Afección en los pies producida por la exposición prolongada de los pies al agua. La exposición durante 48 horas o más al agua templada produce el pie de inmersión tropical o pie de inmersión en agua tibia en Vietnam donde las tropas estuvieron expuestas a ataques prolongados o repetidos en arrozales o corrientes. El pie de trinchera se produce por la exposición prolongada al frio, sin que halla congelación. Fue común en las trincheras de guerra durante la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados estaban parados, en ocasiones durante horas, en las trincheras con algunas pulgadas de agua fría en ellas.
La colocación de un cuerpo o de parte de él en un líquido.
Extremo distal de la pierna en los vertebrados, que consiste en el tarso (TOBILLO); METATARSO, falanges, y lo tejidos blandos que rodean estos huesos.
Trastornos anatómicos y funcionales que afectan al pie.
Problemas comunes del pie en personas con DIABETES MELLITUS, causados por una combinación de factores como las NEUROPATIAS DIABÉTICAS, ENFERMEDADES VASCULARES PERIFÉRICAS y la INFECCIÓN. Con la pérdida de sensibilidad y la pobre circulación, las heridas e infecciones a menudo dan lugar a ulceras del pie graves, GANGRENA y AMPUTACIÓN.
Distosión o desfiguración del pie, o de una parte del pie, adquirida por una enfermedad o lesión producida después del nacimiento.
Lesión de la superficie de la piel del pie, usualmente se acompañada por inflamación. La lesión puede infectarse o hacerse necrótica y frecuentemente se asocia con diabetes o lepra.
Lesión general o inespecífica que afecta al pie.

El pie de inmersión, también conocido como "pie de trinchera" o "infección acuosa", es una infección bacteriana aguda del pie y el tobillo que generalmente afecta a las personas que pasan largas horas en agua contaminada, especialmente en un ambiente húmedo y cálido.

La condición se caracteriza por inflamación, enrojecimiento, dolor e hinchazón en el pie o el tobillo. Puede haber vesículas o ampollas llenas de líquido en la piel afectada. En casos graves, la infección puede extenderse más allá del pie y causar problemas sistémicos.

El pie de inmersión es comúnmente causado por bacterias gram negativas como Pseudomonas aeruginosa. El diagnóstico generalmente se realiza mediante un examen físico y cultivo de muestras de tejido afectado. El tratamiento incluye antibióticos, descanso, elevación del miembro afectado, y en casos graves, puede requerir hospitalización e intervención quirúrgica.

Es importante que los individuos en riesgo tomen medidas preventivas, como mantener el área seca, usar calcetines limpios y secos, y desinfectar regularmente el equipo de natación.

En realidad, "inmersión" no es un término médico específico. Sin embargo, en un contexto general, la inmersión se refiere a la acción de sumergir algo o alguien en un líquido. En un sentido figurado, también puede referirse a la absorción completa de uno mismo en una actividad o situación.

Sin embargo, hay un término médico relacionado llamado "inyección", que se refiere al proceso de administrar líquidos o medicamentos en el cuerpo humano mediante la introducción de una aguja hipodérmica a través de la piel y los tejidos subyacentes. Esto puede considerarse una forma especializada de "inmersión" en un sentido metafórico, ya que implica la introducción de un líquido en el cuerpo.

En resumen, "inmersión" no es un término médico específico, pero puede utilizarse metafórica o figuradamente para describir situaciones relacionadas con la medicina, como la inyección de líquidos en el cuerpo.

En terminología médica, el término "pie" se refiere a la parte inferior y posterior del miembro inferior que proporciona apoyo para la postura y el movimiento. Está compuesto por varios huesos, músculos, ligamentos y tendones que trabajan juntos para permitir la movilidad y soportar el peso del cuerpo.

El pie se divide en tres partes principales: el retropié, el mediopié y el antepié. El retropié está formado por el talón y los huesos circundantes; el mediopié contiene los huesos del arco del pie; y el antepié incluye los metatarsianos y las falanges (los huesos de los dedos).

El pie también tiene una serie de estructuras importantes, como la bóveda plantar (el arco natural del pie), la fascia plantar (una banda gruesa de tejido conectivo que se extiende desde el talón hasta los dedos) y las almohadillas grasas en el talón y la planta del pie.

