Inflamación de la córnea.
Infección de la córnea por un protozoo ameboide que puede producir ulceración corneal que lleva a la ceguera.
Infección epitelial y superficial de la córnea producida por el Herpesvirus, se caracteriza por la presencia de pequeñas vesículas que pueden romperse y coalescer para formar úlceras dendríticas (QUERATITIS, DENDRITICA).(Traducción libre del original: Dictionary of Visual Science, 3d ed)
Forma de queratitis herpética caracterizada por la formación de pequeñas vesículas que se rompen y coalescen para formar úlceras dendríticas, que son característicamente irregulares, lineales, ramificadas y que terminan en extremidades semejantes a un botón.
Perdida de tejido epitelial de la superficie de la córnea debido a la erosión progresiva y necrosis del tejido; causada usualmente por infecciones bacterianas, o por hongos o virus.
Infección por una variedad de hongos, usualmente a través de cuatro mecanismos posibles: infección superficial produciendo conjuntivitis, queratitis u obstrucción lagrimal; extensión de la infección a partir de las estructuras vecinas -piel, senos paranasales, nasofaringe; introducción directa durante las intervenciones quirúrgicas o por un trauma penetrante accidental; o por vía sanguínea o linfática en pacientes con micosis subyacentes.
Infecciones en el ojo interno o externo causada por microorganismos que pertenecen a varias familias de bacterias. Algunos de los géneros más comunes encontrados son los Haemophilus, Neisseria, Staphylococcus, Streptococcus, y Chlamydia.
Porción anterior transparente de la cubierta fibrosa del ojo, constituida por cinco capas: EPITELIO DE LA CÓRNEA escamoso estratificado, LÁMINA LIMITANTE ANTERIOR, ESTROMA DE LA CÓRNEA, LÁMINA LIMITANTE POSTERIOR y ENDOTELIO DE LA CÓRNEA mesenquimal. Sirve como el primer medio de refracción del ojo. Se continua estructuralmente con la ESCLERA, es avascular, recibe sus nutrientes por permeación a través de espacios entre las lamelas y es inervada por la división oftálmica del NERVIO TRIGÉMINO, a través de los nervios ciliares y los que rodean la conjuntiva, que conjuntamente forman plexos (Adaptación del iriginal: Cline et al., Dictionary of Visual Science, 4th ed).
Género de amebas terrestres de vida libre que no tiene etapa flagelada. Sus organismos son patógenos para varias infecciones en humanos y se han encontrado en el ojo, huesos, cerebro y tracto respiratorio.
Lentes diseñados para ser utilizados en la superficie anterior del globo ocular.
Infección, de moderada a severa, causada por bacterias, hongos o virus que se presenta en la superficie externa del ojo o intraocularmente con probable inflamación, dificultad visual o ceguera.
INFECCIONES OPORTUNISTAS con el hongo del suelo FUSARIUM. Por lo general la infección se limita a la superficie de la uña (ONICOMICOSIS). La infección puede sin embargo llegar a ser sistémica especialmente en el HUÉSPED INMUNOCOMPROMETIDO (por ejemplo NEUTROPENIA) y resultando en lesiones cutáneas y subcutáneas, fiebre, QUERATITIS e infecciones pulmonares.
Antibiótico macrólido anfotérico antifúngico obtenido a partir del Streptomyces natalensis o S. chattanoogensis. Es utilizado para una variedad de infecciones por hongos, principlamente tópicamente.
Tejido conjuntivo laminado que constituye la capa más gruesa de la córnea entre la LÁMINA LIMITANTE ANTERIOR y la LÁMINA LIMITANTE POSTERIOR (las membranas de Bowman y de Descemet, respectivamente).
Sustitución parcial o total de todas las camadas de una porción central de la córnea.
alfa,alfa,alfa-Trifluorotimidina. Derivado antiviral de la TIMIDINA utilizado principalmente en el tratamiento de la queratoconjuntivitis primaria y de la queratitis epitelial recurrente producida por el virus del herpes simple. (Traducción libre del original: From Martindale, The Extra Pharmacopoeia, 30th ed, p557)
Lentes de contacto blandos, flexibles, hechcs de polímeros plásticos que interactúan fácilmente con las moléculas de agua. Se disponen de muchos tipos, incluyendo versiones continuas o de uso extendido, los que son permeables al gas y que se esterilizan fácilmente.
Soluciones estériles utilizadas para limpiar y desinfectar los lentes de contacto.
Agentes que destruyen las amebas, especialmente las especies parasitarias que producen AMEBIASIS en hombres y animales.
Soluciones estériles que están destinados para la instilación en el ojo. No incluye de limpieza de anteojos o SOLUCIONES PARA LENTES DE CONTACTO.
Infecciones producidas por bacterias del género PSEUDOMONAS.
Género fúngico de Hypocreales, varias especies son importantes parásitos, que son patógenos de plantas y de una variedad de vertebrados. Los teleomorfos incluyen a la GIBBERELLA.
Infecciones leves a graves del ojo y de sus estructuras adyacentes (anexas) por protozoos adultos o por sus larvas o por parásitos metazoarios.
Aplicación de preparados farmacológicos en las superficies corporales, sobre todo en la piel (ADMINISTRACIÓN CUTÁNEA) o las mucosas. Este método de tratamiento se utiliza para evitar los efectos secundarios generales cuando se requieren altas dosis en una zona localizada o como una alternativa a la vía de administración sistémica, por ejemplo para evitar el metabolismo hepático.
Enfermedades de la córnea.
Inflamación de los párpados.
Micosis es una infección causada por hongos que pueden afectar diversas partes y sistemas del cuerpo humano.
Infección de los ojos por filaria, transmitida de persona a persona, por la picada de moscas negras infectadas por Onchocerca volvulus. La microfilaria de la Onchocerca se depositan debajo de la piel. Las mismas migran a través de varios tejidos incluyendo el ojo. Aquellas personas infectadas tienen trastornos visuales y hasta el 20 por ciento están ciegas. La incidencia de lesiones de los ojos está próxima al 30 por ciento en América Central y en partes de África.
Sustitución parcial o total de la CÓRNEA mediante tejido corneal obtenido de un ser humano o de otro animal.
Epitelio escamoso estratificado que cubre la superficie externa de la CÓRNEA. Es liso y contiene muchas terminaciones nerviosas libres.
Trastorno que ocurre en el área central o perférica de la córnea. El grado usual de transparencia se torna relativamente opaco.
Líquido segregado por las glándulas lagrimales. El líquido humedece a la CONJUNTIVA y a la CÓRNEA.
Infección con cualquiera de las diversas amebas. Es un estado de portador asintomático en la mayoría de los individuos, pero pueden ocurrir enfermedades que van desde la diarrea crónica leve a la disentería fulminante.
Perforación o agujero en la SUSTANCIA PROPIA consecuencia de diversas enfermedades o traumatismos.
Especie típica de SIMPLEXVIRUS que causa la mayoría de las formas de herpes simplex no genital en humanos. La infección primaria ocurre principalmente en niños y jóvenes y luego el virus se torna latente en los ganglios de las raíces dorsales. Entonces se reactiva periódicamente, a lo largo de la vida, ocasionando episodios fundamentalmente benignos.
Una especie de amebas de la familia Acanthamoebidae que viven libremente en la tierra. Puede causar ENCEFALITIS y QUERATITIS en seres humanos.
Especie de bacteria aerobia gram negativa en forma de bastoncillo que comúnmente se aisla de muestras clínicas (heridas, quemaduras e infecciones del tracto urinario). Se encuentra también ampliamente disminuida en el suelo y el agua. La P. aeruginosa es un agente importante de las infecciones nosocomiales.
Infecciones del ojo causadas por agentes intracelulares minúsculos. Estas infecciones pueden producir inflamación severa en varias partes del ojo - conjuntiva, iris, párpados, etc. Varios virus han sido identificados como agentes causales. Entre ellos están Herpesvirus, Adenovirus, Poxvirus, y Myxovirus.
Filo de hongos que comprende a PARÁSITOS intracelulares muy pequeños con ESPORAS FÚNGICAS de origen unicelular. Tiene dos clases: Rudimicrosporea y MICROSPOREA.
Inflamación simultánea de la cornea y la conjuntiva.
Lentes de contacto hidrofílico utilizado por un período extendido o permanentemente.
Daño o trauma causado al ojo por medios externos. El concepto incluye tanto las lesiones superficiales como las intraoculares.
Infección viral del ganglio Gasseriano y de sus ramas nerviosas caracterizada por dolor y erupciones vesiculares con mucho edema. La afectación ocular usualmente es precedida por una vesícula en la punta de la nariz. Esta área es inervada por el nervio nasociliar.
Reino de organismos eucariónticos, heterotróficos que viven parasitamente como sáprobos, incluyendo las setas (AGARICALES), LEVADURAS, moho, etc. Se reproducen sexual o asexualmente, y tienen ciclos de vida que van desde los simples a los complejos. Los hongos filamentosos, habitualmente llamados mohos, se refieren a los que crecen como colonias multicelulares.
La claridad o nitidez de la VISIÓN OCULAR o la capacidad del ojo para ver detalles finos. La agudeza visual depende de las funciones de la RETINA, la transmisión neuronal, y la capacidad interpretativa del cerebro. La agudeza visual normal se expresa como 20/20 que indica que se puede ver a 20 pies lo que normalmente debería ser visto a esa distancia. La agudeza visual también puede ser influenciada por el brillo, el color y el contraste.
Especie Oryctolagus cuniculus, de la familia Leporidae, orden LAGOMORPHA. Los conejos nacen en las conejeras, sin pelo y con los ojos y los oídos cerrados. En contraste con las LIEBRES, los conejos tienen 22 pares de cromosomas.
Biguanidas are a class of oral hypoglycemic agents used primarily in the treatment of type 2 diabetes, acting to decrease hepatic glucose production and enhance peripheral glucose uptake and utilization.
Constituyente de la subunidad 40S de los ribosomas de eucariotas. El rARN 18S participa en la iniciación de la síntesis de polipéptidos en eucariotas.
Compuestos Aza se refieren a clases químicas orgánicas que contienen uno o más átomos de nitrógeno (azoto), reemplazando un átomo de carbono en un esqueleto de hidrocarburo.
Inflamación del iris que se caracteriza por inyección circumcorneal, acuosa brillante, precipitados queratóticos, y pupila contraída y perezosa junto con la decoloración del iris.
Infecciones por HONGOS del filo MICROSPORIDIA.
Vasos sanguíneos nuevos que se originan a partir de las venas corneales y que se extienden desde el limbo al ESTROMA CORNEAL adyacente. La neovascularización en el estroma corneal superficial y/o profundo es una secuela de numerosas enfermedades inflamatorias del segmento anterior del ojo, como el TRACOMA, la QUERATITIS intersticial viral, la QUERATOCONJUNTIVITIS microbiana y la respuesta inmune que se produce por un TRASPLANTE DE CÓRNEA.
Compuestos inorgánicos que contienen potasio como parte integral de la molécula.
Análogo de GUANOSINA que actúa como un antimetabolito. Virus son especialmente susceptibles. Es utilizado especialmente contra herpes.
Enumeración por conteo directo de viables, aisladas células bacterianas, arquea, o por hongos o esporas capaz de un crecimiento sólido en medios de cultivo. El método se utiliza habitualmente por los microbiólogos ambientales para la cuantificación de microorganismos en el AIRE, ALIMENTOS y AGUA, por los médicos para medir la carga microbiana de los pacientes microbiana, y en las pruebas de drogas antimicrobianas.
Inflamación, frecuentemente leve, de la conjuntiva ocasionada por una variedad de agentes virales. La participación conjuntival puede ser parte de una infección sistémica.
Procedimiento quirúrgico para corregir la MIOPIA mediante sustracción del SUSTANCIA PROPIA. Implica el uso de un microqueratomo para hacer una disección laminar de la CÓRNEA, creando un colgajo con EPITELIO CORNEAL intacto. Después de levantar el colgajo, el estroma medio subyacente se remodela con un LÁSER EXCÍMER y el colgajo se vuelve a colocar en su posición original.
Se refiere a cualquier inflamación de la esclera entre las que se incluyen la epiescleritis, afección benigna que sólo afecta a la epiesclera, que generalmente tiene una vida corta y que se trata fácilmente. La escleritis clásica, por otra parte, afecta tejidos más profundos y se caracteriza por tasas elevadas de pérdida de la agudeza visual y aún de mortalidad, particularmente en su forma necrotizante. Su síntoma característico es el dolor de cabeza general. La escleritis se ha asociado también con una enfermedad sistémica del colágeno. La etiología es desconocida pero se piensa que se produce una respuesta inmune local. El tratamiento es difícil e incluye la administración de agentes anti-inflamatorios e inmunosupresores como los corticoestereoides. La inflamación de la esclera también puede ser secundaria a una inflamación de los tejidos adyacentes, como la conjuntiva.
Amidinas sustituídas con un grupo benzeno. La benzamidina y sus derivados se conocen como inhibidores de peptidasa.
Sustancias que destruyen hongos al suprimir su capacidad para crecer o reproducirse. Difieren de los FUNGICIDAS, INDUSTRIALES en que defienden de los hongos que están presentes en los tejidos humanos o de otros animales.

