes primarios, también conocidos como dientes de leche o temporales, se refieren a los primeros conjunto de dientes que erupcionan en la boca de un niño. Su función principal es ayudar en la masticación de alimentos, así como en la formación correcta de la cavidad oral y el desarrollo del habla. Por lo general, un humano tiene 20 dientes primarios, diez en la mandíbula superior y diez en la inferior. Comienzan a aparecer alrededor de los seis meses de edad y continúan hasta aproximadamente los dos años y medio años de edad. Después de esto, empiezan a caerse gradualmente para dar paso a los dientes permanentes o secundarios.
La Articulación Temporomandibular (ATM) es la articulación que une la mandíbula inferior (movible) al cráneo (fijo). Se trata de una articulación sinovial, en concreto, una artrodia diartrosis bicondiliana, lo que significa que tiene un disco articular entre los huesos implicados y permite movimientos de deslizamiento y rotación.
La ATM está formada por tres partes: la fosa mandibular del cráneo (parte fija), la cabeza de la mandíbula (parte móvil) y el disco articular, una estructura fibrocartilaginosa que se encuentra entre ambas. La articulación está recubierta por una membrana sinovial y lubricada con líquido sinovial para facilitar el movimiento.
La ATM es responsable de los movimientos de apertura y cierre de la boca, así como de los movimientos laterales y protrusivos de la mandíbula. Debido a su uso frecuente en actividades como hablar, comer y masticar, es común que se presenten problemas o trastornos en esta articulación, conocidos como trastornos temporomandibulares (TTM).