Los exámenes hematológicos son pruebas de laboratorio que se realizan en una muestra de sangre para evaluar la salud y el funcionamiento de los componentes celulares de la sangre, como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. Estos análisis pueden proporcionar información valiosa sobre diversas condiciones clínicas, como infecciones, anemias, coagulopatías, enfermedades del sistema inmunológico y trastornos hematológicos. Algunos de los exámenes hematológicos más comunes incluyen:
1. Conteo sanguíneo completo (CSC): midiendo la cantidad absoluta de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas en la sangre.
2. Hemograma diferencial: analizando el tipo y porcentaje de diferentes glóbulos blancos (neutrófilos, linfocitos, monocitos, eosinófilos y basófilos).
3. Pruebas de coagulación: evaluando la capacidad de la sangre para coagularse y formar coágulos, como el tiempo de protrombina (TP) y el tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa).
4. Perfil de química sanguínea: midiendo los niveles de diferentes sustancias en la sangre, como electrolitos, glucosa, lípidos y proteínas.
5. Pruebas de función plaquetaria: evaluando la capacidad de las plaquetas para adherirse y agregarse, lo que es importante para la formación de coágulos y la homeostasis.
6. Pruebas de ferroquímica: midiendo los niveles de hierro en la sangre, como la ferritina y la transferrina, para evaluar el estado del hierro y la capacidad de transporte.
7. Pruebas de virología y serología: detectando anticuerpos o material genético de patógenos específicos en la sangre, como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el virus de la hepatitis B (VHB).
Estas pruebas pueden ayudar a diagnosticar y monitorizar diversas condiciones médicas, como anemias, trastornos de coagulación, enfermedades infecciosas y trastornos metabólicos.