La queratitis es un término médico que se refiere a la inflamación de la córnea, la membrana transparente en el frente del ojo. La córnea ayuda a proteger el ojo y también desempeña un papel importante en el proceso de visión al enfocar la luz que entra en el ojo.

La queratitis puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo infecciones bacterianas, virales, fúngicas o parasitarias, traumatismos, reacciones alérgicas, sequedad ocular y el uso prolongado de lentes de contacto. Los síntomas más comunes de la queratitis incluyen dolor o molestias en el ojo, enrojecimiento, lagrimeo, sensibilidad a la luz, visión borrosa y secreción del ojo.

El tratamiento de la queratitis depende de la causa subyacente. En casos leves, puede ser suficiente con gotas oftálmicas antibióticas o antiinflamatorias. Sin embargo, en casos más graves, puede ser necesario el uso de medicamentos antivirales o antifúngicos, y en algunas ocasiones incluso cirugía. Es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha queratitis, ya que una inflamación prolongada o no tratada puede conducir a complicaciones graves, como cicatrices corneales o pérdida de visión.

La queratitis por Acanthamoeba es una enfermedad rara pero grave de los ojos que está causada por la infección del parásito libre-viviente Acanthamoeba. Este microorganismo puede encontrarse en agua dulce, suelo, piscinas, spas y sistemas de agua contaminados. La queratitis por Acanthamoeba generalmente afecta a las personas que usan lentes de contacto, especialmente si no se siguen adecuadamente los procedimientos de limpieza e higiene recomendados.

La infección ocurre cuando la Acanthamoeba se adhiere a la superficie de la lente de contacto y luego penetra en la córnea, la membrana transparente que cubre la parte frontal del ojo. Una vez dentro de la córnea, el parásito puede multiplicarse y causar inflamación e infección, lo que lleva a los síntomas de queratitis por Acanthamoeba.

Los síntomas de esta enfermedad pueden incluir dolor ocular, enrojecimiento, lagrimeo excesivo, fotofobia (sensibilidad a la luz), visión borrosa y sensación de cuerpo extraño en el ojo. En casos graves, la queratitis por Acanthamoeba puede provocar úlceras corneales y pérdida permanente de la visión. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio que examinan muestras de tejido corneal para detectar la presencia del parásito.

El tratamiento de la queratitis por Acanthamoeba puede ser difícil y requiere medicamentos antiparasitarios específicos, como el cloruro de propamidina o el polihexanida, que se aplican directamente en el ojo. En algunos casos, es posible que sea necesario realizar un trasplante de córnea para reemplazar el tejido dañado. La prevención incluye el uso adecuado de lentes de contacto y la protección ocular durante las actividades acuáticas, ya que el agua puede ser una fuente de exposición al parásito.

La queratitis herpética es una inflamación de la córnea (la membrana transparente en el frente del ojo) causada por el virus del herpes simple (VHS), típicamente el tipo 1. Esta afección puede ser muy dolorosa y si no se trata adecuadamente, puede llevar a complicaciones graves que amenazan la visión.

Los síntomas de la queratitis herpética pueden incluir:
- Dolor o sensibilidad en el ojo
- Enrojecimiento
- Lagrimeo excesivo
- Sensación de cuerpo extraño en el ojo
- Visión borrosa
- Ojos llorosos
- Secreción del ojo
- Ulceras corneales

El virus del herpes simple se propaga generalmente a través del contacto directo con las lesiones de la piel o mucosas de una persona infectada. Una vez que una persona está infectada, el virus permanece inactivo (dormante) en algunas células nerviosas de su cuerpo y puede reactivarse en momentos de estrés físico o emocional, exposición al sol intensa, cambios hormonales u otras enfermedades.

El tratamiento para la queratitis herpética generalmente implica el uso de medicamentos antivirales, ya sea en forma de gotas oftálmicas o por vía oral. En casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. La prevención incluye evitar tocarse los ojos después de haber tenido contacto con alguien que tenga un brote de herpes labial u otra infección por VHS.

La queratitis dendrítica es una enfermedad inflamatoria de la córnea, la membrana transparente al frente del ojo. Se caracteriza por la presencia de úlceras epiteliales con patrones en forma de rama o arborescentes, que se asemejan a un árbol o a un dendrito. Estas lesiones son el resultado de una infección por el virus del herpes simple, normalmente el tipo 1, que también causa el herpes labial.

La infección ingresa generalmente por la superficie ocular y viaja a través de las terminaciones nerviosas sensoriales de la córnea, causando lesiones dendríticas en el epitelio corneal. Los síntomas pueden incluir dolor o molestias oculares, lagrimeo, fotofobia (sensibilidad a la luz) y visión borrosa.

El diagnóstico de queratitis dendrítica se realiza típicamente mediante un examen oftalmológico con tinción con fluoresceína, que ayuda a resaltar las úlceras en la córnea. El tratamiento inicial generalmente implica el uso de antivirales, como el aciclovir, en forma de gotas oculares, pomadas oftálmicas o incluso administración oral. En casos graves o recurrentes, se puede considerar la cirugía corneal para eliminar las lesiones y promover la curación.

La prevención de la queratitis dendrítica incluye el uso de precauciones al manipular lentes de contacto y evitar el contacto con personas que tengan infecciones activas por el virus del herpes simple, especialmente en los ojos. Si se sospecha una infección ocular, es importante buscar atención médica oftalmológica de inmediato para un diagnóstico y tratamiento precoces, lo que puede ayudar a prevenir complicaciones y reducir el riesgo de recurrencias.

La úlcera de córnea es una patología ocular que se define como una pérdida de sustancia y necrosis del tejido corneal, generalmente debido a infecciones microbianas, aunque también pueden ser causadas por factores traumáticos, químicos o térmicos. Las bacterias, los virus, los hongos y los protozoos pueden todos ser agentes etiológicos de úlceras corneales.

La sintomatología puede incluir dolor ocular, fotofobia (sensibilidad a la luz), lagrimeo, visión borrosa y enrojecimiento ocular. El signo clásico es una lesión blanquecina o grisácea en la córnea, rodeada por un infiltrado inflamatorio. El diagnóstico se realiza mediante una exploración clínica completa del ojo y, a veces, se requieren pruebas adicionales como cultivos corneales para identificar el agente patógeno específico.

El tratamiento temprano es crucial para prevenir complicaciones graves, como la perforación corneal o la pérdida de visión. El tratamiento puede incluir antibióticos, antivirales o antifúngicos, dependiendo del agente etiológico. En algunos casos, se pueden necesitar intervenciones quirúrgicas, como un trasplante de córnea, si la úlcera es grande, profunda o no responde al tratamiento médico.

Las infecciones fúngicas del ojo, también conocidas como micosis ocular, son infecciones que afectan diferentes partes del ojo y son causadas por hongos. Estas infecciones son relativamente raras en comparación con las infecciones bacterianas o virales.

Los hongos que comúnmente causan estas infecciones incluyen especies de Aspergillus, Fusarium, y Candida. La gravedad de la infección puede variar desde una afección superficial leve hasta una infección profunda que puede poner en peligro la visión o incluso ser potencialmente mortal.

Las infecciones fúngicas del ojo pueden afectar diferentes partes del ojo, incluyendo la córnea (queratitis fúngica), el iris y el cuerpo ciliar (uveítis fúngica), y el espacio entre el cristalino y la córnea (endoftalmitis fúngica).

Los síntomas de las infecciones fúngicas del ojo pueden incluir enrojecimiento, dolor, sensibilidad a la luz, visión borrosa, descarga, y formación de úlceras en la córnea. El tratamiento depende de la gravedad e la localización de la infección y puede incluir medicamentos antifúngicos tópicos, administrados por vía oral o incluso inyecciones intravitreales. En casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Las infecciones bacterianas del ojo son un tipo de trastorno ocular común que puede causar inflamación y daño a los tejidos oculares. Estas infecciones pueden afectar diferentes partes del ojo, incluyendo la superficie del ojo (conjuntiva e córnea), el espacio entre el párpado y el ojo (orbita) o incluso el interior del ojo.

Las bacterias más comunes que causan infecciones oculares son Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae y Pseudomonas aeruginosa. Estas bacterias pueden ingresar al ojo por diferentes vías, como tocar o frotarse los ojos con las manos sucias, usar lentes de contacto contaminadas o experimentar una lesión en el ojo.

Los síntomas de las infecciones bacterianas del ojo pueden variar dependiendo de la gravedad y la ubicación de la infección. Algunos síntomas comunes incluyen enrojecimiento, dolor, sensibilidad a la luz, secreción purulenta, visión borrosa y sensación de cuerpo extraño en el ojo.

El tratamiento para las infecciones bacterianas del ojo generalmente implica antibióticos, ya sea en forma de gotas oftálmicas, pomadas o tabletas orales. En casos graves o complicados, se puede requerir hospitalización y administración intravenosa de antibióticos. Es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha una infección bacteriana del ojo, ya que el retraso en el tratamiento puede conducir a complicaciones graves y posibles daños permanentes en la visión.

La córnea es la parte transparente y avanzada de la estructura del ojo que se encarga de refractar (dirigir) la luz hacia la parte posterior del ojo. Es una membrana fina, resistente y flexible compuesta por tejido conjuntivo con cinco capas: epitelio, membrana de Bowman, estroma, membrana de Descemet y endotelio. La córnea protege el ojo contra los daños mecánicos, desempeña un papel importante en la focalización de la luz y constituye aproximadamente dos tercios del poder refractivo total del ojo. Cualquier cambio en su claridad o integridad puede afectar significativamente la visión.

Acanthamoeba es un género de protozoos ameboides libres que se encuentran en una variedad de hábitats, incluyendo el agua dulce, suelo húmedo y aire húmedo. Son organismos ubiquitarios que pueden ser encontrados en casi todos los entornos naturales. Existen más de 20 especies diferentes de Acanthamoeba, pero solo unas pocas han sido asociadas con enfermedades en humanos y animales.

