Saco epitelial de crecimiento lento, relleno de líquido, que se sitúa en el ápice de un diente con pulpa no vital o que tiene una restauración defectuosa del canal radicular.
Quistes que se encuentran en las mandíbulas y que surgen del epitelio que participa en la formación del diente. Ellos incluyen los quistes foliculares (ejemplo, quistes primordiales, quistes dentígeros, quistes multiloculares), quiste lateral periodontal, y quiste radicular. Pueden tornarse queratinizados (queratoquistes odontogénicos). Los quistes foliculares pueden producir ameloblastomas y, en raros casos, sufrir transformación hacia la malignidad.
Las enfermedades maxilares se refieren a diversas condiciones patológicas que afectan los huesos maxilares, incluyendo infecciones, tumores, traumatismos y displasias.
Los más comunes son quistes foliculares odontogénicos. Ellos ocurren en relación con un diente con erupción parcial o que no ha brotado con al menos la corona del diente al que está unido el quiste protruyendo dentro de la cavidad quística. Puede dar origen a un ameloblastoma y, en raras ocasiones, sufre transformación hacia la malignidad.
Las 'enfermedades mandibulares' se refieren a diversas condiciones patológicas que afectan la estructura, función o desarrollo de la mandíbula, incluyendo trastornos congénitos, infecciosos, traumáticos, neoplásicos y degenerativos.
Tumor epitelial inmaduro de la ARCADA OSEODENTARIA que se origina a partir de los restos epiteliales de Malassez o de otros remanentes epiteliales del periodo de desarrollo del ESMALTE. Es un tumor de crecimiento lento, generalmente benigno, pero que muestra una marcada tendencia al crecimiento invasivo.
Material líquido que se encuentra en cavidades o sacos recubiertos por epitelios.
Inflamación crónica no supurada del tejido periapical resultante de la irritación que se produce luego de una enfermedad de la pulpa o de un tratamiento de endodoncia.
Cánceres o tumores no específicos del MAXILAR o MANDÍBULA. Para las neoplasias del maxilar, está disponible el término NEOPLASIAS MAXILARES y para la mandíbula está disponible el término NEOPLASIAS MANDIBULARES.
Cualquier cavidad o saco cerrado lleno de líquido, revestido por EPITELIO. Pueden ser normales o anormales, con tejidos no tumorales o tumorales.
Enfermedad que afecta la raíz de un nervio espinal (ver RAÍCES DE NERVIOS ESPINALES) que puede ser ocasionada por compresión relacionada con DESPLAZAMIENTO DEL DISCO INTERVERTEBRAL; LESIONES DE LA MÉDULA ESPINAL; ENFERMEDADES DE LA MÉDULA ESPINAL; y otras afecciones. Las manifestaciones clínicas incluyen dolor radicular, debilidad, y pérdida de la sensibilidad referible a estructuras inervadas por la raíz del nervio afectado.
Las enfermedades maxilomandibulares se refieren a diversas afecciones que afectan los huesos y tejidos de la mandíbula superior (maxilar) e inferior, incluyendo trastornos congénitos, infecciosos, traumáticos o neoplásicos.
Dientes de la primera dentición que se pierden y son sustituidos por los dientes permanentes.
Término general para los QUISTES y las enfermedades quísticas del OVARIO.
Estructura intradérmica o subcutánea en forma de saco, cuya pared está formada por epitelio estratificado que contiene gránulos queratohialinos.
Haces pares de FIBRAS NERVIOSAS que entran y salen en cada segmento de la MÉDULA ESPINAL. Las raíces nerviosas dorsales y ventrales se unen para formar los nervios espinales mixtos de los segmentos. Las raíces dorsales son, generalmente, aferentes formadas por las proyecciones centrales de las células sensoriales de los ganglios espinales (raíz dorsal) y las raíces ventrales eferentes compuestas por los axones de las FIBRAS AUTÓNOMAS PREGANGLIONARES y motoras espinales.
Estado que se caracteriza por dolor que se irradia desde la espalda hacia la región glútea y la zona posterior/lateral de la pierna. La ciática puede ser una manifestación de la NEUROPATÍA CIÁTICA, RADICULOPATÍA (que afecta a las RAÍCES NERVIOSAS ESPINALES L4, L5, S1 o S2; y que a menudo se asocia con DESPLAZAMIENTO DEL DISCO INTERVERTEBRAL); o con lesiones de la COLA DE CABALLO.
Lesiones de las articulaciones no neoplásicas semejantes a tumores, desarrolladas desde la MEMBRANA SINOVIAL de una articulación a través de la CÁPSULA ARTICULAR dentro de los tejidos periarticulares. Se llenan de LÍQUIDO SINOVIAL con apariencia uniforme y translúcida. Se puede desarrollar un quiste sinovial en cualquier articulación pero lo mas común es que sea en la parte posterior de la rodilla, donde se conoce como QUISTE POPLÍTEO. Lesión nodular, semejante a un tumor, que se produce sobre o dentro de la vaina tendinosa o de la cápsula articular, especialmente en las manos, muñecas o pies. No es un verdadero quiste ya que carece de pared epitelial, y no se comunica con el espacio sinovial que está debajo. La lesión representa una acumulación focal de mucina en la dermis del aspecto dorsal de las falanges distales o, menos a menudo, de otras porciones de las extremidades.
La inyección de medicamentos, más frecuentemente analgésicos, en el canal espinal sin puncionar la duramadre.