El pie desempeña un papel crucial en la locomoción, ya que ayuda a distribuir el peso corporal de manera uniforme durante el caminar o el correr, amortigua los impactos y proporciona estabilidad y equilibrio al cuerpo. Además, el pie también está involucrado en la sensación táctil y la propiocepción (la capacidad de percibir la posición y el movimiento del cuerpo en el espacio).

Las Enfermedades del Pie se refieren a un grupo diverso de condiciones médicas que afectan la estructura, el funcionamiento y la salud general del pie. Estas enfermedades pueden ser congénitas o adquiridas y pueden variar desde infecciones fúngicas leves hasta afecciones más graves como diabetes, artritis reumatoide o enfermedad de Charcot.

Algunos ejemplos comunes de enfermedades del pie incluyen:

1. Pie de Atleta: Una infección fúngica que afecta la piel y las uñas de los pies. Es contagiosa y puede propagarse fácilmente en lugares húmedos y cálidos como piscinas, duchas públicas o vestuarios.

2. Dureza: También conocida como callos, son áreas gruesas y duras de la piel que se desarrollan como resultado de la fricción repetitiva o la presión. A menudo aparecen en los dedos de los pies y las almohadillas plantares.

3. Uñas Encarnadas: Cuando el borde de una uña del pie crece dentro de la piel que lo rodea, causando inflamación, enrojecimiento e incluso infección.

4. Fascitis Plantar: Inflamación de la fascia plantar, un tejido grueso que se extiende desde el talón hasta los dedos del pie, y que soporta el arco del pie. La fascitis plantar puede causar dolor intenso en el talón o la parte inferior del pie.

5. Neuroma de Morton: Un engrosamiento benigno pero doloroso de los nervios entre los dedos de los pies, típicamente entre el tercer y cuarto dedo. Puede causar sensaciones de ardor, hormigueo o entumecimiento en los dedos afectados.

6. Pie Diabético: Un conjunto de complicaciones del pie asociadas con la diabetes, incluyendo neuropatía (daño a los nervios), enfermedad vascular periférica (enfermedad arterial periférica) y úlceras del pie.

7. Pie Plano: Una afección en la que el arco del pie se aplana, haciendo que el talón gire hacia adentro. Esto puede causar dolor en el talón, los tobillos y las rodillas.

8. Dedo en Martillo: Un dedo del pie doblado en forma de martillo o garra, a menudo como resultado de un zapato apretado o una lesión.

9. Espolón Calcáneo: Un crecimiento óseo agudo en el talón que puede causar dolor e inflamación.

10. Síndrome del Túnel Tarso: Una afección en la que los tendones y los nervios se comprimen en un túnel estrecho en la parte inferior del pie, lo que provoca dolor, entumecimiento y debilidad.

El pie diabético es un término médico que se refiere a los problemas en los pies que resultan de la diabetes no controlada. La diabetes puede dañar los nervios y los vasos sanguíneos en los pies, lo que puede llevar a una variedad de complicaciones.

La neuropatía diabética, o daño a los nervios, puede causar sensaciones anormales como entumecimiento, ardor o dolor en los pies. Esto puede hacer que sea difícil sentir lesiones menores, como cortes o ampollas, lo que aumenta el riesgo de infección. La mala circulación sanguínea también es común en personas con diabetes y puede dificultar la curación de las heridas en los pies.

Si no se tratan, estos problemas pueden conducir a infecciones más graves, úlceras o incluso gangrena, lo que podría requerir la amputación del pie o la pierna. Por lo tanto, es importante que las personas con diabetes controlen su nivel de azúcar en la sangre, se mantengan físicamente activas y revisen sus pies regularmente para detectar cualquier problema temprano.

Además, el cuidado preventivo como el corte regular de las uñas, el uso de calcetines limpios y secos, evitar caminar descalzo y el tratamiento rápido de cualquier lesión o infección pueden ayudar a prevenir complicaciones en los pies relacionadas con la diabetes.