Las infecciones por Acanthamoeba pueden ocurrir cuando el organismo entra en contacto con tejidos dañados o con sistemas de defensa debilitados, como en los portadores de lentes de contacto, especialmente si se usan incorrectamente o no se limpian adecuadamente. La infección más común es la queratitis amebiana, una inflamación dolorosa y potencialmente grave de la córnea que puede causar ceguera permanente si no se trata a tiempo. Otras formas de infección por Acanthamoeba incluyen encefalitis granulomatosa y meningitis amebiana primaria, aunque estas son mucho menos comunes que la queratitis amebiana.

El diagnóstico de las infecciones por Acanthamoeba puede ser difícil y requiere pruebas especializadas, como el cultivo del organismo o la detección de anticuerpos específicos en muestras clínicas. El tratamiento suele implicar el uso de fármacos antiamebianos específicos, como la clorhexidina y la propamidina isetionato, que se utilizan para matar al organismo y reducir la inflamación asociada con la infección. La prevención es la mejor estrategia para evitar las infecciones por Acanthamoeba, lo que incluye el uso adecuado de lentes de contacto, la limpieza regular de los sistemas de filtración de agua y la evitación del contacto con aguas contaminadas.

Los lentes de contacto son dispositivos médicos correccionales y cosméticos que se colocan directamente sobre la córnea del ojo. Están diseñados para mejorar la visión alterada por diversas condiciones refractivas, como miopía (visión corta), hipermetropía (visión lejana), astigmatismo (deformación de la curvatura de la córnea) y presbicia (vista cansada relacionada con la edad).

Existen diferentes tipos de lentes de contacto, variando en materiales, diseños y programas de reemplazo. Los materiales pueden ser de hidrogel o de silicona hidrogel, mientras que los diseños incluyen esfera, tóricos (para astigmatismo), multifocales (para visión de cerca, intermedia y lejana) y especializados para enfermedades o condiciones oculares particulares. Los programas de reemplazo pueden ser diarios, bi-semanales, mensuales o hasta anuales, dependiendo del tipo de lente y las preferencias del usuario.

Es fundamental que los lentes de contacto sean recetados e instruidos por un profesional de la salud ocular calificado para garantizar una correcta adaptación, uso seguro y comodidad. El incumplimiento de las pautas de cuidado y manipulación adecuadas puede dar lugar a infecciones o complicaciones oculares potencialmente graves.

Las infecciones oculares son condiciones médicas en las que diversos microorganismos, como bacterias, virus, hongos o parásitos, invaden y se multiplican en cualquier parte del ojo o sus alrededores. Esto puede causar inflamación, enrojecimiento, picazón, dolor, lagrimeo y visión borrosa. Algunos tipos comunes de infecciones oculares incluyen conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva), blefaritis (inflamación del borde de los párpados) y queratitis (inflamación de la córnea). El tratamiento varía dependiendo del tipo y la gravedad de la infección, pero generalmente implica el uso de medicamentos como antibióticos, antivirales o antifúngicos. En casos graves, puede ser necesaria la intervención quirúrgica. Es importante buscar atención médica temprana si se sospecha una infección ocular para prevenir complicaciones y posibles daños permanentes en la visión.

La fusariosis es una infección causada por hongos del género Fusarium. Puede afectar a personas con sistemas inmunes debilitados, como aquellos con leucemia o HIV, así como a quienes han sufrido un trasplante de órganos. También puede ocurrir en individuos sanos, especialmente en forma de queratitis (infección del ojo) después de una lesión ocular o el uso de lentes de contacto.

Existen más de 50 especies de Fusarium, pero las más comúnmente asociadas con la fusariosis son F. solani, F. oxysporum y F. verticillioides. Estos hongos se encuentran ampliamente distribuidos en el medio ambiente, particularmente en el suelo y en plantas en descomposición.

La fusariosis puede manifestarse de diversas formas, dependiendo del sitio de infección. Las más comunes son las infecciones cutáneas y sistémicas. Las primeras suelen presentarse como lesiones necróticas en la piel que pueden extenderse a los tejidos subyacentes. Las infecciones sistémicas, por otro lado, pueden causar síntomas graves e incluso ser fatales, especialmente en personas con un sistema inmunitario debilitado. Estas infecciones pueden afectar a varios órganos, incluyendo los pulmones, el corazón, los riñones y el sistema nervioso central.

El diagnóstico de la fusariosis generalmente se realiza mediante cultivos microbiológicos o técnicas moleculares, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). El tratamiento suele implicar el uso de antifúngicos, aunque la efectividad puede variar dependiendo de la gravedad de la infección y la salud general del paciente.

La Natamicina es un fármaco antifúngico utilizado en el tratamiento y prevención de infecciones micóticas. Es un antibiótico policétido producido por la bacteria Streptomyces natalensis. Se emplea tópicamente, especialmente en dermatología, para tratar diversas afecciones cutáneas causadas por hongos, como pie de atleta, tiña y candidiasis. Su mecanismo de acción se basa en interferir con la biosíntesis de los esteroles en la membrana celular fúngica, lo que lleva a la pérdida de integridad y funcionalidad de la membrana, resultando en la muerte de la célula fúngica. Es importante recalcar que este fármaco no tiene actividad contra bacterias u otros microorganismos diferentes a los hongos.

En términos médicos, una "sustancia propia" se refiere a una sustancia química que es producida y secretada por las células de un organismo o sistema viviente en particular. Estas sustancias desempeñan diversas funciones importantes en el mantenimiento de los procesos fisiológicos normales y la homeostasis del cuerpo.

Un ejemplo bien conocido de una sustancia propia es la insulina, que es producida y secretada por las células beta del páncreas. La insulina desempeña un papel crucial en el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y proteínas, regulando la cantidad de glucosa en la sangre. Otra sustancia propia importante es la dopamina, un neurotransmisor que se produce en el cerebro y desempeña un papel crucial en los procesos cognitivos, afectivos y motores.

Las alteraciones en la producción o secreción de las sustancias propias pueden dar lugar a diversas condiciones clínicas y trastornos. Por ejemplo, una deficiencia en la producción de insulina puede conducir al desarrollo de diabetes tipo 1, mientras que un desequilibrio en los niveles de dopamina se ha relacionado con enfermedades como el Parkinson y la esquizofrenia.

La queratoplastia penetrante, también conocida como trasplante de córnea penetrante o keratoplastyka perforacyjna en algunos idiomas, es un procedimiento quirúrgico en el que se reemplaza completamente la porción central dañada o enferma de la córnea con tejido sano de una donante. La córnea es la capa transparente y delgada que cubre la parte frontal del ojo, y su claridad es esencial para una visión adecuada.

En esta cirugía, un cirujano oftalmólogo extirpa el tejido dañado de la córnea del paciente y lo reemplaza con una sección similar del tejido donante, llamada "botón corneal". El botón corneal se fija cuidadosamente en su lugar utilizando suturas muy finas. Después de la cirugía, el ojo necesita tiempo para curarse y adaptarse al nuevo tejido. Las suturas generalmente se retiran varios meses después del procedimiento.

La queratoplastia penetrante se realiza cuando los daños en la córnea son profundos y afectan tanto a las capas internas como externas, lo que no puede ser abordado mediante otras técnicas menos invasivas, como la queratoplastia lamelar profunda o la keratoplastyka szkiełkowa w profilaktyce en algunos idiomas. Algunas de las condiciones que pueden requerir una queratoplastia penetrante incluyen:

1. Queratosis bullosa hereditaria
2. Distrofias corneales (por ejemplo, distrofia de Fuchs o distrofia de lattice)
3. Cicatrices profundas causadas por traumatismos o quemaduras
4. Infecciones graves y recurrentes de la córnea (como el queratitis microbiano)
5. Queratocono avanzado o degeneración pellucida marginalis posterior
6. Failed grafts from previous corneal transplant surgeries

La queratoplastia penetrante es un procedimiento complejo que requiere experiencia y habilidad quirúrgica, así como un cuidadoso seguimiento posoperatorio para garantizar una curación adecuada y minimizar el riesgo de complicaciones. Los resultados visuales suelen ser buenos, pero pueden variar dependiendo de la causa subyacente del daño corneal y otros factores individuales.

La trifluridina es un fármaco antiviral que se utiliza principalmente en el tratamiento del herpes simple ocular. Se trata de un análogo de timidina sintética que se incorpora a los ácidos nucleicos virales, lo que impide su replicación y por lo tanto la propagación del virus.

En términos médicos, la trifluridina se clasifica como un antimetabolito. Esto significa que interfiere con el metabolismo normal de las células, en este caso las células infectadas por el virus del herpes simple. La trifluridina es eficaz contra los herpesvirus tipo 1 y tipo 2, incluyendo el virus varicela-zóster.

Se aplica directamente al ojo en forma de gotas oftálmicas o se utiliza en ungüento para tratar las úlceras corneales causadas por el virus del herpes simple. La trifluridina no es absorbida sistémicamente en cantidades significativas cuando se usa tópicamente, lo que la hace relativamente segura con poca absorción sistémica.

Los efectos secundarios más comunes de la trifluridina incluyen irritación ocular, ardor, picazón y lagrimeo. En casos raros, puede causar problemas más graves como glaucoma o cataratas si se usa durante un período prolongado. Por esta razón, generalmente se recomienda utilizar la trifluridina durante el tiempo más corto posible y bajo la supervisión de un médico.

Los lentes de contacto hidrofílicos, también conocidos como lentes de contacto no deshidratables o de alta retención de agua, son un tipo de lente de contacto soft que contiene una mayor proporción de agua en su matriz polimérica. Están diseñados para atraer y retener el agua, lo que les confiere una superficie más suave y lubricada.

La hidrofilia de estos lentes de contacto les permite mantener su transparencia y flexibilidad durante períodos prolongados, reduciendo así la sequedad ocular y la irritación asociadas con los lentes de contacto convencionales. Además, su alto contenido de agua facilita el intercambio de oxígeno entre el aire y la córnea, lo que contribuye a una mejor salud ocular.

Los lentes de contacto hidrofílicos son especialmente recomendables para aquellas personas que padecen sequedad ocular crónica, sensibilidad a las lentes de contacto o intolerancia a los lentes convencionales. Asimismo, su uso también está indicado en personas con ciertas afecciones oculares, como el síndrome del ojo seco o la queratoconjuntivitis vernal.

Entre los diferentes tipos de lentes hidrofílicos, cabe destacar los lentes de silicona hidrogel, que ofrecen una mayor permeabilidad al oxígeno y una excelente comodidad durante su uso prolongado. No obstante, antes de utilizar cualquier tipo de lente de contacto, es recomendable consultar con un especialista en oftalmología para determinar el tipo más adecuado en función de las necesidades y características individuales de cada persona.

Las soluciones para lentes de contacto son líquidos estériles especialmente formulados que se utilizan para limpiar, desinfectar, almacenar y humectar lentes de contacto. Estas soluciones contienen una combinación de ingredientes activos, como agentes surfactantes (para eliminar las proteínas, lípidos y otras impurezas), conservantes (para prevenir el crecimiento bacteriano) y humectantes (para mantener la suavidad y flexibilidad de los lentes).

Existen diferentes tipos de soluciones para lentes de contacto en función del tipo de lente y de las necesidades específicas del usuario. Algunas de ellas son:

1. Soluciones multiuso: Son las más comunes y se utilizan tanto para limpiar como para almacenar los lentes. Contienen conservantes y, en algunos casos, pueden no ser adecuadas para usuarios con ojos sensibles o secos.

2. Soluciones sin conservantes: Están indicadas para personas con ojos sensibles o secos, ya que no contienen conservantes que puedan irritar los ojos. Sin embargo, suelen ser más caras y requieren el uso de un frasco diferente cada día para mantener la esterilidad.