Un quiste radicular, también conocido como quiste dentígero o quiste periodontal lateral, es un tipo de lesión de los tejidos periodontales (los tejidos que rodean y soportan los dientes). Se forma alrededor de la punta o la raíz de un diente, típicamente como resultado de una infección o irritación crónica.

Un quiste radicular comienza cuando el tejido conectivo que rodea la punta de la raíz de un diente se inflama y forma una bolsa llena de líquido. Con el tiempo, esta bolsa puede crecer y desplazar los tejidos circundantes, incluyendo el hueso alveolar (el hueso que soporta los dientes).

Los quistes radiculares suelen ser asintomáticos en sus etapas iniciales, pero pueden causar dolor, sensibilidad dental o inflamación si crecen lo suficiente. En algunos casos, incluso pueden provocar la pérdida del diente afectado.

El tratamiento de un quiste radicular generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste y, en algunos casos, la extracción del diente afectado. La endodoncia (tratamiento de conducto) también puede ser una opción de tratamiento en determinadas situaciones.

Los quistes odontogénicos son tipos específicos de quistes que se desarrollan a partir de los tejidos de los dientes. Se forman en el maxilar o la mandíbula y pueden crecer a medida que atrapan más tejido. Pueden variar en tamaño y algunos pueden volverse bastante grandes.

Existen varios tipos diferentes de quistes odontogénicos, incluyendo:

1. Quiste dentígero: Este es el tipo más común de quiste odontogénico. Se forma alrededor del tejido dental no erupcionado, como los dientes wisdom.

2. Quiste de folículo periodontal: Este quiste se desarrolla a partir del folículo que rodea un diente no erupcionado.

3. Quiste de erupción: Este tipo de quiste se forma cuando el tejido gingival sobre un diente en erupción se infecta o inflama.

4. Quiste globulomaxilar: Este es un quiste raro que se forma entre los incisivos superiores y el seno maxilar.

5. Quiste lateral de conductos: Este quiste se desarrolla a lo largo de los conductos de la raíz de un diente.

Los síntomas de los quistes odontogénicos pueden incluir dolor, hinchazón en la mandíbula o el maxilar, dientes flojos y dificultad para masticar o abrir la boca completamente. Sin embargo, algunos quistes odontogénicos pueden no causar síntomas y solo ser descubiertos durante exámenes dentales de rutina.

El tratamiento generalmente implica la extirpación quirúrgica del quiste. En algunos casos, también puede ser necesaria la extracción del diente afectado. El pronóstico es generalmente bueno si el quiste se diagnostica y trata temprano. Sin embargo, si se deja sin tratamiento, un quiste odontogénico grande puede dañar los tejidos circundantes, incluidos los huesos y los nervios, lo que podría provocar complicaciones graves.

Las Enfermedades Maxilares se refieren a un grupo diverso de condiciones patológicas que afectan los huesos maxilares superior e inferior. Estos huesos forman parte importante del sistema esquelético facial y desempeñan funciones vitales como la masticación, la deglución, el habla y la respiración.

Las enfermedades maxilares pueden ser congénitas o adquiridas. Las causas incluyen infecciones, traumatismos, tumores benignos o malignos, displasias óseas, trastornos sistémicos y reacciones adversas a medicamentos.