Las deformidades adquiridas del pie se refieren a alteraciones estructurales y funcionales en los pies que ocurren después del nacimiento, a diferencia de las deformidades congénitas. Estas anormalidades pueden ser el resultado de una variedad de factores, incluyendo lesiones, enfermedades, trastornos neurológicos o musculoesqueléticos, y el uso prolongado de calzado inapropiado.

Algunos ejemplos comunes de deformidades adquiridas del pie incluyen:

1. Juáncaras: También conocidos como dedos en martillo, son curvaturas anormales en los dedos que hacen que se doblen hacia arriba en un ángulo inusual.

2. Pie plano adulto: La disminución del arco longitudinal medial del pie, lo que resulta en una pisada plana o baja.

3. Pie caído: También conocido como pes planovalgus, es una afección en la cual el arco del pie se colapsa hacia dentro y la planta del pie se orienta hacia afuera.

4. Dedos en garra: Similar a los juáncaras, pero más pronunciada, con curvaturas en los dedos que hacen que se doblen hacia arriba en un ángulo agudo y se posicionen debajo de los dedos adyacentes.

5. Neuroma de Morton: Un engrosamiento benigno del tejido blando alrededor de los nervios en la planta del pie, típicamente entre el tercer y cuarto dedo, lo que provoca dolor, entumecimiento o sensación de ardor.

6. Fascitis plantar: La inflamación de la fascia plantar, una banda gruesa de tejido que se extiende desde el talón hasta los dedos, causando dolor en el talón y la planta del pie.

7. Espolones calcáneos: Depósitos de calcio en el talón que pueden provocar dolor e inflamación.

8. Tendinitis aquilea: La inflamación o irritación del tendón de Aquiles, el tejido grueso que conecta los músculos del muslo con el hueso del talón, causando dolor e hinchazón en la parte posterior del tobillo y la pantorrilla.

9. Síndrome del túnel tarsiano: La compresión del nervio tibial en la parte inferior de la pierna y el tobillo, provocando entumecimiento, hormigueo o dolor en los pies y las piernas.

10. Pie de atleta: Una infección fúngica que afecta la piel y las uñas de los pies, causando picazón, ardor, descamación y ampollas.

La úlcera del pie, especialmente aquella asociada con la enfermedad arterial periférica o diabetes, se refiere a una pérdida de tejido cutáneo y del tejido subyacente (generalmente down to the muscle and tendon) que se forma después de la integridad tisular se ve comprometida por factores tales como isquemia, infección o trauma. Las úlceras del pie diabéticas son una complicación grave y potencialmente mortal de la diabetes mellitus. Se estima que aproximadamente el 15% de los pacientes diabéticos desarrollarán una úlcera del pie en algún momento de su vida. La isquemia y neuropatía periférica son factores de riesgo importantes para el desarrollo de úlceras del pie en personas con diabetes. El tratamiento temprano e integral, que incluye el control glucémico adecuado, la descompresión vascular, el cuidado avanzado de heridas y la prevención de infecciones, es crucial para prevenir amputaciones y mejorar los resultados clínicos.

Los traumatismos de los pies se refieren a lesiones físicas que ocurren en cualquier parte del pie, incluyendo el talón, la planta del pie, los dedos de los pies y los tejidos circundantes. Estas lesiones pueden ser causadas por una variedad de eventos traumáticos, como accidentes, caídas, objetos contundentes o pesados, torceduras o impactos repentinos.

Los ejemplos comunes de traumatismos de los pies incluyen esguinces de tobillo, fracturas de huesos (como el astrágalo, calcáneo o metatarsianos), luxaciones articulares, contusiones, laceraciones y moretones. En casos más graves, los traumatismos de los pies pueden resultar en daño nervioso, tejido blando dañado o amputaciones parciales o completas de los dedos de los pies.

El tratamiento para los traumatismos de los pies depende del tipo y la gravedad de la lesión. Puede incluir el uso de férulas, yeso o zapatos ortopédicos para mantener la posición adecuada del pie durante la curación. En algunos casos, se pueden requerir cirugías reconstructivas para reparar los daños graves. La fisioterapia y la rehabilitación también pueden ser necesarias para ayudar a restaurar la fuerza, el rango de movimiento y la función normal del pie después de una lesión traumática.

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