3. Soluciones específicas para lentes gas permeables: Estas soluciones están formuladas especialmente para limpiar y desinfectar lentes rígidos de gas permeable. Suelen incluir agentes abrasivos suaves para eliminar las depósitos de proteínas y lípidos que se acumulan en este tipo de lentes.

4. Soluciones hidrófilas: Se utilizan para humectar los lentes durante el día, especialmente si el usuario tiene los ojos secos o siente que las lentes se resecan con facilidad. Estas soluciones no suelen contener conservantes y pueden aplicarse directamente sobre el lente mientras se lleva puesto.

Para garantizar la correcta limpieza e higiene de los lentes de contacto, es importante seguir las recomendaciones del fabricante y del especialista en oftalmología. Además, es fundamental desechar los lentes y las soluciones caducadas o que presenten signos de deterioro, como cambios de color, olor desagradable o presencia de partículas en suspensión.

Los amebicidas son un grupo de fármacos utilizados para tratar infecciones causadas por protozoarios, específicamente por la ameba Entamoeba histolytica. Estas infecciones pueden manifestarse como disentería amebiana o amebiasis extraintestinal, que incluye abscesos hepáticos amebianos.

Algunos ejemplos comunes de amebicidas incluyen:

1. Metronidazol: Es el fármaco de primera línea para tratar la disentería amebiana y los abscesos hepáticos amebianos. Se administra por vía oral o intravenosa, según la gravedad de la infección.
2. Tinidazol: Es un agente antiamebiano similar al metronidazol, pero con una vida media más larga y una sola dosis puede ser suficiente para tratar la disentería amebiana leve a moderada.
3. Paromomicina: Se utiliza como un agente de segunda línea para tratar la disentería amebiana y se administra por vía oral. Es menos eficaz que el metronidazol o el tinidazol contra los abscesos hepáticos amebianos.
4. Diloxanida furoato: También se utiliza como un agente de segunda línea para tratar la disentería amebiana y se administra por vía oral. Se usa a menudo en combinación con otros amebicidas para garantizar la erradicación completa de la infección.
5. Iodoquinol: Es un agente antiamebiano que se utiliza para tratar la disentería amebiana y las infecciones intestinales asintomáticas causadas por E. histolytica. Se administra por vía oral.

Es importante recalcar que el tratamiento con amebicidas debe ser supervisado por un profesional médico, ya que cada fármaco tiene sus propias indicaciones, contraindicaciones y efectos secundarios. Además, es fundamental completar el curso completo del tratamiento para garantizar la erradicación completa de la infección y prevenir la resistencia a los medicamentos.

Las soluciones oftálmicas son medicamentos líquidos estériles especialmente formulados para su aplicación en los ojos. Estas soluciones contienen una variedad de fármacos, como antibióticos, antivirales, esteroides u otros agentes terapéuticos, destinados a tratar diversas afecciones oculares, aliviar los síntomas oculars y promover la salud ocular.

Las soluciones oftálmicas se presentan en diferentes concentraciones y volúmenes, dependiendo del medicamento y de la dosis prescrita. Algunas deben administrarse varias veces al día, mientras que otras pueden ser de uso diario o eventual, según lo determine el profesional médico.

Estas soluciones oftálmicas deben manipularse con cuidado y esterilidad para evitar la contaminación y garantizar su eficacia terapéutica. Además, antes de aplicar cualquier medicamento en forma de solución oftálmica, se recomienda lavarse las manos y limpiar cuidadosamente el área alrededor del ojo para minimizar el riesgo de infección o irritación.

En resumen, las soluciones oftálmicas son medicamentos líquidos estériles específicamente diseñados para su aplicación en los ojos con el objetivo de tratar diversas afecciones oculares, aliviar los síntomas y promover la salud ocular.

Las infecciones por Pseudomonas se refieren a la invasión y replicación de bacterias del género Pseudomonas en tejidos, sistemas o cavidades corporales, causando una variedad de cuadros clínicos que van desde infecciones superficiales hasta procesos sistémicos graves. La especie más comúnmente involucrada es Pseudomonas aeruginosa. Estas bacterias son ubiquitarias y pueden encontrarse en diversos ambientes húmedos, como suelos, aguas superficiales y sistemas de agua potable.

Las infecciones por Pseudomonas afectan predominantemente a individuos con un sistema inmunológico debilitado, aunque también pueden ocurrir en personas sanas. Los pacientes más susceptibles incluyen a aquellos con quemaduras graves, cáncer, fibrosis quística, diabetes mellitus y VIH/SIDA. Asimismo, el uso prolongado de antibióticos y catéteres también aumenta el riesgo de adquirir estas infecciones.

Los síntomas y manifestaciones clínicas dependen del sitio específico de la infección. Algunos ejemplos comunes de infecciones por Pseudomonas incluyen neumonía, septicemia, infecciones de piel y tejidos blandos, infecciones de las vías urinarias e infecciones oculares (como la queratitis).

El tratamiento de las infecciones por Pseudomonas generalmente involucra el uso de antibióticos antipseudomónicos efectivos, como las fluoroquinolonas, los carbapenémicos y los aminoglucósidos. La elección del antibiótico depende de la gravedad de la infección, la susceptibilidad del aislamiento bacteriano y el estado clínico general del paciente. En algunos casos, se pueden requerir combinaciones de antibióticos para lograr una mejor eficacia terapéutica. Además, es fundamental garantizar un manejo adecuado de los dispositivos médicos y eliminar cualquier fuente de infección, como los catéteres o drenajes, siempre que sea posible.

Fusarium es un género de hongos que pertenecen a la división Ascomycota. Son mohos generalmente filamentosos que se encuentran en una gran variedad de entornos, incluyendo el suelo, plantas, y material orgánico en descomposición. Algunas especies de Fusarium son saprofitas, es decir, viven del material orgánico muerto sin causar daño a las plantas o animales. Sin embargo, otras especies son fitopatógenos, lo que significa que causan enfermedades en las plantas.

En los seres humanos, ciertas especies de Fusarium pueden causar infecciones invasivas, especialmente en individuos con sistemas inmunológicos debilitados. Estas infecciones suelen ocurrir en personas que han tenido un trasplante de órganos, tienen cáncer, están recibiendo quimioterapia o radioterapia, o toman medicamentos inmunosupresores. Las infecciones por Fusarium pueden afectar la piel, los pulmones, los huesos y los tejidos blandos, y en casos graves, pueden diseminarse por todo el cuerpo.

El tratamiento de las infecciones por Fusarium puede ser difícil, ya que muchas especies son resistentes a los antifúngicos comunes. La terapia antifúngica generalmente implica la administración de medicamentos como voriconazol, posaconazol o amfotericina B, a veces en combinación con cirugía para eliminar el tejido infectado. La tasa de mortalidad asociada con las infecciones invasivas por Fusarium es alta, especialmente en personas con sistemas inmunológicos gravemente debilitados.

Las infecciones parasitarias del ojo son condiciones médicas en las que diferentes tipos de parásitos invaden y se multiplican en diversas partes del ojo, causando una variedad de síntomas y complicaciones. Estas infecciones pueden afectar tanto al tejido ocular como al sistema lagrimal.

Existen varios parásitos que pueden causar este tipo de infecciones, entre los cuales se encuentran:

1. Acanthamoeba: Son protozoos que comúnmente viven en agua dulce, agua de mar y suelo húmedo. Pueden infectar el ojo a través del uso de lentes de contacto contaminadas o exposición a agua contaminada. La infección por Acanthamoeba puede causar queratitis (inflamación de la córnea) y potencialmente conducir a pérdida de visión si no se trata adecuadamente.

2. Toxoplasma gondii: Es un parásito intracelular que se encuentra comúnmente en los gatos y sus heces, así como en la carne poco cocida o vegetales contaminados. La infección por Toxoplasma gondii puede causar uveítis (inflamación del iris y cuerpo ciliar) y posiblemente daño a la retina, especialmente en individuos inmunodeprimidos.

3. Leishmania: Son protozoos transmitidos por la picadura de mosquitos hematófagos infectados (como el flebotomo). Pueden causar conjuntivitis y queratitis, especialmente en personas con sistemas inmunes debilitados.

4. Onchocerca volvulus: Es un nemátodo (gusano redondo) transmitido por la picadura de mosquitos infectados. Puede causar oncocercosis ocular, una enfermedad que afecta el tejido conjuntivo del ojo y puede provocar ceguera si no se trata.

5. Loiasis: Es una filariasis (enfermedad parasitaria) causada por la lombriz Loa loa, transmitida por la picadura de moscas infectadas. Puede causar conjuntivitis y queratitis en personas con carga parasitaria alta.

El tratamiento de estas infecciones oculares parasitarias dependerá del tipo de parásito involucrado, la gravedad de la enfermedad y el estado del sistema inmunológico del paciente. El médico especialista en oftalmología trabajará junto con otros especialistas, como los infectólogos, para determinar el mejor plan de tratamiento. Los medicamentos antiparasitarios, las terapias antiinflamatorias y, en algunos casos, la cirugía pueden ser necesarios para tratar estas infecciones oculares parasitarias.

La administración tópica es una ruta de administración de medicamentos o sustancias en la que se aplican directamente sobre la piel, membranas mucosas, o las membranas mucocutáneas. Esto permite que el fármaco o sustancia se absorba localmente en el sitio de acción, reduciendo así la cantidad de droga que ingresa al torrente sanguíneo en comparación con otras rutas de administración, como la oral o parenteral.

La administración tópica puede realizarse mediante diversas formas farmacéuticas, tales como cremas, lociones, ungüentos, geles, parches transdérmicos, soluciones, colirios, y sprays. La eficacia de la administración tópica depende de varios factores, incluyendo la ubicación y el estado de la piel o membrana mucosa, la forma farmacéutica utilizada, y las propiedades físico-químicas del fármaco.

La administración tópica se utiliza comúnmente en el tratamiento de diversas afecciones dermatológicas, como el eczema, la psoriasis, el acné, y las infecciones cutáneas. También se emplea en el alivio del dolor localizado, el control de hemorragias menores, y la reducción de inflamación. Además, algunos medicamentos, como los parches de nicotina o de fentanilo, se administran tópicamente para ayudar a las personas a dejar de fumar o a controlar el dolor crónico.

Las enfermedades de la córnea se refieren a un grupo diverso de condiciones que afectan la claridad, integridad y funcionalidad de la córnea, que es la parte transparente y delgada en la superficie frontal del ojo. La córnea desempeña un papel crucial en el proceso de visión al proporcionar aproximadamente dos tercios del poder refractivo total del ojo, ayudando a enfocar los rayos de luz en la retina. Cualquier trastorno que dañe la estructura o integridad de la córnea puede resultar en deterioro visual grave o incluso ceguera.

Existen numerosas enfermedades y afecciones que pueden afectar la córnea, entre las que se incluyen:

1. Queratitis: Es una inflamación de la córnea que puede ser causada por infecciones, traumatismos, exposición al sol excesiva o uso prolongado de lentes de contacto. Las queratitis bacterianas, virales y fúngicas son comunes y pueden provocar úlceras corneales si no se tratan adecuadamente.

2. Degeneración Pellucida Marginal Inferior (DPMI): Es una enfermedad degenerativa progresiva que afecta la periferia inferior de la córnea, causando adelgazamiento y debilitamiento de la estructura corneal. La DPMI puede aumentar el riesgo de perforación corneal y otros daños estructurales.

3. Distrofias Corneales: Son trastornos hereditarios que afectan la estructura y transparencia de la córnea. Las distrofias más comunes incluyen la distrofia de Fuchs, distrofia endotelial de células granulares y distrofia epitelial map-dot-fingerprint. Estas afecciones suelen causar visión borrosa, dolor ocular y sensibilidad a la luz.