Algunos ejemplos comunes de enfermedades maxilares son:

1. Periodontitis: Es una enfermedad infecciosa que daña el tejido que soporta los dientes, incluidos los maxilares superiores e inferiores.

2. Quiste dentígero: Es un tipo de quiste odontogénico que se desarrolla a partir de los tejidos del germen del diente. Su crecimiento puede destruir el hueso maxilar.

3. Ameloblastoma: Es un tumor benigno pero agresivo que se origina en los tejidos odontogénicos del maxilar. Aunque raramente se vuelve canceroso, requiere tratamiento debido a su potencial destructivo.

4. Osteonecrosis de la mandíbula: Es la muerte del tejido óseo en la mandíbula, generalmente como resultado de una interrupción en el suministro de sangre al hueso. Puede ocurrir después de un procedimiento dental invasivo o como efecto secundario de ciertos medicamentos, especialmente aquellos utilizados para tratar el cáncer y la osteoporosis.

5. Fracturas maxilares: Se producen cuando hay una ruptura en los huesos maxilares debido a un traumatismo. Las fracturas pueden ser simples, donde solo está involucrado el hueso, o complejas, donde también están involucrados los tejidos blandos circundantes.

6. Cáncer de cavidad oral: Puede afectar cualquier parte de la boca, incluyendo las encías, el paladar, la lengua y el revestimiento interno de las mejillas. El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo importantes para este tipo de cáncer.

7. Enfermedad periodontal: Es una infección bacteriana que afecta los tejidos que soportan los dientes, incluyendo las encías y el hueso maxilar. Si no se trata, puede conducir a la pérdida de dientes y otros problemas de salud graves.

8. Tumores benignos del maxilar: Además de ameloblastomas, existen otros tumores benignos que pueden desarrollarse en el maxilar, como fibromas, mixomas y osteomas. Aunque no son cancerosos, pueden causar problemas funcionales y estéticos si crecen demasiado.

9. Quistes del maxilar: Son sacos llenos de líquido que se desarrollan en el hueso maxilar. La mayoría son benignos, pero algunos pueden convertirse en cáncer si no se tratan a tiempo.

10. Fracturas del maxilar facial: Las fracturas del maxilar facial pueden ocurrir como resultado de un traumatismo grave, como un accidente automovilístico o una pelea. Estas fracturas pueden ser complejas y requerir cirugía reconstructiva para repararlas correctamente.

Un quiste dentígero, también conocido como quiste folicular o quiste del tejido dental primitivo, es un tipo de quiste odontogénico. Se forma alrededor de los tejidos del germen del diente que no han erupcionado completamente. Está compuesto por tejido epitelial y está lleno de líquido o material quístico.

Los quistes dentígeros suelen estar asociados con el tercer molar (diente del juicio) no erupcionado, pero también pueden desarrollarse alrededor de otros dientes no erupcionados. Pueden crecer y expandirse, lo que puede provocar la destrucción del hueso circundante y posiblemente afectar a los dientes adyacentes.

Los síntomas pueden incluir dolor, inflamación o sensibilidad en la zona afectada. Sin embargo, algunos quistes dentígeros pueden no presentar síntomas y solo detectarse mediante radiografías dentales durante un examen dental rutinario. El tratamiento generalmente implica la extracción del diente afectado junto con el quiste. En casos más graves, se puede requerir una cirugía para extirpar el quiste.

Las enfermedades mandibulares se refieren a un grupo diverso de condiciones y trastornos que afectan la mandíbula, que es el hueso inferior de la cara y forma parte del sistema masticatorio. Estas enfermedades pueden ser causadas por diversos factores, como infecciones, traumatismos, trastornos genéticos o degenerativos, y tumores benignos o malignos.

Algunos ejemplos comunes de enfermedades mandibulares incluyen:

1. Desórdenes temporomandibulares (DTM): Este es un término genérico que se utiliza para describir una variedad de problemas que afectan la articulación temporomandibular (ATM), que conecta la mandíbula con el cráneo. Los síntomas pueden incluir dolor en la mandíbula, chasquido o ruido al abrir y cerrar la boca, limitaciones en el movimiento de la mandíbula y dolores de cabeza.
2. Osteonecrosis de la mandíbula: Esta es una condición en la que el hueso de la mandíbula se deteriora y muere como resultado de una mala irrigación sanguínea. Puede ser causada por diversos factores, incluyendo radioterapia, quimioterapia, infecciones y el uso prolongado de medicamentos que suprimen el sistema inmunológico o inhiben la formación de hueso.
3. Quistes y tumores de la mandíbula: Los quistes y tumores pueden desarrollarse en la mandíbula y causar diversos síntomas, como dolor, hinchazón, dificultad para masticar o tragar y movimientos anormales de la mandíbula. Algunos quistes y tumores son benignos, mientras que otros pueden ser cancerosos.
4. Fracturas de la mandíbula: Las fracturas de la mandíbula pueden ocurrir como resultado de traumatismos, accidentes o lesiones deportivas. Pueden causar dolor, hinchazón, moretones y dificultad para masticar o hablar.
5. Enfermedades periodontales: Las enfermedades periodontales, como la gingivitis y la periodontitis, pueden afectar los tejidos que rodean los dientes y el hueso de la mandíbula. Pueden causar síntomas como encías inflamadas, sangrantes y doloridas, mal aliento y dientes flojos o sueltos.

El tratamiento de estas condiciones depende de la gravedad y la causa subyacente. Puede incluir medicamentos, terapias, cirugía u otros procedimientos médicos o dentales. Si experimenta alguno de los síntomas mencionados anteriormente, es importante que consulte a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Ameloblastoma es un tipo raro de tumor benigno, pero agresivo que se origina en las células del tejido dental llamadas ameloblastos. Normalmente se desarrolla en la mandíbula o maxilar y puede crecer lentamente durante un período de tiempo, invadiendo gradualmente los huesos adyacentes.

Los síntomas más comunes de ameloblastoma incluyen hinchazón y dolor en la mandíbula o cara, dientes flojos, problemas para masticar o abrir la boca completamente, y protuberancias anormales en las encías. En algunos casos, el tumor puede crecer sin causar ningún síntoma y ser descubierto accidentalmente durante un examen dental de rutina.

El tratamiento de ameloblastoma generalmente implica la extirpación quirúrgica del tumor y una parte del hueso afectado. En algunos casos, se puede realizar una reconstrucción del hueso después de la cirugía. Aunque el ameloblastoma es un tumor benigno, tiene una alta tasa de recurrencia si no se extirpa por completo. Por lo tanto, es importante recibir un seguimiento médico a largo plazo después del tratamiento.

El líquido quístico es un tipo de fluido generalmente descrito como ser amarillento, claro o ligeramente turbio, que se acumula en una estructura cerrada denominada quiste. Este líquido puede contener diversas sustancias, dependiendo del origen y el tipo de quiste. Puede contener células, proteínas y/o lípidos en diferentes proporciones. En algunos casos, el líquido quístico puede ser estéril, mientras que en otros puede estar infectado o contaminado con microorganismos.

Es importante mencionar que el líquido quístico no siempre es patológico, ya que a veces se forma de manera fisiológica en ciertas partes del cuerpo humano, como por ejemplo, en los quistes sébáceos o en los quistes de Baker (poplíteos). Sin embargo, en otras ocasiones, la presencia de líquido quístico puede estar asociada a procesos patológicos, como quistes pancreáticos, quistes renales, quistes ováricos, entre otros. El análisis del líquido quístico puede proporcionar información valiosa sobre el origen y la naturaleza del quiste, lo que puede ayudar a guiar el manejo clínico y el tratamiento adecuado.

Un granuloma periapical es una lesión inflamatoria crónica que se forma en el tejido periapical (el tejido que rodea la punta de la raíz del diente) como resultado de una infección bacteriana que se ha extendido desde la pulpa dental necrosada (el tejido blando dentro del diente). Se caracteriza por la presencia de granulomas, pequeñas masas de tejido conectivo crónicamente inflamado que contienen células inmunes y depósitos de tejido cicatricial.

La formación de un granuloma periapical comienza cuando las bacterias presentes en la pulpa dental necrosada invaden los tejidos circundantes, lo que provoca una respuesta inflamatoria del sistema inmune. Las células inmunes, como los neutrófilos y los macrófagos, se acumulan en el sitio de la infección y liberan citocinas proinflamatorias, lo que lleva a la formación de granulomas.

Los síntomas del granuloma periapical pueden incluir dolor dental leve o agudo, sensibilidad al calor o al frío, e hinchazón o absceso en los tejidos circundantes. El tratamiento suele implicar la endodoncia, un procedimiento que elimina la pulpa dental necrosada y desinfecta el conducto radicular, seguido de un relleno del conducto con un material biocompatible para evitar una nueva infección. En algunos casos, puede ser necesaria la extracción del diente afectado.