4. Queratocono: Es una enfermedad degenerativa progresiva que causa adelgazamiento y deformación de la córnea, lo que lleva a una disminución de la visión. El queratocono puede ser tratado con lentes de contacto especializados o cirugía refractiva.

5. Queratitis Puntata Superficial: Es una inflamación dolorosa de la superficie de la córnea, generalmente causada por el uso prolongado de lentes de contacto o exposición a entornos secos y polvorientos. La queratitis puntata superficial puede tratarse con lubricantes oculares y antibióticos tópicos.

6. Queratoconjuntivitis Vernal: Es una enfermedad alérgica que afecta la córnea y la conjuntiva, especialmente durante los meses primaverales y veraniegos. Los síntomas incluyen picazón intensa, lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz. La queratoconjunctivitis vernal puede tratarse con antihistamínicos y corticosteroides tópicos.

7. Pterigión: Es un crecimiento benigno de tejido conjuntival sobre la córnea, generalmente causado por la exposición prolongada al sol, el viento o el polvo. El pterigión puede tratarse con lubricantes oculares, corticosteroides tópicos o cirugía si interfiere con la visión.

8. Úlcera Corneal: Es una lesión dolorosa y potencialmente grave de la córnea, generalmente causada por una infección bacteriana, viral o fúngica. Las úlceras corneales pueden tratarse con antibióticos, antivirales o antifúngicos tópicos, dependiendo de la causa subyacente.

9. Distrofia Corneal: Es una enfermedad degenerativa hereditaria que afecta la estructura y la transparencia de la córnea. Las distrofias corneales pueden causar visión borrosa, dolor o sensibilidad a la luz y pueden requerir un trasplante de córnea si interfieren con la visión.

10. Queratocono: Es una enfermedad degenerativa no inflamatoria que causa el adelgazamiento y la deformación progresiva de la córnea, lo que lleva a una visión distorsionada y borrosa. El queratocono puede tratarse con lentes de contacto especiales, anillos intracorneales o trasplante de córnea si interfiere con la visión.

La blefaritis es una inflamación de los párpados que afecta especialmente la zona donde crecen las pestañas. Puede causar enrojecimiento, picazón, sensación arenosa y lagrimeo en los ojos. También puede producir costras y escamas en los párpados, particularmente al despertarse por la mañana.

Existen dos tipos principales de blefaritis:

1. Blefaritis anterior: Se produce en la parte exterior del párpado, donde el borde de las pestañas se une con el párpado. Por lo general, es causada por una infección bacteriana leve.

2. Blefaritis posterior: Afecta la parte interna del párpado, cerca del borde donde se encuentran las glándulas sebáceas. Esta forma de blefaritis a menudo está asociada con una afección cutánea llamada dermatitis seborreica, que también puede causar caspa y problemas en el cuero cabelludo.

La blefaritis es una afección crónica (de larga duración) que puede ser difícil de tratar y que tiende a reaparecer con frecuencia. Sin embargo, con un tratamiento adecuado y una buena higiene ocular, los síntomas suelen controlarse. Es importante buscar atención médica si se sospecha tener blefaritis, ya que puede derivar en complicaciones más graves como infecciones o cicatrización de las glándulas lagrimales, lo que podría conducir a la sequedad ocular crónica.

La micosis es un término médico que se refiere a una infección causada por hongos. Estos hongos pueden infectar la piel, el cabello o las uñas (infecciones superficiales) o sistemas corporales más profundos (infecciones sistémicas o invasivas). Los síntomas y signos varían dependiendo de la parte del cuerpo afectada y el tipo de hongo involucrado.

Las micosis superficiales son comunes y suelen tratarse fácilmente. Incluyen infecciones como la tiña (infección en la piel), la candidiasis cutánea (infección por el hongo Candida que causa irritación y enrojecimiento en la piel plegada o húmeda) y la pitiriasis versicolor (manchas marrones o blanquecinas en la piel).

Las micosis sistémicas son menos comunes, pero pueden ser graves. A menudo afectan a personas con sistemas inmunológicos debilitados, como aquellos con VIH/SIDA, diabetes o trasplantados de órganos. Algunos ejemplos de estas infecciones incluyen la histoplasmosis (inhalación de esporas de un hongo que vive en el suelo), la coccidioidomicosis (inhalación de esporas de un hongo que se encuentra en el suelo del suroeste de los Estados Unidos) y la aspergilosis (inhalación de esporas de un hongo que se encuentra en el polvo, en el aire o en material vegetal en descomposición).

El tratamiento depende del tipo de hongo involucrado y de la gravedad de la infección. Puede incluir medicamentos antifúngicos tópicos (cremas, lociones, polvos o champús) o sistémicos (pastillas o inyecciones).

La oncocercosis ocular, también conocida como cieguecera, es una enfermedad parasitaria causada por el nematodo Onchocerca volvulus. Es transmitida al ser humano a través de la picadura de simúlidos infectados (moscas negras). Los parásitos adultos se alojan en los tejidos subcutáneos y producen larvas microscópicas llamadas microfilarias. Cuando estas microfilarias mueren, liberan antígenos que desencadenan una respuesta inmunitaria exagerada, lo que provoca reacciones inflamatorias en los ojos y la piel.

La oncocercosis ocular puede causar diversos problemas oftalmológicos, como conjuntivitis crónica, queratitis (inflamación de la córnea), uveítis (inflamación del iris y el cuerpo ciliar) e incluso ceguera. La enfermedad afecta principalmente a las personas que viven en zonas rurales de África subsahariana, aunque también se encuentra en algunas áreas de América Central y del Sur.

El diagnóstico de la oncocercosis ocular se realiza mediante la observación microscópica de las microfilarias en muestras de piel o líquido conjuntival. El tratamiento suele implicar el uso de fármacos antiparasitarios, como ivermectina, que reducen la carga de microfilarias y previenen la progresión de la enfermedad. La prevención se basa en el control de los simúlidos y en la distribución masiva de fármacos antiparasitarios en las zonas endémicas.

Un trasplante de córnea, también conocido como queratoplastia penetrante, es un procedimiento quirúrgico en el que se elimina parcial o totalmente la córnea dañada del paciente y se reemplaza con una córnea sana de un donante. La córnea es la capa transparente en la parte frontal del ojo que ayuda a enfocar la luz para permitir la visión clara.

Los trasplantes de córnea suelen realizarse cuando las enfermedades de la córnea, como el queratocono, la distrofia de Fuchs, las cicatrices corneales profundas o el rechazo de un trasplante de córnea previo, han causado una visión significativamente disminuida o ceguera.

Durante el procedimiento, el cirujano extrae el tejido dañado y lo reemplaza con el tejido sano del donante. Luego, se utiliza sutura muy fina para mantener la nueva córnea en su lugar. Después de la cirugía, generalmente se requiere el uso de gotas para los ojos durante varias semanas para prevenir infecciones y ayudar a que la córnea sane adecuadamente.

El éxito del trasplante de córnea depende de varios factores, como la edad del paciente, el tipo y gravedad de la enfermedad o lesión corneal, y la capacidad del sistema inmunológico del paciente para aceptar el tejido donado. La mayoría de los trasplantes de córnea tienen éxito en restaurar la visión, aunque es posible que se necesiten gafas o lentes de contacto después del procedimiento para obtener una visión clara y nítida.

En terminología médica, el término "epitelio anterior" se refiere específicamente al tipo de tejido epitelial que cubre la superficie anterior del ojo, también conocida como la córnea. La córnea es una membrana transparente y avascular que desempeña un papel crucial en el proceso de visión al proporcionar aproximadamente dos tercios de la potencia refractiva total del ojo.

El epitelio anterior de la córnea está compuesto por varias capas de células epiteliales no queratinizadas, que son células planas y escamosas con núcleos prominentes. Estas células forman una barrera protectora contra el medio ambiente y desempeñan un papel importante en la absorción de oxígeno y nutrientes para mantener la salud y la transparencia de la córnea.

La renovación celular es una característica distintiva del epitelio anterior, ya que las células epiteliales se desprenden y reemplazan regularmente a un ritmo acelerado en comparación con otros tejidos epiteliales en el cuerpo. La capacidad de regeneración rápida del epitelio anterior es crucial para mantener la integridad estructural y funcional de la córnea y ayudar a prevenir infecciones y lesiones.

En resumen, el "epitelio anterior" se refiere específicamente al tejido epitelial no queratinizado que cubre la superficie anterior del ojo (la córnea) y desempeña un papel crucial en la protección, nutrición y absorción de oxígeno de la córnea, así como en el proceso de renovación celular.

La opacidad de la córnea se refiere a un estado en el que la córnea, la parte transparente y delantera del ojo, se vuelve nublada o nebulosa, lo que provoca una disminución en la agudeza visual. La córnea es responsable de aproximadamente el 60-75% de la potencia refractiva total del ojo, por lo que cualquier cambio en su transparencia puede afectar significativamente la visión.

La opacidad de la córnea puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo enfermedades infecciosas, traumatismos, trastornos congénitos, degeneraciones y distrofias corneales, quemaduras químicas o térmicas, y cicatrices corneales. Los síntomas pueden incluir visión borrosa, halos alrededor de las luces, sensibilidad a la luz, dolor ocular y enrojecimiento. El tratamiento depende de la causa subyacente y puede variar desde medicamentos hasta procedimientos quirúrgicos como un trasplante de córnea.

En términos médicos, las 'lágrimas' se definen como líquidos claros secretados por las glándulas lacrimales, ubicadas en la parte superior e interna de los párpados. Las lágrimas humedecen los ojos, los protegen, y ayudan a mantener su superficie limpia y libre de polvo y otras partículas extrañas. La película lagrimal que recubre el ojo está compuesta por tres capas: una capa externa aceitosa secretada por las glándulas de Meibomio, una capa intermedia acuosa producida por las glándulas lacrimales y una capa interna mucinosa generada por las células caliciformes del epitelio conjuntival.

Las lágrimas desempeñan un papel crucial en la salud ocular, ya que proporcionan lubricación, reducen el riesgo de infección y mantienen la integridad de la superficie ocular. La producción excesiva de lágrimas puede ser una respuesta refleja a estímulos como irritantes en los ojos, cuerpos extraños, luces brillantes o emociones intensas, como el llanto. Por otro lado, la deficiencia en la producción de lágrimas puede conducir a condiciones como el síndrome del ojo seco, que puede causar molestias y complicaciones en los ojos.

La amebiasis es una infección intestinal causada por un parásito protozoario llamado Entamoeba histolytica. Este parásito se encuentra principalmente en aguas contaminadas y alimentos mal cocidos, especialmente en regiones con condiciones sanitarias deficientes.

La amebiasis puede presentarse de dos maneras: asintomática o invasiva. En la forma asintomática, el parásito vive en el intestino grueso sin causar daño y el individuo infectado no presenta síntomas. Sin embargo, en la forma invasiva, el parásito invade los tejidos del intestino, lo que puede provocar diarrea líquida con sangre y moco (disentería amebiana), dolor abdominal, fiebre y malestar general. En casos graves, la infección puede diseminarse más allá del intestino e infectar otros órganos, como el hígado, lo que puede causar abscesos hepáticos amebianos.

El diagnóstico de la amebiasis se realiza mediante exámenes de heces para detectar el parásito o sus quistes. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas adicionales, como biopsias o ecografías, para confirmar la infección y determinar su gravedad.

El tratamiento de la amebiasis depende de la gravedad de los síntomas y del alcance de la infección. En casos leves, el tratamiento puede consistir en medicamentos antiprotozoarios que eliminan el parásito del intestino. En casos más graves, pueden ser necesarios antibióticos adicionales para tratar las complicaciones y prevenir la diseminación de la infección.

La prevención de la amebiasis implica medidas higiénicas básicas, como lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de usar el baño o antes de comer, y evitar el consumo de agua o alimentos contaminados. La cocción adecuada de los alimentos y la pasteurización del agua también pueden ayudar a prevenir la infección.

La perforación corneal es un término médico que se refiere a una abertura o rotura en la córnea, que es la capa transparente y delgada en la parte frontal del ojo. La córnea protege el ojo, controla su curvatura para enfocar la luz y desempeña un papel importante en el proceso de visión.

La perforación corneal puede ser causada por una variedad de factores, como lesiones oculares penetrantes, infecciones graves, úlceras corneales no tratadas, enfermedades oculares subyacentes o complicaciones quirúrgicas. Los síntomas más comunes incluyen dolor intenso, enrojecimiento ocular, sensibilidad a la luz, visión borrosa y secreción ocular anormal.

La perforación corneal es una afección grave que requiere atención médica inmediata. El tratamiento puede incluir antibióticos para prevenir infecciones, medicamentos antiinflamatorios para reducir la hinchazón y el dolor, parches oclusivos para proteger el ojo y, en algunos casos, cirugía para reparar la perforación. Si no se trata a tiempo, la perforación corneal puede conducir a complicaciones graves, como cicatrización corneal, glaucoma, infecciones o pérdida de visión.

El Herpesvirus Humano 1, también conocido como HSV-1, es un tipo específico de virus que pertenece al género Simplexvirus y a la familia Herpesviridae. Es un agente infeccioso que típicamente causa lesiones orales, comúnmente denominadas "fiebre amarilla" o "herpes labial".

La infección por HSV-1 generalmente se adquiere durante la infancia y una vez que una persona está infectada, el virus permanece en su cuerpo de por vida. A menudo, el virus permanece inactivo (en estado latente) en los nervios cerca de la columna vertebral y puede reactivarse en cualquier momento, provocando un nuevo brote de lesiones.

El HSV-1 se transmite principalmente por contacto directo con las lesiones o por contacto oral-oral con una persona que tenga el virus activo en la saliva. Después de la primera infección, el virus viaja a través de los nervios hasta llegar a las glándulas nerviosas cerca de la columna vertebral, donde permanece latente y puede reactivarse más tarde, provocando brotes recurrentes.

Los síntomas del HSV-1 incluyen ampollas dolorosas alrededor de los labios, la boca o las encías, que luego se convierten en úlceras abiertas y finalmente se curan sin dejar cicatriz. El brote inicial puede estar acompañado de fiebre, dolores de cabeza, dolor de garganta y ganglios linfáticos inflamados. Los brotes recurrentes suelen ser menos graves y duran aproximadamente una semana.

El diagnóstico del HSV-1 se puede sospechar basándose en los síntomas y se puede confirmar mediante pruebas de laboratorio, como cultivo viral o detección de ADN viral. El tratamiento generalmente implica el uso de medicamentos antivirales, que pueden ayudar a acortar la duración e intensidad del brote. La prevención se centra en evitar el contacto con personas infectadas y mantener una buena higiene personal.

Acanthamoeba castellanii es un tipo de ameba free-living que se encuentra comúnmente en el medio ambiente, incluidos los cuerpos de agua dulce, el suelo y el aire. Es un organismo unicelular protista que pertenece al género Acanthamoeba.

La ameba Acanthamoeba castellanii es conocida por su capacidad de causar infecciones oportunistas en humanos y animales, especialmente en personas con sistemas inmunes debilitados. Las infecciones más comunes causadas por esta ameba incluyen la queratitis amebiana, una infección de la córnea que puede provocar ceguera si no se trata a tiempo, y la encefalitis amebiana primaria, una infección del cerebro que es rara pero casi siempre fatal.

La ameba Acanthamoeba castellanii tiene dos etapas de vida: la trofozoita y la quiste. La etapa trofozoita es la forma activa y feeding de la ameba, mientras que la etapa quiste es la forma inactiva y resistente al medio ambiente. La ameba puede sobrevivir durante largos períodos de tiempo en la etapa quiste, lo que facilita su diseminación y supervivencia en diferentes entornos.

En términos médicos, el diagnóstico de infecciones causadas por Acanthamoeba castellanii puede ser desafiante ya que las amebas pueden parecerse a otras células inflamatorias y bacterias en muestras clínicas. Por lo tanto, se requieren técnicas especializadas de laboratorio para identificar y confirmar la presencia de esta ameba en muestras clínicas. El tratamiento de infecciones causadas por Acanthamoeba castellanii generalmente implica el uso de fármacos antimicrobianos específicos, como la clorhexidina y la polihexanida, que son eficaces contra las etapas trofozoita y quiste de la ameba.

'Pseudomonas aeruginosa' es un tipo de bacteria gramnegativa, aerobia y ubiquitaria, capaz de sobrevivir en una gran variedad de ambientes debido a su resistencia a diversos factores estresantes. Es un patógeno oportunista común que puede causar infecciones nosocomiales y community-acquired en humanos, especialmente en individuos inmunodeprimidos o con sistemas de defensa alterados.

Las infecciones por 'Pseudomonas aeruginosa' pueden manifestarse en diversas partes del cuerpo, incluyendo el tracto respiratorio, la piel, los oídos, los ojos y el tracto urinario. También es una causa importante de neumonía asociada a ventiladores y bacteriemia. La bacteria produce una variedad de virulencia factors, como exotoxinas A y S, lipopolisacáridos y proteasas, que contribuyen a su patogenicidad y capacidad para evadir el sistema inmune.

Además, 'Pseudomonas aeruginosa' es conocida por su resistencia a una amplia gama de antibióticos, lo que dificulta su tratamiento clínico. La detección y el control de la propagación de esta bacteria en entornos hospitalarios son cruciales para prevenir infecciones nosocomiales graves y potencialmente mortales.

Las infecciones virales oculares son condiciones médicas en las que un virus invade y se multiplica en alguna parte del ojo, causando síntomas desagradables. Los virus más comunes que causan infecciones oculares incluyen el adenovirus, el virus del herpes simple y el virus varicela-zóster.

Existen diferentes tipos de infecciones virales oculares, dependiendo de la parte específica del ojo afectada:

1. Conjuntivitis Viral: También conocida como "ojo rosado", es una inflamación del revestimiento transparente de los párpados y el blanco del ojo (conjuntiva). Los síntomas suelen incluir enrojecimiento, picazón, lagrimeo, descarga mucosa y sensibilidad a la luz.

2. Queratitis Herpética: Esta infección viral afecta la córnea (la parte transparente y delgada en la parte frontal del ojo). Puede causar dolor, fotofobia (sensibilidad a la luz), lagrimeo excesivo, visión borrosa y úlceras corneales.

3. Ojo de Culebra: Es una complicación rara pero grave de la infección por virus varicela-zóster (el mismo virus que causa la varicela y el herpes zóster). Los síntomas pueden incluir dolor intenso, enrojecimiento severo, hinchazón y formación de úlceras en la córnea.

El tratamiento de las infecciones virales oculares generalmente implica aliviar los síntomas con medidas de soporte, como compresas frías o calientes, lubricantes oculares y analgésicos suaves. En algunos casos graves, se pueden recetar antivirales específicos para ayudar a combatir la infección.

Es importante buscar atención médica si se sospecha una infección viral en el ojo, especialmente si los síntomas son graves o persisten durante más de unos pocos días. Las infecciones virales no tratadas pueden causar complicaciones graves y posiblemente conducir a la pérdida permanente de la visión.

Los microsporidios son un grupo diversificado de organismos unicelulares que se clasifican como hongos patógenos obligados. Se caracterizan por su pequeño tamaño (generalmente entre 1-4 micras) y la presencia de un esporo polar, que contiene una coiled tubular filamento utilizado para la infección de las células huésped. Los microsporidios pueden infectar una variedad de huéspedes, incluyendo insectos, peces, reptiles, aves y mamíferos, incluyendo a los seres humanos.

En humanos, la infección por microsporidios (microsporidiosis) se ha asociado con diversas condiciones, especialmente en individuos inmunodeprimidos, como aquellos con VIH/SIDA. Los síntomas de la infección pueden variar dependiendo del sitio de infección y el tipo de microsporidio involucrado, pero a menudo incluyen diarrea crónica, dolor abdominal, pérdida de peso y fatiga.

El diagnóstico de la microsporidiosis se realiza mediante la detección de esporos en las heces u otras muestras clínicas utilizando técnicas de microscopía o pruebas moleculares específicas. El tratamiento puede incluir antiparasitarios, como albendazol o fumagilina, aunque la resistencia a los medicamentos es común y el éxito del tratamiento puede ser variable.

La queratoconjunctivitis es una afección ocular que involucra la inflamación simultánea de la córnea (la superficie transparente del ojo) y la conjuntiva (la membrana mucosa que recubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo). Puede ser causada por varios factores, incluyendo infecciones virales, bacterianas o fúngicas, reacciones alérgicas, irritantes químicos o ambientales, y trastornos del sistema inmunológico.

Los síntomas más comunes de la queratoconjunctivitis incluyen enrojecimiento e hinchazón de los ojos, picor, ardor, lagrimeo excesivo, sensibilidad a la luz y visión borrosa. El tratamiento dependerá de la causa subyacente; por lo general, implica el uso de medicamentos antiinflamatorios, antibióticos o antivirales, y colirios artificiales para aliviar los síntomas. En casos graves o crónicos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

La definición médica de "lentes de contacto de uso prolongado" se refiere a lentes de contacto diseñadas para ser usadas continuamente durante un período extendido, generalmente durante varios días o incluso hasta dos semanas sin ser removidas. Estas lentes están hechas con materiales que permiten una mayor cantidad de oxígeno para llegar a la córnea, lo que reduce el riesgo de irritación y daño ocular.

Existen dos tipos principales de lentes de contacto de uso prolongado:

1. Lentes de contacto desechables diarias extendidas: Estas lentes están diseñadas para ser usadas durante un período de hasta dos semanas y luego desecharse. No requieren limpieza o desinfección regular, ya que se reemplazan con un par nuevo después del período especificado por el fabricante.

2. Lentes de contacto convencionales de uso prolongado: Estas lentes están diseñadas para ser usadas durante un período más largo, desde dos semanas hasta un mes o incluso hasta 30 días continuos de uso diurno y nocturno. Después del período especificado por el fabricante, las lentes deben ser retiradas, limpiadas, desinfectadas y almacenadas correctamente antes de volver a usarlas.

Es importante seguir las instrucciones del profesional médico y del fabricante cuidadosamente al usar lentes de contacto de uso prolongado para minimizar el riesgo de infección ocular y otros problemas relacionados con los ojos. Además, es fundamental someterse a exámenes regulares de la vista para garantizar un ajuste adecuado y la salud ocular continua.

Una lesión ocular se refiere a cualquier daño que ocurre en la estructura del ojo. Esto puede incluir daños en la córnea, el iris, el cristalino, la esclerótica, la retina o los vasos sanguíneos dentro del ojo. Las lesiones oculares pueden ser causadas por una variedad de factores, que incluyen traumatismos mecánicos, químicos o térmicos, infecciones o enfermedades sistémicas.

Los síntomas de una lesión ocular pueden variar dependiendo de la gravedad y la ubicación de la lesión. Algunos síntomas comunes incluyen dolor o molestia en el ojo, enrojecimiento, lagrimeo, visión borrosa, sensibilidad a la luz, manchas flotantes en el campo visual, y dolores de cabeza.