Neoplasia es un término general que se refiere al crecimiento celular anormal o a la multiplicación de células en un lugar donde normalmente no deberían estar. Cuando se utiliza el término "neoplasias maxilomandibulares", nos referimos específicamente a los crecimientos anormales en las áreas de la mandíbula y el maxilar, que son los huesos que forman parte del cráneo y desempeñan un papel importante en la función oral, incluyendo masticación, habla y respiración.

Las neoplasias maxilomandibulares pueden ser benignas o malignas (cáncer). Las neoplasias benignas suelen crecer más lentamente y no se diseminan a otras partes del cuerpo, mientras que las neoplasias malignas tienen un potencial de invasión y metástasis más alto.

Algunos ejemplos de neoplasias maxilomandibulares benignas incluyen ameloblastomas, mixomas y osteocondromas. Por otro lado, algunos ejemplos de neoplasias maxilomandibulares malignas son carcinomas de células escamosas, sarcomas y melanomas.

El tratamiento de las neoplasias maxilomandibulares depende del tipo, el tamaño, la ubicación y la etapa del crecimiento anormal. Puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos enfoques. La detección y el tratamiento precoces son cruciales para mejorar los resultados y aumentar las posibilidades de curación.

Un quiste es un saco pequeño lleno de líquido, aire u otra sustancia. Se forma alrededor de una estructura normal de tejidos u órganos del cuerpo. Los quistes pueden ocurrir en casi cualquier parte del cuerpo. Pueden crecer en la piel, los órganos internos como el hígado, riñones y ovarios, así como también en tejidos conjuntivos.

La mayoría de los quistes son benignos (no cancerosos), pero algunos pueden ser malignos (cancerosos). Su tamaño puede variar desde ser tan pequeños que no se puedan sentir, hasta ser lo suficientemente grandes como para desplazar los órganos cercanos.

Los quistes suelen desarrollarse sin causar ningún síntoma y a menudo se descubren durante exámenes médicos de rutina o por casualidad. Sin embargo, si un quiste se rompe, infecta o causa inflamación, entonces podría producir dolor o molestias. El tratamiento depende del tamaño, ubicación y tipo del quiste. Algunos quistes desaparecen sin tratamiento, mientras que otros pueden necesitar ser drenados o incluso extirpados quirúrgicamente.

La radiculopatía es un término médico que se utiliza para describir la irritación y/o lesión de las raíces nerviosas espinales. Estas raíces nerviosas salen de la columna vertebral y llevan señales desde el sistema nervioso central al resto del cuerpo. Cuando se dañan, pueden causar una variedad de síntomas, dependiendo de dónde se encuentre la lesión.

Los síntomas más comunes de la radiculopatía incluyen dolor intenso, entumecimiento, hormigueo o debilidad en los brazos o las piernas. El dolor a menudo se describe como agudo y punzante, y puede empeorar con ciertas posiciones o movimientos. La radiculopatía cervical (que afecta al cuello) puede causar dolor, entumecimiento o debilidad en el brazo o la mano, mientras que la radiculopatía lumbar (que afecta a la parte baja de la espalda) puede causar dolor, entumecimiento o debilidad en la pierna o el pie.

La radiculopatía puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo hernias discales, estenosis espinal, espondilolistesis, osteoartritis y traumatismos. El tratamiento dependerá de la causa subyacente y puede incluir fisioterapia, medicamentos para aliviar el dolor, inyecciones de esteroides o, en casos graves, cirugía.

Las enfermedades maxilomandibulares se refieren a un grupo de trastornos que afectan la articulación temporomandibular (ATM) y los músculos circundantes, así como los huesos maxilares y mandibulares. Estas enfermedades pueden causar dolor, rigidez, limitación del movimiento de la mandíbula, ruidos articulares y otros síntomas desagradables que pueden afectar significativamente la calidad de vida de los pacientes.

La ATM es la articulación que conecta la mandíbula con el cráneo y permite movimientos como la masticación, el habla y la deglución. Las enfermedades maxilomandibulares pueden ser causadas por diversos factores, incluyendo traumatismos, trastornos degenerativos, displasias articulares, infecciones, tumores y enfermedades reumáticas.