El tratamiento para las lesiones oculares dependerá del tipo y la gravedad de la lesión. Algunas lesiones menores pueden sanar por sí solas con descanso y cuidados personales, mientras que otras pueden requerir intervención médica o quirúrgica. Es importante buscar atención médica inmediata después de sufrir una lesión ocular, especialmente si hay dolor severo, pérdida de visión, o si el objeto que causó la lesión todavía está en el ojo.

Prevenir las lesiones oculares es siempre mejor que curarlas. Se recomienda usar protección ocular durante actividades que puedan representar un riesgo para los ojos, como trabajos de bricolaje, jardinería, deportes de contacto, y uso de productos químicos domésticos.

El herpes zóster oftálmico, también conocido como culebrilla ocular, es una complicación del virus varicela-zoster que causa la infección por chickenpox en la infancia. Después de recuperarse de la varicela, el virus permanece inactivo en el cuerpo y puede reactivarse décadas más tarde, causando herpes zóster.

Cuando el virus se reactiva y afecta al nervio oftálmico, que es el nervio craneal más largo y está conectado al ojo, provoca herpes zóster oftálmico. Esta afección se manifiesta como un grupo de ampollas dolorosas en uno o ambos lados del rostro, especialmente alrededor del ojo y la frente.

El herpes zóster oftálmico puede causar complicaciones graves, como inflamación de la córnea, úlceras corneales, glaucoma e incluso pérdida de visión si no se trata adecuadamente. Por lo tanto, es importante buscar atención médica inmediata si se sospecha de esta afección. El tratamiento temprano con medicamentos antivirales y analgésicos puede ayudar a aliviar los síntomas y prevenir complicaciones.

Los hongos (singular: hongo), también conocidos como mohos y levaduras en ciertos contextos, son organismos unicelulares o pluricelulares que pertenecen al reino Fungi. A diferencia de las plantas y animales, los hongos no contienen clorofila y por lo tanto no pueden realizar fotosíntesis. En su lugar, obtienen nutrientes descomponiendo materia orgánica muerta o parasitando plantas y animales vivos, incluidos los humanos.

En el cuerpo humano, los hongos normalmente viven en áreas húmedas y cálidas como la boca, las uñas, la piel y el tracto digestivo más bajo sin causar ningún daño. Sin embargo, si el sistema inmunológico se debilita o el equilibrio normal de hongos en el cuerpo se altera, los hongos pueden multiplicarse rápidamente y causar una infección fúngica (micosis).

Ejemplos comunes de micosis incluyen la candidiasis (infección por el hongo Candida), la dermatofitosis (como pie de atleta, tiña del cuerpo e infecciones de las uñas) y las histoplasmosis (una enfermedad pulmonar causada por el hongo Histoplasma capsulatum). El tratamiento de estas infecciones generalmente implica medicamentos antifúngicos, que pueden administrarse tópicamente, oralmente o incluso intravenosamente, dependiendo de la gravedad y la ubicación de la infección.

La agudeza visual es una medida de la capacidad del sistema visual para distinguir los detalles finos y la fineza de la visión. Se define generalmente como la medida más pequeña de un objeto o símbolo que las personas pueden identificar correctamente a una distancia específica, bajo condiciones estándar de luz y con su mejor corrección óptica. La agudeza visual normal es típicamente 20/20 en los Estados Unidos, lo que significa que una persona puede ver a 20 pies lo que la mayoría de las personas promedio pueden ver a la misma distancia. Una agudeza visual peor que 20/20 indica que la visión es peor que la normal, mientras que una agudeza visual mejor que 20/20 significa que la visión es mejor que la normal.

No hay una definición médica específica para "conejos". Los conejos son animales pertenecientes a la familia Leporidae, que también incluye a los liebres. Aunque en ocasiones se utilizan como mascotas, no hay una definición médica asociada con ellos.

Sin embargo, en un contexto zoológico o veterinario, el término "conejos" podría referirse al estudio de su anatomía, fisiología, comportamiento y cuidados de salud. Algunos médicos especializados en animales exóticos pueden estar familiarizados con la atención médica de los conejos como mascotas. En este contexto, los problemas de salud comunes en los conejos incluyen enfermedades dentales, trastornos gastrointestinales y parásitos.

Las biguanidas son un tipo de medicamento antidiabético que se utiliza para tratar la diabetes tipo 2. El fármaco más común de esta clase es la metformina, que ayuda a controlar los niveles de glucosa en la sangre al disminuir la producción de glucosa en el hígado y mejorar la sensibilidad a la insulina en las células musculares y adiposas.

Además de sus efectos hipoglucemiantes, las biguanidas también pueden ayudar a reducir la resistencia a la insulina, disminuir la absorción de glucosa en el intestino y reducir los niveles de lípidos en la sangre.

Los efectos secundarios comunes de las biguanidas incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y cambios en el sabor de la boca. En raras ocasiones, pueden causar acidosis láctica, una afección potencialmente mortal que se caracteriza por un aumento del ácido láctico en la sangre.

Las biguanidas están contraindicadas en pacientes con insuficiencia renal grave, enfermedad hepática, alcoholismo y en aquellos que toman ciertos medicamentos que puedan interactuar con ellas y aumentar el riesgo de acidosis láctica.

El ARN ribosómico 18S (también conocido como 18S rRNA) es una parte importante del ribosoma, el orgánulo celular donde ocurre la síntesis de proteínas. El "18S" se refiere a su tamaño aproximado de 1800 nucleótidos de longitud.

El ARN ribosómico 18S es una molécula de ARN presente en el pequeño ribosoma (40S en eucariotas y 30S en procariotas) y desempeña un papel crucial en la traducción del ARN mensajero (mRNA) en proteínas. Ayuda a formar el sitio de unión para el mRNA y los aminoácidos unidos a los ARN de transferencia (tRNA) durante el proceso de síntesis de proteínas.

La secuencia del ARN ribosómico 18S se utiliza a menudo en la sistemática molecular y la filogenia, ya que contiene regiones conservadas y variables que permiten comparar y clasificar organismos relacionados evolutivamente.

Los compuestos aza son compuestos orgánicos que contienen uno o más átomos de nitrógeno (N) en su estructura química. La palabra "aza" se deriva del latín "azoth", que a su vez proviene del árabe "al-zā’farān", que significa "azafrán". El azafrán es un compuesto químico natural que contiene nitrógeno, y de ahí viene el término "compuestos aza".

Estos compuestos se clasifican según la posición y el número de átomos de nitrógeno en su estructura. Algunos ejemplos comunes de compuestos aza incluyen las piridinas, las quinolinas, las isoquinolinas, los indoles y los piperidinas.

Estos compuestos tienen una amplia gama de aplicaciones en la industria química y farmacéutica. Se utilizan como intermedios en la síntesis de productos químicos y fármacos, y también tienen propiedades únicas que los hacen útiles en una variedad de aplicaciones, como catalizadores, sensores y materiales electrónicos.

En medicina, los compuestos aza se utilizan en la síntesis de una amplia gama de fármacos, incluyendo antibióticos, antivirales, antiinflamatorios, antihistamínicos y antidepresivos. La piridina, por ejemplo, es un componente clave en la síntesis de nicotina y niacina, dos compuestos que desempeñan un papel importante en el metabolismo humano.

En resumen, los compuestos aza son compuestos orgánicos que contienen uno o más átomos de nitrógeno en su estructura química. Tienen una amplia gama de aplicaciones en la industria química y farmacéutica y se utilizan en la síntesis de una variedad de fármacos y productos químicos útiles.

La iritis es una afección inflamatoria que afecta la parte anterior del ojo, específicamente el iris, que es la parte coloreada del ojo. Médicamente, se define como una inflamación de la úvea (membrana pigmentaria vascular) que involucra predominantemente al iris.

Esta inflamación puede causar enrojecimiento ocular, dolor, fotofobia (sensibilidad a la luz), visión borrosa y disminución de la agudeza visual. La iritis puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo infecciones, traumatismos, sistemas autoinmunes o enfermedades autoinflamatorias, y a veces puede ocurrir sin causa aparente (idiopática).

El tratamiento generalmente implica el uso de esteroides y dilatadores pupilares para reducir la inflamación y aliviar los síntomas. En algunos casos, también pueden recetarse antibióticos o antivirales si se sospecha una infección como causa subyacente. Es importante buscar atención médica temprana si experimenta síntomas de iritis, ya que la inflamación no tratada puede provocar complicaciones graves y posiblemente conducir a daños permanentes en la visión.

La microsporidiosis es una enfermedad infecciosa causada por microorganismos unicelulares llamados microsporidios. Estos patógenos invasivos pertenecen al grupo de los esporozoarios y son capaces de infectar a una amplia gama de huéspedes, incluidos los humanos. Se caracterizan por su pequeño tamaño (entre 1 y 4 micras) y su capacidad para formar esporas resistente a las condiciones ambientales adversas.

La infección se produce cuando las esporas de microsporidios son ingeridas o inhaladas, liberando entonces un tubo polar que permite la penetración del agente patógeno en las células del huésped. Dentro de estas células, los microsporidios se multiplican y forman nuevas esporas que pueden ser excretadas por el huésped y contagiar a otros individuos.

Los síntomas de la microsporidiosis varían dependiendo del órgano afectado, pero generalmente se manifiesta como una infección intestinal que cursa con diarrea profusa, dolor abdominal, náuseas, vómitos y pérdida de peso. En ocasiones, los microsporidios también pueden afectar a otros órganos como los ojos, el sistema respiratorio o el tejido muscular, provocando conjuntivitis, neumonía o miopatías, respectivamente.

La microsporidiosis es una enfermedad prevalente en personas inmunodeprimidas, especialmente aquellas con sida, aunque también puede afectar a individuos con sistemas inmunitarios debilitados por otras causas, como trasplantes o enfermedades autoinmunes. El diagnóstico se realiza mediante la identificación de esporas de microsporidios en muestras clínicas, como heces, líquido sinovial o biopsias tisulares, y el tratamiento consiste en la administración de fármacos antiparasitarios específicos, como albendazol o fumagilina.

La neovascularización de la córnea es un crecimiento anormal de vasos sanguíneos en la córnea, que generalmente se considera clínicamente significativo cuando penetra más allá de la mitad inferior del estroma corneal. Normalmente, la córnea es avascular y transparente, lo que permite un paso sin obstáculos de la luz hacia la retina. Sin embargo, diversas condiciones patológicas pueden desencadenar una respuesta angiogénica, resultando en la invasión vascular.

Este proceso puede causar diversas complicaciones, como opacidad corneal, distorsión de la visión y aumento del riesgo de infección. Las causas más comunes de neovascularización de la córnea incluyen deficiencias nutricionales, trauma ocular, inflamación o enfermedades oculares subyacentes como queratitis, úlceras corneales y degeneración marginal pellucida. El tratamiento puede incluir corticosteroides tópicos, inmunomoduladores, inhibidores de la angiogénesis y, en última instancia, una trasplante de córnea si el daño es irreversible.

Los compuestos de potasio son sales o ésteres que contienen iones de potasio (K+). El potasio es un elemento químico importante para la función normal de las células en el cuerpo humano. Se encuentra principalmente dentro de las células, mientras que el sodio se encuentra predominantemente fuera de las células. Este gradiente de concentración es crucial para la transmisión de impulsos nerviosos y la contracción muscular, incluyendo el músculo cardíaco.

Hay varios compuestos de potasio que tienen importancia en la medicina y la fisiología. Algunos ejemplos son:

1. Cloruro de potasio (KCl): Es una sal importante que se utiliza a menudo en el tratamiento de diversas afecciones, como desequilibrios electrolíticos, hipopotasemia (bajos niveles de potasio en la sangre) y ritmos cardíacos irregulares.

2. Bicarbonato de potasio (KHCO3): Se utiliza como un agente alcalinizante para tratar la acidosis metabólica, una afección en la que el cuerpo tiene niveles excesivos de ácido.

3. Citrato de potasio: Se utiliza en algunos medicamentos para prevenir la formación de cálculos renales al alterar la composición química del líquido urinario.

4. Hidróxido de potasio (KOH): Es una base fuerte que se utiliza en la industria, pero raramente se utiliza en la medicina debido a su alto grado de alcalinidad y capacidad de causar quemaduras graves en la piel y los tejidos.

5. Gluconato de potasio: Se utiliza como un suplemento de potasio en situaciones en las que el paciente no puede tomar cloruro de potasio por diversas razones.

6. Permanganato de potasio (KMnO4): Es un agente oxidante fuerte que se utiliza principalmente en la descontaminación del agua y en algunos tratamientos dermatológicos, pero rara vez se usa en la medicina interna.

Los suplementos de potasio deben utilizarse con precaución, ya que el exceso de potasio en el cuerpo puede ser peligroso y provocar hiperkalemia, una afección que puede causar arritmias cardíacas y paro cardíaco. Siempre consulte a un médico antes de tomar suplementos de potasio o cualquier otro medicamento.

Aciclovir es un fármaco antiviral sintético que se utiliza para tratar infecciones causadas por virus herpes simplex, virus varicela-zoster y virus del herpes zóster. Pertenece a una clase de medicamentos llamados análogos de nucleósidos.

El modo de acción del aciclovir se basa en su capacidad para inhibir la replicación del ADN viral, lo que impide que el virus se multiplique dentro de las células infectadas. Una vez inside las células, el aciclovir es fosforilado por las enzimas virales a su forma activa, el aciclo-GTP, que compite con el GTP natural para la incorporación al ADN viral en crecimiento. La incorporación del aciclo-GTP al ADN viral resulta en la terminación de la cadena de ADN y la inhibición adicional de la replicación del ADN viral.

El aciclovir se utiliza para tratar una variedad de infecciones virales, incluyendo:

* Infecciones por herpes simplex (HSV) tipo 1 y 2, como el herpes labial y el herpes genital
* Varicela
* Herpes zóster (culebrilla)
* Infecciones oculares causadas por el virus del herpes
* Prevención de la infección por el virus del herpes en personas con sistemas inmunes debilitados, como los que reciben quimioterapia o tienen VIH/SIDA.

El aciclovir se administra generalmente por vía oral, intravenosa o tópica (cremas o ungüentos). Los efectos secundarios comunes del aciclovir incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor de cabeza y erupciones cutáneas. En raras ocasiones, el aciclovir puede causar efectos secundarios graves, como daño renal o hepático, convulsiones o reacciones alérgicas.

El recuento de colonia microbiana es un método de laboratorio utilizado para contar y expresar cuantitativamente el número de organismos vivos microbianos, como bacterias o hongos, en una muestra. Este proceso implica la siembra de una dilución adecuada de la muestra sobre un medio de cultivo sólido apropiado, seguida de un período de incubación en condiciones controladas para permitir el crecimiento y multiplicación de los microorganismos presentes.

Después de la incubación, se cuentan visualmente las colonias formadas en cada plato o petri, representando cada colonia un grupo de organismos que han crecido a partir de un solo individuo original (unidad formadora de colonias o UFC) presente en la muestra inicial. La cantidad total de microorganismos en la muestra se calcula mediante la multiplicación del número de colonias contadas por el factor de dilución empleado.

El recuento de colonia microbiana es una técnica fundamental en microbiología, con aplicaciones en diversos campos, como la investigación, el control de calidad alimentaria, farmacéutica y cosmética, así como en el diagnóstico y seguimiento de infecciones.

La conjunctivitis viral es una inflamación de la conjuntiva, la membrana mucosa que recubre el interior de los párpados y la parte blanca del ojo (esclerótica). Se produce cuando un virus infecta esta área, causando enrojecimiento, picazón, lagrimeo y sensibilidad a la luz. A diferencia de la conjunctivitis bacteriana, generalmente no produce una descarga purulenta o espesa.

El virus se propaga fácilmente de persona a persona a través de las gotitas de fluido que salen de los ojos infectados al toser, estornudar o simplemente al tocarse. También puede propagarse al tocar objetos contaminados con el virus y luego tocarse los ojos. Los virus más comunes asociados con la conjunctivitis viral son los adenovirus y los enterovirus.

La conjunctivitis viral suele ser una afección leve y autolimitada, lo que significa que generalmente desaparece por sí sola en una o dos semanas. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas con medidas de soporte, como compresas frías o calientes, lubricantes oculares y analgésicos suaves. En algunos casos, los medicamentos antivirales pueden recetarse si se sospecha o confirma una infección por virus herpes simple.

La prevención es importante para evitar la propagación de la conjunctivitis viral. Esto incluye lavarse las manos con frecuencia, no tocarse los ojos y desinfectar regularmente las superficies y objetos que se tocan con frecuencia. Si alguien tiene conjunctivitis viral, debe mantenerse alejado del trabajo o la escuela hasta que los síntomas hayan desaparecido para minimizar el riesgo de infectar a otros.

La queratomileusis por láser in situ, también conocida como LASIK, es un procedimiento quirúrgico que utiliza un láser excímer para remodelar la córnea y corregir los defectos de refracción, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. Durante la cirugía de LASIK, se crea un flap delgado en la superficie de la córnea utilizando un microquerátomo o un láser de femtosegundo. El flap se dobla hacia atrás, exponiendo el tejido subyacente de la córnea. Luego, se utiliza un láser excímer para esculpir y remodelar la córnea, ajustando su curvatura para mejorar la visión. Después de que se completa la remodelación corneal, el flap se vuelve a colocar en su posición original, donde se adhiere naturalmente sin necesidad de suturas. El proceso es indoloro y los pacientes a menudo pueden ver una mejora significativa en su visión inmediatamente después del procedimiento.

La escleritis es una enfermedad inflamatoria que afecta la esclera, la capa blanca y dura del ojo. Puede causar dolor intenso, enrojecimiento y sensibilidad al tacto en el área afectada. A veces también puede provocar visión borrosa. Los síntomas suelen ser más graves que los de la episcleritis (una inflamación menos profunda) y pueden durar varias semanas o meses si no se tratan.

La escleritis puede ser primaria, cuando ocurre sin causa conocida, o secundaria, cuando está asociada con otras afecciones sistémicas como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico, escleroderma o enfermedad de Wegener. El tratamiento generalmente implica medicamentos para reducir la inflamación y aliviar el dolor, como antiinflamatorios no esteroideos (AINE), corticosteroides o inmunosupresores. En casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Las benzamidinas son un tipo de compuesto químico que se utilizan en la investigación médica y biológica como inhibidores de las enzimas. Se unen específicamente a la parte activa de ciertas enzimas, bloqueando su capacidad para participar en reacciones químicas.

En particular, las benzamidinas se utilizan a menudo como inhibidores de las enzimas proteasas, que descomponen las proteínas en el cuerpo. Al inhibir la actividad de estas enzimas, las benzamidinas pueden ayudar a prevenir la degradación de las proteínas y mantener su estructura y función normal.

Las benzamidinas también se han utilizado en el desarrollo de fármacos como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA), que desempeña un papel importante en la regulación de la presión arterial. Los inhibidores de la ECA se utilizan comúnmente para tratar la hipertensión y la insuficiencia cardíaca congestiva.

En resumen, las benzamidinas son un tipo de compuesto químico que se utiliza en la investigación médica y biológica como inhibidores de diversas enzimas, especialmente las proteasas y la ECA.

Los antifúngicos son un grupo de medicamentos que se utilizan para tratar infecciones causadas por hongos y levaduras. Estas infecciones pueden ocurrir en la piel, uñas, boca, genitales o en otros órganos internos. Los antifúngicos funcionan destruyendo o impidiendo el crecimiento de los hongos que causan la infección.

Existen diferentes tipos de antifúngicos, entre ellos se incluyen:

1. **Azoles**: Este grupo incluye medicamentos como el clotrimazol, miconazol, ketoconazol e itraconazol. Se utilizan para tratar infecciones superficiales y sistémicas.
2. **Polienos**: Los polienos, como la nistatina y la amfotericina B, se usan principalmente para tratar infecciones sistémicas graves.
3. **Echinocandinas**: Este grupo incluye anidulafungina, caspofungina y micafungina, y se utiliza sobre todo en el tratamiento de infecciones invasivas graves.
4. **Alilaminas**: La terbinafina es un ejemplo de este tipo de antifúngico, se usa comúnmente para tratar infecciones de la piel y uñas.

Es importante recordar que los antifúngicos solo deben ser utilizados bajo la prescripción y supervisión médica, ya que su uso incorrecto o excesivo puede causar efectos secundarios adversos y favorecer la aparición de resistencias microbianas.

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Queratitis herptica (limitada a un solo ojo). Encefalitis herptica Infeccin del recin nacido. ...
6. Queratitis crónica. Hemeralopia.. 7. Discromatopsia y Daltonismo. La prueba se realizará sin gafas o lentillas cromáticas. ...
Queratitis, conjuntivitis: ¿Cómo proteger los ojos en el agua este verano?. * Noticia guardada en tu perfil ...
Qué es la queratitis?. La queratitis es la inflamación de la córnea, que es esa capa transparente en forma de cúpula situada en ... Qué es la queratitis? ¿Tienes queratitis y quieres conocer sus causas? En este post te contamos todo acerca de esta inflamación ... La queratitis no infecciosa: Es aquella ocasionada por patologías como el ojo seco severo, comúnmente denominada queratitis de ... 1. La queratitis infecciosa es aquella inflamación de la córnea causada por bacterias (queratitis bacteriana), hongos, amebas, ...
Sin embargo, también es asociado a la sífilis congénita con o sin la coexistencia de queratitis intersticial. Las conjuntivitis ... Palabras clave : Iridosquisis bilateral; glaucoma ángulo cerrado; sífilis congénita; queratitis intersticial. · resumen en ...
Queratitis fúngica. Al igual que la queratitis por Acanthamoeba, la queratitis fúngica es una peligrosa infección de la córnea ... Queratitis por Acanthamoeba. Se trata de una infección muy grave y dolorosa de la córnea que puede causar dolor significativo y ...
Cómo pueden saber los médicos si tengo queratitis pilosa? Los médicos pueden saber si usted sufre queratitis pilosa ...
B02.33 Queratitis por herpes zóster*B02.34 Escleritis por herpes zóster*B02.39 Otras enfermedades oculares por herpes zóster ... B00.52 Queratitis por herpesvirus*B00.53 Conjuntivitis por herpesvirus*B00.59 Otras enfermedades oculares por herpesvirus ...
Artículo Queratitis Bacteriana: Cuando las bacterias atacan la córnea Leer ahora Artículo Descubren nueva capa de la córnea ...
Queratitis La queratitis es la inflamación de la córnea que puede producir una gran cantidad de signos, entre los que se ... La queratitis puede ser ocasionada por un proceso infeccioso, viral, bacteriano, por hongos, parásitos o por el uso de lentes ... El oftalmólogo indicará el uso de antibiótico en caso de una queratitis de origen bacteriano o por una Acanthamoeba; en el caso ... Ante la presencia de queratitis, el tratamiento dependerá de la causa que la esté originando. ...
Queratitis Fabricación mecánica. *Queratocono Fabricación mecánica. *Queratometría Fabricación mecánica. *Queratómetro ...

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