Algunas de las enfermedades maxilomandibulares más comunes incluyen la disfunción temporomandibular (DTM), la osteoartrosis de la ATM, la artritis reumatoide y los tumores de la ATM. El tratamiento de estas enfermedades depende del tipo y gravedad del trastorno y puede incluir medidas conservadoras como fisioterapia, terapia cognitivo-conductual y medicamentos, o intervenciones más invasivas como cirugía articular o reemplazo de la ATM.

Es importante buscar atención médica especializada en caso de presentar síntomas relacionados con las enfermedades maxilomandibulares, ya que un diagnóstico y tratamiento precoces pueden ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la prognosis del paciente.

Los dientes primarios, también conocidos como dientes de leche o temporales, se refieren a los primeros conjunto de dientes que erupcionan en la boca de un niño. Su función principal es ayudar en la masticación de alimentos, así como en la formación correcta de la cavidad oral y el desarrollo del habla. Por lo general, un humano tiene 20 dientes primarios, diez en la mandíbula superior y diez en la inferior. Comienzan a aparecer alrededor de los seis meses de edad y continúan hasta aproximadamente los dos años y medio años de edad. Después de esto, empiezan a caerse gradualmente para dar paso a los dientes permanentes o secundarios.

Los quistes ováricos son sacos llenos de líquido que se desarrollan en uno o ambos ovarios. La mayoría de los quistes ováricos son benignos (no cancerosos) y no presentan síntomas, especialmente si son pequeños. Sin embargo, algunos quistes ováricos pueden causar dolor leve al lado del abdomen donde se encuentra el quiste, molestias durante las relaciones sexuales o durante la menstruación, o un aumento en el flujo menstrual.

Los quistes ováricos pueden ser funcionales o no funcionales. Los quistes funcionales suelen desaparecer por sí solos después de uno o dos ciclos menstruales. Por otro lado, los quistes no funcionales pueden persistir y crecer más grandes, lo que puede aumentar el riesgo de torsión ovárica (giro del ovario), rotura del quiste o incluso cáncer de ovario en algunos casos.

El diagnóstico de quistes ováricos generalmente se realiza mediante una ecografía transvaginal o abdominal, que permite al médico ver el tamaño y la ubicación del quiste. En algunos casos, se pueden necesitar pruebas adicionales, como análisis de sangre o tomografías computarizadas, para determinar si el quiste es benigno o canceroso.

El tratamiento de los quistes ováricos depende del tamaño, la ubicación y el tipo de quiste, así como de la edad y la historia médica de la persona. Los quistes pequeños y asintomáticos pueden ser monitoreados con ecografías regulares para asegurarse de que no estén creciendo o cambiando. Si un quiste causa síntomas, como dolor o hinchazón abdominal, se puede considerar la extirpación quirúrgica del quiste.

En general, los quistes ováricos son comunes y suelen ser benignos. Sin embargo, si una persona experimenta síntomas persistentes o inexplicables, como dolor abdominal o cambios menstruales, debe buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir un tratamiento adecuado.

Un quiste epidérmico, también conocido como quiste sebáceo, es un crecimiento benigno (no canceroso) del tejido cutáneo. Se compone de una cavidad llena de líquido o material semisólido similar al queso, que está rodeada por una pared delgada y blanquecina. La mayoría de los quistes epidérmicos surgen de las glándulas sebáceas dañadas o bloqueadas en la piel.

Estos tipos de quistes suelen ser pequeños, redondos o ovalados, y pueden moverse ligeramente bajo la piel. Por lo general, no causan dolor a menos que se infecten o irriten. A menudo aparecen en el rostro, cuello, espalda, pecho u otras partes del cuerpo donde haya glándulas sebáceas.

Aunque la mayoría de los quistes epidérmicos son inofensivos y no requieren tratamiento, algunos pueden convertirse en cancerosos. Por lo tanto, si nota cambios en el tamaño, forma o color del quiste, o si le causa dolor o incomodidad, debe consultar a un médico. El tratamiento puede incluir la extracción quirúrgica del quiste o, en casos raros, la extirpación de tejido adicional para asegurarse de que no haya células cancerosas presentes.

Las raíces nerviosas espinales, también conocidas como radículas, se refieren a los fascículos de fibras nerviosas que emergen desde el lado anterior (ventral) de la médula espinal. Cada raíz nerviosa espinal está formada por axones de neuronas que transportan señales entre el sistema nervioso central y el resto del cuerpo.

Las raíces nerviosas espinales se agrupan en pares, cada par correspondiendo a un nivel específico de la columna vertebral. Cada par está compuesto por una raíz anterior (motora) y una raíz posterior (sensitiva). La raíz anterior contiene axones que se originan en los núcleos motorios de la médula espinal y llevan señales hacia los músculos efectores. Por otro lado, la raíz posterior está formada por axones procedentes de las neuronas pseudounipolares del ganglio raquídeo adyacente, responsables de transmitir información sensorial desde la piel, músculos y articulaciones hacia el sistema nervioso central.

Las raíces nerviosas espinales se unen para formar los nervios espinales, que salen del conducto vertebral a través de los forámenes intervertebrales y llevan señales a y desde diferentes regiones del cuerpo. Los problemas en las raíces nerviosas espinales pueden causar diversos síntomas neurológicos, como dolor, entumecimiento, debilidad muscular o pérdida de reflejos, dependiendo del nivel y la gravedad del daño.

La ciática es un síndrome doloroso que se produce cuando el nervio ciático o sus raíces sufren una compresión o irritación. El nervio ciático es el más largo y grande del cuerpo humano, ya que se extiende desde la parte inferior de la espalda, atraviesa las nalgas, los muslos, las piernas e incluso llega a los pies.

El dolor de ciática suele comenzar en la zona lumbar baja y puede irradiarse a lo largo del trayecto del nervio, provocando molestias que van desde una sensación leve de hormigueo o entumecimiento hasta un dolor intenso e incapacitante. En algunos casos, el dolor se agrava al sentarse, estar de pie por periodos prolongados, toser, estornudar o incluso durante la noche.

La ciática puede ser causada por diversas afecciones, entre las que se incluyen:

- Hernias discales: Cuando el disco intervertebral se desplaza y comprime una raíz nerviosa.
- Estenosis espinal: Un estrechamiento del canal raquídeo que comprime el nervio ciático.
- Síndrome piriforme: La compresión del nervio ciático por el músculo piriforme, localizado en la nalga.
- Espasmos musculares: Los espasmos musculares en la zona lumbar pueden comprimir el nervio ciático y provocar dolor.

El tratamiento de la ciática dependerá de la causa subyacente, pero generalmente incluye medidas conservadoras como reposo relativo, fisioterapia, ejercicios de estiramiento y fortalecimiento, terapia con calor o frío, y medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación. En casos graves o persistentes, puede ser necesario recurrir a tratamientos más invasivos, como inyecciones de esteroides o cirugía.

Un quiste sinovial es un saco lleno de líquido que se forma en una articulación, usualmente como resultado de la irritación o lesión repetida. Normalmente, la membrana sinovial produce un fluido lubricante y protector para las articulaciones. Sin embargo, cuando está irritada, puede desarrollar protuberancias llenas de líquido que se denominan quistes sinoviales. Estos quistes pueden variar en tamaño y a menudo se encuentran alrededor de los dedos, especialmente en la base de la uña o detrás del nudillo. Aunque generalmente no son dolorosos, pueden causar incomodidad, particularmente si interfieren con los movimientos normales de las articulaciones. En algunos casos, el tratamiento puede involucrar drenaje del líquido o, en casos más graves, cirugía para extirpar el quiste.

Una inyección epidural es un procedimiento médico en el cual se introduce un medicamento, generalmente un anestésico local o un corticosteroide, en el espacio epidural que rodea la médula espinal. Este espacio está lleno de grasa y tejido conectivo y contiene vasos sanguíneos y nervios raquídeos.

La inyección se realiza a través de una aguja insertada en la columna vertebral, normalmente en la región lumbar o cervical. El medicamento puede ayudar a aliviar el dolor causado por inflamación o irritación de los nervios raquídeos, como ocurre en afecciones tales como hernias discales, estenosis espinal o neuralgia postherpética.

Las inyecciones epidurales suelen ser un tratamiento ambulatorio y no requieren hospitalización. Sin embargo, antes de realizar el procedimiento, se pueden solicitar exámenes de imagenología, como radiografías o resonancias magnéticas, para ayudar a guiar la aguja hacia el lugar correcto.

Aunque las inyecciones epidurales suelen ser seguras cuando son administradas por personal médico capacitado, pueden existir riesgos e inconvenientes asociados con este procedimiento, como dolor de espalda temporal, dolor en el sitio de la inyección, infección, sangrado o daño a los nervios raquídeos.

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